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La teoría del capital humano forma parte de un importante enfoque económico de la educación, una de cuyas presunciones subyacentes, consiste en considerar al alumno como un actor racional en busca de una inversión que rentabilice sus posibilidades sociales y económicas futuras. Es discutible, sin embargo, la utilidad de este esquema a la hora de explicar los comportamientos de los actores sociales en este campo, y no sólo debido a los problemas que suscita la medición. De ello trata este ar
Tipo: Resúmenes
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La teoría del capital humano forma parte de un importante enfoque económico de la educación, una de cuyas presunciones subyacentes, consiste en considerar al alumno como un actor racional en busca de una inversión que rentabilice sus posibilidades sociales y económicas futuras. Es discutible, sin embargo, la utilidad de este esquema a la hora de explicar los comportamientos de los actores sociales en este campo, y no sólo debido a los problemas que suscita la medición. De ello trata este artículo, si bien antes se examinarán otros supuestos, en los que se basa este planteamiento, en un nivel más inmediato, tales CPITIO la adecuación entre educación y empleo o las tendencias de cualificación o descualificación en las que se inscriben los nuevos puestos de trabajo. A modo de introducción, haremos un resumen de este tipo de teorías económicas y del contexto en el que surgen.
La educación es una inversión y no un gasto, pues la primera se recupera, mientras que el segundo no. La clave está en que “se recupere” a través no solo de mayores ingresos en el futuro, sino vía la formación de mejores ciudadanos.
En términos personales, quien estudia asume costos que recuperará más adelante, siempre y cuando la educación recibida sea de calidad.
De hecho, aunque parezca que la educación pública es gratuita, no lo es, al menos por dos razones: por un lado, quien financia la educación somos los que pagamos impuestos y, por otro, los estudiantes tienen un costo de oportunidad, pues pueden hacer cualquier otra actividad en lugar de acudir al colegio.
Para la sociedad como un todo, ciudadanos mejor educados generan sociedades más felices con altos niveles de calidad de vida, que en el caso contrario.
Por lo tanto, la rentabilidad no solo es privada, sino también social y esta última justifica la presencia del Estado en el sector y por eso existen escuelas públicas. Lo que la sociedad busca producir son estudiantes de calidad y para ello se requiere maestros, infraestructura adecuada, etc.
El dinero que los gobiernos destinan al sector educación no lo es todo; ¿se podría afirmar que, cuanto más dinero se ponga en el sector, necesariamente mejorará la calidad de la educación? De ninguna manera, lo que no significa que, en el caso peruano, no se requiera más inversión; de ahí que sostener que tal gobierno elevó la parte del presupuesto destinado a educación comparado con otro casi carece de sentido, pues lo que importa es el impacto que ese dinero produce. Muchas veces con menos dinero se puede hacer más.
Los ascensos por méritos, la capacitación de maestros, la infraestructura, entre otros elementos, son claves si queremos una educación de calidad y, por ende, una mejor sociedad.