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Este documento aborda el tema de la personalidad humana y sus factores determinantes, tanto biológicos como sociales. Se discuten conceptos como temperamento, variables moduladoras de la salud, microsistema, mesosistema y exosistema. Además, se analiza el impacto del contexto socioeconómico en el desarrollo infantil y la diferencia entre culturas individualistas y colectivistas en la formación de la personalidad.
Qué aprenderás
Tipo: Resúmenes
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Durante todo el ciclo de vida la persona tiene una tendencia a la identificación consigo mismo, existe un hilo conductor que en esencia es el mismo (funcionalmente), y que puede quedar plasmado en las distintas manifestaciones de la vida, aunque vaya ocurriendo ante fenómenos y situaciones totalmente diferenciadas. La personalidad no es impermeable a las circunstancias del ciclo vital y cambia a lo largo de la vida, tales cambios, son graduales, suelen ser pequeños en la mayoría de las personas, lo que nos permite mantener la sensación de que la personalidad es más estable y consistente de lo que realmente es. En consecuencia, la personalidad se mantiene flexible a lo largo de todo el ciclo vital, posibilitando la introducción de cambios que, son fruto del esfuerzo adaptativo del individuo, y por otra, suponen el reajuste de las competencias y los recursos desde los que el individuo sigue haciendo frente a los retos futuros. Estabilidad y consistencia se encuentran entrelazadas en el sentido de que en muchas conductas los índices de consistencia exigen estabilidad comportamental, sin embargo, la estabilidad no se da por disposiciones internas permanentes de la persona, sino por la similitud de las situaciones a las que se ve expuesta. Sobre la consistencia Ben y Allen, presentan en dos supuestos:
todas las personas, y que subyace y modula la expresión de la actividad, reactividad, emocionalidad y sociabilidad. Los elementos que conforman el temperamento están presentes desde el nacimiento, están altamente influenciados por factores biológicos, y en la medida que el niño crece pasan a verse influidos por aspectos del contexto y de la experiencia. Estas diferencias predisponen a las personas hacia ciertos pensamientos, maneras de sentir y de comportarse, y predicen cómo los niños interactúan y se adaptan a su ambiente durante distintos períodos de su desarrollo. Existen 3 dimensiones las cuales afectan el temperamento de la persona, propuestas por Garstein y Rothabart (2003).
y busca la estimulación, y contiene las escalas de aproximación, reactividad vocal, alta intensidad del placer o goce, sonrisa o risa, nivel de actividad y sensibilidad perceptual.
dificultad en calmarlo; congrega las escalas de tristeza, estrés ante limitaciones, temor y disminución de la reactividad.
atención, evita distracciones y planifica, a través de mecanismos atencionales e inhibitorios que facilitan la respuesta dominante para dar lugar a una respuesta preferida o corregida. Esta dimensión incluye las escalas de baja intensidad de placer, ternura/afiliación, duración de la orientación y capacidad para tranquilizarse. Estudios realizados muestran que en las familias de bajos recursos están expuestos muchos factores de riesgo tales como el alcoholismo paterno, la carencia de apoyo/afecto parental, maltrato físico y verbal, entre otros. Además, en la mayoría de estas familias está arraigada la idea de que el cuidado del hijo recae en la mujer, ya que el hombre por lo general tiende a preocuparse de los cuidados principalmente económicos de la familia, provocando que los hijos, especialmente los más pequeños, sean considerados generalmente por los hombres como una interrupción a su descanso tras llegar del trabajo. Además, existe la creencia por parte de los padres de que sus hijos antes de los ocho o diez meses de vida, no tienen necesidades afectivas ni psíquicas, sólo de tipo físico tales como sueño, aseo y alimentación. El contexto socioeconómico del niño permite caracterizar condiciones que pueden afectar directamente al desarrollo infantil, entre los cuales se encuentran la estructura familiar, características de los padres y/o cuidador del niño, condiciones de la vivienda, condiciones sociales y económicas generales de la familia y su acceso a servicios. A nivel general, el NSE (nivel socioeconómico) tiene efectos en el desarrollo cognitivo, en los logros académicos, en el desarrollo emocional y en
la salud mental, a través de factores prenatales, la interacción entre padres e hijos y la estimulación cognitiva. Se ha encontrado abundante evidencia internacional que vincula el NSE con problemas conductuales. Específicamente, se encuentra una mayor tasa de problemas conductuales en niños provenientes de familias de menor NSE. Esta desigualdad en el desarrollo cognitivo, producto del NSE y del ingreso familiar afecta principalmente al lenguaje y las habilidades vinculadas al razonamiento junto con la presencia de problemas atencionales en niños de bajo NSE. Por otro lado, hay evidencia de que altos ingresos familiares actúan como factores protectores en la salud, incluso en la juventud (Carbajal, 2020).
Desde el surgimiento de las teorías de la personalidad ha existido una controversia entre herencia y crianza, ¿cuál es factor más importante de la conducta: los rasgos y atributos heredados (nuestra naturaleza o el bagaje heredado) o las características del ambiente (crianza, educación y formación) ?, donde es difícil saber que es lo que tiene más peso en la formación de nuestra personalidad, si cuestiones como el temperamento, predisposiciones genéticas o el entorno que nos rodea, ya que todos estos factores no solamente afectan a la personalidad, sino que también afectan cuestiones como la inteligencia, nuestra relación con los demás y nuestra toma de decisiones. Se creía que los factores biológicos eran determinantes para la personalidad, por lo que, en 1940, William Sheldon propuso una tipología asociados con temperamentos diferentes:
Un factor biológico que influye mucho en la personalidad es el temperamento, la cual define Allport como (1975) el temperamento es un fenómeno emocional que, por naturaleza, hace que las personas reaccionen de manera rápida e intensa ante un estímulo. A lo largo de los años, el temperamento se ha definido como la reacción emocional que manifiesta un adulto en diferentes escenarios de la vida cotidiana. Mientras que el carácter “es el conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue, por su modo de ser u obrar, de las demás”. A comparación del temperamento, el carácter es el fruto de la experiencia, la interacción y no de la herencia. Este se entiende como la organización moral que posee un individuo y depende, en gran medida, de su experiencia en la vida. Por otro lado, es la combinación de sentimientos y valores que tiene una persona, producto de su interacción con otras personas y de su forma de interpretar la vida. Controla, modifica, corrige y autorregula las acciones de los individuos, a fin de responder satisfactoriamente a las exigencias de su contexto (Universidad de negocios ISEC, 2021).
Los niños y niñas al ser criados conforme a los estereotipos tradicionales, la crianza repercute de varias maneras en la personalidad. La investigación aporta muchos avances en la diferencia entre ambos sexos en determinados factores de la personalidad; por ejemplo, en un estudio a gran escala sobre la intensidad de la conciencia y expresión de las emociones, se comparó a estudiante de ambos sexos de universidades de USA, dónde los resultados revelaron que las mujeres manifestaban mayor complejidad e intensidad en sus emociones que los hombres, pero en países islámicos, las mujeres mostraban más índices de ansiedad. Cada persona desarrolla un sentido personal de sí misma en función de sus experiencias, de su historia, de sus características y de sus percepciones, así como en función de sus interacciones y de los valores y normas que rigen su cultura. Debido al dilema que subyace en el concepto de la identidad, algunas veces se confunde la identidad personal con el autoconcepto o la autoestima, en gran medida porque todos estos aspectos hacen referencia al sentido del sí mismo o al “yo”. La identidad de una persona. Dentro del campo de la Psicología, Erickson (1968) fue uno de los pioneros al hablar de identidad, refiriéndose a ésta como una afirmación que manifiesta la unidad de identidad personal y cultural de un individuo. Bajo tal perspectiva el desarrollo de la identidad es una tarea larga que inicia en la infancia, adquiere gran importancia en la adolescencia y continúa a lo largo de la vida. La identidad tiene que ver con la organización de cada individuo, en torno a las representaciones que tiene de sí mismo y de los grupos a los cuales pertenece. Cabe aclarar que la identidad hace referencia a un proceso de diferenciación, es decir, las personas y los grupos se autoidentifican en función de su diferencia con respecto a otras personas u otros grupos y a su vez hace referencia a un proceso de integración, que le permite a la persona o al grupo adoptar aquellos aspectos que desde su experiencia o su pertenencia al grupo le permiten identificarse o sentirse parte de éste. La socialización supone la inscripción del individuo en el mundo social a través de la asunción de ciertos roles, características y comportamientos, ligados a las funciones tradicionales valoradas como inherentes a su naturaleza sexual. De esta manera, el escenario se organiza sobre una serie de reglas que delimitan el comportamiento y caracterización de hombres y mujeres reflejándose en el trato diferencial que los padres y las madres dirigen hacia sus hijos e hijas en relación con su propio sexo, el sexo de sus hijos y otras características involucradas con el género como es la identidad. Bajo la idea de la socialización como uno de los mecanismos básicos para el desarrollo de una identidad, encontramos diversas explicaciones teóricas que dan cuenta de este hecho (Sánchez, 2009). El salto cualitativo del nivel interpsicológico al intrapsicológico se da gracias a que la persona se apropia activamente de la experiencia histórico-social a través de las interacciones sociales, proceso que algunos autores denominan “internalización”,
concepto que frecuentemente induce a un falso dilema interno vs. externo, razón por la cual en este trabajo se prefiere utilizar el concepto de “apropiación”, que significa hacer suyo, construir para sí. Esto no significa que el resultado de la apropiación de la experiencia sea una copia fiel de lo que originalmente ocurrió en la interacción social, sino que hay todo un proceso de transformación creadora que da su carácter personal y único al individuo, en razón de que a través de su participación activa tamiza y matiza dichas interacciones. Vigotsky (1993) sostiene que en la ontogénesis de las emociones también confluyen y se fusionan una línea natural-biológica y una línea sociocultural, las cuales convergen y se mezclan desde las primeras fases de la ontogénesis. A partir de los sistemas innatos, de la interacción social y de la adaptación de la capacidad simbólica, se irán desarrollando sistemas más complejos marcados por la historia social (Covarrubias, 2008).
Universidad de Negocios Isec (2021, 26 agosto). Psicología de la Personalidad: Temperamento y Carácter. Universidad de Negocios ISEC. Recuperado 11 de octubre de 2022, de https://uneg.edu.mx/blog/psicologia-de-la-personalidad/