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La sociología de la educación es una rama...
Tipo: Diapositivas
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2.1 Orígenes de la sociología de la educación Una frase acertada, consideramos, es aquella señalada por Rojas-León (2014): la historia de la educación es producto de los cambios en las sociedades (Rojas León, 2014: 49). Esto quiere decir que la educación refleja como ayuda a producir fenómenos asociados al acontecer político, económico, religioso y cultural de nuestras sociedades: no opera como un campo independiente sino en constante interacción. Así, a la hora de pensar en los aportes teóricos a la sociología de la educación, resulta relevante considerar que ellos son producidos en diversas circunstancias históricas que impactan en la forma como se piensa y practica la educación. Por poner un primer ejemplo, actualmente el mercado laboral (la oferta de puestos de trabajo) es independiente al sistema educativo: uno primero estudia para luego buscar trabajo. Sin embargo, esto no ha sido siempre así, pues la escuela tal como la conocemos (aulas, profesores y calificaciones vinculados a la formación de una serie de habilidades que después serían útiles para incorporarse al mercado de trabajo) es un invento reciente en la historia moderna (data del siglo XVIII). Antes de ello, en la Edad Media, no existía algo así como un mercado de trabajo, primero, porque no
tenías que intercambiar tu trabajo por un sueldo para ir a intercambiarlo, a su vez, por comida, entretenimiento, ropa (no había tiendas de este tipo) y segundo, porque serías empleado por los mismos que te otorgaron las habilidades en un campo específico (tu familia). ¿Ves, de este modo, cómo las circunstancias históricas van modificando el fenómeno educativo? La actividad pedagógica, entendida como la transmisión de conocimientos y saberes, toma una forma muy específica cuando interactúa con distintas áreas de la vida social bajo diversos contextos históricos. Otro ejemplo, actualmente la educación es una materia “de estado”. Esto significa que el estado financia, regula y sostiene, por lo menos una parte, de los establecimientos educacionales. No obstante, esto no siempre ha sido así: la iglesia fue la rectora de la educación durante la Edad Media y sus contenidos, por lo tanto, tendrían que ser convenientes a las creencias y doctrinas eclesiásticas. Era común, en esta tónica, que quien deseara estudiar tuviese que hacerlo a través de la institución religiosa. Por ello es que muchos filósofos en la Edad Media fuesen también clérigos: Tomás de Aquino, San Agustín, entre otros. Un último ejemplo nos lo brinda Rojas-León (2014). Para él, la gran oferta de pedagogías que observamos actualmente (enseñanza programada, psicología cognitiva, pedagogía liberadora y constructivismo) tienen sus
sociales dentro de las universidades, problematizaron el papel de la educación en la sociedad moderna. De acuerdo a Guevara, la sociología educativa se define como el “estudio sociológico de la educación hecho con fines pedagógicos, es decir, aplicado a la educación para resolver sus problemas y aumentar su eficacia” (Guevara, s/a: 43). Esta definición se encuentra estrechamente relacionada con la de March, para quien “la sociología de la educación es el análisis científico de los procesos y de las pautas sociales involucrados en el sistema educativo (March, 1989: 190). Para él, las áreas de la sociología de la educación son 4: “1) relaciones del sistema educativo con otros aspectos de la sociedad, 2) las relaciones humanas dentro de la escuela, 3) el impacto de la escuela sobre la conducta y la personalidad de sus participantes, y 4) la escuela en la comunidad” (March, 1989: 190). Con estas entradas analíticas, podemos decir que la pedagogía puede nutrirse de la sociología en términos de su utilidad para resolver sus problemas y aumentar su eficacia, como nos dice Guevara (procesos deficientes de enseñanza, organización del tiempo, procedimientos de toma de decisiones); ellas se enmarcarían directamente en la institución escolar. Otro tipo de aproximación sería la de March, para quien la sociología ayuda a la pedagogía señalándole cómo se relaciona el sistema educativo con la sociedad más amplia y el impacto de la escuela en
la personalidad, conducta y relaciones sociales, deriven o no en su utilidad para mejorar a la primera. También Bonal (1998) nos dice que la sociología de la educación, a diferencia de las demás ciencias de la educación, se interesa por “los procesos de conocimientos, los métodos de enseñanza o los contenidos educativos en tanto que procesos importantes para la estructuración y el contenido de las relaciones sociales” (Bonal, 1998: 21). En ellas, continúa, se forman identidades y posiciones sociales que condicionan las maneras por las que las personas sienten, creen, interactúan, y las oportunidades que se les abren o cierran. De este modo, no es tanto la escuela en sí como el sistema educativo lo que aparece como primordial en el análisis para entender la estructuración de las formas de interacción social y la reproducción de las desigualdades.
por un proceso de “socialización”, es decir, las viejas generaciones a través de distintos mecanismos como la escuela, enseñaban a las nuevas las pautas socioculturales para desarrollarse en sociedad. Por ello, como nos dice Rojas-León, para el sociólogo francés “los agentes de socialización regulan y establecen el accionar de los individuos. Es decir, la moral disciplina el accionar de cada uno de los individuos” (Rojas-León, 2014: 38). Esto significa que las personas, para vivir en sociedad, deben limitar sus impulsos, es decir, regularse o disciplinarse. A través de ella, para Durkheim, se dotan de una moral, una capacidad de distinguir lo bueno y lo malo. Por ello es que este autor le da tanta importancia al tema de la coerción social como factor determinante en la estructuración de una sociedad. Debido a las razones anteriores, siguiendo a Mendiola y Pérez (2008) la educación “pone en contacto al niño con una sociedad determinada” (Mendiola y Pérez, 2008: 116), es decir, representa ese ensamble entre la persona y el medio sociocultural que exige ciertas pautas socioculturales. El proceso de socialización, así: “tiene el objetivo de suscitar un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales” (Mendiola y Pérez, 2008: 117), capaces de dirigirlo a lo que los demás esperan de él.
Ahora, un ejemplo de cómo Durkheim vio un problema de su tiempo. Su tesis doctoral “La división del trabajo social” (2007) parte del diagnóstico que la sociedad en la que vivía estaba deteriorando su capacidad para dotar de “moral” a los individuos debido a la división del trabajo. Ella producía, a su entender, que los individuos se sintieran más desarraigados unos de otros respecto de épocas pasadas donde la religión ocupaba un lugar central solidificando los lazos sociales a través de la introyección de creencias y normas comunes. Para ello propuso que la educación tenía que ocupar un lugar central para restituir la moral, ¿en dónde? ¿quiénes la promoverían? Para él, los nuevos grupos profesionales (obreros, artesanos) tenían que encargarse de imponer los valores de la sociedad a los nuevos miembros. ¿Ves así, el papel de la educación para el sociólogo francés en paliar lo que entendía como los males de su época?
En los Estados Unidos, Talcott Parsons (1902-1979) institucionalizó a la sociología y buscó ofrecer una síntesis de las obras de Durkheim, Weber y Freud en clave de consenso, es decir, creía que eran los valores y normas compartidas, transmitidas de una generación a otra, las que hacían posible que los lazos sociales entre las personas se mantuvieran unidos: era su conformidad con el sistema de normas imperante lo que daba lugar al “consenso” en una sociedad. Este énfasis en el orden normativo, de acuerdo a él, continuaría la tradición sociológica inaugurada por Durkheim y fue seguido por sociólogos y pedagogos como el destacado Robert Merton (1910-2003). Las influencias tanto de Marx como de Parsons han sido tomadas como contrapuestas por numerosos sociólogos, y ello ha repercutido en la manera de enfocar los fenómenos educativos. Para aquellos cercanos a la tradición parsoniana, lo relevante del fenómeno educativo sería ver los medios por los que se produce el consenso social a través de normas y valores; para aquellos que reivindican la obra de Marx lo relevante sería ver los procesos de legitimación de la dominación y el papel de la escuela como aparato ideológico de ésta. Para ambas posturas habría efectivamente consenso, aunque para los seguidores de Parsons sería producto de una conformidad y para los de Marx de la imposición de una ideología.