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Este documento ofrece una revisión de la novela 'El huésped' de la escritora mexicana Guadalupe Nettel, donde se analiza la integración de la lectura en el régimen nocturno de la imagen, el uso del arquetipo del doble y la construcción de la identidad narrativa del personaje principal. Palabras clave: Guadalupe Nettel, El huésped, arquetipo del doble, régimen nocturno, identidad narrativa.
Tipo: Apuntes
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Colegio Hispanoamericano
Resumen Es necesario destacar la multiplicidad de perspectivas en torno a la lec- tura de textos literarios, en este caso, la novela El huésped de la escritora mexicana Guadalupe Nettel. En general, complementando la visión morfo- lógica del imaginario estético propuesto por Gilbert Duran. En este sentido, un antecedente, es El huésped dimensionado desde el régimen diurno de la imagen, publicado en la edición número 21 del 2014 de la presente revista. Así, la lectura, en particular, se integra en la unión de los contrarios que pos- tula el régimen nocturno de la imagen, elemento que se conjuga en la obra, a partir del doble para Nettel, enmarcado en una noción integradora entre la protagonista y su huésped.
Palabras clave Régimen nocturno, imágenes de inversión, imagen, arquetipo del do- ble, imágenes de inversión por conversión, limite, exceso.
Abstract It should be noted the multiplicity of perspectives on the reading of literary texts, in this case, the novel “El huésped” of the Mexican writer Gua- dalupe Nettel. Overall, complementing morphological imaginary aesthetic vision proposed by Gilbert Duran. In this sense, a history is The host scale,
F. Recibido: abril 22 de 2016 F. Aceptación: mayo 27 de 2016
Revista de Educación & Pensamiento
from the daytime image regime “published in the 2014 edition number 21 of this magazine. Thus, reading in particular is integrated into the union of opposites which postulates the night regime the image element that is com- bined in the work, from double to Nettel, framed in an integrating concept between the protagonist and his host.
Keywords Night mode, images investment, image, archetype doubled images in- vestment conversion, limit, excess.
Introducción La novela El huésped publicada en el año 2006 por editorial Ana- grama, escrita por Guadalupe Net- tel, nacida en ciudad de México en
y dotar en plenitud su propia iden- tidad. Se retomara la sinopsis del li- bro escrita en el estudio anterior, en la cual Ana, la protagonista, entabla a lo largo de su vida un constante autoconocimiento que le permite diseñar, solucionar y apropiar ex- periencias que en vez, de codificar su personalidad, le posibilitan com- plementarse con la de su huésped, formando una sola Ana con carac- terísticas únicas y singulares. La novela cuenta la historia de Ana, nombre que en árabe significa “yo”, una niña quien se encuentra habi- tada por la cosa, un parásito que vive dentro de ella y se alimenta de ella, por lo tanto, la señala de ser la culpable de todos sus infortunios, de la muerte de su hermano, de sus tor- pezas, entre otras cosas. Una entidad que pretende usurpar su vida. En este recorrido Ana pasa de su infancia a su adultez enfrentando sus temores
que la llevan al universo del metro de la Ciudad de México, compartiendo con los invidentes quienes viven en la oscuridad como el parásito que la habita, pasando por un grupo de mendigos, hasta llegar el momento de encontrar su yo verdadero y consti- tuir su propia identidad. Cardozo & Toro (2014, p. 146) Desde esta perspectiva, el ar- quetipo del doble para Nettel “es un parásito que cohabita con uno mis- mo y que se vale de la misma piel, de la misma carne y huesos para exis- tir”. (p. 147), desde este panorama, el doble impregna una dicotomía que varía a nivel de interpretación cultural (vida-muerte) en algunos casos, más específicamente en el ca- tolicismo, el doble se encarna en el ángel de la guardia, quien se encarga de la protección de su opuesto. Otro ejemplo se encuentra en el taoísmo, enmarcado por una operación bi- naria; dos fuerzas antagónicas que
Revista de Educación & Pensamiento
Gómez (1989 p. 82). Es decir, en una imagen se pueden encontrar cargas semánticas diversas, en unos casos, contradictorias e inestables. Esta tipología de imágenes presenta procesos de inversión y cambio. El régimen nocturno mani- fiesta en su lógica dos posibilidades realizativas: compuesta por dos es- tructuras, la mística y la sintética. En primer lugar, lo místico se refleja en la dominante digestiva, logrando el cambio, respecto a la premisa del régimen diurno donde el miedo al descenso era inminente, en este ré- gimen dicha valoración se convierte en un descenso cálido y placentero; el acto de tragar y volver a renacer desde el vientre permite la ensoña- ción. Por lo tanto, la muerte pierde su condición aterradora y se vis- lumbra como el “retorno al hogar”, teñida por espacios de recogimiento e intimidad, de trascendencia. Otro cambio desde la óptica del régimen nocturno, es el tiempo: deja su ca- rácter aterrador y nefasto, pues, en este caso, la imaginación controla el tiempo, lo mide y lo organiza a través del calendario y relojes, entre otros. Otro rasgo fundamental de su lógica, es la estructura sintética. En ella se aprecia la no separación de buenos y malos, todo se vive en armonía. De igual manera, la do- minante cíclica agrupa las técnicas
del calendario agrícola y el símbo- lo del eterno retorno. “Ej. la rueda zodiacal, el ciclo vegetal, el hilado y la luna” Gómez (1989, p. 83); este tiempo también lo materializa el mito en su instancia de sagrado. En cuanto a su tipología de imágenes, encontramos cinco formas, todas datan de transposición de estados o valores, entre ellas figuran: Imá- genes de inversión por conversión, Imágenes de inversión por redupli- cación, Imágenes de inversión por doble negación, Imágenes de in- versión por morfosintaxis icónica, Imágenes de inversión intericóni- cas. Gómez (1989). En este análisis nos enfocaremos en las encontradas en la obra El huésped. Desde este panorama, apare- ce la primera imagen de inversión por conversión, la cual está asocia- da al cambio y metamorfosis, en la medida en que a partir de esta re- nace una nueva imagen con un va- lor simbólico contrario. Dentro de dicha novela, se encuentran varias
imágenes de este tipo, entre ellas la de la madre de Ana, quien va asu- miendo una serie de cambios de manera gradual; pues esta señora deja de ser una ama de casa rígida, abnegada y entregada a su fami- lia para convertirse en una mujer despreocupada y permisiva. Cabe anotar, que en este proceso de meta- morfosis intervienen dos elementos o imágenes funcionales de primer y segundo grado. Ello se evidencia en este apartado: “La muerte de Diego y la huida de mi padre disminuyeron considerablemente la vigilancia de mamá. Nunca volvió a tener fuer- zas para imponer su autoridad como antes y eso me confirió una libertad ilimitada”. Nettel (2006, p. 48). De igual forma, se visualiza otra imagen de esta índole perso- nificada por Diego, quien en un principio se presenta como un niño activo y travieso; sin embargo, des- de el día que cruzó repentinamente su mirada con la de su hermana, se transformó en un ser taciturno, so- litario, introvertido, en otras pala- bras se encontraba muerto en vida; en este caso, la imagen medial que ocasionó el cambio es la cosa (el yo interno de Ana). De igual for- ma acontece con Ana, la que en un principio se presenta como una mu- jer que odia a los mendigos y ciegos para luego pasar a una fase en la que los tolera y los acepta, siendo el ele-
El régimen nocturno manifiesta en su lógica dos posibilidades realizativas: compuesta por dos estructuras, la mística y la sintética.
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mento medial, su amigo el cacho. Ahora bien, dentro de este régimen figuran otro tipo de imá- genes relacionadas con el interico- nicismo inversor reafirmativo en “donde se presenta una reafirmación del valor simbólico, ideológico y esté- tico de la imagen pictórica anterior, transferida a otro espacio ficcional: el de la novela”. Coba, (1996, p. 23). En otras palabras, emergen las rela- ciones que se establecen entre uno o más textos (intertextualidad). Re- tomando una imagen enraizada a una producción literaria específica, donde en ocasiones, es parafrasea- da, modificada o invertida en una nueva producción, esta, por volun- tad del autor, puede conservar el mismo valor semántico de la ori- ginal o convertirse en el punto de referencia para presentar un nuevo elemento de carácter transgresor. Caso concreto es la novela Las horas secretas de Ana María Jarami- llo publicada en 1992, que dentro de su narrativa se vale de la imagen de la sangre atribuyéndole tres ca- racterísticas opuestas: evocar pla- cer, orgullo y goce; al tiempo que la escritora la utiliza para advertir una muerte inminente, en este caso, la de su amado: “el negro”. En El hués- ped, en el momento en que Ana tie- ne su primer sangrado menstrual, su hermano admirado sufre una crisis de salud anunciando su trági-
co destino. “De mi entrepierna a la taza emanaban hilachos de sangre; no pude dejar de relacionarla con la sangre de mi hermano petrificado en la escalera”. Nettel (2006, p, 39). A lo anterior, se puede agre- gar que una de las constantes de la literatura escrita por mujeres es la poética del cuerpo; “en su trama se realizan varias alusiones al cuerpo, la sexualidad, la desnudez, la mens- truación, siempre teñidas de orgullo, placer, exaltando la reivindicación del mismo (cuerpo)” Cardozo (2014, p. 22), develando que los aspectos corpóreos y psicológicos entran a formar parte del hecho de “ser” mu- jer, asunto que el modelo androcén- trico oculta o restringe. Desde otra perspectiva, Omar Calabrese, semiólogo italiano, quien señala la Era Neobarroca como una
época dinámica en la cual predomi- na el gusto por la innovación o la expansión de los sistemas (límite), y por otro lado, el exceso: la revo- lución y desestabilización del sta- tus que construye un nuevo orden. En otras palabras, en la sociedad contemporánea se vive un tiempo donde las acciones culturales se orientan hacia el gusto o el placer del rompimiento de las normas o paradigmas sociales, dando prima- cía a los temas monstruosos que tienden hacia el extremo, entre los que se encuentran las parafilias, los discapacitados, el travestismo, los incestos, los asesinos en serie, los vampiros, los caníbales, etc. Aquí precisamente, se puede decir que Nettel (2006), impregna su narra- ción desde el inicio con un tópico inestable que altera el orden lógico de la realidad: “Yo tengo otro que me habita”. Calabrese define al límite, pro- veniente del vocablo limen, que sig- nifica umbral y define la oposición interno/externo o abierto/cerrado. De ahí que Ana se encontraba con un ser arraigado desde el interior, su cuerpo en este caso es entendido como el confín, es decir la frontera o limite que no dejaba a la cosa triun- far, la tenía en un espacio acondicio- nado “primero la irrupción definiti- va de la cosa en mi cuerpo: una vez que me desterrara al sótano que yo la
En la sociedad contemporánea se vive un tiempo donde las acciones culturales se orientan hacia el gusto o el placer del rompimiento de las normas o paradigmas sociales, dando primacía a los temas monstruosos que tienden hacia el extremo.