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Guias e Dicas
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La Inquisicion en Espana Final, Notas de estudo de Filosofia

patrologia, filosofia na idade média.

Tipologia: Notas de estudo

2013

Compartilhado em 21/05/2013

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BERNARDINO LLORCA, S. d. TERCERA EDICIÓN EDITORIAL LABOR, S. A. http:/Awww.obrascatolicas.com COLECCION PRO ECCLESIA ET PATRIA LA INQUISICIÓN EN ESPANA POR BERNARDINO LLORCA, S. J. CON LICENCIA ECLESIÁSTICA TERCBRA EDICIÓN 1954 EDITORIAL LABOR, S. A, RARCELONA - MADRID - BUENOS AIRES RIO DE JANEIRO - MÉXICO - MONTEVIDEO http:/Awww.obrascatolicas.com 6 BERNARDINO LLORCA cumentos pontificios (y alguno de los Reyes) relacio- nados con la Inquisición espafola durante su primer período constitucional desde 1478 a 1525. Muchos de ellos habian sido ya impresos principalmente por el P. Fidel Fita (1); pero existian otros muchos inéditos, y, por otra parte, era necesario tenerlos todos juntos en una edición uniforme y ai alcance de todos. Es verdad que nos hemos circunscrito casi exclusiva- mente a los documentos que se guardan en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, si bien hemos juntado algunos del Archivo Vaticano y otros Archivos, no en- -'contrados en Madrid ; ciertamente, nos consta que en el Archivo Vaticano se pueden encontrar todavia otros documentos complementarios ; pero con esta colección poseemos las fuentes pontilicias más importantes y básica para la Inquisición espafola. Con ulteriores trabajos se podrá completar y perfeccionar nuestro Bulario. Más aún. Debemos lamentar vivamente que por la circunstancia de imprimirse la obra en Roma se deslizaran bastantes erratas de imprenta y otros defectos similares ; pero éstas serán subsanadas por la buena voluntad de los lectores. Con esto tenemos ya adelantâdo un importante tra- bajo para nuestro plan ulterior de presentar al público espanol una historia más voluminosa y completa de la Inquisición espariola, en la que estamos trabajando. Mucho debemos trabajar todavia, y, sobre todo, será necesario buscar y estudiar- otros muchos materiales que yacen en los archivos ; pero no queremos escatimar esfuerzo ninguno para llegar al final de un plan que tanto tiempo hemos acariciado. Por esto, mientras llega el día en que podamos ofrecer nuestra obra mayor, nos limitamos a reproducir esta (1) En et mismo Bulario..., pág. 7 y 5., puede verse un elenco completo de las diversas ediciones de Bulas sobre la Inquisi- ción espaíola. He aquí las citas del P. FiDEL Frra : en Boletin. dela R. Acad. dela Hist., 15, pág. 459ys. ; 16, págs. 314y s. | | LA INQUISICIÔN EN ESPARA 7 edición, introduciendo en ella solamente las correcciones que en multitud de citas exige la aparición del Bulario, y algunas otras de escasa importancia. Además pro- curamos completar la bibliografia, incluída al final de esta obrita. * om * Esto supuesto, y repitiendo algunas ideas de la pri- mera edición, creemos oportuno dar a conocer, al menos de una manera general, los trabajos que se han reali- zado últimamente en el estudio y publicación de fuentes, indispensables para dar la mayor objetividad posible al juício sobre la Inquisición espahola. Ante todo debe ser conmemorado el escritor ale- mán E. Schãfer, el cual, sobre un estudio de los procesos y de las actas pertenecientes a las relaciones de la In- quisición con los protestantes espafioles, presentó una exposición amplia y bien fundamentada sobre sus pro- cedimientos. Al mimo tipo de trabajos de investigaciones perte- necen las publicaciones del P. Fidel Fita, en las que Teproduce la mayor parte de las Bulas Pontificias y diversos documentos reales referentes al origen y pri- mer desarrollo de la Inquisición en Espaia. Todo ello acompaniado de atinadísimas observaciones críticas sobre la verdadera actuación de los primeros inquisidores. Este estudio del desarrollo, digámoslo así, oficial de la primera Inquisición queda completado con la publica- ción hecha por el mismo benemérito crítico, de diversos procesos y actas de la Inquisición pertenecientes al mismo período. Aniádase a esto el trabajo del ilustre polígrafo Me- néndez y Pelayo, quien, aunque no escribió de asiento ninguna obra sobre la Inquisición espaiola, sin embargo, en el marco general de su « Historia de los heterodoxos espanioles » dió cabida a muchos asuntos particulares http:/Awww.obrascatolicas.com x 8 BERNARDINO LLORCA del Santo Oficio, los cuales, según su costumbre, estudió sobre una buena base de documentación original e inédita. Si a esto se juntan los estudios sobre algunos procesos de la Inquisición, incipiente hechos por los seiiores Ma- nuel Serrano y Sanz, y Ramón de Santa Maria, publica- dos en el Boletin de la Real Academia de la Historia, y los más recientes sobre el proceso contra Fr. Luis de León, Francisco Sánchez de las Brozas y algunos otros hechos sobre diversos humanistas, quedará indi- cado todo lo que se ha producido de algún valor cien- -tífico durante los últimos decenios. A ello hemos procurado contribuir nosotros con nuestras sencillas aportaciones. Iniciamos ya en 1930 nuestros trabajos de investigación referente a la Inqui- sición espafiola. El primero fué nuestro estudio sobre los procesos de los alumbrados, que presentamos en alemán, como tesis doctoral en la Universidad de Mu- nich (1). Para ello tuvimos que ver varias docenas de procesos de la Inquisición y una gran cantidad de actas de diversa índole que dan a conocer la actividad de los inquisidores. Con esto nos creímos autorizados para dar una idea general sobre el procedimiento del Santo Oficio en lo que se refiere a los alumbrados. Posterior- mente publicamos ese mismo trabajo, refundido y aumentado, en lengua espafiola, y, sobre todo, enrique- cido con mayor abundancia de documentos originales. Mas, por desgracia, este segundo trabajo, cuya impresión habia terminado en julio de 1936, quedó todo él conver- tido en pasta de papel durante la Guerra espanola, y solamente se han salvado un par de ejemplares (2). Mucho mejor suerte cupo en estas circunstancias a este Manual de « La Inquisición espahola ». Terminada (1) Die spanische Inquisition und die « Alumbrados ». Bona, 4 1934. (2) La Inquisición espaíiola y los Alumbrados (1509-1667). En Biblioteca de « Estudios Eclesiásticos », n.º 4. Madrid, 1936. LA INQUISICIÓN EN ESPANA 9 también su impresión poco antes de estallar la Guerra civil espafola, pudo, sin embargo, permanecer oculto juntamente con las existencias de la colección « Pro Ecclesia et Patria », y al terminar la Guerra el aão 1939, salió, finalmente, a la luz pública. Por esto, aunque lleva el afo 1936 como ahio de su publicación, en realidad no apareció hasta 1939, en que pudimos ver los primeros ejemplares de un hijo que creíamos perdido y mártir de los rojos, Un trabajo ulterior que hemos realizado en orden al conocimiento de la práctica dela Inguisición espahola, fué un estudio detenido sobre los procesos más anti- guos. No hay duda que esté estudio es de suma trascen- dencia para el conocimiento de la primera actividad de la Inquisición, que forma la base de sus procedimientos, en los siglos siguientes, Afortunadamente poseemos to- davia gran cantidad de documentos que ilustran este interesante periodo. A ellos pertenecen, por un lado, los centenares de procesos de fa Inquisición de Toledo, algunos de los cuales son ya conocidos, y que nosotros hemos seguido estudiando; y por otro, varias series enteramente desconocidas hasta el presente y que abar- can los primeros decenios de la Inquisiciôn espafiola. Nos referimos a los de la Inquisición de Valencia, de la que hemos podido estudiar algunos centenares, y log que se conservan de la de Teruel de los afos 1484-1487, menos en número, pero sumamente instructivos. A estos trabajos, que ya habíamos hecho al dar a la imprenta en 1935 ei presente Manual, debemos aiiadir ahora varios, publicados posteriormente en diversas re- vistas, todos los cuales pueden verse reunidos en el apéndice 1. De este modo, repetimos, aunque no nos sentimos capacitados todavia para presentar una his- toria amplia y completa de la Inquisición, creemos poseer una base suficientemente segura para dar una síntesis q idea general de la misma. http:/Awww.obrascatolicas.com 12 BERNARDINO LLORCA Caríruro V Organización de Ia Inquisteión .................ollr..o 1. Razón de haber sustituído a la Inquisición medieval. 2. Dificultades pontificias contra la nueva Inquisición. 3. Reacción producida en Espafia por las disposiciones pontificias ........ OGoNoBHODODooDPLvocaDaDO DIGO Dao 4. Creación del Inquisidor general y organización defi nitiva de la Inquisición. .......cirecestcrcreroo 5. Puntos más característicos de la organización de ta Inquisición espafiola ..........ciiiiciciiccccrro CGapíruLo VI El primer Inquisidor general, tray Tomás de Torquemada .. 1. Característica personal de Torquemada ............ 2. El Tribunal de Ciudad Real. Su traslación a Toledo. 3. El Tribunal de Zaragoza. San Pedro de Arbués 4. Los Tribunales de Teruel, Valencia y Cataluía .... CaríruLo VII Procedimientos : denuncias y acusación ..............., 1. Denuncias y diversas cuestiones relacionadas con ellas. 2. Prisión preventiva. Las cárceles secretas .... 3, Primeras audiencias CaríruLo VIIK Defensa y pruebas de testigos - Primera defensa del abogado o letrado .. » La prueba de testigos . El secreto de los nombres de los testigos. . - Publicación de testigos y testigos de abono. . Cuestlón del torménto e ga CapíTULO IX Castigos de la Inquisición. Auto de fe.. 1. Sentencia final. ... o 2. Las penas más graves de la Inquisición espaíola.. Eh ANMHO GU LO qoooono Do nan ond BacapaoaapapaadaDanaos Págs. 91 91 94 100 105 14 121 121 124 138 154 168 169 179 184 188 196 196 198 202 207 213 LA INQUISICIÓN EN ESPANA 13 CarítTuLO X Acontecimientos más notables de ia Inquislción......... 1. El cardenal Cisneros y el inquisidor Lucero. ...... . Relaciones de la Inquisición con los humanistas. .. . La Enquisición espafiola y el Protestantismo .. - Los alumbrados y los místicos esparioles .. . Antonio Pérez CapíruLo XI Cuestiones generales. Fin de la Inquisición .............. 2. Los Índices de libros prohibidos. La Inquisición y la Ciencia. aa 2. Declive y supresión de la Inquisición . ConcLusióN : Juício de. conjunto sobre la Inquisiclón ... APÉNDICE I. Trabajos del autor sobre la Inquisición espa- END gopoovesooGocooDo don DDDDooDNos Do Da cp Dano DoD ado APÉNDICE II. Bibliografia selecta sobre Ja Inquisielón .... Ilustraciones. http:/Awww.obrascatolicas.com 284 284 295 302 315 317 321, CapíruLo I A manera de introducción 1. Al tratar de exponerlo que fué y lo que hizo la Inquisición en Espaíia, vienen espontáneamente: a la memoria los nombres de algunos historiadores que han escrito sobre ella o, al menos, el hecho mismo de la extraordinaria abundancia de libros acerca de la Ingui- sición. En efecto, “quién que esté medianamente ins« truído en las chestiones generales de cultura no sabe que Liorente escribió largas diatribas contra tan teirible tribunal? «Quién no está prevenido por éste y por otros escritores contra la actividad de los siempre temidos inquisidores? ;Quién no tiene lena la cabeza de las innumerables patraiias que se han esparcido y se espar- cen aún en nuestros días contra el Santo Oficio? Y esto aun tratândose de personas bien intenciona- das y de principios sanos Y ortodoxos. Porque si escu- chamos a los adversarios tradicionales de la Iglesia católica y a todos aquellos que sistemáticamente hacen la guerra à todas sus instituciones Y enserianzas, oire- mos verdaderas monstruosidades contra la Inquisición Y contra los principios en que se basaba.el sistema inquisitorial. Para los tales la Inguisigión es como Ja encarnación y quintaesencia de todo lo malo y per- verso ; el sistema inquisitorial es sinónimo: de refina- miento de maldad y de injusticia ; el inquisidor es el Prototipo del hombre astuto y:sin conciencia. http:/Awww.obrascatolicas.com 18 BERNARDINO LLORCA 3. La segunda obra de Llorente sobre la Inquisi- ción espafiola comenzó a publicarse el mismo afio 1812. Su título es « Anales de la Inquisición de Espana ». Al retirarse los franceses en 1813, a quienes estaba Llorente enteramente vendido, acababa de publicar el segundo volumen de esta obra y tuvo que suspenderla, trasladán- dose a París con sus protettores. Con el objeto de pro- seguir sus trabajos, llevóse consigo gran copia de apun- tes y aun muchos papeles originales de la Inquisición. Como dice muy bien Menéndez y Pelayo en el lugar citado, «el aparato de documentos que Llorente Negó a - reunir para su Historia fué tan considerable, que ya dificilmente ha de volverse a ver junto ». En efecto, durante los aãos siguientes refundió todos los materiales reunidos, y en 1818 dió a luz, finalmente, una edición francesa de la « Historia Crítica de la Inqui- sición de Espana ». En esta obra, publicada cuatro ahos después en castellano, es en donde reunió Llorente todo lo que quiso decir sobre tan debatido tribunal. Por esto la opinión manifestada en este libro es la que caracteriza el modo de ver de Llorente y la que ha servido de arma de combate para todos los enemigos del Santo Ofício. Pero no obstante la abundanciã de documentación de que su autor dispone, un estudio detenido de su obra ha inducido a los autores más sensatos, algunos de ellos nada favorables a la Inquisición, a quitar toda la auto- ridad a sus apreciaciones. Con su estilo acerado y sus certeras observaciones, expresa bien claramente Menén- dez y Pelayo su opinión sobre ia obra de Llorente (1) : « Está tan mal hecho el libro de Llorente, que ni siquiera puede aspirar al título de novela o de libelo, porque era tan seca y estéril la fantasía del autor y de tal manera la miseria de su carácter moral ataba los vuelos de su fantasia, que aquella obra inicua, en fuerza de ser indi- (1) Tbídem, pág. 18. LA INQUISICIÔN EN ESPARA 19 gesta, resultó menos perniciosa, Porque pocos, sino los eruditos, tuvieron valor para leerla hasta el fin. Muchos la comenzaron con ánimo de encontrar en ella escenas melodramáticas, crímenes atroces, pasiones desatadas. un estilo igual, por lo menos, en solemnidad yen ner- vio con la grandeza terrorífica de las escenas que se narraban. Y en vez de esto, halláronse con una relación ramplona y desordenada, en estilo de proceso, oseura e incoherente, atestada de repeticiones y de fárrago E arte alguno de composición ni de dibujo ni de colo. rido... »EI Plan (si algún plan hay en la « Historia dela In- quisición »...) no entra en ninguno de los métodos cono- cidos de escribir historia... Un capítulo para los sabios que han sido victimas de la Inquisición ; otro en seguida para los atentados cometidos por los inquisidores contra la autoridad real y magistrados ; lucgo un capítulo sobre los confesores solicitantes... Libro, en fin, odioso y anti- Pático, mal pensado, mal ordenado y mal escrito... Llo- rente, clérigo liberal a secas, asalariado por Godoy asalariado por los franceses, asalariado por la masone- Ta y siempre para viles empresas, ;qué hizo sino juntar en su cabeza todas las vergiienzas del siglo pasado, mo- rales, políticas y literarias, que en él parecieron mayores Por lo mismo que su nivel intelectual era tan bajo? » 4. No menos decididamente que Menéndez y Pe- layo rebate C. J. Hefele en su biografia del cardenal Cisneros ta opinión defendida por Llorente en su « His- toria Crítica » (1). Lo mismo podríamos decir de otros muchos historiadores católicos. Pero resulta más inte- Tesante y más útil para nuestro propósito el traer los testimonios de autores nada sospechosos de partidismo católico. Así entre los protestantes, ya Ranke demostró la inexactitud de los datos de Llorente, particularmente (1) Ed. castellana, pág. 228. http:/Awww.obrascatolicas.com 20 BERNARDINÔ LLORCA los referentes al número de victimas (1). Pero el que ha dado modernamente el juício más acertado y mejor fundado sobre la inconsistencia de la « Historia Crítica » es el alemán E. Schafer, también protestante. Dice, pues, este ilustre investigador, resumiendo su juicio acerca de Llorente (2) : « À la verdad, de tal manera se deja Jlevar Llorente de sy tendencia a presentar a la Inquisiciôn como una mancha vergonzosa de la Iglesia Y la perdición de Esparia, que no puede darse fe a sus palabras sin examinarlas antes con detención. Sobre todo ha sido atacada aquella parte de su obra en que, . à base de los muchos documentos originales que nos dice tener en su poder, pero en realidad... con un frívolo cálculo de probabilidades, intenta calcular el número de víctimas, legando a números espantosos, aunque continuamente está insistiendo en que toma los más bajos ». A continuación cita Schãfer algunos ejemplos de estos cálculos de Llorente que, comparados con la realidad, son suficientes para desacreditar a cualquier historiador que quiere ser objetivo. De la misma manera hace ver Schãfer, con varios ejemplos, las inexactitudes que comete en la relación de los hechos. Por supuesto que tanto los cálculos de las víetimas como las inexac- titudes y falsedades históricas van encaminados a pre- sentar con los colores más negros el cuadro de la Inqui- sición. Con juicios tan claros y contundentes sobre la obra clásica de Llorente, no parece pueda quedar duda nin- guna sobre su valor histórico. No obstante, por tratarse del historiador de la Inquisición espaiola más traído y levado en toda clase de polémicas, queremos afadir algunas observaciones basadas en un estudio propio sobre las ideas directrices de Llorente. (1) Véêase Serárer, Beilviige..., tomo 1, pág. 24, nota 3. (2) Ibídem, pág. 25. LA INQUISIGIÓN EN ESPARNA a 5. Una somera lectura de unas pocas páginas de la « Historia Critica » o « Anales...» basta para convencer al menos prevenido de que el autor desde un principio está dominado de una serie de Prejuicios. Así, por ejem- plo : la injustícia fundamental de la Inquisición, la mala infención de los inquisidores. Esta idea aparece reflejada en cada una de sus páginas y es expresada siempre como la cosa más natural Y con las frases más variadas. Ya en el prólogo nos dice (1) : « Conocí el establecimiento bastante a fondo para reputarlo vicioso en su origen, constitución y leyes » Toda la descripeión va dirigida por esta idea. En las Instrucciones de Torquemada, de 1dga, no ve más que injusticias ; todos los actos de los inquisidores son constantemente interpretados de la manera más desfavorabie. .No menos clara aparece su impiedad, su falta de ideas religiosas. Escogemos igualmente al azar algunas expre- siones. de entre las inaumerables que ocurren constan- temente. Dice, pues, sobre Tas indulgencias (2) : « Hemos visto la indulgencia plenaria inventada por el papa Juan VIII en favor de los que morían peleando »... Del mismo modo se burla del entusiasmo de las Cruzadas. La falta de respeto para con el Romano Pontífice, su verdadera manta contra Roma, es uno de los rasgos más característicos de toda la actividad de Llorente. La descripción que hace de la camonización de San Pedro de Arbués (3) va encaminada a ponerla en ridículo, 'y termina con esta burla de los milagros (4) : « Es lástima que no se llamen por testigos de curaciones milagrosas en los procesos de canonización a los médicos y-ciruja- nos que hubiesen asistido a los enfermos.. Leeriamos algunas especies graciosas en sus declaraciones ». Entre Tomo II, págs, 28, 33, 37. E Temo I, pág. 5. Tomo II, 40, Nota. ) Tomo 1, Pág. 90. g http:/Awww.obrascatolicas.com 24 BERNARDINO LLORCA los errores y faisedades históricas, con que no duda en afianzar sus diatribas contra el odiado tribunal. A estas falsedades históricas pertenecen las « 10 220 victimas en las Ilamas » (1), que atribuye a Torquemada ; la afirmación de que fueron 800 000 los judios desterrados por los Reyes Católicos, y toda la narración del asesinato de San Pedro de Arbués, de quien nos dice que andaba vestido de «cota y malla, casco de hierro y una cachi- porra con que defenderse » (2). Baste decir, para colmo de la crítica histórica de Llorente, que cree en la papisa Juana, y saca buen partido de tan trasnochada leyenda. Con esta evidencia sobre la falta de objetividad de Llorente y el minimo valor de sus afirmaciones históri- cas, debería perder su autoridad, por lo que se refiere a la Inquisición espaniola. No obstante, todavia en nues- tros dias quieren presentarlo algunos como escritor fide- digno y se apoyan sin rubor en sus afirmaciones. Tal hizo, entre otros, el conde de Hoensbroeck en su obra « El Papado en su actividad social y cultural ». La razón de esta conducta del célebre apóstata la expresa clara- mente el historiador B. Duhr en una recensión publicada en la revista « Stimmen der Zeit » (3) en la que se dice que Ilegó a tan alto grado su odio contra la Iglesia y el Papado, que ya las expresiones más duras de Lutero contra el Romano Pontifice le parecían insuficientes para lenar las páginas de sus libros. El mismo E. Scháfer enjuícia magnificamente esta conducta de Hoensbroeck de cuyas diatribas contra la Inquisición espanicla dice lo siguiente (4) : « Mucho más sospechoso es el capítulo acerca de las victimas de la Inquisiciôn espariola ; pues Hoensbroeck se atiene absolutamente a los falsos núme- ros de Liorente..., presentando sin prueba ninguna, en (1) Tomo II, pág. 136. (2) Tomo II, pág. 26. (3) Noviembre de 1929, págs. 135 y ss. (4) Beitrige..., tomo I, pág. 32. LA INQUISICIÓN EN ESPARA 25 una larga nota, la fidelidad de Liorente como digna de toda fe, contra los ataques de los escritores ultramon- tanos, y dando salida a su desprecio contra los defen- sores de la Inquisición... » 2. Enrique Carlos Lea y su « Historia de la Inquisición de Espaiia » 7. Si grande es la autoridad atribuída a Llorente en lo que se refiere a la Inquisición espaúola, no lo es menos la de Enrique Carlos Lea, poligrafo norteamericano, que escribió a fines del siglo x1x y principios del xx. En efecto, en sus diversos escritos sobre la Inquisición en general, y en particular sobre la Inquisición espaiola, presenta Lea una copia tan abundante de materiales recogidos en los archivos y en toda clase de colecciones de fuentes originales, que sobrepasa, y de mucho, al mismo Liorente, quien como secretario de la Inquisición pudo recoger a manos llenas los tesoros de sus archivos. Por esto se ha presentado a Lea en nuestros dias como al autor mejor informado sobre un asunto tan espinoso, Y, por consiguiente, se ha dado a sus afirmaciones una autoridad incontrovertible. Por esto juzgamos de abso- luta necesidad, al lado del juicio sobre Llorente, dar asi- mismo una idea de conjunto sobre el valor histórico de las obras de Lea. Este incansable poligrafo, aunque protestante, de- dicó su energia y su abundante fortuna a la publicación de una serie de estudios históricos sobre asuntos impor- tantísimos de la Iglesia católica. Tales son, prescindiendo de otros muchos trabajos publicados en revistas : « His- toria de la confesión y de las indulgencias en la Iglesia latina », en tres volúmenes ; « Estudio histórico sobre el celibato sacerdotal en la Iglesia cristiana »; « Formula- rio de Ja Penitenciaria papal en el siglo x1r1 »; « Supersti- ción y fuerza » ; « Estudios sobre la historia de la Iglesias. http:/Awww.obrascatolicas.com 26 BERNARDINO LLORCA Pero en lo que desplegó más particularmente su acti- vidad fué en lo referente a la Inquisición, y así escribió primero su «Historia de la Inquisición medieval», en tres volúmenes, y luego una serie de obras acerca de la Inquisición espafola. A la cabeza de todas se encuentra su « Historia de la Inquisición de Esparia », en cuatro gruesos volúmenes. Como' complemento de esta história hay que afiadir los dos volúmenes « Capítulos sabre la historia religiosa de Esparia relacionados con la Inqui- sición » y «Los moriscos de Espafia, su conversión y expulsión ». iQué juicio de conjunto merecen todas estas obras, y en general, el sistema de trabajo de Lea? ;Qué valor tienen, particularmente, sus trabajos sobre la Ingúrisi- ción espafiola? Lo vamos a decir con pocas palabras, que procuraremos corroborar luego con.el testimonio de personas autorizadas y citas directas. 8.. Creemos que toda la obra de Lea adolece del peor de los defectos que pueden tener los trabajos his- tóricos de las ideas preconcebidas. En todas las páginas de sus libros aparece expresado en las más diversas for- mas un prejuicio contra la Iglesia católica y contra sus instituciones más características. La agrupacion de los hechos, la misma elección de los temas, manifiestan clarisimamente que Lea tiene ya formado a priori su juício, y así sólo trata de reunir la mayor copia de mate- riales de primer orden, haciéndoles decir lo que conviene para su objeto. Lea es una muestra clarisima de lo que se lama escritor tendencioso en el peor sentido de la pala- bra, con la agravante de que produce la impresión de que no se esfuerza en disimular esta tendencia. jLástima que para una exposición de esta indole haya empleado tanto trabajo y tanta crudición! Porque cualquiera ve que constando como consta evidentemente su ten- dencia, no se puede hacer caso ninguno de sus aprecia- ciones. LA INQUISICIÓN EN ESPANA 27 Este trabajo de enjuiciar el sistema de Lea y la falta de objetividad de su exposición, lo hizo magnificamente P. M. Baumgarten el ao 1907 en una serie de artículos publicados en la revista « Theologische Revue » y resu- midos después en un folleto aparte, del que nos servimos nosotros (1). El juício es por extremo duro y desfavo- rable, sobre todo si tenemos presen'2 que se trata de obras históricas. Los graves defectos que Baumgarten hace ver en el método de Lea tienen una aplicación muy particular a la « Historia de la Inquisiciôn de Espafia ». Así, por ejemplo, la ignorancia que se manifiesta continuamente sobre las instituciones, costumbres y verdadero sentido de los dogmas de la Iglesia católica, todo lo cual quiere Lea discutir y enjuiciar ; la facilidad con que interpreta a su modo los documentos. Más características del sis- tema empleado por Lea son las expresiones con que nos encontramos frecuentemente, tales como « dountless, evidently, we can readily conceive, we may casily ima- gine, it can readily be understood » (sin duda, evidente- mente, podemos fácilmente concebir, podemos imaginar fácilmente, es fácil de errtender). Pero una de las carac- terísticas más sorprendentes de Lea es el juzgar los usos y costumbres de los siglos xv y xvi conforme al gusto de nuestros días. De ahí se originan gran cantidad de los prejuicios e ideas preconcebidas que tanto nos laman la atención en las obras de nuestro escritor norteameri-. cano. Estos prejuícios, dice resumiendo P. M. Baumgar- ten (2), «se extienden por toda la obra, la cual se lee como una apologia o más-bien una apoteosis de los judíos y mudéjares... Toda la injusticia está de parte de los espahioles, de. la Iglesia, de la Inquisición, de los Reyes ; todo el derecho, de parte de los judíos y sarracenos ». (1) Die Werke von €. H. Lea und verwandte Biúcher. Muúnster, 1908, q Loc. cit., pág. 35. http:/Avww.obrascatolicas.com Ty 30 BERNARDINO LLORCA El afo 1835 vió la luz pública en Barcelona una obra en dos volúmenes con el título « El Tribunal de la Inquisición, llamado de la Fe o del Santo Oficio. Su origen, prosperidad y justa abolición », por don Joaquin Castillo y Magone. Es el tipo de las obras sectarias, sin argumentación de ninguna clase, amasadas con el odio más desatado contra la Inguisición y contra la Iglesia. Las primeras frases del prólogo indican ya con toda claridad el contenido de los dos volúmenes : « Bajo cual- quier aspecto que sé le mire, el horrendo tribunal de la Inquisición, que afortunadamente ha desaparecido de entre nosotros (merced a la ilustración y a la ley), se nos presenta odioso, ilegal, tirano, antipalítico y diametral- mente opuesto a la verdadera doctrina del Salvador... El judaísme sirvió de pretexto para establecer la Inqui- siciôn en Espafia ; pero el verdadero objeto fué la codi- cia de confiscaciones. La superstición y el despotismo convirtieron aquel tribunal en ministerio de policia y en aduanero mayor, haciendo declarar herejes a los contra- bandistas »... Por este estilo sigue todo el libro, que se convierte en una continua diatriba contra la Inquisición y contra el Romano Pontífice y la Iglesia católica. El cuadro de estadística sobre las victimas de la Inquisiciôn con que se cierra la obra, pone una digna corona a la absoluta falta de objetividad del autor. Baste decir que hace ascender a 61 910 el número de los quemados vivos en todo el tiempo de existencia de la Inquisición espaúola, y a 17.895 el de los quemados en estatua ; es decir, queda muy por encima de los cálculos, ya exageradísimos, de Llorente. El lenguaje de todo el libro se manifesta claramente en este párrafo, que da comienzo a la exposición sobre el tormento (1): « Una nueva escena de horror, a que resisten los oídos cristianos, se presenta. Prescindamos de hablar (1) Tomo II, pág. 200. LA INQUISICIÓN EN ESPARA 31 de tantas víctimas inocentes, sacrificadas al encono, la envidia, la maledicencia y la catumnia, pues que a todos abrigaba este santo tribunal. Supongamos al herege más obstinado, al más descarado apóstata, al más rebelde judaizante. Si era confeso, se le condenaba después de mil preguntas capciosas ; si convicto, además de la pri- sión en oscuros calabozos, destituído de todo humano consuelo, se empleaban con él horribles tormentos, que estremecen a la humanidad, para que confesase. Los ministros lo cargaban de grillos, le ataban a las gargan- tas de los pies cien libras de hierro... Ei último comple- mento de esta escena sangrienta era el tormento del brasero, con cuyo fuego lento le freian cruelmente los pies desnudos untados con grasa y asegurados en un cepo »... Mas no sigamos adelante. Si los lectores tienen paciencia para leer la presente exposición, basada en las actas originales de la Inquisición, se convencerán de que todo esto es falso, pues nunca la Inquisiciôn espa- fiola empleó esa clase de tormento. 11. Más repugnante, si cabe, es todavia la obra de Julio Melgares Marin, titulada « Procedimientos de la Inguisición ». Ya el titulo manifiesta lo que puede esperarse de un libro de esta índole, pues a continuación de las palabras transcritas, a modo de subtítulo, se ariade lo siguiente : « Persecuciones religiosas, origen y carác- ter eclesiástico de la Inquisición, escândalos de los inquisidores, de los frailes y de Jos Papas, terrible lucha de la Inquisición contra el pueblo espafiol; engahios, tretas, misterios, injusticias, crimenes, sacrilegios y abe- rraciones del clero inquisitorial ». Y para que no quede duda ninguna sobre el objeto de la obra, nos lo indica el autor en el prólogo con toda claridad : «La compilación de procedimientos... que hoy ofrecemos al público tiene por principal objeto popularizar una verdad, ya tiempo hace sabida entre los hombres doctos, a saber : la de que el clero inquisi- http:/Awww.obrascatolicas.com 32 BERNARDINO LLORCA torial y frailuno, que alcanzó poder inmenso Y riquezas incaleulables en Espana durante los siglos xv al xvrr, fué un clero vicioso Y fanático, sensual y avaro ; clero incapacitado, por tanto, para practicar el bien y para administrar la justicia », Con este estilo y con esta saia nada disimulada contra la Iglesia católica sigue llenando el autor dos volúmenes enteros «sin avergonzarse ni tener asco, como dice de él el protestante alemán E. Sehafer, de recoger todas Tas inmundicias que pudo haber a las manos de entre las actas de las inguisiciones de Toledo y de Va- lencia » (1). Mas con esto sólo está suficientemente ca- Facterizada su obra. 12. Vamos a cerrar esta introducción con breves indicaciones sobre los más notables trabajos escritos en favor de la Inquisición espaniola. En general podemos afirmar de todos los trabajos escritos hasta el presente en defensa de la Inquisición espafiola, que tratan tan delicado asunto más 0 menos a priori, es decir, que no conocian a fondo, y aun la ma- yor parte de ellos en muy escasa cantidad, los documen- tos originales. Claro está que para rebatir muchas de las acusaciones de los adversarios Y demostrar su apasiona- miento no se necesita investigar en los archivos, sino que basta sencillamente despojarse de prejuicios e inter- pretar debidamente las fuentes ya conocidas. Con todo, no podemos negar que en este punto los adversarios de la Inquisición levan una ventaja a los defensores. Pues varios de aquéllos poseen una documentación original copiosísima, que falta a los segundos... Como resultado, sin duda, de esta deficiencia, ad- viértese igualmente en los defensores de la Inquisición que generalmente exageran el sistema de defensa, y así tratan frecuentemente de defender a rajatabla todo lo que hizo la Inquisición. En esto pasan instintivamente (1) Beitráge..., 1, 29, LA INQUISICIÓN EN ESPANA 33 al extremo opuesto de los adversarios. Pues al. paso que éstos, llevados de sus Prejuicios, no hallan apenas nada bueno en la Inquisición y la atacan a carga cerrada como un monstruo de iniquidad e injusticia, los defensores aceptan sin distinción todo lo que hicieron los inquisi- dores y se empefian en defenderlo. A fuer de historiadores imparciales, debemos procla- mar que si es malo un extremo, no es menos reprensible elotro, Lo que hay es que ha sido tal la furia de los ene- migos del Santo Oficio Y tan manifiestas e injustas sus diatribas contra el mismo, que espontáneamente se excitaba la reaceión contraria en los elementos más acti- vos y adictos a la Iglesia católica. Por esta Tazón es muy comprensible el partidismo y exageraciones que ellos à su vez empleáron en la defensa. Este carácter tienen, en primer lugar, las obras sobre la Inquisición espaúola, escritas por Rodrigo, Orti y Lara y R. Cappa. Aunque con alguna pequeria limita- tión, merecen substancialmente el mismo juicio los tra- bajos de Maistre, Hefele, Gams Y los largos artículos sobre la Inquisición espafiola publicados en la Enciclo- pedia Espasa y Kirchenlexikon. 13. Muy distintos de todos los citados hasta aquí son los trabajos de E. Scháfer, ya varias veces aludido. Sus estudios sobre e] protestantismo en Espafia han Puesto en sus manos gran cantidad de procesos y toda clase de actas originales pertenecientes a uno de los Períodos más importantes de la Inquisición espaítola. Con esto puede decirse ue es sin duda uno de los inves- tigadores que más a fondo conocen al Santo Oficio. Pues bien: las diversas obras que ha publicado sobre las materias de su investigación, Y particularmente su obra fundamental « El protestantismo espafio! y la Inquisi- Sión » son verdaderamente dignas de todo elogio por el esfuerzo que en ellas pone su autor por guardar la ohje- tividad propia del historiador. 3. LioncA : La Inquisición en Espafa, 12. http:/Awww.obrascatolicas.com 36 BERNARDINO LLORCA val, y que, por consiguiente, la espariola no hizo otra cosa que heredar y seguir aplicando, según el ambiente y opinión general de su tiempo, Es, pues, un verdadero anacronismo histórico el hacérsela. responsable, por ejemplo, del hecho mismo de aplicar la pena del fuego contra los herejes, de la confiscación de bienes y cárcel perpetua junto con otros castigos y procedimientos. Lo único conforme con la critica imparcial, y con lo que suele hacerse en otras cuestiones, es atribuir a cada uno la responsabilidad que le corresponde. . Así, pues, antes de entrar en la exposición del esta- ” blecimiento, organización y funcionamiento de la Inqui- sición tipicamente espafola, daremos un breve resumen de la fundación de la medieval y de su introducción en Espaia. 1. Desarroito del principio de ta represión violenta 15. Los adversarios de la Inquisición, al tratar de exponer su origen, insisten generalmente en la intole- rancia de los eclesiásticos y, sobre todo, de los Romanos Pontífices. Al hablar así, quieren naturalmente atribuir únicamente a la exaltación de las ideas religiosas el ori- gen del sistema inquisitorial con todo el procedimiento que lo caracteriza. Aun autores, por otro lado bastante sensatos y ecuánimes, hablan de tal manera como si únitamente la cuestión religiosa hubiera dado principio a la Inquisición medieval. Así, por ejemplo; el eminente canonista protestante P. Hinschius afirma, sin más explicaciones, al tratar de exponer el principio de lá Inquisición (1) : « Una inno- vación tuvo lugar, empero, cuando Gregorio IX, en sus esfuerzos dirigidos a la extirpación de las herejías, y en (1) Das Kirchenrecht der Katholiken und Protestanten in Deutschland. Berlín, 1895, 1897, Tomo V, pág. 450, LA INQUISICIÓN EN ESPANA 37 atención a la negligencia del episcopado, comenzó, por su parte, a dar órdenes directas encaminadas a la inves- tigación y persecución de los herejes ». De la misma manera se expresa Benrath en la Enci- clopedia protestante (1): «Era un tiempo en que una nueva y peligrosa doctrina, que recordaba ciertos prin- cipios gnósticos antiguos, con su mezcla de elementos cristianos y gentiles, viniendo del Oriente, iba Ilenando gran parte de las regiones del Mediterráneo. Llamábase a sus partidarios con nombres diversos : aqui maniqueos, allí cátaros. Hasta 1179 eran ya tan numerosos en el Sur de Francia, que Alejandro II habia exhortado ya a reprimirlos por medio de la violencia. La guerra religiosa en toda forma fué organizada por Inocencio III. En estas circunstancias se trató de hallar una forma de inquisición por la que se obrara con más seguridad y firmeza ». Como se ve, el único motivo que aparece es el reli- gioso. Sin embargo, un examen detenido de las circuns- tancias en que fué establecida la Inguisición y de las causas que le dieron' origen, convencê Tácilmente a eualquiera que lo juzgue sin prejuicios, de que ese modo de hablar es parcial y tendencioso. En realidad, no fueron Propiamente los motivos religiosos o, si se quiere, no exclusivamente los móviles religiosos los que dieron Principio al sistema inquisitorial. Más aún: no fueron Precisamente los Romanos Pontifices los que llevaron la iniciativa en este sistema de represión sangrienta de la herejía, sino los principes seculares, los reyes y los emperadores, los cuales, justo es confesarlo, se movie- ron a ello más bien por los inmensos males materiales que les ocasionaban los herejes, que por el celo por la Religión, aunque también esta consideración tenia en (1) Realenzyklopádie fiir protestantische Theologie. Artículo Inguisition, 3 ed., pág. 155. http: /Avww.obrascatolicas.com 38 BERNARDINO LLORCA ellos grande influencia. Este movimiento general de los Príncipes y emperadores cristianos, secundados por el pueblo, indujeron, por fin, a los Romanos Pontífices, los cuales terminaron por aliarse con aquéllos en la repre- sión de la herejía por medio de la violencia. Pero, aun después de llegar a esta decisión, eran los motivos de orden social, e] peligro que todos veian en la herejia para la paz y bienestar de los Estados cristianos, los que formaron la base de la represión sangrienta. 16. Una rápida ojeada al desarrollo de los aconte- - cimientos bastará para demostrar lo que llevamos dicho. Todos los historiadores están conformes en afirmar que hasta más allá del afio 1000 la Iglesia católica y Jos Romanos Pontífices se inclinaron más bien a la benig- nidad con los heterodoxos. Bien claro lo manifestaron sus más conspicuos representantes durante todo este período. Así se vió en la horrible lucha que hubo de sostener la Iglesia contra los maniqueos y donatistas a fines del siglo Iv y principios del v. Los emperadores, convertidos ya al Cristianismo, sobre todo después de Valentiniano I y Teodosio I, declararon la guerra más encarnizada a todas las herejtas. Nótese, con todo, que las más terribles penas, incluso la pena de muerte, afec- taba únicamente a los herejes que atentaban contra el orden público. Bajo este concepto entraban directa- mente los maniqueos y donatistas. Frente a este movimiento de rigor, los representan- tes más legítimos de la Iglesia repugnaron constan- temente contra la violencia, al menos contra las penas más graves y en particular la pena de muerte. Así San Agustín defendió durante mucho tiempo el sistema ' de benignidad con los herejes, creyendo que con una franca diseusión podría convencerlos y atraerlos. Es verdad que, aleccionado por la experiencia y por los grandes dafios que ocasionaban los herejes a la Religión y a la paz social, cambió de modo de pensar y más tarde LA INQUISICIÓN EN ESPANA 39 defendió el empleo de la fuerza ; pero se mantuvo siem- pre dentro de ciertos límites, excluyendo la pena de muerte, Este horror de los grandes santos de la Tglesia cató- lica contra el empleo de las últimas penas se manifestó más claramente en el asunto de la muerte de Prisciliano. Acusado por sus acérrimos adversarios los obispos Idacio e Hacio ante el Concilio de Burdeos el afio 385, temiendo Ia condenación, que evidentemente se hubiera eircuns- crito, según el uso general, a la deposiciôn o al destierro, apeló al Emperador, y en efecto, juzgado por el tribunal imperial en Tréveris, y convencido, no precisamente de herejia, sino de magia, fué condenado a la última pena y ejecutado con varios de sus compaferos. . No es éste el lugar de hacer ver la inconsetuencia de las acusaciones que suelen lanzarse contra la Iglesia católica por haber sido la causa, dicen, de esta ejecución de algunos herejes, por lo cual los consideran algunos como las primeras víctimas del fanatismo de la Iglesia ; porque no fué la Iglesia la que los condenó a muerte, sino el tribunal civil; ni fueron condenados por herejta, sino por convictos y confesos del delito de magia, con- denado por las leyes romanas con la pena de muerte. Lo que deseamos hacer notar aquí es que lejos de ser la Iglesia católica culpable de estas ejecuciones, abominó contra las mismas por las circunstancias que las acom- pafiaron. Efectivamente, los dos santos más ilustres de la Iglesia occidental del aquel tiempo, San Martin de Tours y San Ambrosio de Milán, hicieron primero todo lo que pudieron para evitar fuera entregado un obispo a tribunal civil, y luego de ejecutada la sentencia, protestaron contra ella con toda energia. La indignación de San Martín de Tours contra la conducta del acusa- dor obispo Itacio fué tan grande, que rehusó durante mucho tiempo el comunicar con él y con los suyos, y http://www .obrascatolicas.com