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Teoria Arqueológica
Tipologia: Notas de estudo
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MAl 111 1W JOI1 NSON e s profesor do Anur eotogta en la Univer s idad de
Ilurh am. Ha eje rcido en las Univer sidad es de She ffie ld y SI. David en Lamp et er.
Aclualrn ent e se dedica a la arqu eol ogía nu xli eval. fun d am ent almente cast illo s do la baj a Edad Media en Ingl at erra.
Otros títulos de la colección:
José Fern ández Arenas
del p atr imonio y técnica s ar tís ticas
Josep Ball art El p atrimonio histórico y arqueológico: valor y uso
Em ili o Cabrera Hi stori n de Bizancio
lgn acl n Bar andiarán, Bern at Ma rlí , Mm ía ÍI. del Rincón, José Luis Maya
Manu el Antonio Castiñe iras Gon zález
11 m r y Lord y Gail Dexter Lord M illlllill rlo J;vstión de mu s e os
""f~ " Jllill' I llO il. Jo s l, Alh erlo lI il chillor, 1,11 11 ' ,100 Cil '. I. o y JOilll lllll 1. 0 1llhil NI "' IO IJ" "; tll' 1, '''' lJ oIO¡ :liJ V 1/1 )()11J~:/ iJ "IJ I ', t'l w iltll /, /
Diseño cubierta: Nacho Soriano
Titulo origi nal: Arcnacotogica! Thearv. Anlntro duction
lD 2000: Matthcw Johnson
Traducción de JOSEl' B .\ l L \ RT
l o' edición: junio 2000 Derechos exclusivos de edición cu español reservados para todo el rnumlo y propiedad J.;: la traducción: ID 2000: Editorial Aricl. S. A. Provencn. 260 - 0800S Barcelona
ISBN: 84-.144 -6623- 6
Depósito legal: B. 22 6Ji - 2000
Impresoen España
Nmg una parte de esta publicación. incluido el diseño de la cubierta. puede ser reproducida. alma cenada Ounn snutid a <.:11 manera algun a ni por ningún medio, ya sea eíécwico. químico , mecánico, optl co. tic gr:l.bción o de fotocopi a. sin permiso previ o de l editor.
Para Jo que aprendió a apreciar la teoría
Quisiera agradecer a Editorial Ariel por su traducción al espa- 1101 de Teoria Arqueológica, y por ofreccrnlc la oportunidad de diri girrnc a una audiencia mucho 111ás extensa. Cuando recibí la noticia de que Editorial Aríel estaba íntere- sada en traducir mi libro, lo volví a leer pensando en el público es- pañol y Iatinoamer-icnno l'vIc sorprendió cornprobnr que mientras que las inquierudcs que reflejaba respondían a las preocupaciones de! conjunto del pensamiento arqueológico, e! lenguaje utilizado y los ejemplos dados se circunscribían al espacio angloamericano Ello es debido en parte a la forma como se concibió el libro. Cuan- do empecé el trabajo, I11i intención era realizar una introducción a la teoría arqueológica desde las islas, destinada al lector británico. NIi editor acertadamente lTIC persuadió ele que abandonara una perspectiva tan limitada y procurara ampliar e! alcance del libro con el fin de cubrir también las aportaciones y puntos de vista de la arqueología norteamericana. La bibliografía que se incluye al final da cuenta de la existencia de los 11115n105 fundall1entos teoréticos entre la arqueología españo- la, la latinoanlericana y las demás tradiciones. En los últimos a110S se ha insistido en la necesidad de alentar perspectivas «europeas» y «mundiales» C0111UneS en el pensamiento arqueológico. Por 111i parte apruebo este punto de vista y espero que vaya a más. Sin ern bargo, existe una cierta tensión entre el deseo de ser «globai» y la necesidad dc ser sensible a las realidades locales y sus tradiciones. Muchos de nosotros enfatizamos la necesidad de comprender de- terminados contextos culturales específicos en el pasado antes de procurar establecer generalizaciones; cosa que es tan cierta con respecto al análisis de la arqueología en el presente, como con res-
8 T^ EORÍA^ ARO UE O LÓ GI CA.^ UN/^ I^ NT^ ROI )I1C^ c^ (>N
Día z-An drc u , M. 1'199. El estud io d el gé nero en el Art e Levan t ino: un a asigna - tu ra pen d i ent e. SagLIII/ tl ll z·PLiH/ E x tra- 2: 405-4 12. Du pla. A. 1997. La sem ana Augn stca d e Zara g oza (30 de mayo ~ 4 de jun io 1940). En G. Mora y 1\1. Dtnz -A nd re u ( eds .) La cris tníi zaci án del pas ado. Ge- 1 1CSjS y dcsa rvo llo del lJI ar co i l1St it u c i OlJal de la arqu eo lo gía en ESjJClI l (/. Mn- d rid. Mála gn: Min is terio de Cu ltu ra. Un iversidad de Málaga , 565-572. E SCOri 7. <'l Maten. T. 1996. Lectu ra s sob re las re p re sen taci o n es fe m e n ina s e n el a rte ru p est re leva nti no : u na revisión crit ica. Arenal 3: 5-24. Fre ita s, L. 1999. Cul t ura m ate rial, p rá tica a rq ueológica e ge ne ro : 11 11l cs tud o de case. En P. Fu na rl (ed. ) C ul t ura M (lI erú¡{ e i1rq u l! (J !()¡.!, ia Hisnuíc o, Colccño Idéias. Ca rnp inas : Univc rsidn de Es tad unl de Ca m p inas. 275-317. Gu rd a Sa n tos. J.e. 1997. La a rqueología espa ñola eh : los SO. Una vis i ón de las raíces teóricas. E n G. Mo ra V M. Dta z-An ci rcu (a ds ) La crístotizacion del pasado. Genes..is y desarrollo d~ l marco ínst ítucio nal (ie la arqucotogia eH E.. -; palia. Mad ri d , M álaga: Minis teri o de Cult ura , Uni versida d de M álaga. 685-694. Jim eno. A. y J ,J. dc la Tur re 1997. Nu ma ncia y Regenera ci ón. E n G. Mora y M. Dfa z-An drcu (eds.) Ú1 cristalizac ión del pasado. Génes is y desarrollo del JI1 arco ins t ít nc íona í de la urqueologta ell Españ a. Mad rid , Málaga: Ministe- rio de Cul tura , Un iver sidad de Málaga. 471-. Lóp cz Ma zl., J.M. 1992. La re c ons tru cci ón de l pasado. Lu iden tidad n aci on al y In labo r arq ueológica: "el ca so u ru gua yo ». E n G. Pol itis (ed .) Arqueología en Aine rica Lat ina. Bog otá: Bib lio tec a del Ba n co Po pula r; 167-175. LlI lI , V. Y M icú, R. 1997. Te ()rí ~\ a rqueológica. 1. Los e nfoques tra dicionales: Las a rqu eologías evolucio nistas e histór ico-cult \lra lcs. Revista d'Arqne ologiu de POll eJ11 7: 107-128. Lul l, V. y Pica zo. M. 198Y. Arqu eologfa de hl mu ert e y cxu-uc tu ra social. Archí- va Esp añ ol de Arqueología 62, S-20, Lum breras , L.C. 1991. La Arqueología co /I/o cien cia social. Li ma: Peisa. Ma rt ín de Guzm á n , C. J 988. Ar que ología y pa rad igm a: lende ncies y resisten- das. Revista de Occidente 81, 27-. M ora , G. y D íaz-And rc u. M. (ccls.) l.a cris tali mc ián del pasado. Geucs is J' desa - rrollo del ma rco instltucíonal el e la arqneoíogia en España. Madrid, Málaga : Min is teri o de Cu ltura , Un ivers idad d e M ála ga. Rui z, A., Ch ap a, T. y Rui z-Za pa t cro. G. 1988. La a rq ue ología co u tvxtuul: u na revisió n cr ít ica, Trabajos de Prehi storia 24 , 11-17. Vicc nt Ga rc ía, J .I\1. 1990. El debat post -processua l: olguncs O!JS ( ' II '{l cioIl S «radi- cals» sobre LUla arqu eologia IICOI1Serv (u Jo ra lJ • B arc elona. C(J I~ l l. l '1" lI. Vic cn t Ga rc ía. J.M , 1994. Pers pec tivas de la tco rfa ~ \l"l l lll· ( ) k) ¡ '. i {' : \ e-n lixpuña. En P. L ópez (ed .) Con greso Hispano-Ru so de Histot iu, I'vl;ul l id : Co u...eje Su pe. rio r d e Invest igaciones Cientí ficas, Fuu dnciou ( '111[ \ \ 1;11 H ; l ll l' ...tlJ , 2 15-.
P REFACIO
Es te libro es un e nsa yo in trod uctorio so bre te oría arqueológi- ._ ca. In tenta explica r algu na s cosas sobre qué es «t eor ía », so br e su s relacion es con la práct ica arq ueológica , sobre c óm o se ha desarro - llad o la teoría arqu eológica du ran te las últi ma s décadas, .Y so br e có mo e l pen sami e nto ar queológi co se rela ciona con la teoría en el conj un to de las cie ncias hu ma nas .Y el pe nsamien to en ge neral. Den tro y fu era de la a rqu eo logía hay m ucha gen te a la que la pala bra «teor ía» les suena mu y mal. El p rín cip e Ca rlos de Inglate- rra se ganó u n ap lauso casi general cua n do cond en ó a los «teóri- c os d e m od a » d el mu ndo d e la ed uca ció n; sin em ba rgo , n a d ie, in - clu id o el mis mo prí ncipe, pareció en ten d er cla ra me nte a qu ién se refería. Hace pocos a ños , es tan do de visita en u n yacimien to ar- qu eol ógic o, a un a s ugere ncia de m i p a r te se m e r es p on d ió co n ri- sas y co n es ta s pa labra s: «és ta es la típic a ind icación de un teóri - co». No recu erd o a na d ie que me exp lica ra por qué mi su geren cia re sult a ba ta n ab surda, pero cuando vis ité de n uevo el yaci miento al añ o sigu ien te result ó qu e la es tra tegia ha b ía sido adop tad a. En el m u ndo a ng losa jón en particul ar p arece que la te oría es algo que levan ta pro fu ndas sospe cha s. En Inglat e rr a , la cultura po pu lar sostien e que ser ll ama do in telec tual es convertirse cn sosp echo so de qu erer ro b ar la m u jer de a lguien (as í de sexista ). La teoría , lo "polí ticam ente co rrec to» y ser extra njero, son tres cosas ca nd ida- tas a ser conte mp ladas, al menos en el mund o de ha bla inglesa , con gra n host ilidad. En el capítulo 1 dedicaré un as p ág ina s a al- gu nas de las ra zon es qu e suste ntan tales comporta mien tos. Al mism o ti emp o, sin embarg o, la teoría goza de creci en te p o- pula rid ad .Y es vista co mo algo c ad a vez más impo rta nte, t an to de nt ro co mo fu era de la arq ueología. Valen tin o Cunnin gha m r e-
10 T EORíA AK UUEO!.< )(; ICI. U N A INT IHJl H JCU Ó N (^) I ' I ~ l ' 1,.\ ( Il ) (^) 1I
Tim es que los te óricos académ icos co nstitu ían «un gr upo en as - cens o, e ngreíd os, co nfiados en sus credenciales a cadém icas , con el pue sto de tra bajo aseg u rado y co n un alto pres tigio in telectu al ». Hay varios ind ic adore s del «éxito» de la arq ueología teó rica ; pu- dié ndose ci tar la frecue ncia de sim posium s sob re cu estio ne s teóri - ca s co mo pa rl e del program a de los prin ci pa les co ngr esos so bre arqueo logía, co m o los que or g ani za la Sociedad Amer ic an a de Ar- q ueólogos; o el éxito de Michael Schiffer co n sus publicacion es re - cog idas en Advances in Arcliacological Me /Iz ad an d Th eory, Un in - di cad or esp ecial m ente signi ficativo es el imp act o cr ec i ente de las co nvocator ias del Grupo Británic o de Arqu eología Teórica (TAG). Est e g ru po se formó hacia finales de los añ os seten ta co mo un pe- q ueño ta ller de di s cus ión de los arqueólogos teóri co s de Gr an Bre - taña ; des de en ton ces sus co ngre sos an uale s se han conv ertid o en los más co n cu rr idos de las Is las , den tro del á mbito de la arq u eo lo- gía , con par licipación de ge nte proc e dente de Euro pa y Am érica del Nort e. Los congresos de Durh am y Brad fo rd , en I 993 Y 1994, re sp ec tiva me nte, Ilcgaron a re unir cada un o a m ás de 650 partici - pant es. Es ver dad qu e m uc has de las p one ncias pre s enta das en esos en - cuentros no m erecen el ca lifi ca tivo de «te óricas» y qu e mu c ho s de ios que allí ac uden lo ha cen mo vidos s ólo p or la a ur eola de «infa- m es » qu e los del TAG se h an ga nado. Hay qu e conceder tamb ién qu e el ni vel de im pacto del TAG Y la intluencia q ue la «teoría » eje r- ce so br e el mund o rea l de la práctica arq ueológica es, sin em bar- go, disc ut ible. Al fina l de este libro explica ré m ejor m i p un to de vis- ta p erso na l acer ca de si el ava nce de la teo ría de los ú ltimos ti em - pos ha cre ado un a divis ión cada vez m ás artificial de la act ivid ad arq ueo lógica entre un a «arq ueo log ía de or ien ta ción cient ífica » y «lodo lo de m ás ». Es te pun to de vista ya fue alim enta do por Lew is Bin for d hace quin ce años en su obra In Pu rsu it o( th e Past ( 1983a: 15- 16), con sus co men tarios so bre la arqu eología br it án ica. A p esa r de ta l c rít ica , los lab orato rios de da tac iones y me dio amb ient e si- guen sien do fin an ciad os por el NERC (Consejo de Investigació n de l Med io Natura l), mi ent ras qu e la arque olo gía «h um anística» o «cul- t ura l» lo es por la Aca dem ia Brit án ica y el Patro na to de In vestiga - ció n en Art es y Huma n idad es. Los teó ricos, a men u do se s ienten com o Casan d ra , consta nte me nte ofrecien do lo qu e enti end en co m o profun das reflexiones y predic cion es y al mi sm o tie m po igno rad os en t od o mo mento po r los r espon s ab les de tom ar decisiones.
' - '). L/
Es te lih ru ~ c IIa ~: Sl'l j lo pa ra pr o po rci o n ar a l es t ud ia n te un a in- t rodu cción , o bre a lg unas de la s pri n cip al es co rr ientes del pensa- m ien to actua I so br e te orí a de la arqu eología. Es delibe radament e un a ohra in tr od uct o ria , eser ila busca nd o la m áxim a cl ar idad ex- positiva y evitan do en lo posi ble la j er ga cien lírica (a un que co m o ve rem os, ju zga r sobre lo qu e es claro y lo que co ns titu ye jerga no está exento de pro bl ema s). Se ha conce bido com o un «lib ro de ru - ta» p a ra el estu d ia n te ; est o es, in ten ta señ ala r los hito s ll 1ÚS sign i- ficativos en el te rren o de la te oría , come ntar la s relaci on cs e ntr c los di fe rentes corp us te óri co s y clar ific ar los fimd a m cnl os intelec- tu ale s de det erm i nados puntos de visla. Po r lo tan to, no es en ab - sol uto un a enciclo pe dia ; apenas es una déci ma parte de una guía co m pre nsiva so br e el t ema , si ta l guía pud iera escribirse. Po r ejempl o, en el ca pí tulo 4, la teo ría de Bi nford sob re el alcance m e- dio es en fa tiza da a exp en sa s de la a rqueo logía del eom porta m icn - to de Schiffe r; y cn el cap ítulo 7 los m odelos lingüís ticos so bre el sig nifi cad o tienen m ás pr es enc ia q ue la mo da actu al po r la feno- m eno logía , El te xto deb ería le er se prest ando atenció n pa ra lela a las se cci o ne s dc d iead as a la biblio grafí a co men tada y a l glosario. Si gu iend o co n la ana logía del lib ro de ru la, la ru ta escogida aquí es una de las mu cha s po sibles qu e p odría mos to ma r u na vez a den trado s cn el t er rito rio de la teo ría arq ueológ ica, Pod ría h ab er de dicad o un capít u lo a cada un a de las posibles ár eas tem áticas, a sa ber: espacio , p rodu cci ón e in terc amb io, culturas, f orma c ión de en tida de s est atale s, etc , E n cada ca so se po dr ían ofre cer a pro xi- m ac ion cs dis tint as al t em a pa ra m o strar c óm o di f er ent es te o ria s se contrad ic en o se co mplem entan para prod ucir distint as int er- pr eta cion es del regis t ro arqu eo lógico, De for ma a lt ernat iva se po- drí a a bor d ar la cue sti ón sirvién donos de los di ferentes «ism os»: po s itiv i sm o , fun ciona lis rn o, m arx ismo, cs tru ctu r a lis m n , post es - tr uct ura li sm o, fem inismo. Se tra taría de se nde ro s mu y ra zo na bles de se gu ir, qu e ot ros aut or es, por otr a part e, ya han t om ad o, E ste libr o, sin emb argo, opta por a bo rdar las rela ci ones exis - len tes entre el pe nsa m icnt o a rq ueo lógico y la teo ría ge neral qu e sus tent a la vida in telectual. Per sigu e m o str ar cóm o las opcion es te oréti cas específicas qu e los arq ue ólogos t om an ind ividu alme nt e, adq uieren sentido d en tro de un con texto más ge n era l de carácter cult ura l, socia l y político, así com o aca dé m ico. E ste libro prete nd e ta m bién mostrar de fo r ma más clara que en anteri ores ten ta tivas las relacio nes en tre teo ría y p rác tic a a rqu eo lógicas , A tal fin se ha ad opt ado un a estructura a p rop ós ito, Co n un a a prox im ación h i st ó-
14 TEORÍi'^ ARQUEO LÓG.lCA.^ L:^ *N /*^ I: TRO DUCU ÓN
qu eced ora s. Algunos estud ian tes de Dur ha rn quizá s se r econ o zc an en los di ál ogos r epr odu cid os en a lgu no s de los ca pítulos, p or lo qu e les pi do di scu lpas. El libro fue en pa rt e co ncebido mi en tr as realizaba una esta ncia en la Un iversi dad de Ca lifo rn ia en Berkcley co mo in vest i gad or in- vita do du r an te la pr imavera de 1995. Quisiera ag ra decer a Meg Co nk ey, Cr is tine Hast orf , Marcia-Ami Dob re, M arg ot Win er y otros m uch os m ás, dem asi ado num erosos pa ra me nc ion a rlos a todos aqu í, su h osp ita lidad d ur an te el tie mp o que pa sé en Califo rnia y po r hacer mi esta n cia allí tan p ro ve cho sa y agra dab le. Tambi én q u isie ra agr ad ecer a la Un ivers idad de Dur ha m ha b erme co ncedi- do tal licencia de es tu dios y de fo rma m ás ge ne ra l po r apoyarme en mi ca m bia nte visió n s ob re la ar qu eología a Jo largo de estos úl- timos siete años. Debo ci ta r tam b ién a la gen te qu e ha revis ado el texto, a lgunos
m e nta rios la obra serí a m ás dogm áti ca, ten dvía m ir as mu ch o más es trec has y sería mu ch o m en os co mpr ens ible. E n este capít ulo in- cluyo especia lm ente a Rand y McGu ire, Jim Hil!, Chris Tilley y E li- sa beth B rumfi el. Ro b ert Prcu ce l y l an Hodder revisa ron el últim o bo rra do r de form a pro fun da. Dom ini c McNa m ara m e prop or cion ó la ci ta ció n de Foucault del ca pítu lo 6. Den tro del Dep art am ent o de Ar qu eol ogía de la Un ivers i da d de D urh am , Hel ena Ha rner ow, Colin Haselgrove, Anth o ny H ar d ing , Sim on J am es, Sam Lucy y M arti n Millett leye ron el prim er b or ra- dor y reali zaron co m enta rios IT1UY o portun os. Algunas con versa- ciones c on m i p ad re, C. David Jo hn son, s ob re filosofía de la cien- cia sirvieron para cla rificar diversos pun tos. Más conversaciones co n Chris TayJor, Paul Ever son y David St ock er si rvieron pa ra in- fo rm ar la d is cu si ón so bre Bodiarn del ca pít ulo 10; sin em ba rgo, los posibl es erro re s q ue pued an detect ar se so n todos de m i res- p on sabilid ad. Joh n Davc y y Tess a H arve v, de la em pr esa ed ito ra , se co mpo rta ro n con m igo pa cientem en te, an im á n dom e en todo mo- m ento y apareciendo siem p re a p unt o pa ra pro porcio na rm e cual- qu i cr tip o de a yud a. Mi mu jer Becky hizo co me ntarios a los s uce-
aún , m e apoyó em ocio nal e intelect ua lme nte en todo m om ent o; sin ta les a poy os, este libr o n un ca hu bi er a vist o la luz. En ret orno. es pero qu e este lib ro le acl are por qué los arque ólogos con stituyen un r ami llet e t an peculia r de seres human os , aunque sé qu e ella ya tien e a l res pec to su s p rop ias te orí as. G ra cias a to dos.
C APiT ULO l
La a rq ueo logía p uede s er muy ab u rrida , penosa y pe sa da físi- cam ente. Cada año ex c av a m os m iles de ya c im ie ntos , algunos con paci en ci a dolor osa hasta em bo rra- la m e rite, otro s con gran e in- d ign a prisa. Ca da a ño pas am os u n fr ío que nos llega a los tu éta nos o s om os c omid os a pico taz os po r los insec to s mi entr as visitam os un mo nt ícu lo poco atracti vo s it ua do en m edio de la nada. A va rios kilómetro s del resta uran te o el a lbergue m ás pr óxim o int ent am os In ost rarnos intere sad os mien tras la lluvia cae a cántaros y algún a fa mado pr ofeso r, cuyo mej or tr abajo ya tien e más de veinte año s, diserta sobre lo que fue enco ntrado en la ca la 4B. Cada a ño pro - d ucim os m iles de int ermi na bles e insul sas m emo r ia s de excava- c i ón .Y nos preo cup am os por la pre ci si ón de innú m ero s planos y diag ram as, así corno po r cotejar largas listas de obj etos para llen a r con ellas un a mi cro fich a q ue m uy pocos llegarán n un ca a co ns ul- ta r o us ar. ¿P or qué? Pod ríam os u sa r el di nero inve rtid o en ho sp it al es, o qu izás des- via r p ar te del d ine ro para escri bir una versión más en tretenida .Y fictici a sob re el pas ado, se ntad os en una te rraza mi entra s tom a- m os el sol. Si tuviéra mos in qu ie tud es ide ológica s mu y serias q ui- z ás crearíamos una brigada internaci ona l para luchar a favor de la liber tad en a lgu na parte. Cada una de esas a lte rn ativas tiene su atractivo pero nosotros 11 0 hacernos esas cosas. Segu irnos co n lo nu es tro com o siempre h emo s hech o. Una de la s raz o nes p or las que no hac em os esas cosa s es po r- que la arqueologta es algo mu y import ante , El pasado ha mu erto, ya no exis te, pero es algo m uy podero so. Es tan pode ros o que un a na- ció n ente ra (Zim ba bw e) pu ed e t oma r el no mb re de un yaci m iento arqueo lógico. Es tan pod ero so que los yac im ien to s arqu eológico s
Defi n iciones de «t eo rí a»
h an de ser vig ilad os p or la policía pa ra expulsar de ellos a los iLJ- t rusa s. Es tan poder oso que inclu so grupos de obj et os pa rt icular es
m ento de imp ort a nt es di spu ta s int ern acionalcs , La prc gunt a «¿po r qu é hacem os arqueología?» se relacion a nc- ces ali am en te con la pre g unta «¿po r qu é la arqu eología - el es tu- di o del pas ado a través de sus restos m a wli ales- es tan im p or - ta nte para nosotros?». y ello nOS co nd uc e o tr a vez a la c ues tión del «n osot ro s». de nu est ra iden tidad ¿q u ié l1CS SO lJ10S? Y es ta s c ues t io- nes son to d as teóricas.
"Teo ría» es un a pa labra difí cil de d efinir. For zosam ent e deberé volver a tra tar est e te ma en el ca p ítulo final, pue sto que di stint os pu ntos de vist a ico r éü cos defin en «te orí a » de man era disti nta. Las diferentes defin iciones no pue den se r exploradas a fon do sin pr e- viam ente exp licar tales p unt os de vista. P or Jo tant o, en vez de ava n zar aquí u na definició n co mple ta de t eoría la po sp ond" é hast a el últ im o capítulo. Mi entr as t ant o , se ña- l arem os qu e mu ch os ar q ue ólogos incluirían dcntro del alca nce del conce pto de teorí a las 'llut ivaciolles de la práct ica de la arqueolog
fa , así como el cont ext o so cial y cultu ral de la ar qu eología. Se gura - me nte ta m bién se refer ir ían a la problem ática de la int el1 Jr ew ó ón. La mayorí a de los arque ólogos es tarían de acu erdo en qu e la for- ma de int erp retar el pa sad o imp lica as pec tos t eor éti cos en un sen- tido amplio. Por e jemplo , se p od rí an citar te orí as gene rales rel a- cio na d as co n la evolució n socia l y biológica , o p rob lem as asoci a- dos a la form a de co n tra s tar las hip ót esis formu lad as o in clu so de- batir sobr e c óm o hay qu e int erpr etar los camh ios es tilísticos o d ecor ativos obs er vados en los objetos. Ex i ste un des acu er do ace r ca de si deter m inad os co nce pto s hay q ue consid era rl os «teo ré lic os » o si, en ca m bio , se tra ta d e meras a da pt aci o ne s técnicas o fo rm as de tr abajar, co mpr ens ibles fuera del a\ca nce de la teoría. Unos, por ejem plo, co ns i dcra n la es trati- grafía , las técn icas de e :<c avación Y registro, y el uso de m ét odos estadísti co s co m o pro ble mas «teoréti cos», mi en tra s qu e o tros los c onsider an s imp lcln en tc c ues tio nes "p ráctica s») o «técn icas», La
un sentido estric to qu e, si la te oría cubr e el «por qu é », el m éto do o
E l. S E NTI DO lO J\1l JN N O B/\ ST,\
S ient o entrometerme, pero toda esa discusión sobre la teoria y el m étodo de mues tra claram en t e. la est érilv aburrida qu e es la teoria. Usted se ha per- dido en defini cion es y se mán tica s in habe r men cionado Wl solo hech o cml - creto acerca del pasado. E mpi ezo (/ pens ar qu e ojalá 110 hub iera em pezado a leer este libro, pu esto qu e. h ubi era aprovech ado m ejor el tie mp o CO/1 ol ras lecturas. La teoria es irrelevante CO Il relaci ón a la práctica de la arqueología; só lo hay que utilizar el sentido com ún.
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la m etodo logía cubre n el «cóm o». Así, la te orí a cu bri rí a los moti- vos qu e nos impu lsan a seleccion ar un de t ermi n ado lugar para ex-
c omo teoría y m étodo es tá n ínti ma m en te rel acionados, mu chos ar - queólo gos p en s arno s que es ta divisíón tan el em ent a l es d em asi ad o pobr e. Para d ar un eje m plo de las rela c io nes ent re teo ría y méto do po - dríam os exa m i na r di ferent es m ét od os de in ve sti gaci ón de la es tra - tifica ción soci a l a pa rtir del regis tro arqu eológico. Pod rí am os uti- lizar el m étod o de co mp ar ar tu mbas «ricam ente - prov ista s de ofre ndas, co n tu mb as senc illas sin ap e nas decora ci ón. Es ev ident e en est e eje rcicio q ue se pr esu pone n c iertas ideas o teor ías a cer ca de la n atu ral eza de la cs t ra t íf icac íón soci al (que la esca la socia l se
bien es mat eri a les se di str ibu y en de form a desigu al d ent ro del co- lectivo socia l y q ue ello es tá rela cion ado direct am ent e co n la desi - gual da d social, ctc .). E sta s ideas son en sí m ism as de nat ural eza teóric a. Qui zás la te or ía y el mét od o son la m ism a cosa y no pued en se - par ar se; qu izás ha n de sep arar se si la arqu eología qu ier e s er u na dis cipl in a rigu rosa ca paz de co ntra star sus teo rías co n la i nform a- c i ón o bte nida de la excava ció n. És te es un d eb a te so bre el que se - rá necesa r io ret ornar e n el ca p ítu lo 4.
Ah, se tr ata de Roger, el ete rn o empírico. (Roger es u n a lumn o de la Universidad del Nort e, en Ingl aterra , aunque personas co mo Ro- ger se pu eden enco nt rar en cualquier par te. Rog er se apas ion ó p or la arq ueo logía cua ndo er a ni ño rec orri endo los luga res co n ru inas de castillos de su co marca y visita ndo mu ch os otro s yaci m ien tos arqueol ógicos. Antes de en trar en la uni ver sid ad ya realizó algu no s trabaj os de au xiliar de excavación y cola boró co n un mu seo. A Ro- gel' le g usta ver y toc ar cl m at er ial que sal e de una excavac ió n y le en cant a dis cu tir aca lorad am ent e co n su s cole gas sob re cues tio nes
T EORí A ARQCEOLÓGLCA. CNA I I\ TR OD UCCl Ót-: 16
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de un lun á tico que se sitúa en los m ismos lím ites de lo qu e es la verdade ra arq ueologfa. Algu no s a ut ore s po steriores retomaron su s tesi s y las ampli a ron sugirien do qu e las lín ea s esc o nd ía n un signi - tlcado religioso y un p ode r mí s tico. Hoy está cla ro que los pu eblos pr ehistó rico s podía n h ab er sid o p erfecta m ente ca pa ces dc reali za r tra zad os de es te tipo. El cri terio original b as ado en el sentido co mú n qu e utilizaro n lo s arqueólo- gos pa ra des auto riz ar las tesis de Wa tkin s no ca be d u da de que no era válido. Las lín eas de co nex ión no existen. Fue dem ost rad o p or Tom Willi am so n y Liz Bcllamy en el estu dio Ley U nes ¡,1 Ouestion qu e a na lizó est adí sticam ent e tales posibles lín eas y mostró que la den- sidad de Juga res arqu eo lógicos sobre el pa isaj e bri t ánico es tan alta que cualquier posib le línea traza da en cua lqui er par te, nece sa - riam en te trop icza co n un ci er to nú m e ro de ya cim ien tos. A Wi- lIia m son y Bellam y, prob ar el error les co stó un enor me tra ba jo. debi end o hacer u so de sofis tica dos m ét odos es tadí st ico s. La m oral eja del deb ate s obr e las líneas de co nexió n e nseñ a que lo que di stin gue un a explicación floja de un a de sólida no es una simple cu estión de «sentido com ún ». Quisie ra argüir que s i q uere - mo s rea l mente com pren de r q ué es lo qu e alimen ta el deba te de las lín eas de conexión debe r íam os fij arn os en la tr adic ion al divi sión de la a rq ueo logía br itá nica entre cla ses de arq ue ólogos. En su ti empo, Wat k ins fu e tild ado de vu l gar am a teur ; hoy día , la tradi - ci ón de los bu sca dores de líneas de co nexión co ntinú a viva entre lo s círculos ( alternativos» que nn ran con recelo a los arqueólogos profes ion a les.
Es deci r, debem os ser mu y ab iert os sobre nues tras razo nes, n ues tro s pu n tos de vista y nu est ro s pr ejuicios y no pretend er disi- mu larlos o a fir ma r que no existen. Se tra ta de una re gla básica de todo di s cur sos aca dém ico , aunque no siem pre es seguida. Lewis Binford, una per son alidad sobre la qu e volverem os a habl ar en el capítu lo que sigue, decía qu e tod os los científicos de c ua lq uier d is- ciplin a n ecesit an ser m uy co nscientes de las p resunci ones que rea- lizan si qu i ere n de verda d ser pro du ctivos. Au nque no hace falt a añ ad ir qu e nunca podrem os ser com plet am ente explíci tos a cer ca
dc nu csr n », prejuicio s y nuestros a pri o ris m os, no p OI ' ello no d e- hem os int entarl o.
Dicho el e o tra m an era , t odo s sa m a s un os te óric os. Éste es el pun to clave. El rn ás lento au xiliar de excavación, el m ás ab urr ido limpi ad o r de ce rám icas , el m ás despist ad o ayudan te técn ico de la- ho rato ri o, to dos son un os teó ric os en el se n tido de qu e tod os uri li- I.an en su tr ab ajo , teo rías, co nce ptos. ideas y pre su ncion es. (La teo ría pu ed e h a berles sido imp ues ta por el dir ector del proye ct o o po r la en tidad pat roci nad ora del proyec to, p er o no por ello deja de ser tcoría .) De f or m a sim ilar, el texto má s descripti vo o la mem o- ria m ás sec a ta rnbi én son teoréti cos. Cualquier person a que man e- je un a pal a en u n ya cim ien to se fía para real iza r Sil traba jo de las te oría s q ue ha bla n de los ca m bios de color Ji textu ra del suelo y de la estrati gra fía ; los criterios de pu blicación que dete rm ina n el peso relat ivo y el ord en ad jud ic ados a los in form es sob r e ce rám ica y sobre o tro tip o de tes tim o nio s en un a m on ografía de yac im ien to d epend en de un juicio so bre lo qu e es m ás sign ificati vo del yací- mie nto, j uici o que a s u ve z de scan sa sobre criterios pro veni ent es de la t e orí a. Por lo t ant o, cua lq uier arqueó logo qu e nos habl e de que su tra- bajo es ajen o a la teoría, de qu e él no está p artic u larm ente intere- sado en la teo ría. o de qu e él hace arque ologfa «a u téntica» po r op osici ón a la ar que ología de lo s «teóricos de moda ». rea lm ent e no dice toda la verdad. Ex isten t ant os te ór icos C0 l110 arqueó logos , aun q ue mu cho s de es tos ú ltimos en mas care n su s a pr iorismos teo- r ét icos co n la etiq ueta del pra gma ti smo o del sentid o común. Com po rtá ndose de esta forma, sostengo qu e estos arq ueól ogo s evi- tan la r es po nsa bili da d qu e les afe cta de dej a r claros los fun d am en - tos in telectual es de su tra bajo, pret endi end o así esco n der del exa - men cr ít ico las p re su ncion es teorét icas qu e utili za n. Más aú n, la pr et ens i ón de ser a teóri co es un int en to de im po- n er una es pecie de m ach ismo en la práct ica ar qu eológica. Com o verem os en el ca pítulo 8, la prác tica arq ueo lógica está a so ciad a a noc ion es de género so bre lo que tien e valor o no lo tien e. Po rque, a l m en os en el mu nd o anglo-a meric an o, sie mpre hay algu na cosa de vagam e nt e fem eni no (y p or lo tant o im plícit ame nt e con si dera -
do de segundo ra ngo) en el habl a r de , en e! di s cuti r ace rca de, o en el tra ta r de ra zonar cl aram en te y explícit am ente so bre.
t íJ. he oído lo sllf/eicl1te sob re todo eso; usted en/pieza a abusa r. Esta ria dispuesto a conceder que todos a co Stll l71hra m D.'>· a u tilizar la teoría en u n cierto sentido, pero al [inal de la [o rna tla lo que cuenta son los hechos, los datos ex traídos.
No vaya discutir ahora acerca de si la inf orm ación , tal cua l a pa- rece, existe i nd ep endi ent em ente de la teorí a , pu es tiempo te nd ré p ara ello. Supo nga mos por e! m om ento qu e los dat os existen real- me nt e. ¿A qu é nos conducen? Hay una i nfinid ad de hech os q ue la ar qu eología pon e de reli eve. Est á n amo nton a dos a mil lon es en mu- scos y en arm arios de labora torio, y a parecen en largos list ad os de da tos. Una mu est ra: veamos algunos de estos hech os inco ntes tab les:
o El vaso qu e so st engo tien e 600 a ños.
Las fra ses que acaba mos de leer, ¿añaden algo a un co noci m ien- to au tént ico de! pas ad o, a un a explicación co her en te de cará cter ar- qucológico? No. Am ont o n ar hechos simplem ente y espe rar a que de estos hech os sa lga un rela to ord ena do sobre el pasado es com o po- ner a un grup o de mo nos fren te a u na s má qu inas de escr ib ir y es- pera r a que a parezca n las ob ras com pletas de Shakespearc, Lo que nos hace arq ueólogos, en las antí podas de sim ples reco- lect ores de tra stos viejos , es el conjunto de regla s qu e us am os para
rel atos qu e, para nos o tros los arque ólogos , «tien en sentido » y qu e (espera mo s) ta m bién lo ten gan pa ra la ge nte en gene ra l. Y tal es
reg las , sea n im plí citas o explícitas , so n de n atu ra leza te ór ica. Los hech os so n im p ort an tes : sin em bargo, sin teo ría , los hech os pcr- ma ncc en co mpleta mc nte m ud os. Tomcm os el e jemplo del di stin gu ido p ro fesor de Arq u eolog ía que asegura escri be ba sá ndose en los hecho s únic a m en te y usand o el sentido com ún, claro está. Ve amos qué hace re alm ent e : A tal [ i n he es co gido el sig uiente tcxto :
Es im po rt a nte subraya r que la cultura r om an o-bri t áníca se basó en un a eco nom ía mo ne tar ia. En el s ud este de Ingla terra la m on ed a ya era co no ci da a n tes de la con q uis ta , sin em bargo los ro mano s fue- ron res ponsa bles de difu nd ir su ci rculación por toda la isla , haci én- dose pr es en te hasta en las m ás sen cilla s t ran sacc iones. Podem os im agi na r ha sta q ué pun to el uso d e la mon eda pen etró la vida co- m ercial de todo el t erri to r io po r el hecho de q ue S t' ma n ifiest a has ta en los luga res m ás h umil des y en las más remo tas pa rles de la pro - vincia. (Alcoc k. 1976: 174).
Un a prim era pr esu nci ón ieoré tica que o bservam os en es te tex- to es qu e ideas co rno «t rans acci ón » o «vida co merci al» , qu e sólo obtien en su sen tid o m od ern o hacia finales del siglo XVJlI , pu edan aplica rse a Gra n B ret a ña ro m a na s in más explicacion es. De ello se siguc q ue el a uto r del texto es pera del lecto r q ue u tilice s u expe- ri cn ci a m od ern a so bre tra n sa cc io nes y vi da co me rc ia l - regidas po r la eco n om ía de mercado , de slig a das dc la s rela cio nes socia les, in ter med iadas p or u na uni d ad COmún de cam bio- pa ra en tende r el senti do de la fra se. Ésta y ot ra s pre su nci on es pod rán o no se r verda der as, pero en cualq uier caso son de n atu ra leza te or ética. La seg un da en un a pr es un ció n de l tip o «alcance m edio »: esto es , q ue aso cia di rect am en te hech os part ic ular es a teo ría s generales (véase ca pítulo 4). Alcock pre sup o ne qu e la pres en cia dc un de ter- m in ado n úm ero de mo neda s en diferent es tipos de ya ci m ientos (nótese el uso de un a jera rq u ía im plícita de yaci m ientos a rqu eo ló- gicos qu e equ iva le a una j era rq u ía soc ial, a su mid a más que de- m ost rada : «los lugares má s h u m ildes ») refleja de forma pr eci sa el ran go de lo qu e Alcock den omin a «actividad o vida com ercia l". Por s up u es to que reco nocem os qu e «actividad co merc ia l» es una figu ra teo rét ica m en te mu cho m ás co mp lcja. E l rela to de Alcock p ued e ser tot a lm en te cierto o no ta n c iert o , o qui zás se tra te sólo de un ret rat o ace pta ble o m í nima mente válido; ello deb er á ser ob- jet o de deb ate en tre los es pc cia lis tas de l p erí odo. En cua lq ui er ca so , se tr ata de u n rela to cla ra m en te te órico.
26 TE^ OR^ i^ A^ ;^ !{ (J l^ '^ 1':^ <)^ I.Ú^ ( j! C!.^ LINI^ I^ N T R()^ l)^ t1<'(^ 'ION^ E L^ SE NTlJJ O^ COM U:-;^ NO B AS tA^27
q ue d ispo ne m os p a ra ta n inm en sa rarea son u no s p o cos re stos de ba sura qu e olvid aro n po r el ca m ino , a m enud o cas i to ta lm ente co nvertidos en polvo. No es un a ta rea fáci l; el deseo de qu e sea una ta rea in tele ctu al m en te llevadera es com pr en sible, aunqu e es un poco in gen ua. La te orí a es t am bi én un a ta r ea d ifíci l po r o tr as ra zo nes que tie- nen men os que ver co n la jcrga que co n la práctica acadé mic a. Los teór icos a m en ud o dicen un a cos a y h acen o tra. Un ar tícu lo de teo - rí a pro cl am a qu e es tá a bo r da n do un as unto desd e un a p er sp ectiva nu eva. cuan do. de hech o, es tá ut iliza ndo la mi sm a vieja p er spect i- va de sie mpr e de f orm a disfra zada. Otro ar tícul o acusa a un rival de u na s er ie el e ini quida de s tc orét ica s para lu ego h acer exa cta- men te lo mi smo , au nque usa ndo un len guaje di fere n te, Todo esto conduce a m i tes is fina l: la teo ría es d ifícil p orqu e re- q uiere pen sar po r un o mism o. Cua ndo un alum no r eda cta un tra - bajo de cla se so bre. po nga mo s po r cas o, la cerám ica de los pobla - d ore s nat ivos del sud oes te a mer icano , está a uto ri zado a utilizar una se rie de hechos que obt iene de los manua les reco m en dados. Ta l lis ta de hech os, o pa ra se r más preciso s, tal r ep etición de lo s hech os na rrados po r los manu ales, pued e da r lu g ar a una nota no mu y bu ena, en a usencia de análisis crít icos o de cua lq uier mu es- t ra de un pensam ien to pro pio , au nque ello no im pi de que el alum - no pue da segu ir adel ante. Sin emb argo, cu an do se escri be un en- sayo de teorí a , tal proceder resu lta intole ra ble. Cuand o se ma ne ja n ideas a bstr actas es p art icu larm en te difí cil regu rgitar cos as copia- das de lo s libro s sin ha b e rla s co mpren dido a fo nd o, y má s aú n c ua ndo un a uto r pr e tende reb ati r a otro. Pen s ar po r u no m is mo es algo que cua lqu ier alum no de ar - q ueología (o de cua lquier o tr a di scipli na crít ica) deb ería tra tar de hacer. En últ im a in st anc ia es la ún ica ju sti ficación de u na f or ma - ci ón en el ám bito de las hum ani dades. En u na época en qu e la Ior- maci ón se conteIn pia ca da vez más corn o un a merc an c ía , cuando el conoci mien to pue de co mprars e y venders e en el m ercado. la id ea de un a for m ació n com o apr endiza je de las ha bil idades ab stractas del p en s ar crí tica m ente se en cue n tra m ás am en azada qu e nun ca. Quizás es este co ntexto cu ltura l lo qu e ha p ro vocado la d ur eza de los p ro n un ciami ent os cont ra la teoría de los últimos tiempos.
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I
Comprend er la teoría
Bien, atín me sie nt o bastante incomodo con In teoría, aunq ue esto." pre- parado para segu ir u n poco m ás hacia adelante con todo ellu. ¿Hacia dónde no s dirigim os a parti r de este punto?
El res to de es te li bro in tent a d ilumin ar a lgu nas de las pri nci- pa les t end encias de la teo ría de la ar qu eología, empezando po r los años sese nt a ha sta ho y mi sm o. P ar a pro cu ra r ob ten er la má xima claridad voy a adop tar dos es tra teg ias. Pri m e ra , voy a habl a r de ve z e n cu a n do a rn plia rnc n te a ce rca de los desar roll os acaecidos en o tra s disciplin as y en el pe nsam i ent o intel ect ual en su con jun to. Co nsec ue nte mente, pod rá p arecer a los a r q ue ólo go s pr áct ico s qu e se in clu ye n la rg os p árrafos e in cl u so su b ca pít ulos q ue poco tien en que ver co n ellos. La r azó n po r la que p rop on go este en foqu e res ide en el hecho de qu e la arqu eolo- gía acostu m bra a to mar dé prestad o de otra s di scip li nas dctcrm i- nad as ideas. En este pro ceso, las idea s a m enu do so n m odi ficadas e inclus o dist or si onada s. Por lo tan to será preciso ir a la fuen te origi n al p ara a na lizarl as de form a clara y co mpre nder con preci- s ión có mo ha n s ido u tili za das po r pa r te de los a rq ue ól og o s y qu é abusos se han pro duc ido. No es tá de más adve rt ir q ue h abrá q ue ten er p aci en cia con el texto y ava nz ar au nq ue sea pesa da me n te a tr avés de un m at eri al qu e puede con sidera rse a priori irrele vante , para a l fin al e nco ntrar la ex pl ica c i ón de su per tinen cia co n rela - ción al pensa mi en to arq ueológic o. Segun da , voy a exa m ina r hist ór ica m en te el desarro llo de la reo- ría , cen tr a nd o la a tenc i ón, en pr imc r lu gar, en los oríg en es de la N uev a Arq ueo logía y a co ntin uació n en las reacc iones susci ta da s. Pien so q ue si se co mp re nde el co ntexto h is tórico de u na ser ie de co rr ien tes , tal es com o la Nueva Ar que ología o la arq ueología post- proce su al , uno pue de m ás fácilmen te si mp a tizar co n sus ob jeti vos y qu eda rse co n los pr in ci pios .Y preo cu pa ci on es que las susten ta n. Meti dos en cont exto podemos m ás f áci lm en te co m pre nder los ras - gos característicos de la arq ueo logía contem por án ea situándola en su sitio, en vez de emplaz a rla e n el vac ío. El próxim o capítu lo es ta rá ded ica do a estudiar la Nue va Ar- queolo gía ; los tres qu e le siguen a a nalizar los pro blem as qu e g iran alreded or de las noc ion es de «ciencia » y «an tropo logía )} que la ¡(ueva Arqueo logía susci tó. Los inte rro ga n tes q ue la Nueva Arq ue- o logía s usc i tó so n , a m i pa re cer, a bs olu ta m e nte decisivos para la p rác ti ca y p ara la te or ía a rq ueo lógic a cont em po ráneas.
La mayoría de los a rqueó logos se e na moran de la arque ología po rqu e se que dan «colga dos» de los ha llazgos. Los restos en con - trado s va rían - castillos, ba ños rom an os, pun tas de flecha prehi s- tóri cas, uten silios neolít icos, tem plos m aya - , p er o lo que atrae de inm edi ato es un a ura de mist erio y ro ma n ticismo de un pasa do que se nos maniftesta a trav és de sus re sto s. Esta atracc ión ro - mán tica es a men udo tan to estética y sens ua l com o int electual. To- dos desea mos pa sear p or entre ru inas med ievales o tocar ut en si- lios de ce rá m ica. Sin emb argo, tra tamos de p er suadi rn os de qu e ta les ruina s o uten silios son mer os «da tos», (Un co lega me conf e- só qu e deb ido a lo abu rridas qu e resul taba n sus investigac ion es a h ora od ia con tod a su a lma la ce r ám ica neolítica , a unq ue yo lo in terp reto co mo u na form a distint a .Y re tor cida de a rno r.) Los ob- jetos , sea n p equ e ños co mo una pun ta de flecha o gra ndes como u n palacio real , no s fascinan. Est a quer encia por los ob jetos, en sí m ism a, nada tiene que ver con la arqueología , en el sen tido de estu dio del pasado. Los obje- tos p or sí mismos no nos d icen nad a so bre el pasado. He estado en med io de las m i na s de cientos de cas tillos .Y palacios a ntiguos es- cuch a nd o ate nta me nte y nunc a he oído ab solu tam en te n ada. Los colegas me cuen tan qu e han pa s ad o por semeja n tes expe riencias desal ent adoras con cerá mica s, hu esos .Y otras cosas. A ellos tam- bién les e nca nta m anejar su mat eri al, p ero éste sigue mudo. Los objetos no pu ed en contarn os nada acerca del pas ado por- que el pasad o no existe. No pod em os toca r el pasado, verlo o sen- tirlo; ha mu ert o y de sap areci do. Nuestros am ados objetos pertene- cen e1l realidad al presente. Exis ten en el a hora y aq uí. Puede n o no hab er s ido he chos .Y usados por gen te real mi les de a ños at rás,
32 TFO^ RI A^ ¡\R^ Ol}^ E OL OG^ l e /.^ UNA^ II\ T R{) J)Ul^ 't^ '¡(Ji:^ l i^ ( ^1 1.^ '^ /^1 ^ I^ ~^ U^ I^1 :.l^ )I^ ,^ (^ l(,^ L^ )^ ~^.
arq ueoló gico en el pres en te. ¿Pero cóm o lo hacern os? Una posible sug erencia i nvita a usa r los m étodos de las cie ncias na t ur ales. a in- tentar co n t ras ta r, a la vista de nu est ro s mat eri ale s , hipó tesis a lte r- nati vas a c er ca de pro cesos y ac o n tecim ie n to s , y desarrollar de esta for ma nu es tro co noc im iento so bre e! pas ad o. Otra posib ilida d es con te m p la r lo s m at e rial es C0 l110 textos pa ra leerlos co m o lo ha - ríamos con un dOCUI1 1 ent o escrito .' así des cubr ir la r ica c om plej i- dad de los m en sa jes cultu ra les del pas ado. H ay mu cho s más enfoq ues : de hech o, el pro blem a ya [uc perci - bid o sigl os atrá s. El hum anist a inglés sir T hornas Bro wn e ce ntró su maravillo so e nsa yo de m edi ados del siglo XV lJ , titul ado Il vdro- taphia, en los descubri mi en tos de urn as de in cin era ció n qu e hoy pensa rnos qu e ti enen un or i gen an glos ajón , situado en tre los s i- glos v y vu de nu est ra era. Browne co ntra stó la so lidez física de las urnas con la im posibilid ad de co m pre nder la s cree n cias re ligiosas que expresa ba n , e incluso con la im posib ilidad de asigna rles una fe cha (Brow ne pen só qu e p odrí a n se r ro m anas). La cues tió n de có mo en lazar pr esent e co n pa sa do pl an eó en su forma má s explícita co n la Nueva Arqueo logía de los a ños sese n ta y s ete n ta.
An te s de la N ueva Arqueo lugía
Hay planteado un deb ate a cer ca de la te or ía ar qu eológica antes de la Nue va Arqueología , pero no d isp on emo s de es pa cio su ficien- te para hacerle aqu í ju sticia. Alg un os hist oriador es de la ar qu eolo- gía mantienen qu e el siglo que preced e a 1960 fue co mo un largo período de som nolencia para la teoría , co n un n1UY esca so deba te te ór ico. Arguy en que los arqu eólogos se co ncen tra ron en la reco - lecci ón de g ra ndes ca nt ida des de mat erial sin hacerse dem asi ad as pre g unta s sob re e! ma rco int e lect ual d ent ro de! que d ebía n t raba - jar, Otro s nieg an es te punt o de vista y ma n tien en que es te p er íodo co ntem pló int ensos d eb a tes de tipo mu v diver so. Es tos últim os pi ensan , ad em ás , qu e la imp ort anci a de la Nueva Arqueología para e! de sarroll o del pen s ami en to arq ue ológico ha s ido mu y exage- r ada. Quisi era su bra y ar que uno de los p unt os de parti da de la lla- mada «Nueva Arqueología » resi de en lo qu e acabo de plnute. u, la noci ón de qu e la m era re co lecci ón de da tos - la ob ten ci ón de' m ás m at er ial-e- por ella 11 1i S111U n o co nd uc e a u n m ej or co no ci ur i. -u to
del pasado. Da vid Cla rke , un o de los p rinc ipa les expo ne nt es de la Nue va Arqu eología , em pe zó su lib ro clásico Analytlcal Arcltaeologv con un a expre si va ci ta de Lewis Ca rro ll:
Ya ves, te cues ta la ca r rera más la rga qu e pued as ha cer p ara no m overt e de l m is mo luga r. ( L ~ re ina a Alicia , A travds del espe]» , ca - pítulo 2, Le-vis Carroll, 1832- 1898.) Cada añ o c rece n las m ieses llu eva s de la s exca vac io nes a rq uco ló- gicas par a p roduci r n ueva s cosech a s de obj e tos pr ehistó r icos... El arqu eó logo ya y vien e, 1lI 1t:'\ 'O S no m b res y nu evo s ya c im ien tos l' C V(.'r A dcccn s ob re los viejo s, mi emra-, q ue c ie ntos <.11..' a ños de m ater ia l r e- co gido inu n dan las sa las de lo s m usco s. Al m ism o t iem po, un a im - p lacab le co rr ien te d e a rt ículo s v li bro s desc rib e v etiq ueta al nu evo mater ial , de m an era q ue el iutrépi do a rqueól ogo, a fuerza de lu r-io- sa a ctividad , ap enas pu ede man te ne r su [sic ] st atus qu a co ntr a la co - tri ent e cons tan te d e dat os. S in em ba rgo. tina du da nebu los a asa lta nu e str a m ent e : u na d isc iplina em p írica m od er na d eb erí a p od er aS A pi r ar a res u ltados má s sat isfac to rio s qu e el m a nte nimi e nto de u n s tat us qu o n...-Ia tivo .\ u n l1 ujo regu lar de fingidos libros de histo ria (Cl arke , 1972: 3).
C lark e, en aq uel mo mento no estaba del todo se gu ro de qu e los m étodos de los a rqueólogos p odí an re alm en te d arn os versi on es mej or es y más fidcdi gn as del pasa do: pa recía que po r má s que sa - c ár a mo s a la lu z m ás y m ás cosas, no avanz ábamo s en tér min os de nuest ras id eas. Nuestro co nocim iento de los o bj eto s en el pre sen te au mentó mu ch o, pero deb ido a q ue no su pi mos sa lvar bi en el abismo que nos se pa ra del pas ad o no obtuvim os pro gresos sustan - ciales en la co mpr en si ón del pasado. ¿ Qué teoría s disgu staban a Cla rke? Dicho de o tra form a, ¿có- rn o, an tes de 1960, los a rque ólogos co nvert ían el mat eria l excava- do en discursos sobr e e! pasa do? Es fá cil en esta cue stión caer en gen era lizacio ne s. au nque , por otro lad o , p ued en e nco ntrarse si cm - pre exc ep cion es. Uno de los pil ares tcoré ticos básicos fue la ide a de cultu ra a rqu eo lóg ica , co n todo lo q ue sign ificó pa ra las po bla- cio nes hu ma na s de! pasado. En pal a bras de Go rd o n Ch ildc:
En co ntr am os cier to t ipo de res tos - vasijas , im p lem entos, o rna - m ento s, ritos de entierr o V fo rm as de h ab itación-e- rnuv recu rrent es. A este co mp lejo de ra sgo sa so c iad os lo p odríam os c.l eno"m illa r' «gru po cu lt ural» o s im pl em en te «cu ltu ra». Sup on emo s qu e ca da tin o el e esos comple jos es la expres i ón ma te ria l de lo qu e hoy lla maría mos un "pueblo" (Chlldc, 1929: v-vi),
34 T E UR IA^ ARO^ lJl^ :,{)J.()( i l (' !.^ UNA^ I NTJH J1J1^1 ('('I^ (l^ N^ 1 ,^ \l NI II ;V!^ ,\ l{^ l)^ I Jl :( JI ( )( ; I^ ¡\¡)^ ,~
Este ti po de id ea d e c u ltu ra h a si do de no m i nada no rmu tivu, ya qu e es tá en fun ci ón de d os pre sun ci on es: p ri m e ra , q ue los objetos son expresiones de norma s culturales, d e id eas que resid e n e n las m ent es de los i ndi vidu os, y segu n da , qu e tales no rmas defin en lo que es «cultura». Va y a p on er do s e je mp los d e esta in terp retació n, un o saca do d el prese n te y o tro del pasad o.
Este conc ept o d e cu lt ura es t am bién poli/ ético : es to es, dep end e de que un nú m ero dete rmi n ado de ra s gos d ifer en tes se pro d u zcan j untos. Tom ar c afé no conv iert e a un inglés en fran cés ; u na vivie n- da re cta n gul ar n o co nv ierte u n asc ntam ien to TRBK en u n ase nta - m i ent o B KK. Lo q ue define a u na cu lt ur a es la prese ncia sim ul tá - nea d e un núm e ro det e rmi na do d e c arac te rís tica s, co mo su bra yó Ch ilde. En Amé rica del Nor te. el mé t od o d e ta bu la r l ar gas list as d e ca racte rí stic as ti po lógicas pa ra esta b lece r com paraci o nes e ntre ya - cim ien tos fu e segu id o co n gra n asid u ida d. P ar a res u mi r, seg ún el p un to de vis ta trad ici on al. t ra slad am os el p res en te al p asad o a base de re un ir ob je tos en grupos q ue d e-
Las iniciales re presen tat ivas d e las c ult uras cit ad as co rres ponde n a s u nom en cla tura ori - gin aria en aloma» : as í, BK K pro vien e de Bovuicntc cranuk: Kultur. y THB K pro vie ne de Itíchte- rrandbecher Kultur. (N. del l.)
n omi n am os cu ltu r as a rq ue o l ógicas, Segui da me n te h ac ern os eq u i- va len tes tal es cu ltu ras a rq ueo ló gica s a las cu ltu ra s hum a n as pre- su miend o q ue los o bjeto s so n ex pre sio ne s de idcas O d e n or m as d e co m po rt a m ie n to. Est e enfoq ue tiene va rias co nsec ue ncia s. En prim e r luga r, es ti- mul a la te nd encia a particularizar lo quc los arq u eó lo gos cue n ta n d el pa sado , e n vez de hace r gen e ra lizaci o ne s. Por Jo ta n to. en vez de su b ra y ar las sim ilit u des en tre ob jeto s. se e nfa tiza n las di fer en - cias y parti cu la ridad es observadas en tre ellos. Por ejemp lo , algu i en pod ría qu er er hacer gene ra lizacion es cn- Ire los yacim ien tos B KK y TR BK pa ra su bra ya r que es tos gru p os diferentes estab an a l m ismo ni vel de desar ro llo e co nó m ico v so - cial. Ambo s p odrí a n s er cla sifi cados co mo soc ie da des con U; 1 d e- termi n ad o n ivel d e estra tifica ción so cial, p on ga m o s po r caso , o con ti pos de economí a de sub sis ten cia sim ila res. El e nfoq ue cu ltu- ral , sin em ba rg o, tie nd e a d iri g ir la a te nció n , no hacia los ras gos más ge ne ra les. si no hacia lo q ue di stingu e las c ult u ras BK K y TRBK , tan to en tre ellas m ism as co mo co n rel ac ión a otra s. Nos im pu lsa , pOI" lo t an to. a destac ar di feren cias , a ret en e r los rasgo s más p e culi ares co rno su s fo r m a s p art icu lares de co ns tr uir o de e n- te rra r a los mu ert o s. a fija r la a tenció n en el tra zo lin e ar d e la ce - rá m ica d e los un os y la for ma p ec u lia r d el cue llo de los vasos d e los otros , y n o tanto a ver lo qu e tie nen en co mú n , La seg und a conse cue ncia d e una v isión no rm ativa d e la cu l- tura es la ten den cia a co ntem p la r las c ultu ras com o si no evo- lucionasen. Insi st im os que el enfoque norm a tivo co nt e m pla los objetos co m o ex presion es d e id eas co m pa r tid as por u n gru po. S i la gente d e la cu l tura BKK co m pa rt ía a l u nísono las m is mas id ea s sobre cómo debí a n co ns tru ir se la s ca sas, fabri ca r la vajil la y en - te rr ar a s us mu e rt os , ¿d e d ónd e vi no el camb io? La ma n era m ás fá cil d e e xp lic ar el ca m b io es s u ger ir q ue vino dc fu e ra , d e o t ro gr u po hum an o. Es ta «i nfluen ci a» exte rn a pu ed e pr odu cir se d e d os m an e ra s : p or mi graci ón d e pu eb lo s o por d ifu si ó n , es d e cir p or di s emin aci ó n d e id eas fr u to d el co n t ac to e n tr e gr upos di s- tin to s. Las exp licac ione s sob re pre hi st o ria a nte s d e la N ueva Arq ue o- logía t end ía n a ser de d os tipos. Po r un lad o. se cu en cias cro n oló - gicas d e cu lt uras, a lgo pareci do a un os h ora ri os co n gru pos cu ltu - rales en ve z d e trenes. Po r otro, mapas llen os de flec ha s q ue in d i- caban las mi graciones o la d ifu sión d e id eas t estimonio del ca m - bio entre cu ltu ra s (v éanse las fig uras 2.2 y 2.3).