

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
Este texto de dario moreira aborda la filosofía metafísica, una rama noble de la filosofía que estudia las realidades primeras y subyacentes en lo cotidiano. El autor explica que las nociones metafísicas, como la esencia y la existencia, son fundamentales en nuestro trato con las cosas, pero no son captadas por nuestros sentidos ordinarios. El texto también discute los principios metafísicos de causalidad y no contradicción.
Tipo: Monografías, Ensayos
1 / 3
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
Por: Darío Moreira
“Lo esencial es invisible a los ojos” (Saint-Exupéry)
Si bien el sentido de la famosa frase de “El principito” hace referencia a que el verdadero valor de las cosas escapa a la experiencia inmediata, también es cierto que guarda conexión con la estructura misma de la realidad , con el ser de las cosas. Y al encararnos así con lo existente, con el mundo, lo estamos abordamos desde una perspectiva metafísica.
Por metafísica entendemos aquí a esa noble rama de la filosofía, a lo que Aristóteles llamó “Filosofía primera” , y que estudia aquellas realidades primeras, subyacentes en lo cotidiano y que escapan a la percepción de nuestros sentidos. Nada tiene que ver entonces con meditaciones y prácticas sincréticas y pseudoreligiosas aunadas en lo que se dio por llamar New Age.
Pero si bien las nociones metafísicas escapan a la experiencia ordinaria y no suelen ser el objeto de nuestra reflexión cotidiana de la vida, sin embargo ésta la presupone. En efecto, tratamos a las cosas como tales, con unas características propias, presuponiendo que son algo y algo distinto a las demás cosas. Así, no usamos el congelador para cocinar, no se hacen las lentes de aumento con madera ni se fija un trozo de vidrio una superficie sólida atravesándolo con un clavo. Y no hacemos estas cosas porque estos “materiales” son algo , con unas propiedades que les hacen afines para ciertos usos y no para otros. La rigidez, maleabilidad y transparencia del vidrio lo hace óptimo para fabricar lentes; la madera puede ser atravesada por un clavo y el gas del congelador enfría lo suficiente como para mantener por cierto tiempo los alimentos. Pero ni la madera, ni el clavo, ni el gas ni el vidrio son puras propiedades. Las propiedades no existen solas, sino que inhieren y surgen de la naturaleza misma de las cosas. La madera posee esas propiedades, porque es algo, distinto al vidrio, y que la hace óptima para construir muebles y vigas. Igualmente el vidrio y el gas, son cosas distintas entre sí, y por serlo, por poseer una naturaleza propia, un propio modo de ser , actúan y se comportan de determinadas maneras.
Si recapitulamos un poco todo esto, veremos que ser algo, ser algo distinto a, poseer una naturaleza propia, poseer un modo de ser, son nociones fundamentales de la realidad, pero que no son captadas por nuestros sentidos. Estas nociones son fundamentales, básicas en nuestro trato con las cosas, pero están más allá de nuestra experiencia ordinaria, y, como ya se dijo, no suelen ser el objeto habitual de nuestras reflexiones. En metafísica se designan a estas realidades con el nombre de sustancia y esencia. Sustancia designa al hecho de que las cosas poseen una naturaleza, un modo de ser que está por debajo de las apariencias y que explica las propiedades que se manifiestan en las cosas. Esencia habla más bien de que estas cosas son algo y algo distinto a otras cosas. Si jugáramos un instante con la imaginación y elimináramos de la realidad ambas nociones, nos quedaríamos con un caos de sensaciones ininteligibles.
Pero la realidad es distinta, inteligible, nos permite distinguir unas cosas de otras y por ello mismo les damos un trato y un uso distinto respectivamente.
También en lo cotidiano actuamos con la convicción de que toda la realidad rige su comportamiento según ciertas leyes o principios. Nadie quedará indiferente si un hijo empieza con moretones que se forman fácilmente o con un sangrado que no se detiene con facilidad. Inmediatamente acudiremos al médico, buscando la causa de este comportamiento del organismo, acongojados ante la posibilidad de una leucemia. O lo mismo, si al volver nuestro hogar después de un viaje vemos la puerta de entrada abierta con claros signos de haber sido forzada, como mínimo entraremos con precaución o antes buscaremos ayuda, no sea que lo que haya causado esto se encuentre aún dentro y signifique un peligro para nosotros. Es decir, buscamos causas de los hechos cotidianos. Y si lo hacemos es porque estamos convencidos de que la realidad actúa así, con causa y efecto proporcionado. No nos contenta un tajante “porque sí”. Las cosas suceden por algo, y a esto se llama principio de causalidad , el cual dice que dice que todo efecto tiene una causa proporcionada. Y de nuevo, este principio no es captado por nuestros sentidos^1 , sino que subyace en la estructura interna y profunda de todo lo real. Es decir, es un principio metafísico.
Otro principio metafísico fundamental (por lo tanto no captado por los sentidos) es el de no contradicción , y se expresa así: nada puede ser y no ser a la vez y en el mismo sentido. Ninguno de nosotros espera que las mismas porciones de agua estén hirviendo y a temperatura ambiente a la vez. Tampoco se puede estar sano y enfermo a la vez y de lo mismo. Y sabemos que esto es así porque percibimos que el actuar de la realidad no es caótico, absurdo, ininteligible; más bien se podría decir que “respeta” la no contradicción.
Para finalizar, es interesante observar lo que sucede con dos hipótesis muy actuales en nuestros tiempos. Me refiero al multiverso y a los extraterrestres. El multiverso es una hipótesis científica que propone la existencia de muchos universos diferentes del nuestro propio. Varios científicos la consideran plausible y trabajan en ella, proponiéndola como explicación de ciertas variables halladas en su trabajo de investigación. Más allá del lugar que ocupe en la comunidad científica, más allá de si es cierta o no esta hipótesis, o de si algún día podrá o no ser confirmada, el hecho clave es que puede ser propuesta, es plausible de estudio, por lo tanto se la considera posible al menos. Que sea posible, obviamente no significa que sea cierta, que haya en verdad una infinidad de universos distintos al nuestro. Significa simplemente que es una posibilidad. La sola posibilidad, entonces, no fundamenta ni prueba su existencia , no significa que el multiverso exista. Y esta distinción es todo lo que necesitamos para continuar con nuestro tema. En efecto, la posibilidad y la existencia son dos nociones distintas y fundamentales para este planteo. Sin ellas no podríamos proponer nuevos conocimientos, quedando truncada la investigación. Proponer la posibilidad del
(^1) Lo que sí captan nuestros sentidos son los hechos concretos, no así la ley o principio que actúa
internamente.