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Este documento analiza las reformas constitucionales de 1940 y 1960 que establecieron la exclusividad del Estado mexicano en el manejo de recursos naturales, especialmente en el petróleo y la energía eléctrica. Se discute la importancia de estas reformas para la soberanía nacional y el control estatal sobre estos recursos estratégicos.
Tipo: Apuntes
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La descomposición de todo gobierno comienza por la decadencia de los principios sobre los cuales fue fundado. Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu.
Con independencia de las diversas posturas que se asuman con relación a los temas energéticos, es innegable que en nuestro Sistema Jurídico Mexicano en todo momento nos encontraremos compelidos a los mandamientos expresados por nuestra Carta Magna en vigor.
Don Alfonso Noriega en su obra Lecciones de Amparo, establece que “Toda institución de Derecho, primeramente debemos observarla a la luz de la Constitución”, cuestión que innegablemente comparto, debido a que la misma es el principio de todo ordenamiento jurídico y atendiendo a su atributo de ser suprema, nada se encuentra por encima de la misma y por ende es necesario el tomarla como base de todo estudio jurídico que se precie de ser serio.
Lo anterior nos constriñe de manera obligatoria a que toda investigación que entrañe un tema jurídico como en la especie ocurre, deba partir de una base constitucional, para lo cual cuestión fundamental del presente trabajo de investigación, girará en torno a la defensa de la soberanía en materia energética, en consonancia con la Constitución General de la República.
Para el adecuado desarrollo del presente trabajo es necesario el estudio de los artículos 25, 27 y 28, por cuanto hace a la materia energética y los
artículos 39 y 133 para dilucidar algunos otros aspectos necesarios para su mayor comprensión, todos de la Constitución General de la República. Así se desarrolla su estudio a partir del texto original de la Constitución de 1917, las modificaciones que haya sufrido, los debates del Constituyente, y apoyado por doctrina, criterios de los tribunales federales y la opinión personal del sustentante.
Así mismo planteo la evolución histórico-progresiva de cada uno de estos artículos constitucionales, tratando en todo momento de desentrañar y plasmar el espíritu primario del legislador a través de una interpretación armónica del texto constitucional.
Además hago un desarrollo del tema a partir de cada uno de los mencionados preceptos constitucionales, iniciando con el artículo 27, ya que del mismo se desprende un gran cúmulo de datos necesarios para el adecuado estudio del tema, continuando con los artículos 28, 25, 39 y 133 sucesivamente, sin tener otra razón para elegir este orden, que el facilitar la lectura y la comprensión de las ideas que se plasman.
cual ha tenido y tiene el derecho de trasmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada.
La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, para hacer una distribución equitativa de la riqueza pública y para cuidar de su conservación…
Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales o substancias que en vetas, montos, masas o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria; los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas; los productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los fosfatos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos.
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el gobierno Federal a los particulares o sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas, con la condición de que se establezcan trabajos regulares para la explotación de los elementos
de que se trata, y se cumpla con los requisitos que prevengan las leyes.
La presente iniciativa, fue aprobada por unanimidad a las tres y media de la mañana del 30 de enero de 1917, con 150 votos a favor, resaltando la opinión sostenida por el diputado Pastor Rouaix, quien establecía que esta disposición era sólo la confirmación constitucional de una propiedad indiscutible que había figurado desde la conquista, pasando por la legislación virreinal con la aplicación de las Leyes de Castilla sobre Minas, que separaban la propiedad del suelo de los recursos del subsuelo, minerales y sustancias que oculta, confiriendo su propiedad a la corona española 1.
Así el Constituyente de Querétaro reservó los hidrocarburos al dominio directo de la federación, pero sin establecer la prohibición expresa para que los particulares accedieran a estos rubros por medio de concesiones, siempre y cuando cumplieran con los requisitos establecidos en las leyes respectivas.
Fue hasta 1940 cuando se inserta al texto del 27 esta prohibición, viniendo posteriormente la misma previsión por cuanto hace a la energía eléctrica en 1960, por ser estas áreas, rubros estratégicos para la nación, sobre los cuales deberá tener en todo momento su rectoría completa y no parcial.
Este artículo a partir de 1917, ha sufrido doce reformas, siendo la más reciente la de 1992, bajo el régimen de Carlos Salinas de Gortari en materia agraria primordialmente, pero para los efectos del presente trabajo de investigación revisten mayor importancia las publicadas el 9 de noviembre de 1940 y la de 29 de diciembre de 1960, que reservan la exclusividad en la explotación del petróleo y demás hidrocarburos y la energía eléctrica para el Estado respectivamente y que establecen lo siguiente:
(^1) Lerin Valenzuela, Jorge. 2006. Vida y Obra, de Pastor Rouaix.
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata, por los particulares o por sociedades constituídas conforme a las leyes mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones, otorgadas por el Ejecutivo Federal, de acuerdo con las reglas y condiciones que establezcan las leyes. Las normas legales relativas a obras o trabajos de explotación de los minerales y substancias a que se refiere el párrafo cuarto; regularán la ejecución y comprobación de los que se efectúen o deban efectuarse a partir de su vigencia, independientemente de la fecha de otorgamiento de las concesiones, y su inobservancia dará lugar a la cancelación de éstas. El Gobierno Federal tiene la facultad de establecer reservas nacionales y suprimirlas. Las declaratorias correspondientes se harán por el Ejecutivo en los casos y condiciones que las leyes prevean. Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que se hayan otorgado y la nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva.
29 de diciembre de 1960 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. TÍTULO PRIMERO. CAPÍTULO I. De las garantías individuales.
Artículo 27. …
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones, otorgadas por el Ejecutivo Federal, de acuerdo con las reglas y condiciones que establezcan las leyes. Las normas legales relativas a obras o trabajos de explotación de los minerales y substancias a que se refiere el párrafo cuarto, regularán la ejecución y comprobación de los que se efectúen o deban efectuarse a partir de su vigencia, independientemente de la fecha de otorgamiento de las concesiones, y su inobservancia dará lugar a la cancelación de éstas. El Gobierno Federal tiene la facultad de establecer reservas nacionales y suprimirlas. Las declaratorias correspondientes se harán por el Ejecutivo en los casos y condiciones que las leyes prevean. Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la Ley Reglamentaria respectiva. Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines.
Como podemos darnos cuenta, estas dos reformas, revisten gran importancia debido a que en la primera de 1940, se establece la exclusividad
La esencia de la reforma consiste en que solamente la Nación, a través de su expresión jurídica que es el Estado, pueda generar, transformar y distribuir la energía eléctrica como servicio público.
Para la mayor comprensión del presente artículo constitucional, transcribo parcialmente su texto vigente a continuación, resaltando algunos aspectos necesarios:
Artículo 27 .- La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada. … La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana…..
Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria , los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas; los productos derivados de la descomposición de
las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos ; y el espacio situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que fije el Derecho Internacional. ……. En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones, otorgadas por el Ejecutivo Federal, de acuerdo con las reglas y condiciones que establezcan las leyes…….
Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la Ley Reglamentaria respectiva. Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines.
Corresponde también a la Nación el aprovechamiento de los combustibles nucleares para la generación de energía nuclear y la regulación de sus aplicaciones en otros
conservación dentro de los que encontramos los energéticos, así mismo plantea las previsiones básicas sobre las cuales llevará a cabo la explotación de los mismos.
También nos refiere, que corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales o sustancias que en vetas, mantos masas o yacimientos constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos como lo son el petróleo y todos los carburos de hidrógeno.
Por otra parte, el propio precepto constitucional consagra que el dominio del Estado Mexicano será en todo momento inalienable e imprescriptible y que la explotación, el uso o el aprovechamiento de estos recursos por cuanto hace a personas ajenas al Estado, no podrá realizarse sino mediante concesiones otorgadas por el ejecutivo, de acuerdo con las reglas, prohibiciones y condiciones que las leyes establezcan.
Esto se encuentra limitado por la Constitución y por la propia Ley, ya que tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos y minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que se hayan otorgado, y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos en los términos de la Ley reglamentaria respectiva.
El propio precepto 27, preceptúa que corresponderá exclusivamente a la Nación generar, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público; al igual que el petróleo y los demás hidrocarburos y que en materia eléctrica no se otorgarán concesiones y sólo la nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines.
Así observamos que por disposición constitucional el propio Estado se reserva para sí el aprovechamiento y sobre todo el control directo de los energéticos, por ser éstos un rubro fundamental y estratégico para el Estado y parte importantísima de su Soberanía.
Lo establecido en párrafos anteriores, se encuentra apoyado por lo que el Maestro Burgoa al respecto señala: “… del régimen de la concesión, se excluyen el petróleo y los carburos de hidrógeno sólido, líquido o gaseosos o de minerales radiactivos, así como la generación, conducción, transformación, distribución y abastecimiento de energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicios públicos. Por ende, las actividades técnico-económicas que se relacionen con dichas materias sólo la Nación o el Estado pueden desempeñarlas al través de órganos centralizados, organismos descentralizados o cualquiera otra entidad estatal en los términos de la ley respectiva^6 ”. Esto excluye tajantemente a la participación de los particulares, ya que sólo el Estado o cualquier entidad parte de éste, podrá ejercer las actividades enumeradas por disposición constitucional.
Cabe destacar que no constituirán monopolios las actividades que el Estado realice de manera excluyente en las áreas estratégicas a las que se refiere la Constitución, tales y como lo son: el petróleo y los demás hidrocarburos minerales radioactivos, generación de energía nuclear y electricidad a las que ya nos hemos referido con relación al artículo 27. Lo anterior será debidamente desarrollado a continuación en el análisis del artículo 28 Constitucional.
(^6) Burgoa Orihuela, Ignacio Op. Cit. Pág.185.
telégrafos y radiotelegrafía, a la emisión de billetes por medio de un solo Banco que controlará el Gobierno Federal, y a los privilegios que por determinado tiempo se concedan a los autores y artistas para la reproducción de sus obras, y a los que, para el uso exclusivo de sus inventos, se otorguen a los inventores y perfeccionadores de alguna mejora.
En consecuencia, la ley castigará severamente, y las autoridades perseguirán con eficacia, toda concentración o acaparamiento en una o pocas manos, de artículos de consumo necesario, y que tenga por objeto obtener el alza de los precios; todo acto o procedimiento que evite o tienda a evitar la libre concurrencia en la producción, industria o comercio, o servicios al público; todo acuerdo o combinación, de cualquiera manera que se haga, de productores, industriales, comerciantes y empresarios de transportes o de algún otro servicio, para evitar la competencia entre sí y obligar a los consumidores a pagar precios exagerados; y, en general, todo lo que constituya una ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio del público en general o de alguna clase social.
No constituyen monopolios las asociaciones de trabajadores formadas para proteger sus propios intereses.
Tampoco constituyen monopolio las asociaciones o sociedades cooperativas de productores para que, en defensa de sus intereses o del interés general, vendan directamente en los mercados extranjeros los productos nacionales o industriales que sean la principal fuente de
riqueza de la región en que se produzcan, y que no sean artículos de primera necesidad, siempre que dichas asociaciones estén bajo la vigilancia o amparo del Gobierno Federal o de los Estados, y previa autorización que al efecto se obtenga de las legislaturas respectivas en cada caso. Las mismas legislaturas por sí o a propuesta del Ejecutivo, podrán derogar, cuando las necesidades públicas así lo exijan, las autorizaciones concedidas para la formación de las asociaciones de que se trata.
De la lectura íntegra del texto original del artículo 28 se advierte, que en ningún momento se aborda alguna cuestión relativa al presente trabajo, y es hasta su reforma de tres de febrero de 1983, cuando el artículo 28, por reformas propuestas al Congreso por el Presidente Miguel de la Madrid establece la creación de un monopolio público en materia energética, quedando su texto de la siguiente manera:
03 de febrero de 1983 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. TÍTULO PRIMERO. CAPÍTULO I. De las garantías individuales. ADICIONADO D.O.F. 17 DE NOVIEMBRE DE 1982. REFORMADO D.O.F. 3 DE FEBRERO DE 1983.
Artículo 28. En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria.
De la reforma anteriormente transcrita, se desprende del párrafo cuarto, que no constituirán monopolios las funciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las siguientes áreas estratégicas: petróleo y los demás hidrocarburos , petroquímica básica, minerales radiactivos y generación de energía nuclear; electricidad , ferrocarriles y las actividades que expresamente señalen las leyes que expida el Congreso de la Unión.
Lo anterior debido a la importancia que entraña para el Estado mexicano el control de estos rubros estratégicos, ya que sin ostentar la rectoría en materia energética, podría encontrarse a merced de particulares cuyos fines no sean los de la colectividad.
Don Manuel Barttlet en su obra “Las Reformas a la Constitución de 1917”, cita parte de la exposición de motivos que precedieron a las reformas de 1983, que tanta relevancia cobraron precisamente por ser una reforma integral con respecto a la rectoría del Estado en materia económica, dentro de la que se encuentra la materia energética y que establece lo siguiente:
“Los principios constitucionales de desarrollo económico nacional que esta reforma propone, están referidos a la naturaleza y funcionamiento de nuestro sistema que establece la Constitución.
“La iniciativa de reformas se refiere a la rectoría del Estado y la economía mixta, establece un sistema de planeación democrática del desarrollo, precisa las áreas reservadas exclusivamente al Estado y la función y desempeño de las instituciones, organismos descentralizados y empresas de participación estatal”^7.
(^7) Bartlett Díaz, Manuel. Las Reformas a la Constitución de 1917. Editorial Porrúa. Pág. 1627. Tomo III. Primera Ed. Mexico D.F. 2004.
“Se especifican las actividades que tendrá a su cargo el Estado las cuales no serán sujetas a concesión. Con ello se delimita con precisión el ámbito exclusivo del sector público y los alcances de la participación del Estado 8 ”.
De la lectura de la transcripción anteriormente hecha por el sustentante, se advierte la gran relevancia que adquieren las reformas de 1983, realizadas por el Constituyente Permanente ya que no plantean “parches” aislados a la Constitución, sino una reforma integral y armónica por cuanto hace a la potestad económica del Estado Mexicano y los rubros estratégicos en los que el mismo gozará de exclusividad en cuanto a su explotación.
El texto vigente del artículo 28 constitucional, establece en su parte conducente:
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. TÍTULO PRIMERO. CAPÍTULO I. De las garantías individuales.
Artículo 28. En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, la prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria. ……. …….
(^8) Bartlett Díaz Manuel, Op. Cit. Pág. 1630.