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Una perspectiva contra la militarización en las calles del perú como medida para combatir la inseguridad ciudadana. El autor argumenta que este movimiento atenta contra los derechos humanos y aumenta la violencia en las ciudades. Se discute la importancia de preparar a la policía con instrucción militar y reorganizar el poder judicial para garantizar la seguridad efectiva y justa.
Qué aprenderás
Tipo: Monografías, Ensayos
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Dueños de sí para coexistir en armonía y paz sin dañar al otro por sentido común Respeto a vida desde concepción para alcanzar nuestro fin: el desarrollo En contra / atentado contra DD. HH. Trato digno de no transgresión a la norma: ejecuciones sin condena, muerte de inocentes Derechos humanos: orden normativo facultad de vivir, dueños de existencia Militarización en las calles para combatir la delincuencia Uso excesivo de la fuerza Incremento de violencia en ciudades Aumento de peligro en calles Armas militares usadas para defensa de las fronteras Falta de preparación en las calles; entrenados para conflictos internos Abusos y errores sin resarcir por no tener técnica policial Anomalías en actuación de las FF. AA. por otorgárseles poder Contexto: Inseguridad ciudadana como principal problema social en el país 50 % de peruanos víctimas de delincuencia en los últimos años (INEI)
Tesis: En contra Anticipación: Desarrollo postura sólidamente
Conector: En resumen, Tesis y paráfrasis de los dos argumentos: En contra por perjuicio a derechos humanos e incremento de sensación de riesgo Comentario crítico: Preparación a policías con instrucción militar y reorganización del Poder Judicial
En la actualidad, uno de los principales flagelos que afronta nuestra sociedad es la falta de seguridad ciudadana, de tal manera que la población se siente desprotegida. En tal sentido, el 50 % de ciudadanos asegura haber sido víctima de algún acto delincuencial en los últimos años, según algunas estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Por tal razón, cabe preguntarse lo siguiente: ¿los militares deben cumplir su servicio en las calles de las ciudades del Perú para combatir la inseguridad ciudadana? Al respecto, considero que no deben ejercer esa función. A continuación, desarrollaré mi postura sólidamente. Los militares no deben cumplir su servicio en las calles, porque atentarían contra los derechos humanos de los ciudadanos. Según Carlos Fernández Sessariego, doctor en Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Miembro de la Comisión Reformadora del Código Civil, los derechos humanos son principios normativos universales, que señalan que todas las personas poseen la facultad legítima de vivir y de ser dueños de su propia existencia. Conforme a la definición, una vez que los padres decidieron concebirnos, tenemos el derecho a que se respete nuestra vida, es decir, al establecimiento de las condiciones para que alcancemos nuestro fin, que es el desarrollo. Además, para controlar nuestra propia subsistencia, es necesario ser dueño de sí mismo sin dañar a los demás, de tal manera que debemos coexistir en armonía y paz con nuestro prójimo en la sociedad por sentido común. Al respecto, cada persona es un ser moral y racional que merece un trato digno, por lo que no se debe transgredir esta norma básica con las ejecuciones de criminales sin una condena o, peor aún, con la muerte de inocentes. Por lo expuesto, no sería conveniente el establecimiento del patrullaje militar en el Perú. Por otro lado, podría aumentar el peligro y no necesariamente por la delincuencia organizada. Esta acción de apoyo de las Fuerzas Armadas a la Policía causaría el uso excesivo e impositivo de la fuerza. Es decir, los militares ratificarían comportamientos usuales de su labor en el cuartel y utilizarían armas de guerra que emplean cotidianamente en sus entrenamientos, puesto que están habituados y preparados para defender nuestra soberanía nacional. Asimismo, reflejarían falta de preparación para las labores policiales, puesto que se les entrena, también, para neutralizar al oponente y eliminarlo en los conflictos armados internos, como el narcotráfico y el terrorismo. Por lo tanto, se produciría el incremento inminente, indiscriminado y descontrolado de la violencia en las ciudades. Esto significaría que podrían cometer abusos y equivocaciones que ya no se podrían resarcir, pues la formación militar no es comparable a la policial, donde existen tácticas para disuadir a la delincuencia organizada y común. Por ende, el Ejecutivo podría autorizar a los militares que controlen, totalmente, la seguridad, sin embargo, se arriesgaría a que se presenten situaciones anómalas y extremas, como muertes y destrucción del bien público y privado. Por todo ello, se acrecentaría la percepción de riesgos en las calles. En resumen, encargar la seguridad a la milicia no constituiría una buena alternativa, pues infringiría los derechos humanos y se incrementaría la sensación de inseguridad. Frente a ello, se debería preparar con instrucción militar a los policías, y reorganizar el Poder Judicial, ya que se necesita magistrados que impongan leyes justas y velen, realmente, por el bienestar del Perú.