




























Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
resumen para final filosofía 2021
Tipo: Apuntes
1 / 36
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
Los orígenes y problemas de la filosofía. La pregunta por “el hombre” como una de las interrogaciones fundamentales de la filosofía. Breve abordaje del pensamiento filosófico clásico (con especial referencia a la Grecia antigua). El principio (arké y aut-arkéia). El hombre entre la política y el lenguaje (logos). Posicionamiento: el hombre como proceso y como relación (con otros hombres y con la naturaleza). Relaciones entre la filosofía y la ciencia psicológica. ORIGEN DE LA FILOSOFIA La filosofía plantea preguntas, donde parecían innecesarias, únicamente cuando queremos preguntar y nos detenemos y esforzamos por mantener la interrogación sin apresurarnos en las respuestas damos un paso a la filosofía. Su comienzo tuvo lugar en Grecia en el siglo vi a.c., a través del logos (discurso explicativo de la realidad) para dar razón, conceptualizar el mundo. Esta surge gradualmente como larga maduración del mito. El origen de la filosofía es múltiple y renovable. Las interrogaciones filosóficas pueden provenir del asombro o de la admiración, de la necesidad de comunicación y de las situaciones límites (la muerte). La filo etimológicamente, es Amistad del saber, esto quiere decir que no está en el o se tiene el saber. Predomina las preguntas más que las respuestas ya que ella no resuelve nada. La filosofía del hombre tiene como objeto de estudio la subjetividad, conceptualización del hombre como sujeto, las preguntas a las cuales se refiere la filosofía del hombre son quienes y como somos.
sus actos, es en tanto actua y se relaciona, EL HOMBRE ES LA POLIS)
La sociedad encuentra tres esferas donde se desarrollan las relaciones de los hombres:
establecen las primeras formas de identidad y actividades productivas por fuera de lo filial. La aldea será siempre paternalista y de máxima autoridad sobre la toma de decisiones comunes.
Según Aristóteles los saberes se encuentran organizados en diferentes esferas con cierto orden jerárquico. En la primera estaban ubicadas las llamadas ciencias teoréticas , en otras palabras: eminentemente contemplativas. Allí es donde él sitúa a la metafísica, entendiéndola como la filosofía primera; dotándola de un valor superior a otras ciencias que se encuentran en el mismo grupo, ya que posee como objeto de estudio un razonamiento primordial que habita en todas las demás: el ser en cuanto ser. Esta expresión resulta una suerte de interrogación reflexiva, que, sin caer en un cuestionamiento abstracto, llama a preguntarse con total generalidad sobre el ser sin interferir en características de lo que es, sino que interpela sobre la anterioridad de dichas características. Esta cualidad fundante de “anterior” da cuenta no solo de su objeto de estudio, sino también de la filosofía que lo aborda. La metafísica será la ciencia que basa sus estudios en: Examinar las causas y principios supremos Estudiar al ser en tanto ser Examinar la substancia Investigar lo divino y la substancia suprasensible. Se entiende substancia como el concepto con el que se sirve para pensar el ser de los entes. Ella tiene como cualidad primera la autosuficiencia, es decir, no depende de nada más que ella misma para existir, refiere a lo que el ente es en-si, por lo que no requiere de otra cosa más qué sí mismo para ser. La substancia es aquello que soporta los accidentes, siendo estos últimos aquello de lo que se predica o se dice sobre la substancia.
sean evidentes, claros y distintos, luego los pondrá en análisis descomponiendo lo complejo para entenderlo desde lo simple, desde la síntesis rearmará y organizará mentalmente lo descompuesto para finalmente enumerarlo, revisando para asegurarse que nada ha faltado. Será por medio del largo tránsito por los preceptos que desarrolla en la duda metódica que arribe a la irrefutable premisa cogito ergo sum, yo pienso, entonces existo. La duda metódica será la herramienta que encuentra Descartes para elaborar su teoría y esta no podría haber encontrado lugar sin la cualidad de la razón en todos los hombres ya que el método que desarrolla encuentra sus bases en el buen sentido. Mediante esta evaluación constante de la duda metódica, Descartes llega a un postulado irrefutable de lo que puede conocerse: “cogito, ergo sum” , pienso, entonces existo. Aquí el sujeto se plantea como una cosa pensante, ya que el ejercicio que practica Descartes es el de ir despojándose de, en primer lugar, todo lo que creía conocer, luego pretendió que su cuerpo no existía, que no había mundo o lugar donde él se encuentre. Mediante este ejercicio de vaciamiento total, Descartes advierte que aún sin cuerpo (sentidos), aún sin mundo que lo enmarque, él sigue siendo, pues continúa pensando, alude que es una substancia con naturaleza completamente pensante que no necesita más que de sí misma para acometer dicha acción. En el camino de la duda metódica y del despojamiento de todo lo que cree conocer implementa la llamada moral provisional , compuesta por una serie de máximas; esto le resulta útil puesto que mientras se desarrolla la aplicación de la duda, como individuo la acción continua, no se pausa, y por lo tanto requiere de la moral provisional para que ese actuar se mantenga correcto. La primera máxima planteada refiere a la obediencia de las leyes y costumbres del país y sobre todo la conservación de la religión y de Dios. La segunda máxima refiere a la firmeza del individuo con respecto a las acciones, manteniendo la capacidad de discernir lo probable, mientras se busca encontrar la diferencia entre lo verdadero y lo falso. La tercera máxima se refiere al vencerse a sí mismo, entendiendo que aquello que enteramente pertenece a nuestro poder son los pensamientos y por último, la cuarta máxima refiere a la plena dedicación de la vida al cultivo de la razón y mantenerse bajo las normativas del método. Esta última máxima atraviesa y sostiene las tres primeras, puesto que se encuentran fundadas en el propósito de la continuidad de la instrucción en el camino del método. Descartes, para llevar al máximo nivel de examinación del estudio del método utiliza un supuesto, producto de una hipótesis: el genio maligno. Este le sirve para hiperbolizar la duda metódica, llevándola al máximo exponencial, ya que plantea que esta entidad puede engañar todos y cada uno de sus sentidos, incluso apela al hecho que puede ser engañado hasta cuándo piensa. Este genio maligno es capaz de hacerlo creer qué es lo que está pensando, pero concluye en que aun así, con engaño incluido, se produce la puesta en marcha de la razón, por lo tanto concluye en reafirmar su teoría: él existe en tanto piensa, no interesa si es verdadero o falso el contenido, ya que la sola acción de pensar es la que dará el sustento fehaciente a su postulado. El conocimiento que se permite poner en duda es la misma duda, por ello se refiere a ella como hiperbolización, exageración de la duda misma, “dudar de aquello que dudo”. El sujeto cartesiano , va a presentar en sí un sustancialismo, una cosificación como principios unificadores. Se transforma la pregunta de ¿Quién soy yo? a ¿Que soy yo?. Descartes, la responderá diciendo que ese “yo” postulado es una cosa pensante, ya que en el ejercicio que el filósofo practica es el de ir despojándose de, en primer lugar, todo lo que creía conocer, luego pretendió que su cuerpo no existía, que no había mundo o lugar donde él se encuentre. Mediante aquel ejercicio de vaciamiento total, Descartes advierte que aún
El sujeto empirista ya no busca encontrar la verdad, sino que tiene la necesidad de conectar con aquello que resulte probable de la realidad puesto que ya no se considera que exista acceso a un conocimiento firme y verdadero, sino que desde un marcado escepticismo se arriba a la idea que la verdad puede que no sea posible conocerla. Hume entiende al humano como un ser con la capacidad de asociar impresiones producto de las experiencias que darán lugar a la sensación de identidad constante. A su vez, rompe con el dualismo mente/cuerpo cartesiano, puesto que desde Hume el hombre resulta un ser social, racional y activo , asegurando que la filosofía se encuentra emparentada a la acción y no ya a principios metafísicos. La pregunta que va a recorrer la teoría empirista de Hume es ¿cómo nos conocemos? Para dar respuesta a ello, se explica el desarrollo del funcionamiento de la mente, la cual posee percepciones, que pueden ser ideas simples o complejas, dadas a partir de la asociación o impresiones de sensación o de reflexión otorgadas por la experiencia (la única capaz de generar impresiones). Las impresiones son aquellas percepciones más fuertes, nunca una idea en términos sensibles podría asemejarse siquiera a la impresión más débil. Con Descartes se experimentó la duda sobre la información que los sentidos podían otorgar, mientras que en Hume, serán los sentidos la única vía de acceso que se tendrá disponible para poder conocer o pensar en la realidad. Las impresiones que ingresan a nuestra mente a través de los sentidos son las que ayudarán a formar las ideas simples, las cuales, por medio de la asociación en la mente conformarán las ideas complejas, no puede existir nada que no provenga de una impresión, por lo tanto cualquier idea compleja, puede ser descompuesta en ideas simples, de las cuales hallamos su origen en la impresión que la experiencia haya marcado. Existen en la mente tres principios de asociación:
derivar ninguna impresión del yo. La identidad personal va a jugar un rol de gran importancia a lo largo de sus teorizaciones, rescatando en ella la idea de hábito y memoria como sostén de la experiencia en una constante imaginaria; y por otro lado, Hume sostiene que en nuestro entendimiento no hay nada que no haya sido basado mediante la experiencia, eliminando cualquier cuestión innatista en el desarrollo de sus teorías. La sustancial diferencia que se presenta entre las impresiones y las ideas remite a cuestiones de intensidad, en este punto Hume expone que el dolor como una sensación es más fuerte que el recuerdo o la imaginación del mismo dolor. Dicho de otro modo, las ideas son copias o imitaciones de las impresiones sensoriales, pero en términos de intensidad no pueden alcanzar la fuerza o vivacidad propia de la experiencia. En palabras del autor: “incluso el pensamiento más intenso es inferior a la sensación más débil”. Asimismo, afirma que las ideas no son otra cosa que la mezcla, la transposición, el aumento o la disminución de los contenidos que primero fueron suministrados por los sentidos y la experiencia b, con tal declaración adjunta dos argumentos que lo justifican: El primero es que las ideas por más complejas que sean pueden descomponerse en simples y esta última siempre tiene correlación con un sentimiento o estado de ánimo; el segundo es que, si una persona por algún defecto biológico es incapaz de tener algún tipo de sensación, de igual manera será incapaz de generar la idea correspondiente al sentido faltante. Hume expone que la identidad personal esencialmente se construye con la unión surgida de las ideas de la imaginación, es decir dentro de nuestra facultad de asociación de ideas generamos conexiones que con ayuda de la costumbre nos permiten atribuir una identidad permanente a los objetos y a nosotros mismos. Entonces la identidad no pertenece a las percepciones en sí mismas, sino que depende directamente de los principios de asociación de ideas (semejanza, contigüidad y causalidad). Entonces, desde la filosofía que plantea Hume no hay ninguna percepción particular que le sea correspondiente al yo, por el contrario, asegura que cada vez que recurre a pensar en sí mismo se encuentra con distintas percepciones que pudo captar de la experiencia y que a su vez son estas quienes constituyen lo mental. Los seres humanos en el momento de consciencia tenemos la facultad de dotar de sentido la experiencia sensible, facilitando la relación entre un objeto y el otro (como si fuera el mismo), a fin de que nuestras percepciones tengan una continuidad mediante un ser invariable (yo) que se emerge como una idea de identidad personal. La memoria tendrá un rol fundamental para la construcción de identidad personal ya que a través de ella podemos conservar y revivir imágenes de percepciones anteriores, por lo cual será la memoria y sus reminiscencias las que permitan la asociación por semejanza y causalidad. No obstante, Hume aclara que la memoria en sí misma no produce la identidad personal sino que la descubre , es decir la destapa o devela, le permite de manera indirecta surgir porque sin memoria no podría haber causalidad o semejanza, pero la identidad personal rebasa los recuerdos y genera una ficción que supera los límites de estos. Será por medio de la memoria y de los hábitos que el hombre posea el lugar de partida para la gestación de la identidad personal como un constante necesario para una vida práctica pero incomprobable desde la teoría. No hay substancia que constituye al ser humano en sí mismo, sino que es la construcción de la idea compleja con la cual el hombre piensa y une la sucesión de estados de los objetos en términos de que todos pertenecen a un mismo sustrato, pero desde la experiencia el yo carece de evidencia.
acceder a la experiencia en su forma a priori , puras, espaciotemporales. Este concepto no está directamente relacionado con los sentidos sino más bien con el modo en el que se intuye o captan los objetos. (la percepción del objeto ya estará regulada por medio de la racionalidad). Por entendimiento se comprende que es la capacidad de pensar el objeto captado desde la intuición sensible, es el momento donde la experiencia puede ser pensada. Estos aspectos trabajan desde la unión y la coordinación, sólo es posible hablar de conocimiento en tanto entre en juego la representación de los objetos respecto al objeto intuido. El conocimiento comienza desde la experiencia, de la relación intuitiva y sensible que el sujeto posee con el objeto, pero no todo el conocimiento que somos capaces de elaborar provienen necesariamente de una experiencia con el objeto. Para ejemplificar este postulado, Kant se basa en tres ideas fundamentales:
Kant es considerado un pensador sistemático, esto quiere decir que cada sección que él desarrolla, se encuentra intrínsecamente relacionada a la anterior y a la posterior. Teniendo en cuenta esto, él divide la capacidad del ser humano en aquello que puede conocerse y aquello que puede pensarse, luego hace una clara distinción entre dos mundos que basarán sus conceptos en esta división: el mundo sensible y el mundo inteligible. Devenido de este planteo se gesta la idea del ser humano como ciudadano de aquellos dos mundos, ya que sus potencialidades (la de conocer y la de pensar) se dan en simultáneo, él pertenece a ambas esferas. Como ciudadano del mundo sensible, el hombre será entendido como un ser natural , relacionado directamente con el conocimiento sobre los fenómenos y determinado por la ley natural que se expresa en base a sus inclinaciones. (heteronomía) Como ciudadano del mundo inteligible, el hombre será entendido como un ser racional , donde se expresa la capacidad de pensar sobre la cosa en sí o noúmeno, aquí la ley será la moral y se expresa por medio del deber. Al ser seres racionales pensamos nuestra propia voluntad como esencialmente libre, la libertad juega un rol protagónico, ya que si carecemos de ella la moral y la ética no tendría sentido ya que el hombre sería reducido a una cosa, a un medio, en vez de ser un fin en sí mismo. (autonomía) Desde Kant se entienden dos tipos de razón: la razón pura , que va a establecer bases en qué puede conocerse, y la razón práctica , con base en qué puede hacerse con ese conocimiento adquirido mediante la razón pura (qué podemos hacer, con lo que pudimos conocer). Aquí ingresamos en la tercera dimensión del hombre, como sujeto moral, como persona; siendo ella un fin en sí mismo fundamentado desde la dignidad y la libertad. Cuando se hace mención al término “práctica”, cabe destacar que refiere al campo de acción del sujeto, aquel sitio donde sus actos serán evaluados desde la moral. El conocimiento racional filosófico moral surge del examen al que las máximas individuales son elevadas como leyes universales. El actuar moral resulta ser incondicionado ya que, como el término expresa, debe darse sin condiciones que lo afecten, o sea, ninguna intención o inclinación deberá generar cambios en él, ya que como única ley se toma la buena voluntad a partir del imperativo categórico. Esta buena voluntad es buena por su querer relacionarse como motivación, el querer hacerlo por el simple hecho de llevarlo a cabo y no perseguir otro fin más que la acción moralmente buena. Las acciones incondicionadas serán aquellas que se lleven a cabo por medio del mandato del deber, por pura autonomía de la voluntad. Aquí, el hombre en su capacidad de sujeto racional perteneciente al mundo inteligible, elabora sus propias leyes bajo el mandato del imperativo categórico. Las acciones condicionadas, en cambio, son las que están dictaminadas a partir de la heteronomía , mediante el imperativo hipotético, donde se persigue un fin dado por las inclinaciones del sujeto y esta máxima que manifiesta no puede ser elevada a ley Universal. Los imperativos para la filosofía Kantiana van a representar la obligación de nuestra voluntad con respecto al régimen del deber. Son las diferentes vías por las cuales se formulan los mandatos. En ellos se distinguen dos clases: el condicionado y el incondicionado. Por imperativo condicionado o hipotético , va a considerar a aquellos donde la intención moviliza la acción, partirá de la premisa “si hago tal cosa, obtengo tal otra”, basando el accionar en una cuestión causa-efecto, un medio para cumplir un fin que se encuentra intrínsecamente vinculado con las inclinaciones de principios particulares.
Hegel (HOMBRE=SUJETO MEDIATO// YO DEL DESEO. CONCIENCIA LIBRE---AUTOCONCIENCIA reconocida por otra AUTOCONCIENCIA. yo colectivo, social. DIALÉCTICA amo/esclavo.. Lucha por el reconocimiento--- LIBERTAD) Fenomenologìa del espíritu Fenomenología refiere a aquello que se manifiesta, aparece o se expone y espíritu refiere al camino al GEIST , que es el resultado y proceso de la consumación del desarrollo de la conciencia y su concreción en una comunidad viva, el todo que retorna a sí mismo. El geist es aquello que se conoce o se reconoce a sí mismo en lo otro de sí, siendo su propia objetividad de ser en el mundo, el espíritu es conciencia de su propia corporalidad. Las concreciones del espíritu son especialmente los individuos y sus instituciones políticas, culturales, científicas, sociales, etc, todas ellas históricas. El geist no es abstracto, es la máxima concreción de un “nosotros” vivo en la historia de un pueblo. La fenomenología del espíritu es el camino de la conciencia donde sufre transformaciones y dolorosas rupturas, las cuales serán puntos de integración en un yo que es nosotros. La concepción hegeliana de ciencia hace referencia a lo particular por medio del cual se llega a lo general, la ciencia es TODO en conjunto con la trayectoria de ese todo. La ciencia de la experiencia de la consciencia es, entonces, aquella que verá la experiencia del movimiento que la dialéctica de la consciencia produzca. Cuando la consciencia conoce un nuevo objeto, ambos cambian en el proceso dialéctico, asumiendo ella una nueva figura, solo que la consciencia no lo sabe. Por lo tanto, la consciencia sólo es consciente de estar conociendo un objeto sin notar cuánto del objeto se introduce en ella generándole ciertos cambios. Desde la perspectiva hegeliana el alma recorrerá una serie de configuraciones trazadas por su propia naturaleza, depurándose y transformándose en espíritu por medio de la experiencia completa de sí misma sobre el conocimiento de lo que en sí misma es, en otras palabras, el alma comienza un viaje de conocimiento sobre sí que concluirá en espíritu. El alma para Hegel es comparativa de la substancia en nous pasivo de Aristóteles, donde el alma ya es espíritu pero de forma inmediata. Este primer momento debe mediar para que aquella substancia devenga en sujeto y alcanzar así la totalidad de la verdad. Existen dos personajes, la consciencia (quién será la protagonista de la travesía) y nosotros (quienes a modo de testigos tenemos la posibilidad de adelantarnos en el viaje que ella realiza y conocer el desenlace de la historia).
La experiencia a la que la consciencia arriba resulta poseer un tinte de odisea o tragedia ya que cada vez que ella sale de sí para conocer, genera movimiento, y con este se pierde a sí misma a su verdad, se desarma, se rompe tan solo para lograr luego armarse, ella duda y luego conoce como es, se recupera a ella y a una nueva verdad tan solo para comenzar este viaje una y otra vez. Esta odisea es heroica ya que la consciencia nunca tiene certeza alguna de lograr encontrar aquella verdad que pueda hacer que vuelva a si, nunca existe una garantía que le afirme que al perderse podrá luego volver a encontrarse y amarse, por lo tanto, su desventura está basada en el sufrimiento de una constante ruptura incierta , puesto que la consciencia no es algo que se afirma sino que está permanentemente haciéndose. El sujeto , en tanto conciencia es mediación, aquello que no se presenta de forma inmediata, la consciencia es mediación de su devenir otro consigo misma : las cosas son inmediatas, la consciencia es mediata y devenir otro consigo misma es la consciencia involucrando a la otredad con la necesidad de salir de lo que es para devenir. El sujeto hegeliano toma el rol de sustancia, pero difiere de la substancia aristotélica, puesto que se encuentra planteado desde el movimiento, es una sustancia viva , la cual no se reduce a una identidad. En un primer movimiento , la consciencia conoce los objetos de forma inmediata a través de la experiencia, tal y como se le presentan, a este momento se le denomina certeza sensible , donde no se poseen categorías para pensar los objetos, sino que tan solo se tiene de ellos la impresión por medio de los sentidos. Aquí los objetos son, sin más y contienen el ser de la cosa, la consciencia se posiciona en un lugar de puro yo, por lo que se habla de pobreza, ya que el objeto es todo y la consciencia solo puede enfrentarse a objetos que puede señalar a partir de su percepción. En este primer movimiento, la relación entre la conciencia y el objeto es el consumo , cuando el objeto es consumido por una conciencia será el primer intento de demostrar que lo esencial es la conciencia, puesto que el objeto desaparece y la conciencia subsiste, pero este intento fracasa, puesto que sin el objeto de consumo no subsiste la conciencia, depende de él para ello ya que la satisfacción del consumo es pasajera, pronto reaparece el deseo (hambre, sed, sueño, etc). Mediante la percepción se transcurre al segundo movimiento , donde la consciencia introduce su cultura para poder expresar características del objeto percibido, sea tamaño, color, textura, etc, a partir de la multiplicidad de fenómenos que se le presenten. Recién después de esto, transcurre el tercer movimiento , gracias al entendimiento , la conciencia se introduce en el objeto ordenándolo, regulándolo, para abstraer y fijar el concepto que haya podido sustraer del mismo. La razón , juega aquí un rol ultimo de este primario tránsito, será con ella que se llegue al concepto y desde este lugar se podrá dar cuenta de todo el proceso realizado. La consciencia se encuentra viva en una comunidad múltiple y a su vez se encuentra con objetos que ya no son objetos inmediatos, sino que son sujetos , tal y como lo es ella. Aquí, la consciencia puede conocer a los sujetos que también tienen vida, y se conoce en sí misma al deseo respecto a los sujetos. La conciencia sale de sí, perdiéndose para conocerse a sí misma, para sí misma, pero en el encuentro con un otro se obtiene la autoconsciencia. Ese otro, como regla fundamental, tiene que ser en sí una autoconsciencia también y surge el deseo mutuo de reconocimiento. Este deseo ya no será de consumo (goce) como en el primer movimiento al relacionarse con objetos sensibles, sino que será desde el tomar al otro como un sujeto que tiene su propia singularidad, desde el punto más mínimo al detalle más particular: el reconocimiento va a hablar de un trabajo multilateral y multifocal. Este deseo de consumo se entiende como
el movimiento de la conciencia hacia la recuperación de su libertad en una nueva lucha a muerte y acercándose a la verdad. Por lo que se puede afirmar que el esclavo vive tres experiencias en tanto esclavo:
Beauvoir hace un profundo recorrido intentando dar respuesta a una serie de preguntas que infieren en los motivos por los cuales la mujer se ha encontrado desde el comienzo de los tiempos subordinada al hombre:
perpetua y la acumulación es el proceso histórico de ella, siendo la expropiación sangrienta y violenta a los trabajadores de los medios de producción para su subsistencia. Marx aborda el concepto de propiedad privada y acumulación originaria como una respuesta idílica al proceso que en la realidad se puede ver como una historia violenta, de sangre y expropiación, basado en la escisión sin retorno que se perpetúa como base fundamental del capitalismo. En la formación de ambos conceptos el autor se basó en las teorías de Feuerbach, donde hace un profundo análisis sobre el vínculo entre el hombre y aquello que es considerado Divino. Encuentra que en los pueblos primitivos se tomaba como objeto ritual con entidad mágica alguna suerte de talismán, simbolizando lo divino pero elaborado por la mano del hombre, a esto se denomina fetiche. En el fetiche el hombre se aliena, perdiendo de vista que los poderes otorgados al objeto le son propios por haberlo elaborado, dando como resultado una pérdida de poder por parte del sujeto y trasladando estos poderes hacia objetos o religiones. Marx retoma el concepto de fetichismo asociado a la mercancía, para dar luz a la crítica que elabora de la economía política, explicando que un fetiche, o sea, un producto terminado oculta en si las condiciones de producción , lo maravilloso del objeto concluye eclipsando la humanidad creadora de la cual proviene. Siguiendo la línea mítica de las religiones, Marx realiza una comparativa entre la acumulación originaria/propiedad privada y el pecado original bíblico, puesto que de ellos no se tiene un fehaciente conocimiento de cómo y cuándo ocurrió, simplemente se naturaliza el hecho de que hayan ocurrido, y desde allí se elabora una inmensa construcción que concluye rigiendo las leyes sociales. Desde Marx, dios n o será más que las propias cualidades humanas exaltadas, una posibilidad creativa suprema, es solo dios quien experimenta la plena felicidad en la contemplación de su obra y a través de ellas experimenta también la realización , por ende, se está frente a una forma de trabajo que solo se reserva a pequeños grupos, mientras que el grueso de la población no puede acceder a ello. El hombre pone en Dios su más elevada imagen, por lo tanto, el Edén no va a representar un sitio de consumo de mercancías sino más bien, un sitio donde sea posible realizarse a través del trabajo sin que este se encuentre atravesado por la alienación. La alienación en Hegel resulta ser un momento necesario de la superación, ya que para que esto ocurra la consciencia debe salir de si, debe extrañarse, debe alienarse, diluirse para luego reconstruirse, restituirse y volver a sí. Aquí el concepto de alienación, por más que continúa siendo una cuestión negativa, guarda en sí la potencialidad para el devenir. En contraposición con el planteo hegeliano, desde Marx la alienación no posee ningún aspecto positivo, sino todo lo contrario, ya que el proletariado es considerado tan sólo en su condición de trabajador y se le descuenta por completo la condición universal del ser humano. Aquí no existe ningún momento de superación y el hombre se mantiene alienado, fuera de sí mismo. En Hegel, se da la realización del trabajo, el objeto es producto y le pertenece al esclavo, en cambio en Marx el trabajador pierde el objeto, ya no le pertenece, en vez de existir la apropiación se da la alienación, la enajenación y el trabajo resulta ser una des- realización del ser. El trabajador se convierte en mercancía puesto que no dispone de propiedad, lo único que posee es su corporalidad y fuerza de trabajo, por lo que la pone en venta para sustentar las necesidades básicas a cambio de un salario. El salario se encontrará determinado mediante una lucha hostil entre el capitalista y el trabajador, lucha en la que siempre el vencedor será el capitalista, mientras que el proletariado siempre
perderá, quedando en términos hegelianos en un estatus permanente de siervo. El proletariado será solo considerado en su condición de trabajador, descartando completamente su condición universal de ser humano; dejando de lado la imagen del hombre en cuanto hombre, sino tan solo se brinda una imagen en cuanto capitalista y trabajador, por ello, según Marx, la economía política no es una ciencia del ser humano sino más bien, la de un ser degradado por efecto de la explotación económica. En el trabajo enajenado, alienado, el hombre se pierde a sí mismo. En el mismo hay cuatro instancias de alienación: