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A. Tipo de enfermedad y como se presenta (inaparente, subclínico y clínico). B. El proceso de salud enfermedad: Dimensiones individuales, sociales y ecológicas. C. Factores que intervienen en la interacción de la triada biológica: agente-huésped–ambiente. D. Descripción gráfica de la historia natural de la enfermedad: Tipos de prevención y períodos patogénicos. E. Fisiopatología de la enfermedad en estudio. F. Patogenicidad de la enfermedad en estudio. G. Causalidad epidemiológica de la enfermedad en estudio. H. La cadena epidemiológica de la enfermedad en estudio. I. Determinantes de la salud involucradas en la enfermedad en estudio. J. Componentes del diseño epidemiológico del caso en estudio:
Tipo: Apuntes
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3.11 Medidas de frecuencia, tasa de ataque, letalidad y mortalidad
causal y una enfermedad específica, aportando validez científica a las conclusiones epidemiológicas. Este enfoque multidimensional no solo contribuirá a profundizar el conocimiento sobre la varicela y la poliomielitis desde una perspectiva académica y técnica, sino que también permitirá reflexionar sobre la importancia de la educación sanitaria, la inmunización, la vigilancia permanente y el fortalecimiento de los sistemas de salud como pilares fundamentales para prevenir el resurgimiento de enfermedades infecciosas y proteger la salud colectiva en el presente y el futuro. II. Antecedentes epidemiológicos El análisis de los antecedentes epidemiológicos de una enfermedad permite comprender su origen, su evolución en el tiempo, su distribución geográfica, así como los factores sociales, ambientales y políticos que han influido en su propagación y control, lo cual resulta fundamental para diseñar estrategias de intervención eficaces y sostenibles. En este apartado, se abordarán los antecedentes epidemiológicos de dos enfermedades infecciosas de gran relevancia: la varicela y la poliomielitis, ambas causadas por virus altamente contagiosos que afectaron de manera masiva a la población infantil durante el siglo XX y que, gracias a la vacunación, han experimentado una drástica reducción de su incidencia en muchos países. 🦠 Varicela La varicela es una enfermedad infecciosa aguda causada por el virus varicela-zóster, perteneciente a la familia de los herpesvirus, el cual se transmite de persona a persona a través de las gotículas respiratorias o por contacto directo con el líquido de las lesiones cutáneas. Esta patología es altamente contagiosa, ya que una sola persona infectada puede transmitir el virus a entre el 80 % y el 90 % de las personas susceptibles con las que entra en contacto, sobre todo en ambientes cerrados como escuelas, guarderías o centros familiares, lo cual explica su rápida propagación en la infancia. Antes de la introducción de la vacuna contra la varicela, la infección era considerada casi universal durante la niñez, ya que más del 90 % de la población se infectaba antes de los 15 años. En países como Estados Unidos o España, se registraban cientos de miles de casos anuales, y aunque la mayoría cursaban de manera benigna, se presentaban complicaciones en una proporción significativa de los casos, especialmente en pacientes inmunodeprimidos, mujeres embarazadas o recién nacidos, quienes podían desarrollar neumonía, encefalitis, infecciones bacterianas cutáneas, hepatitis o incluso la muerte. En el caso de Perú, la varicela ha sido incluida en el sistema nacional de vigilancia epidemiológica y es considerada una enfermedad de notificación obligatoria. Según datos del Ministerio de Salud (MINSA), durante los últimos años se han reportado brotes localizados en diversas regiones, especialmente en zonas urbanas con alta densidad poblacional, aunque el número de casos ha disminuido progresivamente desde la inclusión de la vacuna en el esquema nacional. No obstante, aún persisten casos esporádicos, sobre todo en zonas con
baja cobertura vacunal, lo cual demuestra la necesidad de fortalecer los programas de inmunización, el acceso equitativo a los servicios de salud y las campañas de educación preventiva. 🦠 Poliomielitis La poliomielitis, conocida también como parálisis infantil, es una enfermedad viral causada por el poliovirus, un enterovirus de tipo ARN que afecta el sistema nervioso central y puede producir parálisis muscular, atrofia y, en los casos más graves, la muerte. El virus se transmite principalmente por vía fecal-oral, lo que implica que las condiciones sanitarias deficientes, la falta de acceso a agua potable y la ausencia de prácticas higiénicas adecuadas favorecen su propagación, sobre todo en países con bajos recursos económicos. Durante la primera mitad del siglo XX, la poliomielitis fue una de las enfermedades más temidas a nivel mundial, debido a los brotes epidémicos que causaban miles de casos de parálisis y muertes, en su mayoría en niños. Por ejemplo, en Estados Unidos se registraron grandes epidemias en las décadas de 1940 y 1950, lo que impulsó el desarrollo de vacunas efectivas. En 1955 se introdujo la vacuna inactivada de Salk (IPV), y en 1961, la vacuna oral atenuada de Sabin (OPV), las cuales demostraron una eficacia altísima y marcaron el inicio de una ofensiva global contra esta enfermedad. A nivel mundial, la Iniciativa para la Erradicación Global de la Poliomielitis, liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF y otras instituciones, ha logrado una reducción del 99 % de los casos desde 1988. En el continente americano, la poliomielitis fue oficialmente erradicada en 1991 gracias a las campañas de vacunación masiva, vigilancia activa y respuesta rápida ante brotes. En el Perú, el último caso autóctono se registró en 1984, y desde entonces se han mantenido tasas de cobertura vacunal por encima del 95 %, aunque persisten desafíos en regiones alejadas y de difícil acceso. Actualmente, solo dos países en el mundo Afganistán y Pakistán mantienen la transmisión endémica del poliovirus salvaje, mientras que otros países han reportado casos vinculados a cepas derivadas de la vacuna, lo que ha generado nuevas estrategias de vacunación combinada con IPV y OPV. La historia de la poliomielitis representa uno de los mayores logros de la salud pública moderna, pero también un recordatorio constante de que la vigilancia, la inmunización y la cooperación internacional son esenciales para sostener los avances alcanzados. III. Revisión teórica 3.1 Vigilancia en salud pública La vigilancia en salud pública representa una herramienta esencial para detectar, evaluar, controlar y prevenir enfermedades dentro de una población, ya que se basa en un proceso continuo y organizado que permite recolectar, analizar e interpretar información útil sobre eventos sanitarios, con el objetivo de tomar decisiones oportunas que protejan y mejoren el bienestar colectivo. En el campo de la epidemiología, esta vigilancia es clave para identificar
una situación sanitaria concreta como un brote epidémico, un cambio en el patrón de una enfermedad o la aparición de un nuevo agente patógeno. Por otro lado, las fuentes secundarias agrupan documentos, estadísticas y registros previamente elaborados por entidades nacionales e internacionales como el Ministerio de Salud (MINSA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), entre otros, que ofrecen datos históricos, tendencias, tasas de incidencia o prevalencia y reportes oficiales que permiten comparar, interpretar y proyectar escenarios epidemiológicos, tanto a nivel local como global. En el análisis de enfermedades como la varicela y la poliomielitis, se han utilizado ambas fuentes, ya que, por un lado, los reportes oficiales de vigilancia epidemiológica permiten conocer la distribución geográfica de los casos, la evolución temporal y la cobertura de vacunación, mientras que los estudios científicos y revisiones bibliográficas aportan evidencia sobre la eficacia de las intervenciones, el comportamiento clínico de los pacientes, los factores de riesgo y las consecuencias de no intervenir a tiempo. Además, los registros clínicos de hospitales, las historias médicas y los reportes comunitarios sirven para elaborar casos clínicos reales, evaluar riesgos y aplicar herramientas estadísticas como el riesgo relativo o el odds ratio, mientras que los lineamientos técnicos de organismos internacionales permiten establecer criterios de prevención, detección, tratamiento y control, que deben adaptarse a cada contexto para ser efectivos. En ese sentido, la calidad, actualidad y procedencia de la información utilizada determina en gran parte la solidez de los hallazgos y conclusiones del estudio, por lo que el trabajo del profesional de salud no se limita a recopilar datos, sino a interpretar y validar críticamente cada fuente, considerando su representatividad, veracidad, limitaciones y relevancia para la situación analizada, lo cual resulta clave para diseñar respuestas eficaces ante los problemas epidemiológicos que enfrenta la población. 3.4 Fisiopatología La fisiopatología de la varicela y la poliomielitis permite comprender cómo actúan sus respectivos agentes virales en el organismo desde el momento de la infección hasta la aparición de síntomas clínicos, revelando los mecanismos por los cuales se desarrollan las manifestaciones típicas de cada enfermedad, así como sus posibles complicaciones. En el caso de la varicela, el virus varicela-zóster ingresa al cuerpo a través de la mucosa respiratoria, donde se replica inicialmente en los ganglios linfáticos del tracto respiratorio superior, provocando una primera viremia que transporta el virus hacia el sistema reticuloendotelial. Luego, ocurre una segunda viremia que disemina el virus por vía sanguínea hacia la piel, donde infecta células epiteliales y produce la característica erupción vesicular. Estas lesiones evolucionan en diferentes etapas y aparecen en brotes sucesivos, distribuyéndose por el rostro, el tronco y las extremidades, lo que genera prurito intenso y malestar general. Además, el virus tiene la capacidad de alojarse de forma latente en los ganglios sensitivos de la médula espinal, donde puede permanecer inactivo durante años hasta reactivarse más adelante como herpes zóster, especialmente en personas mayores o inmunocomprometidas.
En cuanto a la poliomielitis, el poliovirus entra al organismo a través de la boca, se multiplica en la mucosa faríngea y luego en el tejido linfoide del intestino delgado, lo que produce una viremia inicial que puede ser contenida por el sistema inmunológico. Sin embargo, en algunos casos, el virus logra atravesar la barrera hematoencefálica y alcanzar el sistema nervioso central, donde infecta y destruye las neuronas motoras de la médula espinal anterior, generando una respuesta inflamatoria que interfiere con la transmisión de impulsos eléctricos hacia los músculos. Esto provoca debilidad muscular progresiva, pérdida de reflejos y parálisis flácida, que en casos severos puede comprometer la musculatura respiratoria y ocasionar la muerte. Además, años después de la infección aguda, algunos pacientes pueden desarrollar el síndrome pospolio, caracterizado por fatiga crónica, dolor muscular y debilidad progresiva, debido a la sobrecarga de las neuronas motoras sobrevivientes. Ambos virus poseen tropismo por tejidos específicos, como la piel en el caso de la varicela y el sistema nervioso en la poliomielitis, y generan una respuesta inmunológica intensa que, si bien busca contener la infección, también puede ser la causa de algunas de sus manifestaciones clínicas y secuelas. Entender la fisiopatología de estas enfermedades permite no solo mejorar el diagnóstico clínico, sino también identificar puntos críticos donde las intervenciones médicas y preventivas pueden tener mayor impacto en la salud del paciente y de la comunidad. 3.5 Patogenicidad La patogenicidad de un agente infeccioso se refiere a su capacidad de producir enfermedad una vez que ha ingresado al organismo, lo cual depende de diversos factores como la virulencia del microorganismo, su capacidad de evasión inmunológica, la dosis infectante y el estado inmunológico del huésped. En el caso de la varicela y la poliomielitis, ambos virus muestran alta patogenicidad, aunque con mecanismos de acción y expresiones clínicas distintas que reflejan su forma particular de afectar al ser humano. En la varicela, el virus varicela-zóster posee una patogenicidad elevada, ya que una alta proporción de personas susceptibles que se exponen al virus desarrollan la enfermedad. Este virus tiene una afinidad particular por las células epiteliales y neuronales, lo cual explica la aparición de las lesiones cutáneas vesiculares características y su capacidad de latencia en los ganglios nerviosos. Aunque la mayoría de los casos son leves y autolimitados, especialmente en niños previamente sanos, la patogenicidad del virus se evidencia en su capacidad para provocar complicaciones como infecciones bacterianas secundarias de la piel, neumonía, encefalitis o hepatitis, sobre todo en personas inmunocomprometidas, recién nacidos o embarazadas, donde la enfermedad puede alcanzar mayor gravedad y requerir hospitalización. Por su parte, la poliomielitis presenta una patogenicidad compleja y variable. Aunque el poliovirus puede infectar a muchas personas sin causar síntomas o generando apenas un cuadro leve e inespecífico, en un pequeño porcentaje de los infectados el virus accede al sistema nervioso central y produce parálisis flácida aguda, lo que lo convierte en un agente altamente patógeno en ciertos contextos. La virulencia del poliovirus se manifiesta particularmente en los casos donde causa destrucción irreversible de las neuronas motoras, generando discapacidad permanente e incluso la muerte. La patogenicidad también puede aumentar en función de la cepa viral, la higiene ambiental deficiente, la malnutrición y la
3.7 Determinantes de la salud Los determinantes de la salud son aquellos factores personales, sociales, económicos y ambientales que influyen directa o indirectamente en el estado de salud de los individuos y las comunidades. En el análisis epidemiológico de enfermedades como la varicela y la poliomielitis, comprender estos determinantes resulta esencial, ya que permiten identificar las condiciones estructurales que facilitan o dificultan la aparición, propagación y control de estas patologías. Su abordaje no solo se centra en el agente causal o en el tratamiento clínico, sino en el contexto social más amplio donde se produce la enfermedad. En el caso de la varicela, uno de los principales determinantes es el nivel de inmunización de la población, ya que en zonas donde no se cuenta con una adecuada cobertura vacunal, los niños se mantienen vulnerables al contagio, especialmente en espacios cerrados como escuelas o centros infantiles. Otro factor importante es la accesibilidad a los servicios de salud, dado que muchas veces, ante síntomas iniciales leves, las familias no acuden de inmediato al centro médico, lo cual retrasa el diagnóstico y aumenta el riesgo de brotes. Además, la información y educación sanitaria incide fuertemente en la toma de decisiones, ya que el desconocimiento sobre la enfermedad, sus vías de transmisión y sus complicaciones puede fomentar el descuido en medidas preventivas como el aislamiento o la vacunación. Respecto a la poliomielitis, el determinante más significativo es la condición socioeconómica, ya que esta influye directamente en el acceso a agua potable, al saneamiento básico y a los esquemas de vacunación, los cuales son esenciales para evitar la transmisión del virus. Las brechas geográficas, como vivir en zonas rurales alejadas, también constituyen un obstáculo importante, pues dificultan la llegada de brigadas de inmunización y el seguimiento adecuado de los casos. Por otro lado, el nivel educativo de las familias y comunidades juega un papel clave, ya que influye en la comprensión de la importancia de la vacunación, en la identificación temprana de síntomas y en la adherencia a las campañas de salud pública. Ambos casos demuestran que la salud no es únicamente el resultado de factores biológicos, sino que está profundamente condicionada por el entorno en el que vive cada persona. Por ello, el abordaje integral de estas enfermedades debe considerar los determinantes sociales de la salud como ejes prioritarios en las políticas públicas, promoviendo la equidad, el acceso universal a servicios sanitarios, el fortalecimiento de la infraestructura básica y la educación continua para asegurar que las intervenciones médicas sean sostenibles, eficaces y justas. 3.8 Cadena epidemiológica
3.9 Diseño epidemiológico del estudio
El presente estudio se basa en un diseño epidemiológico observacional de tipo descriptivo- analítico, centrado en el análisis comparativo de dos enfermedades infecciosas de gran impacto histórico y sanitario como la varicela y la poliomielitis, ambas causadas por virus altamente contagiosos y prevenibles mediante inmunización. Este enfoque permite examinar el comportamiento de cada enfermedad desde múltiples dimensiones, como su evolución en el tiempo, los patrones de transmisión, las tasas de incidencia, así como el efecto de la vacunación sobre la aparición o reducción de casos, sin necesidad de manipular variables ni intervenir directamente sobre los sujetos observados. Se ha optado por un enfoque retrospectivo, utilizando información secundaria proveniente de fuentes oficiales como la Organización Mundial de la Salud, el Ministerio de Salud del Perú y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), además de publicaciones científicas, boletines de vigilancia epidemiológica y estudios clínicos previos. A partir de esta información, se han identificado eventos y poblaciones clave para analizar cómo varió la presencia de cada enfermedad antes y después de la introducción de las vacunas, evaluando así la efectividad de las intervenciones de salud pública. Dentro del marco metodológico, se incluyen casos clínicos hipotéticos comparativos para ambas enfermedades, lo cual permite aplicar medidas de asociación como el Riesgo Relativo (RR) y el Odds Ratio (OR), herramientas esenciales para cuantificar el nivel de riesgo que enfrentan poblaciones expuestas o no expuestas a los programas de vacunación. Estos indicadores, aunque sencillos, permiten evidenciar de forma objetiva el impacto de la inmunización sobre la disminución del contagio y la aparición de complicaciones graves en los grupos estudiados. Asimismo, el diseño incorpora elementos de la epidemiología ecológica, ya que considera variables contextuales como la densidad poblacional, el acceso a servicios de salud, la cobertura vacunal, las condiciones higiénicas y la situación geográfica de las comunidades afectadas. Esto permite comprender no solo el riesgo individual, sino también los factores estructurales que facilitan o dificultan la propagación de estas enfermedades en determinados territorios. Finalmente, este diseño metodológico facilita una comprensión integrada de la dinámica de ambas patologías, contribuye a fortalecer el análisis epidemiológico en salud pública, y permite identificar oportunidades para optimizar la vigilancia, la cobertura vacunal y las políticas preventivas en contextos donde todavía existen brechas sanitarias y riesgo de reemergencia. 3.10 Marcadores y factores de riesgo En el estudio epidemiológico de enfermedades infecciosas como la varicela y la poliomielitis, identificar los marcadores y factores de riesgo resulta esencial para comprender su propagación, definir grupos vulnerables y diseñar estrategias efectivas de intervención en salud pública. Estos elementos permiten establecer relaciones entre la exposición a ciertos agentes o condiciones y la probabilidad de desarrollar la enfermedad, lo cual es fundamental para la prevención y el control. En el caso de la varicela, uno de los principales factores de riesgo es la falta de vacunación, ya que las personas no inmunizadas tienen una probabilidad significativamente mayor de
paralíticos, especialmente cuando se afecta la musculatura respiratoria. La letalidad en casos severos puede superar el 10%, y el riesgo de secuelas neurológicas permanentes también representa una carga importante para los sistemas de salud. La prevalencia actual es muy baja en la mayoría de regiones del mundo, sin embargo, la vigilancia se mantiene activa debido al riesgo de reintroducción del virus. Estas medidas epidemiológicas permiten comparar el comportamiento de ambas enfermedades, y evidencian cómo una enfermedad con alta frecuencia, pero baja letalidad, como la varicela, requiere estrategias diferentes a las de una enfermedad menos frecuente pero más grave como la poliomielitis. Además, el seguimiento de estos indicadores en el tiempo facilita evaluar el impacto de las campañas de vacunación, identificar focos de transmisión activos y priorizar intervenciones específicas en función del riesgo y la carga sanitaria observada. 3.12 Proceso de salud-enfermedad El proceso de salud-enfermedad es una construcción social, biológica y ambiental que permite comprender cómo los individuos pasan de un estado de bienestar a un estado patológico, y cómo diversos factores influyen en ese tránsito. Desde la epidemiología, este proceso no se limita a la presencia o ausencia de síntomas, sino que se entiende como un fenómeno dinámico y continuo, en el cual intervienen condiciones individuales, colectivas y estructurales. Analizar este proceso en relación con enfermedades como la varicela y la poliomielitis resulta fundamental para identificar oportunidades de intervención en cada una de sus etapas. En el caso de la varicela, el proceso inicia en un contexto donde existen condiciones de susceptibilidad, es decir, personas no inmunizadas que viven o interactúan en entornos donde circula el virus. La transmisión se facilita por el hacinamiento, la falta de vacunación y el contacto cercano en espacios como escuelas o guarderías. Una vez expuesta, la persona pasa por un período de incubación donde aún se encuentra en aparente estado de salud, pero con replicación viral en curso. Posteriormente, se inicia la fase clínica con fiebre, malestar y aparición de lesiones cutáneas, lo cual representa el tránsito al estado de enfermedad evidente. En la mayoría de los casos, el proceso se resuelve sin mayores complicaciones, sin embargo, en individuos inmunocomprometidos puede avanzar hacia cuadros más graves, comprometiendo seriamente la salud. Este proceso evidencia cómo las condiciones biológicas, sociales y culturales determinan el curso de la enfermedad. En cuanto a la poliomielitis, el proceso de salud-enfermedad se manifiesta de forma más compleja. La infección inicia generalmente de forma silenciosa, con una fase asintomática en el 90% de los casos, lo que dificulta su detección precoz. Sin embargo, cuando el virus atraviesa la barrera hematoencefálica y afecta las neuronas motoras, se pasa bruscamente de un estado aparentemente sano a un estado de enfermedad incapacitante, con parálisis flácida aguda y riesgo de muerte si se comprometen músculos respiratorios. El proceso puede culminar en recuperación parcial, secuelas permanentes o fallecimiento. Este tránsito brusco pone de relieve la importancia de la prevención y vigilancia permanente, ya que la fase clínica visible representa solo una pequeña parte del fenómeno epidemiológico total.
En ambas enfermedades, el proceso de salud-enfermedad está profundamente influenciado por factores estructurales como el acceso a servicios de salud, la cobertura vacunal, la educación sanitaria y las condiciones de vida. La comprensión integral de este proceso permite actuar no solo en la fase clínica, sino desde antes de la exposición al agente, lo cual constituye el principio fundamental de la salud pública basada en la prevención. 3.13 Aportes del caso a tu carrera profesional El estudio de enfermedades como la varicela y la poliomielitis brinda valiosos aprendizajes que trascienden el campo puramente clínico y se insertan en la formación integral de un profesional de la salud, ya que permiten desarrollar una mirada crítica sobre la interacción entre la biología, el entorno y las políticas sanitarias. Analizar estos casos desde un enfoque epidemiológico contribuye a fortalecer competencias fundamentales como la observación sistemática, el análisis de datos, la identificación de factores de riesgo y la toma de decisiones basadas en evidencia. En el caso de la varicela, se comprende cómo una enfermedad aparentemente benigna puede convertirse en un problema de salud pública si no se controla adecuadamente, sobre todo en poblaciones vulnerables. Este análisis ayuda a valorar la importancia de la vacunación y la educación sanitaria como estrategias de prevención primaria. Como futuro profesional, resulta clave reconocer que incluso enfermedades comunes pueden generar complicaciones graves si no se abordan desde una perspectiva integral, considerando no solo al paciente individual, sino también a su entorno familiar, escolar y comunitario. Por otro lado, el estudio de la poliomielitis ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el impacto histórico de las campañas de vacunación, el rol de la vigilancia epidemiológica y la relevancia de la equidad en salud. La historia de la polio permite apreciar cómo el esfuerzo colectivo de la comunidad internacional ha logrado reducir su incidencia a niveles mínimos, aunque también recuerda que la erradicación aún depende del compromiso sostenido de los gobiernos, los profesionales de la salud y la población. Esta enfermedad también destaca la importancia del enfoque multidisciplinario en salud pública, donde intervienen no solo médicos y epidemiólogos, sino también comunicadores, trabajadores sociales y líderes comunitarios. Ambos casos refuerzan el valor del pensamiento preventivo en la práctica profesional y la necesidad de trabajar desde una visión holística que considere los determinantes sociales de la salud, los factores culturales y la organización de los sistemas sanitarios. Integrar estos aprendizajes en la carrera profesional permite formar agentes de cambio comprometidos con la promoción de la salud, la reducción de desigualdades y la construcción de comunidades más resilientes frente a las enfermedades transmisibles. IV. Caso clínico (RR y OR) El análisis de casos clínicos a través de medidas de asociación como el Riesgo Relativo (RR) y el Odds Ratio (OR) es fundamental en epidemiología, ya que permite cuantificar la fuerza de la relación entre un factor de exposición (como la vacunación o el contacto con personas infectadas) y la aparición de una enfermedad. Estas herramientas ayudan a evaluar la efectividad de intervenciones preventivas, el comportamiento de brotes y la magnitud del
No vacunados (Y) 20 1000 🔢 Cálculo del Riesgo Relativo (RR) RR=
=
= 10 Interpretación: La comunidad no vacunada tiene 10 veces más riesgo de desarrollar poliomielitis que la comunidad vacunada. 🔢 Cálculo del Odds Ratio (OR) OR =
=
= 10. Interpretación: El riesgo de presentar poliomielitis en personas no vacunadas es más de 10 veces mayor en comparación con quienes recibieron la vacuna. Estos dos casos ilustran la importancia del análisis cuantitativo en la toma de decisiones sanitarias. Tanto el RR como el OR muestran que la vacunación reduce de forma significativa el riesgo de infección y complicaciones graves. Además, permiten identificar grupos vulnerables y dirigir con precisión las intervenciones en salud pública. La evidencia epidemiológica no solo respalda el uso masivo de vacunas, sino que también sustenta la continuidad de los programas de vigilancia y control, especialmente en regiones con bajos niveles de cobertura inmunitaria. V. Historia natural de la enfermedad – Línea de tiempo El estudio de la historia natural de una enfermedad permite comprender cómo evoluciona un proceso patológico desde el momento en que una persona está en riesgo de enfermar hasta su recuperación, cronificación o fallecimiento, considerando tanto las fases preclínicas como clínicas. Esta secuencia natural ocurre en ausencia de intervenciones médicas, y es fundamental para definir momentos clave de acción en salud pública como la prevención, el diagnóstico temprano o el tratamiento oportuno. A continuación, se presenta la historia natural de la varicela y la poliomielitis, acompañada de su correspondiente línea de tiempo, lo cual facilita la identificación de los períodos donde las intervenciones tienen mayor impacto. 🦠 Historia natural de la varicela
La varicela comienza en el periodo prepatogénico, que es aquel en el que la persona aún no ha contraído el virus, pero puede estar expuesta debido a la presencia del agente en su entorno, especialmente si no ha sido vacunada. En esta fase, la prevención primaria como la inmunización resulta fundamental. Una vez que la persona entra en contacto con el virus varicela-zóster, inicia el periodo de incubación, que dura entre 10 y 21 días, durante el cual el virus se multiplica en el organismo sin generar síntomas visibles. Luego se inicia el periodo clínico temprano, caracterizado por síntomas inespecíficos como fiebre leve, malestar general, pérdida de apetito y cefalea, que suelen preceder a la aparición de las lesiones cutáneas. A continuación, se presenta la fase aguda, donde aparecen las típicas lesiones vesiculares en la piel, las cuales se extienden en brotes sucesivos por el tronco, rostro y extremidades, acompañadas de prurito intenso. Esta fase dura entre 5 y 10 días, y es el momento de mayor contagiosidad. Posteriormente, comienza el periodo de resolución, cuando las vesículas evolucionan hacia costras, disminuye la fiebre y el paciente comienza a recuperarse. En la mayoría de los casos, la infección confiere inmunidad de por vida, aunque el virus puede permanecer latente en los ganglios nerviosos y reactivarse años después en forma de herpes zóster, sobre todo en adultos mayores o personas inmunosuprimidas. 📊 Línea de tiempo de la varicela 🦠 Historia natural de la poliomielitis La poliomielitis también inicia en el periodo prepatogénico, cuando una persona aún no está infectada, pero se encuentra en un entorno donde circula el poliovirus, especialmente en áreas con deficiente saneamiento o sin cobertura vacunal. En este momento, las estrategias
VI. Períodos de la enfermedad y tipos de prevención Comprender los períodos de una enfermedad permite identificar con claridad los momentos en los que pueden aplicarse acciones de prevención eficaces. La epidemiología distingue tres grandes niveles de prevención: primaria, orientada a evitar la aparición de la enfermedad; secundaria, enfocada en el diagnóstico y tratamiento precoz; y terciaria, que busca reducir complicaciones y secuelas. A continuación, se describen los períodos clínicos y preventivos correspondientes a la varicela y la poliomielitis. Varicela 🕒 Períodos de la enfermedad:
Poliomielitis 🕒 Períodos de la enfermedad: