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Contenido breve de paralisis facial
Tipo: Apuntes
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Lunes 10 de mayo del 2021 Masoterapia II PARÁLISIS FACIAL Daniella Giovanna Guerrero Bahena Profesor: LTF. Noé Barrera Mena 3º B Terapia Física Área Rehabilitación
Parálisis Facial Definición: La parálisis facial es una entidad patológica de importancia fundamental para todo el ámbito de trabajadores de la salud desde los médicos de primer contacto, ya sea por su frecuencia o por el impacto social que representa. La parálisis facial es una patología con numerosas etiologías que varían desde causas infecciosas, traumáticas, neoplásicas, neurológicas, sistémico/metabólicas e idiopáticas. En base a su extensión clínica puede ser completa (con pérdida total “en mascara” de la movilidad facial) o incompleta, cuando permanece algún tipo de movilidad del lado afectado. A la incompleta más correctamente se le denomina paresia. La movilidad facial está dada por el séptimo nervio craneal, llamado nervio facial, éste se divide en tres porciones a grandes rasgos: a) intracraneal, la cual va desde el núcleo del puente de Valoro hasta el conducto auditivo interno (CAI) b) Intratemporal, desde el CAI hasta el agujero estilomastoideo c) Extratemporal, desde el agujero estilomastoideo hasta los músculos de la expresión facial. Causas: El nervio facial está unido directamente con el cerebro y su función es controlar la musculatura de la cara, la producción de lágrimas y saliva, la percepción auditiva, el cierre y apertura de los ojos y el sentido de gusto, alojado en la lengua. Este nervio facial puede verse afectado por múltiples situaciones que provocan su mal funcionamiento. Entre estas causas de la parálisis facial podemos encontrar: Parálisis de Bell. Es la causa más común de la parálisis facial. Tiene un origen desconocido y se puede presentar de forma aguda y brusca a cualquier edad. En la mayoría de los casos, esta parálisis es temporal y el paciente alcanza la recuperación completa en unos seis meses como máximo. Existe una pequeña cantidad de casos en los que este problema deja secuelas de por vida. Herpes zóster ótico. Se trata de una manifestación infrecuente del herpes zóster que afecta a los ganglios nerviosos encargados de controlar los nervios de la audición y el equilibrio. Por lo tanto, tiene consecuencias, sobre todo, a nivel auditivo. Otitis. Traumatismos craneales. Accidente cerebrovascular.
De las múltiples teorías que se han formulado, dos son las que tiene mayor aceptación: un origen viral por infección del virus herpes simple tipo 1 (HSV-1) y un origen isquémico por disminución en la irrigación del séptimo par por la vasa nervorum. Esta entidad es un diagnóstico de exclusión por lo que el galeno tendrá que mantenerla como última posibilidad diagnóstica después de haber descartado otras causas más ominosas. Su tratamiento, aunque controversial, ya que se trata por lo general de una parálisis incompleta, se basa en Prednisona (2 mg/kg/día) y aciclovir (200- 400 mg cada 4 h) ambos por vía oral, durante 10 días, teniendo especial cuidado con pacientes diabéticos. Acompañándose de terapia física de rehabilitación (son sugeridos los ejercicios faciales enfrente del espejo, aislando cada grupo muscular, cuando no hay suficiente fuerza para la realización activa de estos ejercicios el paciente debe ayudarse con sus dedos). Además no se debe olvidar la importancia en cualquier caso de parálisis facial que altera el cierre palpebral, la sustitución de lágrimas con metilcelulosa o cualquier otra solución estéril que mantenga hidratada la conjuntiva y la córnea para evitar infecciones y ulceraciones que pueden dañar la visión. PARÁLISIS TRAUMÁTICA Es la segunda causa más frecuente, la cual comprende del 8-22% de los casos. Una porción significativa ocurre durante el nacimiento. Otras causas, aunque menos frecuentes, son: el barotrauma, fracturas faciales, fracturas del hueso temporal y heridas penetrantes en región parotídea. Se debe evaluar por un equipo multidisciplinario que conste de médicos otorrinolaringólogos, neurocirujanos y neurorradiólogos. Dentro de las primeras horas se debe de pedir al menos una tomografía computada de alta resolución de región temporal comparativa. En general se acepta que no se debe de realizar un procedimiento quirúrgico si la parálisis es incompleta. Si la parálisis es completa e inmediata en un paciente, por lo demás estable, la descompresión quirúrgica del séptimo par está indicada. Si la parálisis facial es completa pero tardía el papel de la cirugía es controversial. El manejo de la parálisis facial por heridas penetrantes sigue el mismo principio. PARÁLISIS INFECCIOSA Considerada por algunos autores como la causa más común de parálisis facial, debido a que incluyen bajo este rubro a la parálisis de Bell. Siendo el porcentaje de presentación entre el 5 y 15.3%. Después de la parálisis de Bell la etiología más frecuente de la parálisis facial infecciosa es la causada por el virus de la Varicela Zoster, el cual causa el síndrome de Ramsay Hunt causante de un 4.5% a un 8.9% de los casos. El síndrome de Ramsay Hunt (herpes Zoster ótico) el cual se identifica por parálisis facial acompañada de otalgia y erupciones vesiculares en el pabellón auricular, en el conducto auditivo externo, en la membrana timpánica y ocasionalmente en cavidad oral y cuello. Las lesiones vesiculares
pueden no aparecer sino hasta 3-7 días después del inicio de la parálisis y la preceden en un 25% de los casos. El octavo par craneal frecuentemente también es afectado por lo que se presenta una hipoacusia acompañante. Sólo el 10% de los pacientes con parálisis total presentan recuperación completa y 66% de los pacientes con parálisis incompleta presentan una recuperación total. El tratamiento es a base de esteroides (Prednisona 1 a 2 mg/kg/día) y aciclovir (400 a 800 mg/ dosis/cada 4 h). El 15% de los pacientes presentan criterios quirúrgicos de descompresión.13 Otras causas infecciosas incluyen el virus de poliomielitis tipo 1, el virus de las parotiditis, virus de la influenza, virus Coxsackie, virus de Epstein-Barr, virus de inmunodeficiencia humana (HIV), mononucleosis infecciosa. También se han reportado casos de parálisis facial posteriores a vacunación con vacunas antipolio, rabia o influenza. También infecciones que envuelvan al oído medio tales como otitis media aguda (en el 0.6% de los pacientes), otitis media crónica (en el 6.3% de los pacientes), mastoiditis, el tratamiento de estas patologías se basa en antibiótico específico y drenaje del oído medio por medio de una miringotomía o mastoidectomía según el caso por lo cual su manejo deberá ser por un especialista. Infecciones sistémicas como enfermedad de Lyme, tuberculosis, sífilis, tétanos, botulismo, lepra, malaria y enfermedad por arañazo de gato, al igual que infecciones micóticas como mucormicosis o aspergilosis que en su trayecto pueden involucrar al nervio facial. PARÁLISIS NEOPLÁSICA Se representa del 5% al 13% de las parálisis. Generalmente se trata de una parálisis de comienzo insidioso, progresiva, aunque puede presentar un patrón intermitente con recurrencias, y de larga evolución. Una masa en parótida, glándula submaxilar o cuello, historia de cáncer en otras partes más comúnmente (mama, pulmón, tiroides y aparato genitourinario) nos debe hacer sospechar el diagnóstico y se pedirá una tomografía y/o una resonancia magnética para comprobar el diagnóstico. Sin embargo, en el 47% de los casos, los pacientes con neoplasia comienzan con un inicio brusco de la parálisis similar a la parálisis de Bell respondiendo a esteroides, recurriendo al poco tiempo después.16 Las dos principales causas son por tumores primarios de ángulo pontocerebeloso (nerinoma del acústico) y tumores de región parotídea. (Carcinoma adenoideo quisítico). Otras causas son debidas a metástasis con primarios en mama, pulmón, tiroides, riñón, ovario, melanoma y próstata. El manejo es según la histología tumoral. PARÁLISIS NEUROLÓGICA Ésta puede ser la causa en el 15% al 30% de los casos, son varias las patologías que están involucradas principalmente por su frecuencia, daremos mayor explicación a dos de ellas: Síndrome de Melkersson-Rosenthal. Se compone de una tríada: Edema recurrente orofacial, fisura lingual, y parálisis facial recurrente.
Ausencia de expresiones faciales: el paciente no puede subir las cejas, arrugar la frente o sonreír. Dolor facial. Dolor en el oído y presencia de ruidos fuertes. Dolor de cabeza. Ausencia de sensibilidad auditiva. Pérdida o disminución del sentido del gusto. Ausencia de saliva o babeo. Síntomas oculares Desde el punto de vista oftalmológico, la parálisis facial puede provocar diferentes síntomas, todos ellos relacionados con la incapacidad del paciente para realizar movimientos voluntarios de los párpados: Logoftalmos. Se trata del cierre incompleto de los párpados lo que provoca la sobreexposición del ojo al aire y la falta de hidratación de la superficie ocular. Puede derivar en úlceras corneales. Ectropión. Se produce cuando el párpado inferior desciende debido a la falta de tono muscular. Cambios en la cantidad de lágrimas: epífora o lagrimeo. Ojo seco provocado porque el paciente no puede cerrar el ojo. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO El diagnóstico de la parálisis facial suele realizarlo el neurólogo o el otorrinolaringólogo después de que el paciente haya recibido una atención médica de urgencia. Para ello se pueden realizar diferentes pruebas: Pruebas para medir la afectación del nervio facial. Pruebas auditivas. Prueba de salivación. Test de Schimer, para medir la cantidad de lágrimas que producen ambos ojos. Estudio radiológico de imagen del cerebro mediante un TAC o una resonancia magnética nuclear (RMN) En este caso, el oftalmólogo realizará el seguimiento y el tratamiento a nivel ocular del problema adaptando el procedimiento médico o el tratamiento quirúrgico a las manifestaciones oculares del problema que puedan ir surgiendo. Por lo tanto, el tratamiento oftalmológico de la parálisis facial debe ser complementario al resto de procedimientos indicados por el neurólogo y puede ir desde el uso de lágrimas artificiales para lubricar el ojo hasta una cirugía sobre los párpados, el uso de gafas de sol, pomadas epitelizantes, parches o la colocación de una pesa en el párpado superior.