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Orientación Universidad
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tarea para la clase 3, Apuntes de Análisis de Textos Literarios

tarea de redaccion realizada en la clase 3

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 19/06/2020

usuario desconocido
usuario desconocido 🇩🇴

3.3

(3)

7 documentos

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UNIVERSIDAD APEC
EJERCICIO PARA LA CLASE No.1
Mañón, Melvin (2004). La Prosperidad ¿carrera de ratas?
Santo Domingo: Editora Manatí.
(Fragmento de texto, pags. 109-111)
LA CORRUPCION EN LA PROSPERIDAD
Por: Melvin Mañón
Todas las civilizaciones y las formas de poder institucionalizado conocidas han llevado
consigo sus propias formas de corrupción y abuso de poder. Las modalidades y la intensidad de
una y otra han variado marcadamente según el nivel de institucionalidad o el momento
histórico, pero siempre han estado allí, inseparables. Lo que es verdaderamente nuevo ha sido
la manera y la escala en que todos los parámetros conocidos de corrupción han sido
desbordados.
La corrupción política, por ejemplo, es frecuente e injustamente equiparada con el
peculado, que no es más que la apropiación ilegal en beneficio personal de recursos públicos.
Cuando se habla de corrupción política debe incluirse la prevaricación, el fraude, el tráfico de
influencias, la estafa y otras conductas delictivas. Evidentemente que todos sabemos que la
impunidad estimula la corrupción política. Algunos sabemos, incluso, que la tolerancia social y
la ausencia de sanción legal se combinan para fomentar el mal.
Ahora bien, ¿cómo explicar la expansión exagerada de la corrupción política? De hecho,
¿cómo explicar que la corrupción haya pasado de conducta marginal a principal? Las últimas
dos décadas han presenciado una transformación inusitada en buena parte del mundo. Antes,
al enjuiciar alguna obra de gobierno se hablaba de algún funcionario o empleado corrupto. Hoy
en día se menciona, como excepción, el caso de algún funcionario sobre el que no se ensañe la
sospecha generalizada y pública por corrupto. Lo excepcional y lo generalizado se ha invertido.
La corrupción política (o si se prefiere la corrupción de los políticos, para indicar que
afecta por igual el ejercicio de la profesión incluso cuando los políticos no están en el poder),
debe gran parte de su expansión al reclamo de la prosperidad. La labor, el ejercicio político y
las posiciones públicas dejaron de ser servicios para convertirse en fuente de ingreso y estas
fuentes no tendrían sentido si no fueran capaces de competir con otras actividades en la
producción de bienestar.
La corrupción política, posiblemente más que ninguna otra, es la más perversa de todas
las formas de corrupción no tanto porque se consuma a expensas del bien público, sino porque,
con frecuencia, involucra como cómplice o reclamante- a la propia familia. La esposa y los hijos
de los funcionarios hacen reclamos de prosperidad. Quieren viajes, casas, autos, cuentas, lujos.
Sienten que necesitan estar a la altura de los demás. Ponen presión sobre los funcionarios
cuando estos no han tomado claramente la iniciativa. Le recriminan su lentitud cuando la
tienen- enriquecerse. Le recuerdan si advierten reservas, temores o escrúpulos- que tal vez
nunca más tengan otra oportunidad, le exigen pensar en su familia, ver con franqueza el futuro.
Junto a estas presiones corruptoras le ofrecen asistencia espiritual para que se sienta menos
mal, asegurándole que no pasará nada, que todos los otros políticos hacen lo mismo, que no se
puede ser estúpido y que es indispensable aprovechar la oportunidad; que después de todo
para eso se “sacrificó”, verbo que con el cual reemplazan al que verdaderamente le corresponde
pero que no es de buen gusto emplear: apostó.
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UNIVERSIDAD APEC

EJERCICIO PARA LA CLASE No. Mañón, Melvin (2004). La Prosperidad ¿carrera de ratas? Santo Domingo: Editora Manatí. (Fragmento de texto, pags. 109-111) LA CORRUPCION EN LA PROSPERIDAD Por: Melvin Mañón Todas las civilizaciones y las formas de poder institucionalizado conocidas han llevado consigo sus propias formas de corrupción y abuso de poder. Las modalidades y la intensidad de una y otra han variado marcadamente según el nivel de institucionalidad o el momento histórico, pero siempre han estado allí, inseparables. Lo que es verdaderamente nuevo ha sido la manera y la escala en que todos los parámetros conocidos de corrupción han sido desbordados. La corrupción política, por ejemplo, es frecuente e injustamente equiparada con el peculado, que no es más que la apropiación ilegal en beneficio personal de recursos públicos. Cuando se habla de corrupción política debe incluirse la prevaricación, el fraude, el tráfico de influencias, la estafa y otras conductas delictivas. Evidentemente que todos sabemos que la impunidad estimula la corrupción política. Algunos sabemos, incluso, que la tolerancia social y la ausencia de sanción legal se combinan para fomentar el mal. Ahora bien, ¿cómo explicar la expansión exagerada de la corrupción política? De hecho, ¿cómo explicar que la corrupción haya pasado de conducta marginal a principal? Las últimas dos décadas han presenciado una transformación inusitada en buena parte del mundo. Antes, al enjuiciar alguna obra de gobierno se hablaba de algún funcionario o empleado corrupto. Hoy en día se menciona, como excepción, el caso de algún funcionario sobre el que no se ensañe la sospecha generalizada y pública por corrupto. Lo excepcional y lo generalizado se ha invertido. La corrupción política (o si se prefiere la corrupción de los políticos, para indicar que afecta por igual el ejercicio de la profesión incluso cuando los políticos no están en el poder), debe gran parte de su expansión al reclamo de la prosperidad. La labor, el ejercicio político y las posiciones públicas dejaron de ser servicios para convertirse en fuente de ingreso y estas fuentes no tendrían sentido si no fueran capaces de competir con otras actividades en la producción de bienestar. La corrupción política, posiblemente más que ninguna otra, es la más perversa de todas las formas de corrupción no tanto porque se consuma a expensas del bien público, sino porque, con frecuencia, involucra – como cómplice o reclamante- a la propia familia. La esposa y los hijos de los funcionarios hacen reclamos de prosperidad. Quieren viajes, casas, autos, cuentas, lujos. Sienten que necesitan estar a la altura de los demás. Ponen presión sobre los funcionarios cuando estos no han tomado claramente la iniciativa. Le recriminan su lentitud – cuando la tienen- enriquecerse. Le recuerdan – si advierten reservas, temores o escrúpulos- que tal vez nunca más tengan otra oportunidad, le exigen pensar en su familia, ver con franqueza el futuro. Junto a estas presiones corruptoras le ofrecen asistencia espiritual para que se sienta menos mal, asegurándole que no pasará nada, que todos los otros políticos hacen lo mismo, que no se puede ser estúpido y que es indispensable aprovechar la oportunidad; que después de todo para eso se “sacrificó”, verbo que con el cual reemplazan al que verdaderamente le corresponde pero que no es de buen gusto emplear: apostó.

A continuación, se presenta una serie de preguntas relacionadas con el texto que acabas de leer, con cuatro opciones, de las cuales sólo una es correcta. Encierra en un círculo la que creas correcta.

1. ¿Cuál cree usted que es la intención del autor de este texto? a) Invitar a los jóvenes a buscar la prosperidad como sea. b) Justificar por la prosperidad la corrupción política. c) Mostrar la búsqueda desmedida de prosperidad como razón de la expansión exagerada de la corrupción política 2. ¿Cuál de las afirmaciones siguientes consideras como el sentido global del texto? a) La corrupción política es la más perversa de todas las formas de corrupción no porque se consume a expensas del bien público. b) La corrupción política se consume a expensas del bien público y hace cómplice o reclamante a toda la sociedad. c) Siempre han existido formas de corrupción y abuso de poder, pero en la actualidad, los parámetros de corrupción política se han desbordado por el reclamo de la prosperidad.

  1. ¿Por qué el autor considera la corrupción política como “la más perversa de todas las formas de corrupción”? a) Porque se produce a expensa del bien público. b) Porque la propia familia se hace cómplice o reclamante. c) Porque es indispensable aprovechar la oportunidad. 4 ¿Cuáles conductas delictivas el autor considera también en el campo de la corrupción política? a) El tráfico de influencias, la estafa, la intolerancia, la complicidad b) La impunidad, el peculado, la sanción legal, la tolerancia c) La estafa, el fraude, la prevaricación, el tráfico de influencias. 5. Otra de las ideas que transmite el texto para los lectores es que: a) La gente merece ser próspero, no importa la manera de lograrlo. b) La tolerancia social y la ausencia de sanción estimulan la corrupción política. c) La gente merece ser próspero porque no se puede ser estúpido.

Párrafo no.

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