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La Violencia contra las Mujeres durante la Pandemia: Un Retroceso de Derechos Humanos, Apuntes de Escritura Técnica

El aumento de la violencia contra las mujeres durante la pandemia de Covid-19 en Ecuador. Se detalla el caso de Brigith Solange Tituaña Mugmal, una víctima de femicidio, y el impacto que el confinamiento ha tenido en las denuncias de violencia contra la mujer. Además, se analiza el papel de las organizaciones como Casa Amiga y la Fundación María Amor en apoyar a las mujeres víctimas de violencia. Se destaca la importancia de las políticas específicas para proteger a las mujeres y el papel de la CEPAL en la lucha contra la violencia de género.

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 28/06/2021

anngye-aguirre
anngye-aguirre 🇪🇨

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¡Descarga La Violencia contra las Mujeres durante la Pandemia: Un Retroceso de Derechos Humanos y más Apuntes en PDF de Escritura Técnica solo en Docsity!

La mujeres realmente murieron producto de la pandemia ya que no hay autopsia Cecilia Chacon, secretaria de Derechos Humanos en el Ecuador dice: Esto ha significado que en dos meses el retroceso de derechos, el ejercicio de derechos de hombres y mujeres ha retrocedido por lo menos tres años

Pero hacia finales de abril hubo un repunte. En la semana del 20 al 26

de abril se registraron más de 300 denuncias sobre violencia contra la

mujer, a diferencia de las 50 o 60 quejas que llegaron a la Fiscalía en

semanas previas. La violencia no bajó, ni dio tregua. Solo estuvo más

escondida.

investigadores, al realizarle una inspección física, le encontraran rasguños. La asfixió y arrojó al río San Pedro, que está a 50 metros de la casa donde vivían. El cuerpo fue encontrado a tres kilómetros de la vivienda. Brigith Solange Tituaña Mugmal tenía 22 años cuando su pareja la asfixió y arrojó a un río. Wilmer Q., también de 22 años, era pintor. Desde el 17 de marzo que se impuso el confinamiento dejó de laborar y se quedó en su casa, pero mantuvo su sueldo. ‘Le voy a decir la verdad, lo que pasó con su hija’, le dijo a María del Carmen afuera de la Comandancia de Sangolquí. Un día antes, la madre se le arrodilló para que le contara dónde estaba Sol. Pero fueron interrumpidos por un policía. Él entró y María del Carmen no volvió a ver más al esposo de su hija. Él confesó y fue detenido. Pero el día del crimen intentó una coartada. Wilmer Q. quitó el pijama a Brigith Solange después de ultrajarla. La vistió con ropa de salida y le puso zapatos antes de arrojarla al río. No era la primera vez que él intentaba asfixiarla y delante de sus hijos. Brigith Solange era madre de un niño de cinco años y una niña de tres. El mayor vio el crimen. Un día antes de que se hallara el cuerpo de la joven en el río, el niño contó que el papá pegaba a la mamá. Que la botó al suelo y que luego la vio recostada en la cama cobijada desde la cabeza. Después, ella ‘ya no tomó cafecito’, dijo el niño. En los juegos con sus primos, el menor confundía los abrazos con agresiones. Cuando se golpeaba, decía que tenía miedo a la sangre. Un día se tomó del cuello con sus dos manos y dijo: ‘así hacen cuando se van a morir’.

Las cifras que bajan y no cuentan toda la realidad

En lo que va de la emergencia, entre marzo y mayo, oficialmente se han registrado nueve femicidios. Una reducción significativa comparada con los 19 casos procesados en esos mismos meses en el 2019. Pero lo oficial, en Ecuador, no alcanza a contarlo todo. CEPAM Guayaquil, por ejemplo, advirtió que se han producido 34 femicidios desde enero, 12 de ellos durante la pandemia.

La diferencia ha sido histórica. Desde el 2014 –año en que se tipificó al femicidio como delito– las estadísticas de la Fiscalía cuentan 388 crímenes contra mujeres, de los cuales el 53% ha sido resuelto. Mientras que la Alianza para el Monitoreo de los femicidios en Ecuador, que incluye a seis organizaciones, habla de 748 femicidios en el mismo periodo.

Pero hacia finales de abril hubo un repunte. En la semana del 20 al 26 de abril se registraron más de 300 denuncias sobre violencia contra la mujer, a diferencia de las 50 o 60 quejas que llegaron a la Fiscalía en semanas previas. La violencia no bajó, ni dio tregua. Solo estuvo más escondida.

La otra pandemia

Los primeros días del confinamiento, la Puerta Violeta no recibió llamadas, algo que nunca había pasado. Este es un centro de atención externa que abrió en 2019 la Casa Amiga, de Lago Agrio, que alberga a mujeres víctimas de violencia en la Amazonía. La Puerta habilitó un número telefónico para recibir denuncias y acompañar a las mujeres en riesgo durante la emergencia. Antes de la cuarentena, en promedio, llegaban hasta seis denuncias diarias, que simplemente se pararon. Era la demostración más clara de que las mujeres habían perdido la privacidad para llamar y pedir ayuda. Y que sus agresores las vigilaban. Amparo Peñaherrera, coordinadora de Casa Amiga, contó que las mujeres a las que ayudan son de escasos recursos. En Lago Agrio, viven en casas con muchas habitaciones, de madera y pasillos estrechos, y suelen pedir a sus vecinos una llamada. Con todos adentro, sus opciones se anularon. Pero a las pocas semanas, la situación cambió. Casa Amiga empezó a recibir más mujeres en situación de violencia. Tuvo que habilitar un espacio para el aislamiento de las recién llegadas. El lugar podía acoger a una sola mujer o madre/hijos. “Pero en la práctica, mientras una compañera estaba en aislamiento ya necesitábamos acoger a otra”, narró Amparo. Luego recibieron el apoyo de la cooperación alemana GIZ para obtener pruebas rápidas. A PESAR DE LA PANDEMIA, ECUADOR NO HA DEJADO DE MOSTRAR CIFRAS ALTAS. EL ECU911 RECIBE UNA LLAMADA CADA 5 MINUTOS POR VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. EL FIN DE SEMANA ES UNA CADA 3 MINUTOS. El aislamiento es una medida sanitaria, que no toma en cuenta lo que eso puede significar para una mujer violentada. Amparo explicó que esas restricciones han sido muy duras para este grupo. Recibirlas, por ejemplo, desde la distancia y sin un abrazo para contenerlas les ha costado mucho, así como pedirles que se queden solas por 15 días o que recojan sus alimentos evitando el contacto físico. Mientras tanto, la Policía en Lago Agrio tuvo complicaciones con los agresores. No quería sacarlos de sus casas porque no había un lugar donde tenerlos. Hubo un caso en el que la víctima se quedó con él en su casa, después de que ella puso la denuncia, en alto grado de vulnerabilidad. En una segunda llamada recién lo detuvieron.

proveedores de la familia y toda esa violencia puede ir hacia las más

vulnerables, agregaron.

Alicia Bárcena, titular de la CEPAL, quien aseguró que estos meses de

emergencia ha significado un retroceso de derechos. “El ejercicio de

derechos de hombres y mujeres en el mundo se ha reducido por lo

menos tres años atrás. La CEPAL consideraba que si demoramos un mes

o dos meses más (el confinamiento de) la pandemia implicaría 10 años

de retroceso en el ejercicio de derechos”

Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), adelantó que la pandemia afectará a los grupos más vulnerables como las mujeres y que los Estados necesitan pensar en políticas específicas para estos sectores. https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/la-violencia-contra-mujeres-mas-cruel-y-mas- oculta-la-pandemia#:~:text=En%20violencia%20de%20g%C3%A9nero%2C%20Ecuador,de %20noviembre%20pasado%2C%20del%20INEC. https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/como-sabemos-que-murieron-si-muchas-vivian- con-agresor-la-pregunta-que-deja-la Violencia de género durante la pandemia A partir de del decreto del estado de excepción, el 16 de marzo de 2020, en el país inició el confinamiento a fin de precauterlar la salud física, sin embargo, paradójicamente puso en riesgo la salud mental y social. En el caso de la violencia de genero se evidenció de acuerdo a las cifras una caída importante en los reportes y llamadas de auxilio, haciendo creer inicialmente que estas no estaban sucediendo, las casas de acogida por primera vez no tenían llamados a sus puertas lo que por supuesto llamó la atención de los grupos especializados en el trabajo con mujeres victimas de violencia. La pregunta fue qué está sucediendo… y las respuestas no tardaron en evidenciarse. El confinamiento trajo consigo algunos factores: Las mujeres victimas de violencia se encontraban conviviendo con el agresor todo el tiempo, esto evidentemente complica la posibilidad de pedir ayuda, de hacer una llamada sin sentirse vigiladas o tener temor de represiones dentro de sus casas, complica el poder salir en medio de la restricción de movilidad en busca de ayuda a las instituciones que las prestan, por miedo también al contagio, entonces muchas de ellas permanecían en sus casas sin pedir ayuda y sin recibirla. El efecto de esto es claro y se muestra en cifras, las llamadas al 911 y las denuncias en la fiscalía se redujeron significativamente en relación a los mismos meses en el año pasado. Luego de revisar estas cifras surge un fenómeno que, de alguna manera, puede considerarse como la demostración que la violencia de género solamente estaba reprimida, finalmente se dio el repunte de las llamadas de emergencia en la última semana de abril.

Otro de los fenómenos responde a los estados de vulnerabilidad de niñas y adolescentes durante el confinamiento, las escuelas y colegios cerraron sus puertas y se vieron obligadas a permanecer en casa, una permanencia no grata para todas, puesto que las condiciones económicas y situaciones sociales hace que ellas también estén por más tiempo y más cerca del agresor. Es conocido que la mayor parte de delitos sexuales se perpetran por parte de los mismos familiares o conocidos, bajo esta premisa se vieron casos donde las niñas y adolescentes se quedaban a cargo del agresor mientras sus madres salían a trabajar sufriendo repetidos episodios de violencia, no solo sexual si no también física o sicológica. Consideremos ahora otro aspecto sobre el cual, si bien es cierto no tiene cifras probatorias, se puede considerar como un aspecto relacionado al planteamiento. Muchas noticias – especialmente al inicio del confinamiento—muestran el fallecimiento de cientos de personas en sus casas, el protocolo médico y sanitario en ese momento no permitía realizar autopsias a los cadáveres y se debía realizar directamente la cremación de los mismos. Moran señala que existe la duda si las mujeres murieron por temas relacionados al Covid o si las causas pudieron responder a femicidios. 2020 Examinemos brevemente ahora uno de los aspectos que guardan una importante relación con el planteamiento. Como se pudo apreciar en lo descrito anteriormente sobre la violencia de género antes de la pandemia, los datos demuestran una baja de índices de violencia comparando los resultados del 2011 y el 2019, esto puede deberse a las leyes de protección y centros de atención especializados que tomaron fuerza entre estos años y que están descritas en la figura 1. Ahora bien, la pandemia demandó que muchos de estos servicios funcionen de una manera limitada y que el acceso sea complejo. Posiblemente esto reavivó el patriarcado y la relaciones de poder, las limitaciones de los agresores frente al temor de ser detenidos o juzgados se minimizaron. Otro de los puntos guarda también relación con lo antes expuesto, en varios casos la