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Revisión breve sobre la otitis externa y media.
Tipo: Resúmenes
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También llamado “swimmers ear”, hace referencia a la inflamación del canal externo del oído o aurícula, Ya sea de origen infecciosa, alérgica, dermatológica.
Puede afectar a cualquier grupo etario, aunque si se encuentra mayor incidencia entre los 5- años, seguido de los 10-14, y se ha visto que ocurre más en climas húmedos y en actividades bajo el agua.
Mide 2.5 cm de largo con un diámetro de 7-9mm. Está dividido en dos partes, la lateral que se forma a punta de cartílago (tercio externo) y una parte medial conformada por hueso (2/ internos). La transición entre estas partes es el itsmo, y es el punto más estrecho del canal. La parte cartilaginosa tiene piel, glándulas sebáceas, glándulas de cerumen, folículos pilosos. En cuanto al epitelio, este es escamoso queratinizado, que comienza en el centro de la membrana timpánica y migra por el canal hasta el pabellón auricular. Estas características anatómicas permiten la protección de distintas formas: El trago y la concha sirven como barreras a cuerpos extraños de gran tamaño, al igual que el itsmo por ser la parte más estrecha del canal auditivo externo, la migración y recambio del epitelio permite el movimiento de moléculas hacia exterior, la producción de cerumen crea un medio ácido e hidrofóbico además de poder atrapar moléculas, los folículos funcionan como una barrera de moléculas.
El primer paso es la ruptura de la barrera cerumen y epitelio, donde la inflamación lleva a edema y prurito. Este daño, que puede ser empeorado por mayor daño al rascarse, evita una correcta producción de cerumen y migración del epitelio. Este cambio de ambiente a uno más húmedo, alcalino, y relativamente oscuro genera un sitio ideal de crecimiento para ciertos patógenos. Frente a una humedad incrementada como lo es en el contacto de agua al canal, se macera el epitelio y la barrera, cambia la flora bacteriana favoreciendo los gram negativos, por eso en la otitis del nadador el microbio principal es la Pseudomona aeruginosa Trauma directo o por limpieza, y limpieza de cerumen favorece a una infección por la flora bacteriana del oído y piel, los principales siendo epidermidis y aureus. Una vez resuelto el cuadro bacteriano por uso de antibióticos, puede darse una otitis externa fúngica, por aspergillus niger y candida La dermatitis por contacto o alérgica puede aparentar una otitis dado signos y síntomas compartidos, este se da por una irritación a productos cosméticos nuevos, reacción adversa a medicamentos.
Lo más común en esta enfermedad es la otalgia, prurito, secreciones, hipoacusia. Al examen físico podemos encontrar eritema, signos de trauma, sensibilidad al manipular la aurícula o canal. Puede ser. El canal se espera ver eritematoso, y dependiendo del compromiso, ir ocluyendo el paso por edema. Es importante intentar evaluar más allá de la membrana timpánica para descartar perforaciones o patologías de oído medio. Esto se puede evaluar mediante otoscopia y otoscopia neumática. Puede ser localizado a los folículos pilosos donde se verían pústulas, o en una etapa avanzada pueden encontrarse adenopatías. El diagnóstico es netamente clínico. La micótica puede manifestarse de esta manera, con la diferencia siendo en debris encontrados, ya que se puede ver motas blancas o negras en una red. Además, reportan sensación de cuerpo extraño. En cuanto a la dermatitis, se puede diferenciar dado que habrá una manifestación epitelial más marcada que consiste en descamación excesiva y piel seca que se extiende hasta la aurícula, o en casos a otras partes de la cara, además de un prurito aumentado que no mejora.
Leve hace referencia al leve dolor y molestia, con eritema del canal pero muy poco edema, por lo cual se puede ver el canal completo y membrana timpánica. Moderada hay un grado más fuerte de dolor con prurito, donde el eritema y edema ya comprometen el canal de tal manera que ocluye parcialmente la vista hacia la membrana timpánica. Severo indica una otalgia y prurito intenso, con un canal completamente ocluido, y se afecta también la aurícula o región periauricular.
Es la inflamación de la caja timpánica (cavidad, huesillos, capa fibrosa y mucosa del tímpano), y abarca distintas patologías como la aguda, serosa, supurativa, las cuales pueden sobreponerse una sobre la otra. Es una de las enfermedades más comunes en población infantil.
La otitis media aguda se caracteriza por tener líquido dentro de la cavidad (es decir OM serosa), acompañado de signos y síntomas de inflamación e infección como dolor, fiebre, malestar general. Puede dejar secuelas de pérdida de audición, ruptura de membrana timpánica por complicación o tratamiento. Debe durar menos de 3 meses. Puede ser recurrente, donde debe tener 3 o más episodios en 6 meses o 4 episodios en 12 meses con al menos 1 siendo en los últimos 6 meses, cada episodio completamente resuelto. En caso de durar más de 3 meses se considera otitis media crónica. Puede ser supurativa, generando complicaciones como mastoiditis aguda, meningitis, abscesos cerebrales que pueden ser letales. OM serosa significa la presencia de líquido, pero con una membrana timpánica intacta y sin signos de infección, a diferencia de la OMA. Su síntoma principal es la pérdida progresiva de audición conductiva por la presencia de líquido. Esta es común y se estima que un 80% de niños ha tenido un episodio antes de los 10 años de edad, por una infección viral reciente o como secuela de una OMA. Esta es factor de riesgo para OMA. La OM crónica supurativa es la inflamación crónica de la caja timpánica y la cavidad mastoidea, con una salida purulenta por una perforación en la membrana timpánica. También genera pérdida de audición conductiva, y es un riesgo para pérdida permanente de audición neurosensorial, además de complicaciones intracraneales.
Depende mucho de la población que se estudie, ya que tiene una incidencia mucho mayor en países en desarrollo que aquellos desarrollados. El 51% de los casos se da en niños <5 años de edad, sin embargo, puede ser mayor dado que la OM serosa es asintomática y no siempre se detecta. Importante distinguir que, si el niño es menor a 2 años, la etiología será bacteriana, mientras que en mayores ya será viral, por lo cual el tratamiento cambiará
Edades tempranas, sexo masculino, raza, etnicidad, factores genéticos e historia familiar, anomalías craneofaciales como la atopia del paladar, inmunodeficiencia, infecciones del tracto respiratorio superior, reflujo laringofaringe, hipertrofia de los adenoides, irritantes de las vías respiratorias como el tabaco, chupones.
Los signos y síntomas sirven para sospechar una OMA, aunque a veces pueden no estar o ser muy sutiles. Por ejemplo, el dolor de oído es el síntoma más consistente, sin embargo, está solo en un 60% de los casos, o dado que se presenta en menores el expresar o localizar el dolor puede ser difícil. Entre algunos sutiles tenemos pérdida de audición manifestada en respuestas tardías, distracción o pobre atención, masaje a oreja o excesivo molestarse el canal del oído externo. De igual manera, debe haber derrame para poder diagnosticar OMA, lo cual significa que es común que se sobre diagnostique OMA por dificultad en determinar si hay o no derrame, o por el contrario que no se sospeche progresión por OME ser asintomática. El diagnóstico de OMA se hace mediante la otoscopia, donde se hace una inspección visual del canal externo y la membrana timpánica, el signo más característico es un abultamiento de la membrana timpánica y luego se puede medir la severidad evaluando con escalas. Para buscar líquido, se utiliza una otoscopia neumática que consiste en crear un sello hermético donde se cambia la presión para ver el movimiento del tímpano, poco o nulo movimiento indica líquido en baja timpánica.
La timpanometría consiste en un concepto similar a la otoscopia neumática, donde se sella y se busca, de forma más objetiva, medir la distensibilidad de la membrana timpánica mediante impulsos electroacústicos, además de poder medir el volumen del canal externo (normalmente entre 0.3-0.9 ml)