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Laurus ISSN: 1315-883X revistalaurus@gmail.com Universidad Pedagógica Experimental Libertador Venezuela Villanueva, José La filosofía y la formación docente hacia la construcción y consolidación de una praxis educativa más conciente, crítica y participativa Laurus, vol. 12, núm. Ext, 2006, pp. 206- Universidad Pedagógica Experimental Libertador Caracas, Venezuela Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id= Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
(^206) Revista de Educaciòn Recibido: ~ Aceptado:
Hacia la Construcción y Consolidación de una praxis Educativa más Conciente, Crítica y Participativa. José Villanueva Universidad Pedagógica Experimental Libertador Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio. RESUMEN. El presente artículo, siguiendo una metodología de tipo Ensayo filosófico, tiene por objeto destacar la importancia y vigencia que el estudio de la filosofía tiene en la formación de la conciencia y actuación critico-reflexiva de los ciudadanos, requisitos indispensables en la sociedad del conocimiento y la información, y mas concretamente en la de los docentes, como responsables últimos de la formación de aquellos. De este modo, en el desarrollo se consideran algunos de los principales planteamientos que, desde una visión sintética y deductiva, sustentan la idea de la necesidad de conocer, en el plano de una formación docente integral, la dimensión histórica y racional de los problemas fundamentales que mueven la existencia humano-cotidiana, así como de la concientización acerca de la finalidad última de las concepciones pedagógicas, todo lo cual encuentra en la Filosofía un instrumento funcional integrador del conocimiento y de la experiencia humano-profesional, pues relaciona, en una diacronía histórica, el origen y desarrollo crítico de todos los saberes, a través de lo cual el docente alcanza desarrollar su capacidad crítica, objetiva y consciente, a partir de su realidad pensada, configurándose, la filosofía, como un elemento imprescindible de una sólida formación humana, científica y tecnológica. En este mismo orden, desde una perspectiva crítica y analítica, se destaca el valor otorgado por la UPEL-IMPM al estudio de la filosofía, como expresión de su visión y misión histórica y esencial como Institución formadora de docentes en Venezuela. Palabra Clave: Filosofía, formación docente integral, capacidad crítica, sociedad del conocimiento. THE PHILOSOPHY AND THE EDUCATIONAL FORMATION ABSTRACT. The present article, following a methodology of philosophical Essay type, must by object concretely emphasize the importance and use that the study of the philosophy becomes aware in the formation of and criticize-reflective performance of the citizens, indispensable requirements in the society of the knowledge and the information, and but in the one of the educational ones, like last people in charge of the formation of those. This way, in the development some of the main expositions are considered that, from a synthetic and deductive vision, sustain the idea of the necessity to know, in the plane of integral an educational formation are considered, the historical and rational dimension of the fundamental problems that they move the human- daily existence, as well as of the awareness about the last purpose of the pedagogical conceptions, everything which finds in the Philosophy an integrating functional instrument of the knowledge and the experience human-professional, because he relates, in one diachronic historical, the origin and critical development of all saberes, through which the educational one reaches to develop its critical capacity, objective and conscious, from its thought reality, forming itself like an essential element of a solid human, scientific and technological formation. In this same order, from a critical and analytical perspective, the value granted by the UPEL-IMPM to the study of the philosophy stands out, like expression of its vision and historical and essential mission like training Institution of educational in Venezuela. Key word: Philosophy, Educational Formation Integral, Critical Capacity, Society of the Knowledge.
Revista de Educaciòn José Villanueva (^208) Revista de Educaciòn profesión, proclives a considerarlo o bien como a un simple “funcionario del Estado”; o como un mero “recurso”, que, por excepcional que se le presente (el recurso más importante, se suele escuchar decir, es el capital humano), equiparan al docente a un objeto más del entramado metodológico y procedimental, habido de ser reemplazado y o desechado por otro mejor. Ahora bien, este reconocimiento del lugar axial que ocupa el docente en la dinámica de la transformación educativa, le exige situarse ante su ejercicio profesional en particular y ante la práctica educativa en general, con nuevas y renovadas actitudes crítico-reflexivas y participativas, que le permitan afrontar a plenitud y con pertinencia este nuevo orden paradigmático. En tal sentido, el docente de esta Nueva Era, no puede seguir conformándose con ser simplemente un mediador intermedio, meramente ejecutor de un programa y transmisor de unos determinados conocimientos, si no que debe desarrollar competencias, tanto profesionales como personales, que lo conduzcan a sumergirse, de forma cada vez más profunda y activa, en el proceso mismo de enseñanza –aprendizaje. Todo lo cual apunta hacia un docente investigador, conciente, crítico y creativo, o como diría Fernando Savater (1997) un “inconforme creador”, capaz de admirarse y recrearse de la realidad (social, cultural, histórica, científica, política, intelectual, pedagógica, etc.) que le rodea, entusiasta y dinámico, con una altísima motivación al logro y a la excelencia, y por demás capaz de replegarse sobre sí mismo para substraerse en la más sublime reflexión. En fin, y haciéndome copartícipe del pensamiento del ilustre filósofo argentino José Ingenieros (1925), de quien juzgo, es hoy más vigente que nunca: “despertará capacidades con el ejemplo; enseñara a hacer, haciendo; a pensar, pensando; a discurrir, discurriendo; y a amar, amando” (p. 127). Y todo esto como “ conditio sinæ qua non ” para alcanzar la tan anhelada “calidad de la enseñanza”. No obstante, todas estas facultades y competencias, personales y profesionales, que como “ valores ” se anteponen como requisito de condición y necesidad (esto es, que sin ellos no es posible lograr lo
Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006 La Filosofía y la Formación Docente Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006^209 que se busca) no pertenecen, en el estricto sentido antropológico de la palabra, a la psicología innata del docente, es decir, no están en él por el sencillo hecho de serlo (lo cual no indica contradicción con su carácter de necesidad), sino que es apremiante “ conquistarlas ”, apropiarlas para sí y luego “ cultivarlas ” para que alcancen su pleno desarrollo y eficacia duradera. Hay que decir, en este particular, que esta es una tarea de toda la vida, que una vez comienza no termina, o mejor dicho, no debe terminar, pues, podría perderse e incluso olvidarse, lo que implicaría, y discúlpenme el fatalismo, “la muerte de la educación humanista”. Realidad esta, que hoy se patentiza y se hace mas necesaria que nunca, por encontrarnos, querámoslo o no, inmersos en un mundo cada vez más globalizado, en el que crecen extraordinariamente los conocimientos científicos y técnicos, y en el que son sometidos a un permanente análisis crítico toda clase de realidades, situaciones y valores. Donde el último descubrimiento, es la carta del día y no hemos terminado de digerirlo, cuando ya se nos colocan otros tantos en la mesa. Trayendo todo esto como consecuencia, que nuestra época histórica se caracterice por los cambios continuos y acelerados que provocan el rápido envejecimiento de los conocimientos adquiridos y de las estructuras vigentes, que afectan al hombre y a la sociedad en todos los órdenes, sustanciando un cambio tanto del ser como del hacer. (Villanueva, 2001) Las computadoras se han convertido en una herramienta común e indispensable en el trabajo y en el hogar. La comunicación en tiempo real con cualquier lugar del mundo, ha empequeñecido nuestro planeta. Los avances en las telecomunicaciones permiten que cualquier individuo sea observador directo de cualquier acción que se este desarrollando en algún punto de la Tierra. El acceso a la información, a través de la radio, la televisión, de Internet, entre otros, han abierto la posibilidad real de la adquisición ilimitada de conocimientos. Los seres humanos hoy más que nunca pueden acceder a la cultura y al conocimiento universal. A este efecto, afirma Valdés (2002), que: “Durante los últimos 20 años del siglo XX y los inicios del Siglo XXI, se adquirió y distribuyo más conocimiento que en toda la historia previa de la humanidad”. (p. s/n)
Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006 La Filosofía y la Formación Docente Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006^211 Nacional. De ser así, seríamos susceptibles, si bien no incursos, de cometer los mismos errores del pasado, que queremos corregir: “de una práctica pedagógica mecanicista, estrictamente rígida y repetitiva, y en mas de los casos, divorciada de la realidad y no útil para la vida individual y colectiva”. (Villanueva, 2001) Por el contrario, un proceso de formación de Docentes en la actualidad, que se estime de serio y pertinente (y esto sin desestimar, ni mucho menos, la importancia que de suyo tienen el estudio de las técnicas, los métodos y los contenidos), deberá ser algo más amplio. En él deberán contemplarse y con suficiente profundidad, tanto los supuestos, como los principios y fundamentos que informan (teoría) y dan forma (práctica) a la Acción Educativa, bien desde un punto de vista general como particular. A este respecto, resulta conveniente destacar que en la actualidad el papel de los docentes-formadores no es tanto el de “enseñar” (explicar- examinar) unos determinados conocimientos que tendrán una vigencia limitada (tanto en el tiempo como en el espacio) y estarán siempre accesibles para quienes lo necesiten; como el de ayudar a los estudiantes a “ aprender a aprender para emprender y ser ” de una manera autónoma, en esta cultura del cambio y evolución continua, promoviendo su desarrollo cognitivo y personal mediante actividades críticas y aplicativas que, aprovechando la inmensa información disponible, tengan en cuenta sus características (formación centrada en el alumno) y les exijan un procesamiento activo, inter y transdisciplinario de la información, para que construyan su propio conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva y memorística de la información. Por otra parte, la diversidad de los estudiantes y de las situaciones educativas que pueden darse, aconsejan que los formadores aprovechen los múltiples recursos disponibles para personalizar la acción docente, y trabajen en colaboración con otros colegas, manteniendo una actitud investigadora en las aulas, compartiendo recursos, observando y reflexionando sobre la propia acción didáctica y buscando progresivamente mejoras en las actuaciones acordes con las circunstancias (docencia- investigación-acción).
Revista de Educaciòn José Villanueva (^212) Revista de Educaciòn En consecuencia, los múltiples problemas que se planteen, en el escenario de la formación docente, no solo deberán girar y ser resueltos desde la perspectiva del ¿ qué? o del ¿ cómo ?; sino que también, habrán de ser abordados desde la panorámica, para nada intrascendente, de los ¿ por qué? y ¿ para qué? Pues, de lo que se trata, es de despertar, ejercitar y consolidar, en los docentes: “ la conciencia crítica ”, “ el diálogo inteligente ” y “ la participación pro-activa ”, que le permitan engendrar, para sí y para quienes educa, un aprendizaje significativo. Todo lo cual, no podrá ser sólo alcanzado, mediante nuevas titulaciones o la con creación de nuevas carreras o especialidades (a nivel de pregrado, postgrado o doctorado, entre otros), sino, a través del desarrollo y promoción de nuevas “cualidades personales”, “estilos”, “destrezas”, maneras de “ser” y de “hacer”, que permitan el nacimiento de una nueva generación de profesionales, que surjan del seno de nuestras casas de educación superior, con amplias capacidades para adquirir y usar el conocimiento, de forma independiente y autogestionaria, con prospectiva sistemática de la realidad, con capacidades de abstracción al tiempo que de transmisión, integrador de las diferentes disciplinas, e integrado al trabajo en equipo; en definitiva, en términos Rotgertianos, “ un analista simbólico ”, es decir, un profesional integral, con sólidas ventajas competitivas para enfrentar los retos e innumerables desafíos que le deparan los cambios del proceso civilizatorio actual. LA FILOSOFÍA Y LA FORMACIÓN INTEGRAL DEL DOCENTE. Resulta conveniente resaltar, en la perspectiva de lo señalado hasta ahora, la tesis de que, en una enseñanza que pretenda la alfabetización científica y tecnológica, que es una exigencia ineludible de la sociedad del conocimiento y la información, y que como reto y misión enfrentan nuestros docentes en la época actual, es necesario defender proyectos curriculares de formación docente, que no sólo presten atención a los hechos científicos y tecnológicos, sino que además se ocupen también de los problemas humanísticos, culturales y sociales, entre otros, ligados a la
Revista de Educaciòn José Villanueva (^214) Revista de Educaciòn fundamental. Y es aquí, precisamente, donde EL ESTUDIO DE LA FILOSOFÍA hunde sus raíces y adquiere un significado y una importancia principalísima, en la Formación del Docente y en su eventual ejercicio profesional. En ella (la filosofía), el docente encontrará una “aliada segura” que le guiará y acompañará (si él la deja) en la búsqueda y conquista del ideal de perfección humana y profesional, que se propone alcanzar para sí mismo y para los que ante sí, en cierto modo, es responsable del mundo: sus alumnos (Savater, 1997; 150) Al caminar sus caminos y seguir algunos de sus muchos senderos, el docente, ira hallando herramientas bien interesantes y seguramente útiles para su despegue definitivo hacia los encumbrados espacios abiertos del pensamiento crítico y la reflexión serena y justificada. Su estudio, le permitirá al docente adentrarse en las entrañas mismas del más puro y maravilloso pensamiento racional del que el Hombre ha sido capaz, al tiempo de colocarlo ante sus propias potencialidades y cualidades, en una constante invitación a desarrollarlas al máximo. Al efecto, argumenta Peña (2005), en torno a la pregunta: ¿Qué han visto los decisores públicos en la docencia filosófica, para asignarle esa presencia? Han visto que el estudio de la filosofía:
Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006 La Filosofía y la Formación Docente Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006^215 de nociones básicas, un campo de problemas y unos métodos de dilucidación y de inferencia con los que el alumno pueda pensar con discernimiento, asociar ideas de modo inteligente, estar precavido contra confusiones y sofismas, entender las teorías, establecer correlaciones inferenciales adecuadas, encontrar argumentos y evaluar los que se le ofrezca. Por otra parte, en el escenario de una sociedad sustentada en valores democráticos, en la que los docentes tienen la misión de preparar a las futuras generaciones para que piensen y actúen en función del ejercicio de su libertad, eligiendo cada cual sus propios ideales, sus proyectos, sus iniciativas, y cooperando con otros para el logro de sus metas lícitas (todo eso dentro de la doble regla de no abusar de los derechos propios y de respetar los ajenos); el estudio de la filosofía se presenta como un modelo de enseñanza intrínsecamente plural, opcional, inclusiva y abierta a múltiples alternativas, de cuyo núcleo forman parte indiscutible tanto las obras de Platón como las de Aristóteles, las de Avicena como las de Averroes, las de de Santo Tomas de Aquino como las de Francisco Suárez, las de Leibniz como las de Kant, las de Hegel como las de Comte, las de Marx como las de Spencer, las de Bergson o de Husserl, de Russell o de Carnap, de Unamuno o de Ortega, entre tantos otros. En este sentido, señala Gustavo Bueno (1995), que en la enseñanza de la filosofía: “… no se puede excluir a Fichte por idealista, ni a Marx por materialista; ni puede excluir a Avicena por musulmán, ni a Santo Tomás por cristiano… Los incluye a todos… Incluso quien se mantenga muy distanciado del «cuerpo histórico» de la filosofía (en nombre de una «filosofía rigurosa», como Husserl; o en nombre de una «filosofía del futuro», como Feuerbach), tendrá que reconocer que este cuerpo histórico, por borrosos que sean sus límites, constituye, sin perjuicio de su carácter pretérito, la «filosofía realmente existente»” (p. 32) Así mismo, el estudio de la filosofía, se presenta ante el docente como un espacio natural y connatural para el desarrollo de sus propias
Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006 La Filosofía y la Formación Docente Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006^217 y sin orilla de libros y más libros, de ideas difíciles y complicadas. “ No, eso no es estudiar filosofía ”. Tampoco es estudiar letra muerta, ni una perdida de tiempo sin sentido, o un fraude, o un cúmulo de palabras vacías. Estudiar filosofía es , aprender a “ vivir la vida a plenitud, mirando al mundo con profundidad ”. Es emprender un camino de admiración (lo que no indica perpleja conformidad). Es, decía Descartes (1977), aprender a conducir el corazón, explotando al máximo nuestras potencialidades. Es aprender a buscar y a preguntar, con paciencia y con rigor, él ¿porqué? de las cosas, sin permitir que los sentidos obnubilicen la mente. Pero no solo para saber por saber, sino para ¡saber vivir! Y saber vivir es, vivir con sentido, es saber reconocer cada paso que damos al andar, sin apresurarnos a dar uno sin antes pensarlo; y si nos equivocamos, porque estamos aprendiendo, sin titubear levantarnos, no sin antes molestarnos en retornar nuestra mirada hacia el camino recorrido y reconocer en que fallamos, sonreírnos y seguir caminando. En una frase, como afirmaría Morente (1978; 1-4), estudiar filosofía es ya hacer filosofía, precaria quizás, incipiente sin duda, neófita, pero filosofar al fin y al cabo. Y filosofar es aperturarnos al universo del pensamiento sereno y serio, es indagar, es cuestionar, es confrontar ideas, es dialogar, es crear, es trasformar, y sobre todo es amar la sabiduría , no envaneciéndose jamás de los propios logros, sino esmerándose en repetirsintiendo en verdad, como Sócrates lo hiciere, ¡ solo se que no se nada! y así seguir continuamente buscando. Por ultimo, ESTUDIAR FILOSOFÍA, es como un viaje al lugar de nuestros sueños (a una isla del Caribe, o una antigua ciudad Europea, Asiática o Australiana, etc.), y quien la ESTUDIA es un viajero. Ahora, un buen viajero sabe de antemano que antes de partir, debe previamente reunir ciertas cosas y adelantar ciertas diligencias, necesarias todas para un satisfactorio y placentero viaje: la maleta, ropa, una cámara fotográfica, el pasaporte con sus respectivas visas, informarse del clima y de los mejores sitios para visitar, dinero, en lo posible del lugar, etc. (Rodríguez; 1989)
Revista de Educaciòn José Villanueva (^218) Revista de Educaciòn Bien, el estudio de la FILOSOFÍA, en el contexto de la formación docente, es esta parte del viaje. Y puede que algún viajero distraído piense que es lo menos importante, pero no es así, sin ello resultaría casi imposible viajar, y si lo hiciere, es muy probable que la aventura se le transforme en dolor de cabeza, imposible de disfrutar y seguramente se terminará arrepintiéndose de haberlo hecho. En este sentido, el estudio de la filosofía para educadores implica, por un lado, preparar el camino a ulteriores y más profundos estudios, pero también y sobre todo, procurar suscitar el ánimo por filosofar , es decir, ser puente entre el amor y el saber. Para lo cual, es menester reconciliarlo con los elementos fundamentales del patrimonio universal de la filosofía (su vocabulario, sus métodos, sus principios, su historia, etc.), presentando de forma sencilla cosas que parecen complicadas, poniendo de este modo en práctica la máxima Orteguiana de que “la claridad es la cortesía del filosofo” (Ortega y Gasset, 1969; 19). Por demás, deberá ser consustanciable con su ejercicio profesional en particular y con la práctica educativa en general, a fin de ser auténtico instrumento en las manos del docente para la conquista y posesión de las herramientas requeridas para la consecución “ del mejoramiento de la calidad de la educación ”. LA FILOSOFÍA EN EL DISEÑO CURRICULAR DE LA UPEL- IMPM Habiendo procurado en un primer momento, ubicar a la filosofía en el contexto de la formación holística de los docentes, resaltando su sentido, necesidad e importancia capital; pasemos ahora, desde una dimensionalidad analítica y critica, a reflexionar acerca del valor teórico- practico que la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), en general, y el Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio (IMPM), en particular, le han conferido a la formación filosófica de sus estudiantes-participantes (quienes en esencia son, docentes en ejercicio en proceso de profesionalización), manifestada taxativamente en el diseño y estructuración de los diferentes planes de estudio del programa de formación docente (programa que comprende los estudios de pregrado de
Revista de Educaciòn José Villanueva (^220) Revista de Educaciòn En este mismo orden, se destaca el valor crediticio que se le asigna a cada una de las materias señaladas; el número de horas académicas (presénciales y de estudio independiente) que se les designa, para el efectivo logro de sus objetivos (conceptuales, procedimentales y actitudinales); los criterios de prelabilidad; y la ubicación estratégica, a modo de línea ascendente, que recorre positiva y transversalmente todo el plan de estudio, acompañando a sus estudiantes-participantes durante el transcurso y devenir de toda la carrera. En esta perspectiva, de forma semejante a como José Gaos (1943), diera respuesta al problema de la existencia de un pensamiento filosófico original en Latinoamérica, asumiendo una actitud simple de tipo empírica, podemos afirmar, tras evidenciar los rasgos destacados, que el tema de la formación filosófica en la UPEL-IMPM, ocupa un lugar privilegiado, y se le asigna un valor, jerárquicamente, preponderante en la formación de los docentes. A tenor de lo afirmado, conviene subrayarse que la Universidad destaca en el Documento Base del Diseño Curricular (1996), que para el logro de los fines de la educación en Venezuela (desde el que se supone y proyecta el ideario de mejoramiento de su calidad y por ende de su pertinencia social) se hace necesario que se preste atención y se dirijan los esfuerzos hacia el desarrollo y fortalecimiento de competencias y habilidades que propicien los procesos de transformación tanto individuales como sociales. Para lo cual es menester, según se insiste en la fuente citada: “Desarrollar en los ciudadanos las capacidades de racionalidad y criticidad para el conocimiento, de la realidad nacional dentro de las orientaciones y contenidos del compromiso ético-social establecido en la normativa legal” (p. 23). Perspectiva esta, según la cual, se concibe el currículo desde la acción y el diálogo de saberes, que trasciende la exigencia de una mera y restrictiva planificación que debe ser cumplida, dando paso a una práctica curricular basada en la interacción Reflexión-Investigación-Acción , que persigue, entre otras cosas, “promover el desarrollo de habilidades y actitudes para el ejercicio ético, racional, reflexivo, crítico y eficiente de la docencia en el marco de la política nacional de formación docente”
Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006 La Filosofía y la Formación Docente Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006^221 (Documento Base del Diseño Curricular,1996; p. 38) Así mismo, la Universidad, en sus Políticas de Docencia (2000), enfatiza como una de sus estrategias y acciones para el logro de la política de calidad y pertinencia del programa de formación docente:
Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006 La Filosofía y la Formación Docente Revista de Educación, Año 12, Número Extraordinario, 2006^223 Cuadro 3. Elementos configuradores de las Asignaturas Filosóficas en la UPEL-IMPM, tal y como son presentados en las guías de interacción cooperativa. Nota. Cuadro elaborado con datos tomados de Las Guías de Interacción Cooperativas de Introducción a la Filosofía (2000); Filosofía de la Educación (2000); y Ética y Docencia (2003).
Revista de Educaciòn José Villanueva (^224) Revista de Educaciòn comunicación interpersonal y grupal, a la comprensión del hombre y de las realidades sociales, a la consolidación de una conciencia histórica y a la identidad nacional, a la conservación dinámica del ambiente, al dominio de los razonamientos lógicos y ¬cuantitativos, a los procesos heurísticos de búsqueda y procesamiento de la información (p. 47) Ahora bien, para el máximo aprovechamiento y cumplimiento del propósito de la asignatura en cuestión, resulta indispensable procurar establecer como punto de partida del curso, que los estudiantes comprendan la relación e importancia que el estudio de la filosofía tiene en el contexto de la formación y el ejercicio de la profesión docente; así mismo, debe procurarse, y en esto quisiera ser enfático, un lenguaje técnico, propio de la disciplina, tal y como se aconseja en la Guía de Interacción Cooperativa de la Materia, pero al mismo tiempo debe ser sencillo, claro y preciso, haciendo uso de lo cotidiano, contextualizando en la medida de lo posible cada idea compleja, presentando de manera sencilla situaciones que parecieran complicadas, pues no olvidemos que “la claridad es la cortesía del filósofo” (Ortega y Gasset, 1969; p. 19). A este respecto, señala Rodríguez (1989), que en la enseñanza de la filosofía es importante tener presente que: “es fácil encontrar experiencias en nuestra vida o en la de otros, cuando dos personas quieren entenderse… pero, cuando están hablando lenguajes diferentes, nunca se van a encontrar, como los raíles del metro” (p. 8) En lo referente al elemento histórico que conforma el contenido programático que debe tener toda Introducción a la filosofía, se debe cuidar de no caerse en un excesivo historicismo, pues aunque si es bien cierto que es importante ubicar al estudiante en el tiempo y en el contexto, de lo que se trata ahora es de presentar los problemas, las formas de abórdalos y como fueron solucionados, de manera que el estudiante pueda, de forma crítica y analítica, juzgarlos sin descontextualizarlos, actualizarlos y adaptarlos a la propia experiencia e ideas. La temática histórica de toda Introducción a la Filosofía debe colocar al estudiante, en términos cartesianos, ante el hecho de que: “La diversidad de nuestras opiniones no provienen de que