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La didactica Davini., Apuntes de Didáctica General

texto resumido del libro la didactica de Davini, apuntes.

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 24/04/2020

maria.luz123
maria.luz123 🇻🇪

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La Didáctica General es una disciplina que promueve un conocimiento acerca de las prácticas
de enseñanza, ellas constituyen su objeto de estudio
La intensión que tienen las prácticas docentes, son motivos suficientes para estudiar Didáctica
General, por cuánto explicita argumentos metodológicos que van fundamentando las
prácticas.
TRADICIÓN NORMALIZADORA-DISCIPLINADORA:
“El buen maestro”
En la Argentina, a fines del siglo XIX, el Estado fue el encargado de promover la
“homogeneidad” para que se construya una nueva sociedad.
En la tradición Normalizadora disciplinadora se veía al maestro como: un “buen maestro” las
cualidades más elogiadas eran sacrificio, humildad. Amante del bien y cumplidor
desinteresado de su deber, recibía recompensas simbólicas. Cuanto más sacrificados fuera el
maestro, era merecedor de mayor elogio.
Davini plantea que se introdujo en la formación de los docentes, el concepto de “maquinaria
pedagógica”, éste remitía a la normalización y homogeneidad de todas las culturas existentes
en ese momento en nuestro país.
No solo se refería a la civilización de los bárbaros, sino también a la gran masa de inmigrantes
que ingresaba en esa época, de diferentes lugares del mundo. Ser maestro implicaba
reconocer la cultura dominante: la “alta cultura”, y saber solo lo que no era posible ignorar
para merecer ser denominado como tal.
El sistema educativo fue el encargado de disciplinar la conducta y homogeneizar las ideologías
de las grandes masas poblacionales, dejando de lado la formación de habilidades, desarrollo
del pensamiento o desarrollo del conocimiento.
Esta tradición fue sustentada en el positivismo, precisamente en la concepción de “orden y
progreso” del sistema educativo. Por otro lado el rol del docente era el de normalizar y
socializar. Pretendía que los alumnos adquirieran hábitos buenos y reprimir los malos, ya que
los hábitos familiares eran muchas veces considerados bastos para un sector social.
Se intentaba crear en ellos, hábitos virtuosos y modalidades propias de una persona bien
educada. Se intentaba “culturalizar” a la población.
El maestro era el alma de la escuela y debía poseer ciertos rasgos y características particulares:
temperamento, carácter, modales, presencia, imparcialidad en sus acciones, entre otras. Todas
ellas eran necesarias para el orden y la disciplina escolar. Para lograr el orden en el aula, el
maestro utilizaba técnicas de “vigilancia”, así impedir la adquisición de malas costumbres por
parte de los alumnos. A demás, debía estar preparado para estudiar las características e
inclinaciones de los niños, para conocer sus cualidades morales.
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La Didáctica General es una disciplina que promueve un conocimiento acerca de las prácticas de enseñanza, ellas constituyen su objeto de estudio La intensión que tienen las prácticas docentes, son motivos suficientes para estudiar Didáctica General, por cuánto explicita argumentos metodológicos que van fundamentando las prácticas. TRADICIÓN NORMALIZADORA-DISCIPLINADORA: “El buen maestro” En la Argentina, a fines del siglo XIX, el Estado fue el encargado de promover la “homogeneidad” para que se construya una nueva sociedad. En la tradición Normalizadora disciplinadora se veía al maestro como: un “buen maestro” las cualidades más elogiadas eran sacrificio, humildad. Amante del bien y cumplidor desinteresado de su deber, recibía recompensas simbólicas. Cuanto más sacrificados fuera el maestro, era merecedor de mayor elogio. Davini plantea que se introdujo en la formación de los docentes, el concepto de “maquinaria pedagógica”, éste remitía a la normalización y homogeneidad de todas las culturas existentes en ese momento en nuestro país. No solo se refería a la civilización de los bárbaros, sino también a la gran masa de inmigrantes que ingresaba en esa época, de diferentes lugares del mundo. Ser maestro implicaba reconocer la cultura dominante: la “alta cultura”, y saber solo lo que no era posible ignorar para merecer ser denominado como tal. El sistema educativo fue el encargado de disciplinar la conducta y homogeneizar las ideologías de las grandes masas poblacionales, dejando de lado la formación de habilidades, desarrollo del pensamiento o desarrollo del conocimiento. Esta tradición fue sustentada en el positivismo, precisamente en la concepción de “orden y progreso” del sistema educativo. Por otro lado el rol del docente era el de normalizar y socializar. Pretendía que los alumnos adquirieran hábitos buenos y reprimir los malos, ya que los hábitos familiares eran muchas veces considerados bastos para un sector social. Se intentaba crear en ellos, hábitos virtuosos y modalidades propias de una persona bien educada. Se intentaba “culturalizar” a la población. El maestro era el alma de la escuela y debía poseer ciertos rasgos y características particulares: temperamento, carácter, modales, presencia, imparcialidad en sus acciones, entre otras. Todas ellas eran necesarias para el orden y la disciplina escolar. Para lograr el orden en el aula, el maestro utilizaba técnicas de “vigilancia”, así impedir la adquisición de malas costumbres por parte de los alumnos. A demás, debía estar preparado para estudiar las características e inclinaciones de los niños, para conocer sus cualidades morales.

Davini y Allaud plantean que la educación fue catalogada como “femenina”, ya que las docentes eran vistas como seres incondicionales de apoyo para los niños, una segunda madre, sensibles. Las mujeres instruyen menos pero educan más, son educadoras por excelencia con cualidades naturales. Para ellas la elección de ser docentes representaba una vía de liberación social. Quien indicaba el “deber ser”, un modelo o ejemplo a seguir. En cambio los hombres eran quienes se encargaban de la dirección de las escuelas. Eran vistos como más aptos para disciplinar. La educación se resiste a las mujeres, por la falta de energía, solidez e intensidad que sólo el hombre puede darle. El hombre mandaba y la mujer obedecía. Para que existiera “el orden y el progreso”, es necesaria la disciplina, esto asegura el éxito de la escuela. Tarea designada a los hombres. El papel del maestro se definía no tanto por la transmisión de conocimientos, por “enseñar” en sentido estricto, por instruir, sino más bien por socializar, educar, normalizar, “disciplinar”.