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TALLER
Introducción a la problemática
del mundo contemporáneo
Profesor Titular: Ing. Agr. Carlos Mundt
1era clase
" Los hechos significativos del siglo XX "
Texto. ¿Una Época de Cambios o un Cambio de Época? Características, contradicciones e implicaciones del actual cambio de época^1
Autor. José de Souza Silva^2
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¿Una Época de Cambios o un Cambio de Época?
Características, contradicciones e implicaciones del actual cambio de época^1
Resumen
Falsas premisas, falsas promesas. La humanidad experimenta turbulencias, incertidumbre, desorientación y vulnerabilidad propias de un cambio de época; procesos de cambio basados en la premisa de una época de cambios conllevarán necesariamente a falsas promesas y a soluciones inadecuadas: Durante una época de cambios, los fines y las consecuencias del desarrollo no están bajo cuestionamiento; los cambios en este contexto son generalmente del tipo incremental y son destinados principalmente a aumentar la eficiencia del uso de los medios. Al contrario, un cambio de época se caracteriza por críticas generalizadas e irreversibles en cuanto a los fines y consecuencias del desarrollo; aquí los cambios son generalmente del tipo transformacional y son dirigidos principalmente a la (re)orientación de los fines. Una época cambia cuando se transforman las relaciones de producción, el poder; la experiencia humana y la cultura; exactamente lo que ya está ocurriendo en asociación con una revolución alrededor de la tecnología de la información. La premisa de una época de cambios conllevará a promesas y soluciones asociadas a la lógica de la época vigente, pero ya en declinación; mientras la premisa de un cambio de época conllevará a promesas y soluciones asociadas a la lógica de la época emergente. Este trabajo (i) aporta elementos de referencia para la distinción entre una época de cambios y un cambio de época; (ii) identifica la declinación de la época actual; (iii) delinea algunas de las principales características de la época emergente; (iv) identifica algunas contradicciones del momento actual; y (v) proyecta algunas implicaciones para los varios procesos de cambio en las sociedades rumbo al Siglo XXI.
Introducción
Comprender que las turbulencias, incertidumbre y desorientación que hacen vulnerables a las naciones y organizaciones son provocadas por un cambio de época—y no por una época de cambios—es crítico para definir la premisa y diseñar el marco para el cambio de estas organizaciones y naciones. Sin embargo, asumiendo la premisa de una época de cambios, no por casualidad muchas iniciativas de cambio se concentran más en los medios que en los fines.
En la eterna guerra entre la esencia y la apariencia, la apariencia continúa aventajando a la esencia. Actores poderosos están deliberadamente (des)informándonos, para que ellos se concentren en la esencia mientras nosotros nos concentramos en la apariencia. Ellos serán modernos; para nosotros será suficiente parecer modernos. Pero eso no es una novedad histórica. A lo largo de la historia moderna del mundo, las élites dominantes han sido capaces de promover y establecer sus intereses como si fueran los intereses de la mayoría (Wallerstein 1974; Hobsbawm 1987). Por ejemplo, mientras los cambios globales en marcha están por cambiar una época; las élites económicas y políticas de los países más desarrollados tratan de convencer a las multitudes de todos los países que estamos en una época de cambios. Con eso ellos eliminan el espacio
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- Aceptación de la naturaleza, rumbo y prioridades del desarrollo. En una determinada época, la naturaleza, rumbo y prioridades del desarrollo están bien definidos y sus consecuencias no están bajo críticas generalizadas. AI contrario, hay satisfacción generalizada.
- Estabilidad de los elementos de referencia para el desarrollo. Cada época (re)define lo que es moderno al establecer los elementos de referencia para moldear la contemporaneidad en la forma de pensar y de actuar de los actores sociales, económicos, políticos e institucionales. Entre estos elementos orientadores están: valores, principios, conceptos, enfoques, modelos, paradigmas, premisas, prometas, etc., que sirven como guías para los actores del desarrollo. Durante la vigencia de la época que los estableció, estos elementos son relativamente estables y confiables; no están bajo cuestionamiento generalizado.
- Premisa interna para el cambio. En una época relativamente estable, la premisa para el cambio de las organizaciones y naciones es interna: organizaciones y naciones deben cambiar por razones internas de sus estructuras y formas de funcionamiento. No existiendo turbulencias sustantivas en su entorno relevante, muchas de ellas tornarán iniciativas de cambio basadas principalmente (pero no exclusivamente) en sus limitaciones, necesidades, potencialidades y aspiraciones internas.
- Naturaleza incremental de los cambios. Cuando la premisa para el cambio de las organizaciones y naciones es interna, los cambios son generalmente de naturaleza incremental; pues estos buscan principalmente (pero no exclusivamente) aumentar la eficiencia de los procesos internos y la eficiencia del uso de los diferentes recursos de estas organizaciones y naciones. En conclusión, los cambios dentro de una determinada época se concentran más en los medios que en los fines, ya que estos últimos no están bajo cuestionamiento. La excepción ocurre cuando una nación transforma radicalmente su Proyecto de Sociedad y modelo de desarrollo, independiente de la existencia de un cambio de época, como hizo Cuba en su revolución de 1959.
- Evolución tecnológica. Sin presiones excepcionales, una determinada época generalmente no exige revolución tecnológica: lo que normalmente ocurre es una evolución para atender a los cambios incrementales propios de la época. Por lo tanto, una época de cambios no es caracterizada por cambios radicales en las relaciones de producción, relaciones de poder, experiencia humana y cultura.
Un cambio de época
Un cambio de época es un momento de la historia de la humanidad en que las características de la época vigente están en deterioro irreversible y sus consecuencias para el desarrollo están bajo cuestionamiento inexorable por parte de la mayoría de las sociedades. Por su inestabilidad, un cambio de época no es fácilmente identificado. Sin embargo, es posible verificar que los elementos de la época en declinación están perdiendo su estabilidad y validez; una vez que los cambios en marcha están transformando las relaciones de producción, las relaciones de poder, la experiencia humana y la cultura de forma profunda e irreversible (Castells 1996: Lindo 1996) Per ejemplo, durante los Siglos XVI y XVII, con la emergencia de la ciencia moderna, una nueva visión de mundo y un nuevo paradigma tecnológico fueron moldeados para ser la visión y el paradigma dominantes: la visión mecánica de
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mundo y el paradigma mecánico de desarrollo que moldearon la revolución industrial que condujo a la humanidad de la época del agrarianismo a la época del industrialismo que ha prevalecido hasta e presente. A continuación, algunas características del actual cambio de época:
- Visión de mundo y paradigma internacional de desarrollo en crisis. Hoy en día, la mayoría de las organizaciones y naciones del mundo están de acuerdo en que la visión mecánica del mundo y el paradigma internacional de desarrollo derivado de esta visión han perdido su validez como las referencias más amplias para influenciar modelos nacionales de desarrollo Hace más de tres décadas, la humanidad empezó a criticar de forma generalizada la vulnerabilidad de la época mecánica vigente; al mismo tiempo en que pasó a reivindicar una visión del mundo y un paradigma de desarrollo que tuvieran el potencial de conducirla a una época mejor y más sostenible que su vulnerable época actual (Commission on Global Governance 1995; Capra 1996, Castells 1998)
- Cuestionamiento de la naturaleza, rumbo y prioridades del desarrollo. Hace más de tres décadas que la humanidad critica de forma irreversible los costos ambientales, sociales y económicos asociados a la naturaleza, rumbo a prioridades del desarrollo. El crecimiento material y el desarrollo tecnológico logrados por la humanidad han cobrado una altísima erosión de los factores eco-ambientales, profunda desigualdad social y crecientes brechas económicas y tecnológicas entre sociedades desarrolladas y sociedades en desarrollo (Capra 1982; Velloso y Martins 1993). La insatisfacción es generalizada; hasta en las sociedades más avanzadas (Hobsbawn 1995; Sen 1997; Castells 1998).
- Inestabilidad de los elementos de referencia para el desarrollo. Uno por uno, todos los valores, conceptos, enfoques, modelos, paradigmas, etc., de la época anterior están perdiendo (o ya han perdido) la capacidad de continuar sirviendo como guías confiables y válidas (Capra 1982; lanni 1996). Hace más o menos dos décadas que todos los modelos nacionales de desarrollo han entrado en una crisis irreversible como consecuencia de la crisis del paradigma internacional de desarrollo que les servía de guía más amplia (Hobsbawm 1995; Lindo 1996). Esta crisis de los modelos de desarrollo arrastra con ella los elementos de referencia que fueron articulados para orientar a los actores sociales, económicos, políticos e institucionales que aportan al desarrollo nacional. Así, la década de los 90 puede ser nombrada como la década de la búsqueda; búsqueda por nuevos elementos de referencia: valores, conceptos, enfoques, modelos y paradigmas, etc.
- Premisa externa para el cambio. Durante un cambio de época, las razones para empezar iniciativas de cambio están fuera y no dentro de las organizaciones. Cambios profundos en las relaciones de producción, en las relaciones de poder, en la experiencia humana y en la cultura (Castells 1996; Lindo 1996) pasan a generar turbulencias de diferente naturaleza (Capra 1952; Ianni 1996); lo que inevitablemente provoca incertidumbre y desorientación generalizadas. En mayor o menor grado, todas las organizaciones y naciones tiemblan en este contexto; pero por razones externas, porque su entorno relevante está cambiando rápida y profundamente. Solamente una premisa externa para el cambio permitirá a las naciones y organizaciones comprender la lógica del cambio de época que va a transformar su entorno relevante y tomaría como referencia para moldear su modelo de gestión de las iniciativas de cambio.
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época emergente aún es una fotografía fuera de foco; solamente algunas señales ya visibles nos permiten vislumbrar algunas de sus características más básicas que están por consolidarse.
La "lógica de red" que moldea la época emergente
Una de las características más generales de la época emergente—y que esta por permear otras dimensiones de las transformaciones en marcha—es la lógica de formación de redes para la organización de la mayoría de las actividades en la sociedad. Bajo esta lógica, la nueva época va a moldear la "sociedad-red", el "Estado-red", la "organización-red", etc. Hasta el concepto de poder estará siendo transformado para incorporar la práctica del poder como red. Castells (1996) sugiere que la red es la nueva morfología social de la sociedad del Siglo XXI. Pero, ¿qué es una red?
En síntesis, una red es un conjunto de nodos interconectados. Un nodo es un punto donde la red intercambia insumos y productos con diferentes miembros que comparten los valores, reglas y propósito asociados a la red. Una red tiene la habilidad de expandirse sin límites; integrando nuevos nodos siempre que estos sean capaces de comunicarse dentro de !a red porque comparten los códigos comunes de comunicación de la red. Los nodos de una red son al mismo tiempo autónomos y dependientes vis-a-vis la red; y ellos pueden ser parte de otras redes y, por ende, de otros sistemas de medios que buscan lograr otros objetivos (Castells 1995). El desempeño de determinadas redes dependerá de dos de los atributos fundamentales de una red (i) conectividad—habilidad estructural de las redes para facilitar comunicación libre de ruidos entre componentes; y (ii) consistencia--la existencia de compatibilidad entre el objetivo más amplio de la red y los objetivos de sus componentes. Ya es posible identificar redes de diferentes naturalezas: del mercado financiero, de la información (INTERNET, por ejemplo), etc.
Transformaciones en las relaciones de producción
La revolución alrededor de 1a tecnología de la información altera de forma estructural—social y técnicamente—las relaciones de producción; moldeando así la economía de la nueva época. En la economía informacional, la información es simultáneamente insumo y producto: mientras el conocimiento es aplicado sobre el conocimiento para producir más conocimiento. Eso hace obsoletos algunos de los procesos productivos actuales en la forma como los conocemos. En la época de la información, los productos, procesos y servicios más relevantes serán aquellos intensivos de conocimiento. No por pura coincidencia, estamos saliendo del industrialismo al informacionalismo. Productividad y competitividad son los procesos que comandan de forma dominante a la economía informacional (Carnoy et al. 1993; Castells 1996); la productividad es derivada principalmente de la innovación tecnológica y competitividad es derivada principalmente de la flexibilidad organizacional y gerencial. Mientras es imprescindible disponer de la tecnología de la tecnología de la información para promover tanto la productividad como la competitividad, la capacidad culturas para utilizar esta tecnología emerge como una de las capacidades más criticas a construir por todas las sociedades (Demo1997).
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Una contradicción, entre otras, de esta transformación estructural en las relaciones de producción es la globalización del capital y la localización del trabajo. La globalización del capital es lograda a través de la eliminación de tiempo y espacio por medios electrónicos; mientras la localización del trabajo es lograda a través de la construcción de las condiciones para su vulnerabilidad, llamada de forma eufemística y cínica de flexibilización. No por casualidad, la revisión de las legislaciones laborales en todo el mundo obedece a esta lógica que emerge como una de las condiciones exigidas por la nueva lógica de acumulación del capitalismo informacional y global. Bajo esta misma lógica, crece de forma vertiginosa una exclusión social sin parangón en la historia moderna. Emerge el Cuarto Mundo (Hancock 1991; Castells 1996; Sen 1997; Landes 1998): el mundo de los innecesarios. La economía informacional—economía inmaterial—puede existir sin la participación de millones de los que hoy participan de la economía material. El Cuarto Mundo incluye a los excluidos: los irrelevantes que son excluidos de las políticas económicas y olvidados por las políticas sociales.
Transformaciones en las relaciones de poder
La ecuación del poder está constituida por tres elementos—fuerza, dinero y conocimiento—cuya relevancia relativa ha cambiado a lo largo del tiempo (Toffler 1990). Desde la revolución representada por la invención de la agricultura hace cerca de 10 mil años hasta la revolución industrial, la fuerza fue el elemento líder en la ecuación del poder. A partir de la revolución industrial hasta el presente, el dinero asumió el liderazgo en esta ecuación. A partir de ahora, el conocimiento ya se posiciona como líder absoluto de la ecuación del poder: el conocimiento será usado para producir más dinero y más fuerza, los que serán utilizados para generar más conocimiento, el que será usado para cambiar las realidades sociales y materiales. La revolución alrededor de la tecnología de la información es responsable por el liderazgo del conocimiento en las relaciones de poder (Demo 1997). Fuerza y dinero continuarán siendo importantes; sin embargo, eso va a ocurrir bajo la influencia absoluta de la contribución del conocimiento. El poder estará con los que monopolizan cierto conocimiento vital para la mayoría de los otros actores sociales (Toffler 1990). Por eso, la mayoría de las formas de monopolios tenderán a debilitarse o hasta a desaparecer para dar paso a una única forma de monopolio: el monopolio del conocimiento. Hace siglos que Bacon dijo: "conocimiento es poder", Ahora esta expresión exige una corrección: "conocimiento es el poder".
De forma práctica, las transformaciones en las relaciones de poder ya pueden ser observadas en la crisis del Estado-Nación (Horsman y Marshall 1994) como una entidad soberana y en la crisis de la democracia política asociada a la primera (Bennis y Moushabeck 1993); una vez que la democracia representativa es predicada bajo la premisa de la existencia de una entidad soberana (lanni 1996). La institucionalización del poder a través de la creación de acuerdos multilaterales que son implementados por mecanismos supra y transnacionales alterarán las relaciones de poder entre el Estado-Nación y otros actores con intereses globales y ambiciones expansionistas (Sklair 1991, Hancock 1991). Las corporaciones transnacionales ya son los actores globales con más poder para decidir o influenciar decisiones antes definidas dentro del Estado-Nación (Horsman y Marshall 1994). El poder como fuente para influenciar el comportamiento social, económico y político va a residir en las redes de intercambio de
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irreversible, la realidad es la realidad que los medios de comunicación nos presentan. El absurdo de esta tendencia es que, de aquí en adelante, la realidad pasa a ser la que vemos a través de los medios de comunicación, no la que experimentamos en nuestro día a día. Entonces, los que controlan redes de comunicación aumentarán su poder de forma vertiginosa; una vez que esta será la forma más fácil para moldear opiniones, deseos, aspiraciones, demandas y hasta juicios de valor sobre aspectos de la realidad real—la realidad no virtual (lanni 1992; Castells 1996).
Transformaciones en el modo de producción de conocimiento
Todas las esferas de la actividad humana están bajo transformaciones veloces y profundas como consecuencia del cambia de época; la actividad científica y tecnológica no es una excepción. Con. la época emergente surge un nuevo modo de producción de conocimiento (Gibbons et al. 1994; Demo 1997)) que presenta cinco atributos que lo diferencian del modo clásico de producción de conocimiento, sin que eso signifique incompatibilidad—sino que complementariedad--entre los dos modos:
- Conocimiento generado en el contexto de su aplicación. Al contrario del modo clásico de producción de conocimiento, donde el conocimiento es generado principalmente dentro de organizaciones creadas exclusivamente para esta finalidad, el modo emergente implica un proceso de generación de conocimiento deliberadamente comprometido con el contexto de su aplicación. Por eso, su práctica debe ocurrir en ese contexto y bajo su influencia directa. Entre otras consecuencias, los iniciadores de este tipo de esfuerzo necesitarán considerar la creación e incorporación de métodos y estrategias para actuar bajo este enfoque. Por ejemplo, un modelo de investigación y desarrollo (I+D) centrado en el entorno será el cambio más obvio pero más relevante para cualquier organización de ciencia y tecnología motivada a practicar la actividad científica y tecnológica bajo la lógica de este modo emergente para la producción de conocimiento. Otra consecuencia entre las más relevantes será la necesidad de crear la capacidad para reconfigurar conocimiento y experiencias. Mientras el modo clásico de producción de conocimiento fue diseñado principalmente (pero no exclusivamente) para generar conocimiento nuevo, el modo que emerge está siendo moldeado principalmente (pero no exclusivamente) para reconfigurar conocimiento y experiencias ya existentes para los diferentes contextos que los demandan. Cuando este conocimiento y experiencias no son suficientes o no son pertinentes para llenar las necesidades de un determinado contexto, solamente entonces el esfuerzo deberá incluir la generación de conocimiento nuevo (Gibbons et al. 1994).
- Esfuerzo transdisciplinario. En cualquier contexto, la realidad es compleja; no pudiendo ser interpretada y transformada a partir apenas del conocimiento disciplinario ya existente. Una vez que el nuevo modo de producción de conocimiento emerge exclusivamente para manejar problemas y desafíos complejos, entonces este esfuerzo será necesariamente un esfuerzo que va más allá de las disciplinas disponibles. Este tipo de esfuerzo comprometido con la complejidad del contexto de la aplicación del conocimiento a generar va a requerir la participación adicional de otra categoría de expertos: aquellos talentos humanos que aún no siendo entrenados formalmente poseen conocimiento tácito importante sobre los problemas y desafíos complejos y sus respectivos contextos. Mientras todo especialista es un experto, no todo experto tiene que ser un especialista
REVISTA PUCE No. 85 / 2008 / QUITO / CENTRO DE PUBLICACIONES
REFLEXIONES TEÓRICAS
OTRO PARADIGMA PARA EL DESARROLLO HUMANO
SUSTENTABLE
Ascenso y declinación de la "idea de desarrollo"
José de Souza Silva^9
Introducción: el mundo de los significados y los paradigmas
heredados
No existen paradigmas neutrales. Al influenciar una forma de ser,
sentir, pensar, hacer y hablar, un paradigma condiciona un modo de
vida. Si los humanos inventaron la cultura para dar sentido a su
existencia, un paradigma de desarrollo, construido por humanos, es
también portador de símbolos, códigos y rituales culturales. Un
paradigma construye un mundo con los significados del mundo de
sus autores. Al adoptar un paradigma, adoptamos los significados
que usaremos para constituir nuestro mundo, emulando su mundo
de origen (Blaut 1993). ¿Qué es, entonces, el mundo? Si a cada
paradigma corresponde un conjunto de verdades sobre la realidad
y su dinámica, no hay 'uno' sino tantos 'mundos' cuantos son los
paradigmas disponibles. Debemos criticar los paradigmas domi-
nantes en nuestros países, para reemplazarlos por otros de cuya
construcción debemos participar conscientemente. Un paradigma
debe ser un camino hacia un lugar que tiene sentido para los cami-
nantes.
Hasta 1492, los caminos en Abya Ayala mostraban las huellas de
caminantes autóctonos. Eran huellas con el color, olor, sabor, soni-
do y textura de los modos de ser y sentir, pensar, hacer y hablar de
y (^) Docente de las cátedras de Teoría Social y Paradigmas para la Gestión Social del Desarrollo Humano en la Maestría en Desarrollo Humano, PhD. en Sociología de la Ciencia y la Tecnología.
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Otro paradigma para el desarrollo humano sustentable ascenso y declinación de la "idea de desarrollo"
tienen una cantidad menor de talento"^10
¿Qué es y cómo funciona la realidad? Si la realidad fuera objetiva,
habría sólo una respuesta posible para esta pregunta. Para los
humanos, la realidad no existe independiente de su percepción. La
realidad emerge de las verdades que cultivamos sobre el mundo. A
10 largo de sus historias, individuos, comunidades, sociedades y
civilizaciones reconstruyen sus verdades sobre la realidad. El pro-
ceso es cultural y condicionado por el contexto material e históri-
co; en contextos diferentes, estos actores experimentan realidades
distintas. En síntesis, la realidad es lo que nuestra concepción de
realidad nos permite percibir. Son las premisas constitutivas de
nuestra visión del mundo -creencias, verdades que no necesitan ser
demostradas-Xas que definen las características del modo de vida
de una familia, comunidad, sociedad y civilización. Si queremos
comprender para transformar nuestro modo de vida debemos rea-
lizar un esfuerzo consciente de deconstrucción^11 y otro de descolo-
nización^12. El primero hace visible las verdades invisibles consti-
tutivas de los modos de innovación (modo de interpretación +
modo de intervención). El segundo revela el origen histórico y
contenido político-ideológico del modo de innovación dominante
en un modo de vida.
La metodología de la deconstrucción
En lo que concieme al cambio de modos de vida, la deconstrucción
es un proceso cultural que hace visible el régimen de verdades que
condiciona la forma de ser, sentir, pensar, hacer y hablar de una
comunidad de actores (Escobar 1998). El proceso implica cambiar
cómo hacemos nuestros diagnósticos (De Souza Silva et al. (2006):
w (^) La clasificación social de la humanidad por el Filósofo Emmanuel Kant, en Sobre las Variedades de las Diferentes Razas de Hombres; citado en De Souza Silva et al. (2006:82). (^11) Ver, por ejemplo. Escobar (1998); De Souza Silva et al. (2006). 1 2 (^) Ver, por ejemplo, Walsh et al. (2002); Castro-Gómez y Grosfoguel (2007).
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José de Souza Silva
nosotros identificamos los aspectos insatisfactorios de la realidad,
en seguida proponemos como éstos deben estar en el futuro, para
finalmente planificar como salir de una e ingresar a la otra reali-
dad. Abordamos las 'cosas' que queremos cambiar, sin cambiar a
las 'personas' que han construido dichas 'cosas'. Las personas con-
tinúan pensando y actuando igual que antes. Debemos diagnosticar
tanto las 'cosas' insatisfactorias como las verdades del modo de
innovación que las generaron. Debemos proponer como los aspec-
tos insatisfactorios deben estar en el futuro, y concebir otro modo
de innovación para implementarlos. La deconstrucción cambia las
personas al cambiar sus premisas sobre la realidad y su dinámica.
Se trata de un cambio conceptual; un cambio de las verdades cons-
titutivas de una visión de mundo. Pero, ¿qué verdades aún influen-
cian los modos de innovación y, por lo tanto, muchos de los modos
de vida? América Latina todavía es rehén de las premisas del
'modo clásico' de innovación de la ciencia moderna creada en los
siglos XVI y XVII (Lander 2000). Científicos como Galileo,
Descartes y Newton, concluyeron que el universo es un 'engrana-
je' perfecto y que el mundo es mejor manejado como una 'máqui-
na'. Dicha metáfora fue la fuente de inspiración crítica para la
construcción de la ciencia modema y su 'paradigma clásico', para
el cual la naturaleza es una reserva de recursos y una mujer a espe-
ra de ser violada, torturada, por el método experimental, para reve-
lar sus más íntimos secretos. La ciencia modema incorporó el
Positivismo Comte, que introdujo criterios jerárquicos para clasifi-
car las ciencias por su grado de 'perfección', lo que nos legó la dic-
tadura reduccionista de la Física.
Dicho modo de innovación generó una ciencia androcéntrica
(visión masculina del mundo, la naturaleza y la ciencia), universa-
lista, mecanicista, reduccionista, racionalista, determinista, clasis-
ta. Algunas de las premisas ontológicas, epistemológicas, meto-
dológicas y axiológicas heredadas son: (i) el mundo es una máqui-
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José de Souza Silva
La metodología de la descolonización
"El más fuerte no lo es jamás bastante, para ser siempre el amo o
señor, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en
deber"^13
En El Contrato Social, Rousseau revela que el más fuerte no está
satisfecho en ser apenas el más fuerte en su relación con el más
débil. Cuando hay la intención de dominación para la explotación,
el más fuerte institucionaliza relaciones asimétricas de poder para
asegurarse el derecho a la dominación y extender al más débil la
obligación de la obediencia. En América Latina, la institucionali-
zación intemacional de la desigualdad tuvo inicio a partir de 1492,
cuando los imperios de Europa occidental crearon la 'dicotomía
superior-inferior' (De Souza Silva et al. 2006). Bajo la lógica del
derecho del más fuerte, Europa occidental ejerció su derecho de
jerarquizar a la humanidad en 'civilizados', los superiores, y 'pri-
mitivos' (bárbaros, salvajes), los inferiores. Dicha dicotomía fue
construida a partir de las premisas del racismo y del universalismo
(Dussel 1992; Lander 2000; Castro-Gómez y Grosfoguel 2007).
Asumiendo que hay razas superiores e inferiores, dichos imperios
usaron la idea de raza para la clasificación social de los gmpos
humanos. Bajo el derecho del más fuerte: (i) la civilización 'moder-
na' se auto-comprende como más desarrollada; (ii) su superioridad
le asigna el imperativo moral de desarrollar a los primitivos; (iii)
el modelo de ese desarrollo es el mismo camino seguido por
Europa occidental; (iv) la violencia contra el bárbaro que se opone
a la civilización es justificable; (v) la 'salvación' a través de la
modernidad crea sus víctimas (los indios, el esclavo, la mujer, la
naturaleza); (vi) el bárbaro es 'culpable' cuando se opone al pro-
yecto civilizatorio, lo que justifica la 'inocencia' de la iniciativa
modernizadora; y (vii) el ego conquiro (Yo conquisto) es un dere-
^ Juan Jacobo Rousseau, en El Contrato Social; citado en De Souza Silva et al. (2006:90)
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Otro paradigma para el desarrollo humano sustentable Ascenso y declinación de la "idea de desarrollo"
cho del civilizado, superior, cuya noble misión es extender su civi-
lización a tierras ocupadas por los pueblos primitivos, inferiores.
Legitimado el reinado de la razón, Europa occidental creó su cien-
cia a partir de la actitud de la civilización superior. Con su ciencia
institucionalizada como la única fuente válida de conocimiento
relevante, Europa inició el descubrimiento de las leyes "naturales"
(mecánicas, invariables) que rigen el funcionamiento de la reali-
dad. Fundamentados en leyes universales descubiertas por la cien-
cia modema, los "modelos globales" concebidos por el superior
son también universales. Finalmente, si un modelo fue exitoso en
Europa, éste es el mejor para todas las sociedades, una vez que
había sido validado por la civilización superior (Dussel 1992).
Durante el colonialismo imperial, imperios europeos instituciona-
lizaron la 'dicotomía superior-inferior' para establecer su hege-
monía sobre África, América Latina y Asia, en búsqueda de mer-
cados cautivos, materia prima abundante, mano de obra barata,
mentes dóciles y cuerpos disciplinados. Después de la Segunda
Guerra Mundial, los Estados Unidos emergen como potencia
hegemónica y hacen una innovación semántica para beneficiarse
de dicha dicotomía. Reemplazaron el binomio: civilizados-primiti-
vos, por desarrollados-subdesarrollados. El 20 de enero de 1949,
Harry Truman anunció, como Presidente de los Estados Unidos:
"nosotros debemos iniciar un programa para hacer disponibles los
beneficios de nuestros avances científicos y de nuestro progreso
industrial para la mejora y crecimiento de las áreas subdesarrolla-
das. El viejo imperialismo-explotación para el lucro extranjero-no
tiene lugar en nuestro plan" (Rist 1997:72, 73). Como en un paso
de magia, la humanidad fue clasificada en sociedades superiores e
inferiores. Ahora, la misión de los superiores ya no es "civilizar" a
los primitivos sino "desarrollar" a los subdesarrollados. Truman
anunció el fin del colonialismo imperial e inauguró la era del desa-
rrollo, ocultando la verdadera agenda, la creación de la era del
imperialismo sin colonias (Goldsmith 1996), como reveló
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Otro paradigma para el desarrollo humano sustentable Ascenso y declinación de la "idea de desarrollo"
lista y no a los intereses de las sociedades" (De Souza Silva
2007:170). Así, no se puede llamar 'desarrollo humano', y mucho
menos 'desarrollo humano sustentable', a lo que resultó de la apli-
cación del 'paradigma clásico' de innovación bajo la institucionali-
zación intemacional del carácter racista y universal de la 'dico-
tomía superior-inferior'. Por ignorar o violar lo humano, lo social,
lo cultural, lo ecológico y lo ético, la sociedad industrial construyó
una coherencia para su modo de producir y consumir que no está
en sintonía con los límites del planeta, además de amputar el espí-
ritu de la humanidad:
"... en vez del reino de la abundancia prometido por teóricos y
políticos de los años cincuenta, el discurso y la estrategia del
desarrollo produjeron lo contrario: miseria y subdesarrollo masi-
vos, explotación y opresión sin nombre. La crisis de la deuda, la
hambruna... la creciente pobreza, desnutrición y violencia son ape-
nas los síntomas más patéticos del fracaso de cincuenta años de
desarrollo"^14
El cambio de época y la insostenibilidad de los paradigmas
En 1962, Thomas Khun sorprendió a la comunidad científica con
su teoría sobre La Estructura de las Revoluciones Científicas,
donde demostró que los paradigmas no son eternos. Un paradigma
construye una explicación coherente sobre una realidad, que debe
estar en correspondencia con dicha realidad. Cuando un paradigma
pierde correspondencia con la realidad que debe explicar, tiene ini-
cio su crisis, que sólo termina con la emergencia de otro paradig-
ma, que supera las limitaciones y equivocaciones del paradigma
previo y presenta potencial para transcenderlo de forma positiva.
El avance del conocimiento científico no siempre es acumulativo,
como era asumido por uno de los más protegidos dogmas de la
ciencia modema. Detrás de la crisis de un paradigma está la crisis
de la visión de mundo que inspiró su desarrollo. De una visión de
1 4 (^) Escobar (1998:21)
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José de Souza Silva
mundo emerge un macro paradigma, que viabiliza su implementa-
ción al articular las reglas que permiten condicionar una forma de
ser, sentir, pensar, hacer y hablar, en fin, el modo de vida de una
cierta comunidad de actores. Dicho paradigma da lugar a paradig-
mas específicos que, a su vez, son apropiados por teorías creadas
para explicar fenómenos particulares, en búsqueda de patrones de
comportamiento en ciertas realidades, a través de la articulación de
los significados y de las relaciones, asociaciones y mutuas influen-
cias de una constelación de conceptos. Un concepto es una cons-
tmcción epistémica para crear comprensión sobre un cierto aspec-
to de la realidad.
Las prácticas de desarrollo reflejan la influencia de una visión de
mundo y de su paradigma, teorías y conceptos correspondientes.
Esta es la secuencia para comprender el significado de nuestras
prácticas y propuestas, y de sus implicaciones en el contexto de su
aplicación. Esta debería ser la secuencia para inspirar nuestras
reflexiones, negociaciones y construcciones colectivas. También
se puede eventualmente seguir la secuencia inversa, depender de
las circunstancias y de la naturaleza del esfuerzo a realizar. Sin
embargo, no se deben discutir prácticas, conceptos, teorías o para-
digmas de forma aislada, como si fueran independientes, porque
son derivados y, a la vez, constitutivos de una concepción de rea-
lidad que influencia un cierto modo de vida.
Desde los años 60, la concepción de realidad, paradigmas, teorías
y conceptos dominantes de la época del industrialismo están en cri-
sis. Está emergiendo otra época, y con el fenómeno del cambio de
época emergen otras visiones de mundo y, como consecuencia,
otros paradigmas, teorías y conceptos, además de nuevas contra-
dicciones.
El 'modo clásico' de innovación ya no es la única fuente para-
digmática de inspiración para el cambio institucional. Los cambios
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