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mitos de la fisioterapia en colombia
Tipo: Resúmenes
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Las historias de la fisioterapia en Colombia requieren hoy más que nunca un tiempo de ser repensadas, reflexionadas y descritas. Si bien los primeros estudios sobre esta historia develaron la existencia de al menos tres períodos identificados -vale recordar: prácticas dispersas, proceso de institucionalización y consolidación profesional, y reubicación profesional y desarrollo disciplinar- hoy es necesario evidenciar que esa mirada lineal y occidental de la historia es solo un análisis a tenor de intervalos, que invisibiliza otras historias, otras prácticas, otras miradas de la profesión. Aludiremos a un panorama general en el entendimiento de que esta mirada es por lo demás sesgada y parcial en un país multicultural, diverso e históricamente inequitativo. La formación institucional empieza en 1952 como carrera técnica, femenina, para señoritas de la elite urbana, con dos años de formación, y con miras a formar mano de obra económica que atendiese el segundo momento de epidemia del polio en el país, además de la accidentalidad propia de un país que comenzaba sus esfuerzos por industrializarse; elementos todos que dan una impronta profesional que aún no hemos logrado dimensionar en la magnitud de su trascendencia, y que deja los temas de género, identidad profesional, subordinación médica y dificultades tarifarias en una invisibilidad poco estudiada. La formación de ese momento es de tipo instrumental, centrada en las técnicas y estrategias de abordaje. De la mano con la primera promoción en 1953, comienza labores la Asociación Colombiana de Fisioterapia^1 (ASCOFI), como entidad gremial para promover y dar a conocer la nueva profesión en el país. En 1954, mediante el Decreto 1.056, se reglamenta el ejercicio de la profesión. Dado que asociarse no es obligatorio y que el mantenimiento de la ASCOFI requiere de cuotas de manutención anual, todo ello ha puesto en tela de juicio su sobrevivencia. A partir de mediados de los 60, se eleva a la formación de licenciatura con el aumento en el tiempo de formación a tres años, no como resultado de un análisis del desarrollo logrado en estos primeros momentos, sino por presiones aisladas por parte de las instituciones universitarias que no lograban encajar la formación tecnológica en sus condiciones misionales. En este momento existían cinco programas, tres de carácter público y dos privados, ubicados en capitales de municipios, y de los cuales solo dos en la capital del país. En 1976 mediante la Ley 9 se determina su carácter universitario, el que se ha mantenido.
La Ley 30 de 1992 es un claro ejemplo de esta tarea. En ese momento el ministerio, bajo la mirada neoliberal del libre mercado, legitima la apertura con aumento geométrico de programas de fisioterapia, que llega hoy a los 35 programas, cinco de ellos de carácter público. Los programas en general forman durante cinco años, con un vínculo posible de los últimos períodos de formación con asignaturas posgraduales que fácilmente generan la profundización de saberes y el paso al siguiente nivel de formación, dada la existencia de múltiples maestrías acreditadas y propias de la profesión y algunas incluso interdisciplinares. Los programas adoptaron el sistema del crédito académico como medida de tiempo de formación. Los programas se reunieron bajo una instancia el 21 de agosto de 1998, bajo el nombre de Asociación Colombiana de Facultades de Fisioterapia (ASCOFAFI), con el propósito de concitar los intereses propios de los programas de formación. Sus procesos han logrado, por ejemplo, unificar la titularidad ofrecida a lo largo y ancho del territorio nacional, todos ellos con el título de fisioterapeutas. En 1999, mediante la Ley 528, la fisioterapia se consolida como una “profesión liberal, del área de la salud, con formación universitaria…”^2. Esta ley, pionera en la legislación de las profesiones en Colombia, reúne bajo su perfil de desempeño el mismo objeto de estudio que propone, el movimiento corporal humano. En Colombia no está permitido la formación en quiropraxia y osteopatía, todas ellas interpretadas como lugar de profundización propia del fisioterapeuta. En 2010, el gobierno dicta una nueva reglamentación para el ejercicio de la función pública de las profesiones del área de la salud, el Decreto 4.192, en que otorga la gestión de tales funciones -incluida la regulación del registro único de profesionales en salud y la expedición de la tarjeta profesional, con alcance nacional- a la única instancia que el gobierno del momento y de allí en adelante reconocerá como lugar de diálogo sobre el desarrollo de éstas: los colegios profesionales. Así el 27 de julio de 2015, el Colegio Colombiano de Fisioterapia (COLFI) asume las funciones públicas. Llegamos al 2019, y hay colegas que están siendo asesinados en el ejercicio domiciliario de la profesión, colegas que están con medidas de protección para sus vidas y la de sus familias por protestar, que están siendo presionados por un modelo medicalizado y patriarcal a regresar al tiempo de las “órdenes médicas de tratamiento”. El trabajo aunado entre ASCOFI-ASCOFAFI-COLFI, y por primera vez con participación de la Asociación Colombiana de Estudiantes de Fisioterapia (Acefit), con un plan de desarrollo profesional unificado, se ha convertido en la propuesta esperanzadora de resistencia. Todo ello mientras Colombia enfrenta los desafíos propios de la firma de un acuerdo de paz, pautada con diversas fuerzas en posconflicto y, con ello, se avizora un tiempo de continua reconfiguración social que amerita ubicar la fisioterapia de cara a estas nuevas condiciones históricas, territoriales y sociopolíticas.
Expertos explican que la fisioterapia no solo es para acudir si se presentan lesiones, sino también para evitarlas. La mayoría de veces las personas solo recurren a fisioterapia cuando siente un dolor muy fuerte o sufren alguna lesión, los expertos aseguran que si se tuvo un accidente que maltrató el músculo se debe ir con un especialista para empezar terapias antes de que se complique la lesión. Según la Asociación Española de Fisioterapeutas sobre Salud muscular en España, el 95% de los españoles padecen molestias y dolores musculares de forma regular y el 85% presenta dolor de espalda como su principal molestia. Lea también: 7 alimentos que ayudarán a que su piel luzca lo mejor posible Además: Problemas neurológicos aumentaron durante la pandemia del Covid- Por tal motivo, es de importancia que las personas conozcan que no solo cuando presentan dolores deben acudir a fisioterapeutas, sino por las diferentes razones: Primero es fundamental para la calidad de vida , si acude a consulta con el fisioterapeuta podrá realizar una observación completa del cuerpo para valorar la salud y puede ser fundamental para establecer un estilo de vida más productivo, además de evitar lesiones y mejorar la calidad de vida de las
personas beneficiando emocionalmente, a las relaciones interpersonales y en el trabajo. También conocerá más su cuerpo , lo que le ayudará a identificar cuáles son sus debilidades y fortalezas para evitar posibles lesiones en los músculos o huesos, cabe destacar que según expertos las terapias se deben hacer una vez a la semana o cada 15 días por lo menos. Es una mejor opción para entrenar , ya que los diferentes ejercicios y la supervisión de una fisioterapeuta permitirá que conozca cada músculo y articulaciones, así podrá saber hasta qué punto puede llegar sin lastimarse y obteniendo efectos relevantes. Una inversión para el bienestar , las personas aprenderán ejercicios de fortalecimiento, habilidades, técnicas y correcciones posturales para que complemente lo que se va haciendo en las sesiones de tratamiento, con el fin de brindar herramientas que beneficien la actividad física sin comprometer la salud y el bienestar de quien realiza los ejercicios. Para prevenir posibles lesiones que en muchos casos no se identifican o no se sienten porque estas no producen dolor, pueden ser deportivas, laborales o realizando actividades de la vida diaria. Un especialista puede dar un diagnóstico a tiempo y así evitar que esta empeore y se cure a tiempo. Algunos mitos que debe descartar: El dolor no significa que el ejercicio esté siendo más productivo , ya que el fisioterapeuta acompaña a cada paciente y maneja los tiempos según la lesión para no empeorarlas. Muchas personas tienden a pensar que los masajes no ayudan cayendo en un mito , puesto que los expertos afirman que es uno de los elementos claves para acomodar los músculos o tendones lastimados, asimismo se utilizan técnicas como: kinesioterapia, estiramientos, electroterapia, punción seca, entre otras. Por lo cual, algunas personas prefieren ir con un masajista o quiromasajista cometiendo un error , ya que estos pueden aliviar los dolores por las lesiones pero no conocen algunos factores importantes que sí saben los fisioterapeutas, por lo contrario lo que hacen es lastimar más los tendones. Por último, no solo debe asistir cuando tenga una lesión sino también para evitarla , no tiene que ser deportista debido a que cada persona según su condición física y capacidad, el especialista estipula el ejercicio correspondiente.