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Intervención psicológica educativa: recontextualización e identidad dinámica., Apuntes de Psicología

Valdez propone que el psicólogo educacional debe recontextualizar su intervención en el mundo escolar, ver su labor como construcción de identidad dinámica y abandonar la intervención correctiva a favor de la preventiva. El documento discute la complejidad de las relaciones entre maestros y alumnos y el papel del docente en el proceso de aprendizaje.

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 30/06/2021

lujan-lopez-1
lujan-lopez-1 🇦🇷

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Valdez señala que el psicólogo educacional para realizar una intervención estratégica debe:
reversionar la tensión establecida ente el modelo medico/patológico y la intervención
contextualizada en la comunidad educativa:
El contexto no puede ser tomado como aquello “que rodea” sino como un entramado de
relaciones. No es un accidente que rodea o acompaña las
intervenciones. Sino
que es el mundo hecho realidad por medio de la interacción y el
marco más inmediato de referencia para actores mutuamente
comprometidos. Una recontextualización supondría colocar el foco de
debate en el abordaje clínico individual al terreno escolar, así como
también el tema de la derivación, quién demanda y que es lo que se
pide al psicólogo, y si se pretende colocar al mismo como terapeuta.
En este sentido el psicólogo puede padecer el síndrome del “mago sin
magia” es decir, se convierte en un terapeuta impotente o un simple
diagnosticador.
plantearse ésta como una intervención sobre sistemas sociales y no sobre individuos:
Fuera de contexto no es posible comprender la lógica de
funcionamiento del alumno. Es decir, sea por los llamados problemas
de conducta o aprendizaje, no puede describirse, analizarse y
comprenderse los fenómenos señalados si no es en el propio seno de
los dispositivos que lo generan. Es decir, el análisis de las acciones e
interacciones no pueden situarse a nivel individual sin atender a todo
el sistema social involucrado. Por lo tanto, no puede obviarse el
análisis de sistemas y subsistemas (funcionamiento en el aula,
relación entre pares, funcionamiento en pequeños grupos) tanto
escolares como de la comunidad educativa toda (incluyendo
relaciones familia-escuela) si se pretende un abordaje psicoeducativo.
pasar del "control" de los niños "problema" a la comprensión:
Una intervención que supusiera extinción de conductas no deseadas,
colocaría al psicólogo en el lugar de quien legitima decisiones
(políticas) institucionales. La pregunta que surge es qué tipo de
posibilidades y alternativas estratégicas de intervención le caben a un
profesional cuya sola presencia es considerada como control o
advertencia para los alumnos. Un psicólogo que participe activamente
en reuniones de profes, en las clases con los alumnos, en los
momentos de recreo y colabore en el diseño de proyectos
institucionales, en definitiva, que salga del ámbito del gabinete,
creara alternativas que diversifiquen su modo de inserción y
posibilidades de intervención.
dejar de ver su labor como un "rol" definido y ver su trabajo como la construcción de su
identidad dinámica:
Hablar del “rol” del psicólogo limita las posibilidades de intervención
y las reduce al despliegue de un papel esperado que ha de jugar el
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¡Descarga Intervención psicológica educativa: recontextualización e identidad dinámica. y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity!

Valdez señala que el psicólogo educacional para realizar una intervención estratégica debe: reversionar la tensión establecida ente el modelo medico/patológico y la intervención contextualizada en la comunidad educativa: El contexto no puede ser tomado como aquello “que rodea” sino como un entramado de

relaciones. No es un accidente que rodea o acompaña las

intervenciones. Sino

que es el mundo hecho realidad por medio de la interacción y el

marco más inmediato de referencia para actores mutuamente

comprometidos. Una recontextualización supondría colocar el foco de

debate en el abordaje clínico individual al terreno escolar, así como

también el tema de la derivación, quién demanda y que es lo que se

pide al psicólogo, y si se pretende colocar al mismo como terapeuta.

En este sentido el psicólogo puede padecer el síndrome del “mago sin

magia” es decir, se convierte en un terapeuta impotente o un simple

diagnosticador.

plantearse ésta como una intervención sobre sistemas sociales y no sobre individuos:

Fuera de contexto no es posible comprender la lógica de

funcionamiento del alumno. Es decir, sea por los llamados problemas

de conducta o aprendizaje, no puede describirse, analizarse y

comprenderse los fenómenos señalados si no es en el propio seno de

los dispositivos que lo generan. Es decir, el análisis de las acciones e

interacciones no pueden situarse a nivel individual sin atender a todo

el sistema social involucrado. Por lo tanto, no puede obviarse el

análisis de sistemas y subsistemas (funcionamiento en el aula,

relación entre pares, funcionamiento en pequeños grupos) tanto

escolares como de la comunidad educativa toda (incluyendo

relaciones familia-escuela) si se pretende un abordaje psicoeducativo.

pasar del "control" de los niños "problema" a la comprensión:

Una intervención que supusiera extinción de conductas no deseadas,

colocaría al psicólogo en el lugar de quien legitima decisiones

(políticas) institucionales. La pregunta que surge es qué tipo de

posibilidades y alternativas estratégicas de intervención le caben a un

profesional cuya sola presencia es considerada como control o

advertencia para los alumnos. Un psicólogo que participe activamente

en reuniones de profes, en las clases con los alumnos, en los

momentos de recreo y colabore en el diseño de proyectos

institucionales, en definitiva, que salga del ámbito del gabinete,

creara alternativas que diversifiquen su modo de inserción y

posibilidades de intervención.

dejar de ver su labor como un "rol" definido y ver su trabajo como la construcción de su identidad dinámica:

Hablar del “rol” del psicólogo limita las posibilidades de intervención

y las reduce al despliegue de un papel esperado que ha de jugar el

psicólogo en la institución. Preferimos hablar de “identidad” como

una condición dinámica, nunca estable,

nunca completa. La tarea del psicólogo implica un proceso de

construcción de una identidad profesional yes en el propio campo de

prácticas que se define un modo de desarrollo profesional.

Y, por último, modificar las modalidades de intervención: propone que el psicólogo debe intentar dejar atrás la intervención correctiva y realizar una intervención preventiva: detectar precozmente distintos tipos de problemas, o mejor aún, una intervención enriquecedora que

iría pasos más adelante de los problemas, aunque no parece posible desplegar una

intervención enriquecedora si no existe una cultura de diálogo,

negociación y trabajo cooperativo. No es la más sencilla pero

tampoco imposible.

Lo que también debe impedir el psicólogo es clasificar a los alumnos

en categorías tales como “normal”, “especial”, “incapacitado para

aprender” y “discapacitado educativamente”.

En ocasiones se produce la reificacion de procesos psicológicos o

conceptos abstractos, seguida de una tendencia habla graduación y

la consecuente cuantificación o medición, para asignar a cada sujeto

un lugar preciso en la escala mencionada. En lugar de reflejar o

describir algún tipo de realidad acerca de determinado alumno se

"constituye" o se "construye" la identidad del alumno de acuerdo con

supuestos de carácter socio cultural. Estas denominaciones utilizadas

como "etiquetas" de uso más o menos común entre docentes, no

favorece la intención del psicólogo ni el proceso de enseñanza y

aprendizaje en la escuela.

Sobre la base de lo anterior, es necesario desarrollar indagaciones sistemáticas que den cuenta del sujeto educativo en lo que es y no en lo que debe ser. El sujeto educativo, no es solo el sujeto cognoscente, dado que en el aprendizaje esta comprometida la subjetividad. Así considerado el sujeto educativo es a la vez sujeto epistémico, afectivo, social y cotidiano, dado que es en el diario acontecer en el que se expresa el sujeto educativo. Este no supone un sujeto que es modelado por el medio para interiorizar la norma sin resistencia, oposición y reelaboración. Por el contrario, procesa lo transmitido y se adecua a los valores y la cultura de su medio social en forma activa. En ese sentido disentimos con el modelo reproductivista que asignan al sujeto una situación sometida en esta relación. Si el sujeto se constituye como tal en lo social, es necesario precisar que en ese sentido es siempre sujeto de pertenencia a un sector especifico que lo ubica en una determinada posición desde la cual se relaciona con el mundo y lo significa. La singularidad y a la vez la heterogeneidad de los sujetos son dimensiones que justifican indagaciones psicológicas en profundidad dado que si bien la identidad de los sujetos se constituye en sus prácticas, estas son multifacéticas y contradictorias. Desde la perspectiva enunciada, las formas de conocimiento no son todas iguales y pensamos que si se propone el desarrollo de la comprensión en el sujeto educativo se requiere un trabajo sistemático sobre la base de dominios y contenidos específicos. Esto sugiere una mirada diferente respecto al conocimiento, su adquisición, la naturaleza de los procesos de escolarización (como uno de los medios por el cual las culturas son creadas y transmitidas) y los aportes de aprendizaje contextuados en diversos medios de formalización.