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Relación entre la objetividad y la subjetividad en las ciencias humanas y sociales. Alexander Ortiz Ocaña, Apuntes de Desarrollo Humano

resumen de la lectura relacion entre la objetividad y la subejtividad

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 28/04/2020

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en las ciencias humanas y sociales.
Alexander Ortiz
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Desde la fundación de la física por Galileo, Descartes y
Newton, ha predominado en las ciencias naturales la idea
de lo simple y determinado, la búsqueda de un universo
básico, elemental y estable ante nuestros ojos.
Hasta hoy, son insuficientes las propuestas de alternativas
epistemológicas para las ciencias humanas y sociales.
Todo ser humano en su devenir histórico y social busca la
armonía, la coherencia y la satisfacción intelectual, a partir
de sus necesidades científicas, del imperativo de buscar y
creer en una verdad.
La temporalidad es un factor importante para comprender
los sistemas vivos, psíquicos y sociales. La historia es un
ineludible mecanismo para el estudio de la actividad
humana.
En los albores del tercer milenio observamos tendencias
científicas encaminadas a la configuración de invariantes
procesales de los eventos y a considerar al ser humano,
investigador-observador, como el centro del proceso de
investigación. Esas visiones, se emparentaban con miradas
que habían sido legadas por las ancestrales tradiciones
espirituales.
Los avances de la ciencia en el siglo XX son aplicaciones
de la teoría general de la relatividad de Einstein formulada
en 1905.
La epistemología actual revela que en la ciencia tradicional
aún persisten muchas actitudes y procedimientos
investigativos que configuran creencias o hábitos de
pensamiento, muy difíciles de desprenderse de la mente
humana.
Quienes quieran configurar el conocimiento científico con
garantía y seguridad, deben buscarlo en las relaciones
subjetivas, en la intersubjetividad humana, en la
autorreflexividad. Ahí van a encontrar la objetividad, la
verdad científica.
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objetividad en las ciencias humanas y sociales
Existe una vieja discusión que viene desde la época de
comienzos del siglo XX, que se refieren, por ejemplo, a la
problemática sobre la realidad. La realidad es una
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Relación entre la objetividad y la subjetividad

en las ciencias humanas y sociales. Alexander Ortiz Ocaña

1. introducción

Desde la fundación de la física por Galileo, Descartes y Newton, ha predominado en las ciencias naturales la idea de lo simple y determinado, la búsqueda de un universo básico, elemental y estable ante nuestros ojos. Hasta hoy, son insuficientes las propuestas de alternativas epistemológicas para las ciencias humanas y sociales. Todo ser humano en su devenir histórico y social busca la armonía, la coherencia y la satisfacción intelectual, a partir de sus necesidades científicas, del imperativo de buscar y creer en una verdad. La temporalidad es un factor importante para comprender los sistemas vivos, psíquicos y sociales. La historia es un ineludible mecanismo para el estudio de la actividad humana. En los albores del tercer milenio observamos tendencias científicas encaminadas a la configuración de invariantes procesales de los eventos y a considerar al ser humano, investigador-observador, como el centro del proceso de investigación. Esas visiones, se emparentaban con miradas que habían sido legadas por las ancestrales tradiciones espirituales. Los avances de la ciencia en el siglo XX son aplicaciones de la teoría general de la relatividad de Einstein formulada en 1905. La epistemología actual revela que en la ciencia tradicional aún persisten muchas actitudes y procedimientos investigativos que configuran creencias o hábitos de pensamiento, muy difíciles de desprenderse de la mente humana. Quienes quieran configurar el conocimiento científico con garantía y seguridad, deben buscarlo en las relaciones subjetivas, en la intersubjetividad humana, en la autorreflexividad. Ahí van a encontrar la objetividad, la verdad científica.

2. objetividad en las ciencias humanas y sociales Existe una vieja discusión que viene desde la época de comienzos del siglo XX, que se refieren, por ejemplo, a la problemática sobre la realidad. La realidad es una configuración social, es decir, “intergeneracional, producto

de las relaciones entre hombres en el tiempo” (Zemelman, 10 ). En criterio de Luhmann ( 1998 ) lo decisivo para la ciencia es “que sea capaz de crear sistemas teóricos que trasciendan dichas correspondencias; que no se limite a copiar, imitar, reflejar, representar, que organice la experiencia de la diferencia y gane en información; que forme, así, una adecuada complejidad propia” (Zemelman, 11 ). Luhmann precisa que la ciencia debe conservar la relación con la realidad, pero, en especial la sociología. Un las ciencias sociales y humanas aún se continúan aplicando métodos experimentales y técnicas cuantitativas (propias de las ciencias físicas y naturales), que ignoran la ontología de los procesos sociales y humanos, cuya esencia y naturaleza es compleja, dinámica, sistémica, holística y configuracional. La importancia de replantearnos los problemas onto-episte- metodológicos a la luz del rescate del sujeto configurador de realidades. Las exigencias epistémicas: es necesario configurar conocimiento científico que refleje la situación contextual. ¿cómo configurar conocimiento objetivo desde nuestra subjetividad y que no nos califiquen de subjetivistas o doxáticos? Como muy bien dice Maturana ( 2002 a): “Subjetividad es una de las palabras que usamos para desvalorizar una afirmación sobre la base de la objetividad sin paréntesis” Maturana introduce la noción de objetividad entre paréntesis tomada de Husserl (2010, 2011), La objetividad puesta entre paréntesis nos está indicando que esa realidad objetiva es también subjetiva porque a pesar de que experimentamos los objetos separados de nosotros, todo lo dicho es dicho por un observador, y lo dicho no puede ser separado del sujeto. (Maturana & Pörksen, 2010). El hecho que en el lenguaje nombremos objetos, como entidades determinadas configuracionalmente independientes del observador, con las que configuramos descripciones, reflexiones, explicaciones y argumentaciones del mundo que vivimos, no es una contradicción a la explicación del fenómeno perceptual. En el entendido de que la interioridad del observador es parangonable con su exterioridad. Maturana considera que lo objetivo no existe en esos términos, nada es subjetivo u objetivo, sino que todo es observador dependiente, incluso el observador y el observar.

4. Rol del sujeto en la configuración del conocimiento científico Una de las formas que asume el carácter subjetivo del conocimiento es la resistencia al cambio, la que tiene lugar por la identificación del investigador con la teoría, la cual se erige en paradigma de la propia configuración de lo real. La configuración sobre la que se desarrolla el conocimiento científico en un momento histórico concreto, se convierte en un elemento configurativo de la propia identidad del investigador. El sujeto así situado en medio del mundo y sufriendo la acción de ése mundo es, a la vez, el que piensa el mundo, y que ningún mundo es concebible si no es pensado por alguien y que, por consiguiente, sí es verdad que el sujeto empírico es una parte del mundo. Aristóteles en su época comprendió con una gran nitidez que el ser, sólo se da a través de diferentes categorías, pero que nunca puede darse en su plenitud (Metafísica, libro IV; V). Es por ello que el conocimiento objetivo no existe, se evaporó, al decir de Heisenberg. Se evaporó por los factores imponderables, por las variables ocultas e impredecibles, porque es configurado por un sujeto. Köhler (1967, 1972), a finales del siglo XIX coincide en lo esencial con las ideas de Kant, al demostrar científicamente que el sujeto configura el fondo de la figura, es decir, el contexto de lo percibido, que constituyen el sentido y el significado de la percepción. Dos configuraciones analíticas:

  1. Aspecto externo del conocimiento, la “realidad exterior” nos impone una forma y tenemos la conciencia de que estamos viviendo en un mundo que es externo a nosotros y que podemos “captar”, no tenemos la conciencia de que nosotros configuramos el mundo en que vivimos.
  2. Nuestra mente no está en blanco como la mente infantil al nacer, sino que está configurada por un conjunto de creencias y presupuestos aceptados tácitamente, convive con configuraciones conceptuales y referentes teóricos que guían nuestras acciones cotidianas, “nuestra mente configura necesidades, valores, intereses, deseos, fines, propósitos y temores, en cuyo seno se inserta el dato o señal que viene del exterior” (Martínez, 2009a, 89). El conocimiento nunca puede estar seguro de haber reflejado fielmente realidad. En este sentido, Feyerabend (1989) concluye que no puede darse una descripción formal objetiva de la explicación. Existen cimientos afectivos, volitivos, motivacionales, intuitivos e incluso subconscientes o inconscientes que el

[ 5 ] científico no puede soslayar. Es inevitable razonar basado en el emocionar y en el sentir. “Nuestro pensamiento sólo en contadas ocasiones es rigurosamente lógico” (Oerter, 1975, 18, citado en Martínez, 2009b). En todos los demás momentos el pensamiento está influenciado. Este modo de proceder de nuestro intelecto no es irracional, es sencillamente arracional, no es ilógico, sino alógico, es decir no va contra la razón o la lógica, sino que camina al margen de ellas y, por el hecho de utilizar muchos otros recursos que posee el ser humano, puede ser, como ha demostrado Rogers (1972), más sabio que el mismo procedimiento racional o lógico. (Martínez, 2009b)