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Orientación Universidad
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El Renacimiento: Humanismo, Reforma y Revolución Científica, Apuntes de Filosofía oriental

aportaciones de personajes,en varias epocas

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 25/04/2020

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CARRERA: DERECHO
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA I
MATERIAL DE ESTUDIO
Unidad 4 La filosofía en los países de Europa Occidental y Central durante el
periodo de formación del capitalismo (siglos XV-XVI)
Temáticas:
4.1 El pensamiento filosófico avanzado se desarrolla en un proceso de
lucha con la ideología religiosa católica y con la escolástica.
4.2 Las concepciones sociales de la época de la reforma
4.3 Los primeros pensadores utópicos. Tomás Moro y Campanella
4.4 La lucha de la ciencia contra la teología en los siglos XV-XVI. Nicolás
Copérnico
4.5 La lucha del materialismo contra el idealismo en la Italia de fines del
siglo XVI. Giordano Bruno
Desarrollo
4.1 El pensamiento filosófico avanzado se desarrolla en un proceso de
lucha con la ideología religiosa católica y con la escolástica.
La escolástica (del latín scholasticus, y este a su vez del griego σχολαστικός ‘aquel
que pertenece a la escuela’) es una corriente teológica y filosófica medieval que
utilizó parte de la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa
del cristianismo.
La escolástica fue la corriente teológico-filosófica predominante del pensamiento
medieval, tras la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón,
que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe
(Philosophia ancilla theologiae ‘la filosofía es sierva de la teología’). Predominó en
las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las
universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo XI y
mediados del XV.
Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes
filosóficas no solo grecolatinas, sino también árabes y judaicas. Esto incentivó en
este movimiento una fundamental preocupación por consolidar grandes sistemas
sin contradicción interna que asimilasen toda la tradición filosófica clásica. Por otra
parte, se ha señalado en la escolástica una excesiva dependencia del argumento
de autoridad y un descuido de las ciencias y el empirismo.
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CARRERA: DERECHO

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA I

MATERIAL DE ESTUDIO

Unidad 4 La filosofía en los países de Europa Occidental y Central durante el

periodo de formación del capitalismo (siglos XV-XVI)

Temáticas:

4.1 El pensamiento filosófico avanzado se desarrolla en un proceso de

lucha con la ideología religiosa católica y con la escolástica.

4.2 Las concepciones sociales de la época de la reforma 4.3 Los primeros pensadores utópicos. Tomás Moro y Campanella 4.4 La lucha de la ciencia contra la teología en los siglos XV-XVI. Nicolás Copérnico 4.5 La lucha del materialismo contra el idealismo en la Italia de fines del siglo XVI. Giordano Bruno

Desarrollo

4.1 El pensamiento filosófico avanzado se desarrolla en un proceso de

lucha con la ideología religiosa católica y con la escolástica.

La escolástica (del latín scholasticus, y este a su vez del griego σχολαστικός ‘aquel que pertenece a la escuela’) es una corriente teológica y filosófica medieval que utilizó parte de la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo.

La escolástica fue la corriente teológico-filosófica predominante del pensamiento medieval, tras la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae ‘la filosofía es sierva de la teología’). Predominó en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo XI y mediados del XV.

Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas no solo grecolatinas, sino también árabes y judaicas. Esto incentivó en este movimiento una fundamental preocupación por consolidar grandes sistemas sin contradicción interna que asimilasen toda la tradición filosófica clásica. Por otra parte, se ha señalado en la escolástica una excesiva dependencia del argumento de autoridad y un descuido de las ciencias y el empirismo.

Pero la Escolástica también es un método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse al principio de autoridad, y la enseñanza podía limitarse en principio a la reiteración de los textos clásicos, y sobre todo de la Biblia (principal fuente de conocimiento). A pesar de ello, la escolástica incentivó el razonamiento y la especulación, pues suponía adaptarse a un riguroso sistema lógico y un estructurado esquema del discurso que debía ser capaz de exponerse a refutaciones y preparar defensas.

Filosofía y cristianismo

Los fundamentos de la escolástica cristiana fueron establecidos por Boecio a través de sus ensayos lógicos y teológicos, y los precursores posteriores (y luego compañeros) de la escolástica fueron la filosofía judía e islámica.

Uno de los primeros puntos que deben tenerse en cuenta es la influencia que filósofos como Aristóteles y Platón han tenido en la formación de las ideas fundamentales del cristianismo, tanto en el pensamiento desarrollado durante los primeros siglos de esta era por los Padres de la Iglesia, como en el apogeo de su filosofía con la escolástica, en el periodo comprendido entre los siglos XI y XIII.

Desde sus comienzos, el cristianismo ha visto a la filosofía como un medio propicio para entender y profundizar el misterio revelado por la fe. Todas aquellas verdades que podemos conocer a través de nuestras experiencias deben ser alcanzadas mediante el recto uso de la razón, pero respecto de aquellas que nos han sido reveladas, esta debe ir detrás de la fe, la filosofía debe ponerse al servicio de la teología.

Sin duda, todas estas cuestiones se mantienen en la filosofía cristiana hasta nuestros días y es quizás esta una prueba histórica de que la pretensión de verdad de la religión cristiana no es extraña a la razón del hombre, sino que, por el contrario, ella revela su origen más profundo.

La «Alta escolástica» o «la edad de oro de la escolástica» estuvo marcada por un renacimiento de la antigua filosofía clásica mediante la reinterpretación del pensamiento aristotélico y sus variantes islámicas (Averroes, Avicena...), de tal manera que quedaba conciliado con los dogmas cristianos. En la orden dominica predominaba el pensamiento tomista, mientras que en la franciscana aún predominaba el agustinianismo.

Siglo XIII: apogeo de la escolástica

El apogeo de la escolástica coincide con el siglo XIII, en que se fundan las universidades y surgen las órdenes mendicantes (dominicos y franciscanos,

Periodo de decadencia de la escolástica:

La «Baja escolástica» se denomina a la fase final de la escolástica entre los siglos XIV y XV.ño 1280. El pensamiento escolástico giró hacia un misticismo y por otro lado al estudio de las ciencias naturales. Surgieron corrientes nuevas como el nominalismo que rompía la armonía fe y la razón anterior.

Siglo XIV: separación de la filosofía y de la teología

En el siglo siguiente los franciscanos cobran importancia. De este período sus máximos representantes son Juan Duns Escoto llamado Doctor Sutil, y Guillermo de Ockham , para quien la inteligibilidad del mundo y, principalmente, la de Dios, serían firmemente cuestionadas; misma línea de pensamiento que sería continuada por sus sucesores y que daría por resultado la decadencia de la escolástica.

Precedente de ambos sería la Escuela de Oxford (Robert Grosseteste y Roger Bacon) centrada en el estudio de la naturaleza, defendiendo la posibilidad de una ciencia experimental apoyada en la matemática, contra el tomismo dominante. La polémica de los universales se terminó decantando por los nominalistas, lo que dejaba un espacio a la filosofía más allá de la teología. A continuación se amplía sobre la obra de estos hombres dedicados al conocimiento.

Juan Duns Escoto

Juan Duns Scoto (1266-1308), franciscano de origen escocés, llega a la idea de Dios: el Ser Infinito, como una noción alcanzada por vía metafísica; ésta, entendida por el franciscano en su estricto sentido aristotélico como la ciencia del ser en cuanto ser. Establece así una autonomía de la filosofía y la teología, pues es claro que cada una de estas disciplinas tiene su método y objeto propio; aunque para Escoto la teología supone desde luego, una metafísica.

Guillermo de Ockham

Guillermo de Ockham (1290-1349) fue el que llevó más lejos este desarrollo. Su famoso principio de economía, denominado «navaja de Ockham», postulaba que era necesario eliminar todo aquello que no fuera evidente y dado en la intuición sensible: «El número de entes no debe ser multiplicado sin necesidad».

En el acto de conocer hemos de dar prioridad a la experiencia empírica o «conocimiento intuitivo», que es un conocimiento inmediato de la realidad (particular), ya que si todo lo que existe es singular y concreto, no existen entidades abstractas (formas, esencias) separadas de las cosas o inherentes a ellas. Los universales son únicamente nombres (nomen) y existen sólo en el alma (in ánima).

Esta postura, conocida como nominalismo, se opone a la tradición aristotélico- escolástica, que era fundamentalmente realista. Los conceptos universales, para Ockham, no son más que procesos mentales mediante los cuales el entendimiento aúna una multiplicidad de individuos semejantes mediante un término. El nominalismo conduce a afirmar el primado de la voluntad sobre la inteligencia. La voluntad de Dios no está limitada por nada (voluntarismo), ni siquiera las ideas divinas pueden interferir la omnipotencia de Dios. El mundo es absolutamente contingente y no ha de adecuarse a orden racional alguno. El único conocimiento posible ha de basarse en la experiencia (intuición sensible). La teología no es una ciencia, ya que sobrepasa los límites de la razón: la experiencia. Después de Ockham, la filosofía se separará de la teología y la ciencia comenzará su andadura autónoma.

No se preocupa por lo que es el movimiento sino por cómo funciona el mismo. Este y otros autores son los precursores de Galileo Galilei.

Segundo escolasticismo:

Todavía, sin embargo, tendrá el escolasticismo una renovación de carácter renacentista que surgirá en los siglos XV y XVI con España como centro principal, y la cual estará particularmente asociada a las órdenes dominicana y jesuítica. Este escolasticismo tardío tendrá en el jesuita español Francisco Suárez (1548-1617) uno de sus máximos exponentes. En la obra más importante de este, las Disputaciones metafísicas (1597), escrita en latín, se resume y moderniza toda la tradición escolástica anterior y se sientan las bases del iusnaturalismo o derecho natural de Hugo Grocio. Su obra, fecunda en inspiraciones ulteriores, fue muy influyente a lo largo del siglo XVII y XVIII y todavía se pueden encontrar ecos de ella en Hegel e incluso en Heidegger. Si bien continúa la tradición aristotélica de la filosofía española, añade elementos del nominalismo.

Así, para Suárez la distinción entre esencia y existencia es solamente una distinción de razón y de hecho cada existencia tiene su propia esencia. Solo Dios, en tanto que ser en sí, es capaz de percibir la distinción en el ser en otro, es decir, las criaturas.

Una de las ideas de René Descartes surge de la noción de sustancia espiritual creada, que razona por intuición. La distinción entre esencia y existencia como distinción de razón (el concepto de sustancia de Baruch Spinoza) también tiene su origen en la filosofía de Suárez, y el sujeto trascendental de Kant se inspira en la noción de analogía de atribución manejada en esta tradición escolástica.

  1. La Reforma protestante: ese movimiento de «retorno a los orígenes» no solamente produjo un «renacimiento» del paganismo y del estudio de los clásicos, sino también un intento de rescatar el espíritu originario del cristianismo frente a lo que es percibido como una cierta «decadencia» ocurrida sobre todo durante los años de consolidación de la escolástica medieval.

De esta reacción acabará por surgir la Reforma, que dividirá a la Iglesia cristiana en dos bandos, cuyos conflictos alcanzaron también dimensiones políticas e históricas de primer orden.

  1. La Revolución Científica: en un período que comienza con Galileo y Kepler y que desembocará en la obra de Newton, el desarrollo de la física matemática como ciencia teórico-experimental supondrá una ruptura definitiva, por una parte, con el modelo de pensamiento científico heredado de la Antigüedad y de la Edad Media y, por otra, con el cosmos finito y el universo cerrado y geocéntrico que constituían la «visión del mundo» establecida en esas épocas anteriores.

El trastorno de la propia concepción de la ciencia irá acompañado, en los siglos posteriores, del trastorno de la vida civil y hasta de la cotidianidad familiar, en la medida en que la tecnología convierta en impactos sociales los descubrimientos de la física moderna.

La Reforma protestante

Como señalábamos al comienzo, además del movimiento de recuperación de la Antigüedad clásica que supuso, a partir del Renacimiento, la restauración del estudio de las lenguas y los saberes clásicos que daría lugar a las humanidades, el período histórico en el que se origina la época moderna también contiene otro acontecimiento de una relevancia cultural incalculable: la Reforma protestante.

La corriente de retorno al espíritu «originario» del cristianismo acabaría dando lugar a la Reforma protestante (es decir, a la escisión de la Iglesia cristiana entre católicos y protestantes) y serviría de trasfondo a una serie de conflictos políticos de larga duración y de profundo impacto en la constitución de la Europa moderna.

Erasmo de Rotterdam

Ese movimiento de «retorno» al cristianismo más originario (que comportaba una crítica de muchos aspectos de la Iglesia oficial existente) no solamente despertó un interés por la purificación de las costumbres e instituciones, sino también una atención crítica y detallada hacia el texto bíblico que constituía la base principal de la fe religiosa y de la doctrina teológica.

En este aspecto resulta decisiva la figura de Erasmo de Rotterdam , que inició un estudio crítico de la Biblia de una solvencia incomparable con los llevados a cabo hasta entonces, y que culminó en una nueva edición latina del Nuevo Testamento, seguida de una serie de escritos en donde se ponía por primera vez el contenido del texto bíblico, de un modo a la vez elegante y claro, al alcance de los hablantes de las llamadas «lenguas vulgares» que no conocían el latín.

Junto a estos aspectos de su labor intelectual, Erasmo construyó una importantísima obra literaria, llena de sátiras contra la decadencia moral de la época y en especial de la Iglesia romana.

En su Elogio de la locura ridiculizó con gran inteligencia el apego eclesiástico a los «bienes externos», la política de las indulgencias (que libraban a los creyentes de ciertas consecuencias de sus pecados a cambio de la realización de ciertas «obras meritorias», que llegaron a constituir un auténtico comercio de la redención) y la rigidez de las reglas monásticas.

Pero Erasmo no es anticristiano, ni siquiera anticatólico, sino partidario de una religiosidad forjada en el sentido íntimo que, más que a la letra de la Biblia, se atiene a su libre interpretación individual, al diálogo del alma con Dios a través del texto.

Martín Lutero

Martín Lutero, inspirador de la reforma protestante, no solamente fue un lector atento de Erasmo, sino que utilizó la edición que este había preparado de la Biblia para impulsar la primera traducción de la Biblia a la lengua alemana (que aparecería en seis tomos en 1534).

El trabajo crítico realizado por Lutero para esta edición no solamente constituyó la base de los estudios teológicos en los que se sustentaron todas sus reformas doctrinales, sino que también fue un hito importante en la tradición de lectura e interpretación crítica de textos clásicos (hermenéutica).

Asimismo, su gigantesco esfuerzo de traducción fue decisivo para la consolidación de la propia lengua alemana tal y como hoy la conocemos y, sin duda, la Iglesia romana interpretó como un ataque a su autoridad el hecho de que por primera vez se eliminase la necesidad de su «mediación» sacerdotal entre Dios y los creyentes, al ofrecer a estos últimos la palabra de salvación en una lengua que les era inmediatamente comprensible sin necesidad de un intérprete-traductor.

Lutero utilizó, pues, los Evangelios para impugnar la tradición reciente de la Iglesia católica romana, condenando a la mayoría de los doctores escolásticos de la Edad Media (con excepción de Guillermo de Ockham).

En el ámbito de la filosofía propiamente dicho, tienen especial importancia los diversos «resurgimientos» de escuelas de la Antigüedad que encontramos durante la época renacentista: la refundación de una «Academia platónica», la restauración del aristotelismo en la Universidad de Padua y la reaparición de corrientes de pensamiento afines al escepticismo, al estoicismo y al epicureísmo.

El platonismo florentino

Con Cosme de Medicis, que gobernó la ciudad de Florencia desde 1434, se inició el mecenazgo de esta dinastía, que dedicaría importantes esfuerzos al desarrollo de las artes, las letras y la filosofía.

En este contexto hay que situar la instalación en Florencia de Gemisto Pletón , cuyos conocimientos de griego clásico fueron el germen para la fundación de una nueva «Academia platónica» florentina.

Aunque el «platonismo florentino» tiene muchos elementos cristianos, escolásticos, aristotélicos y neoplatónicos, su primer representante filosófico, Marsilio Ficino, se hizo cargo de la gigantesca empresa de la traducción completa de las obras de Platón, que no terminará hasta 1484, cuando ya está en el poder Lorenzo de Medicis, «el grande», a quien dedica su trabajo de interpretación (a este trabajo seguirían después otras traducciones igualmente importantes, como las de la obra de Plotino).

Ficino asistió a la llegada a esta «nueva Academia» del brillantísimo Giovanni Pico Della Mirandola (1463-1494), autor del Discurso sobre la dignidad del hombre, que de algún modo resume la transición desde el «teocentrismo» medieval al «antropocentrismo» moderno y justifica argumentalmente esta nueva centralidad desempeñada por la naturaleza humana, que se encuentra a medio camino entre la divinidad y la animalidad. Pico es igualmente representante de un impulso que reconocemos en muchos de sus contemporáneos, el de la «concordia» o conciliación de las diferentes lenguas, culturas o religiones, que ya había sido expresado por Nicolás de Cusa (1401-1464).

El aristotelismo paduano

La Universidad de Padua se había convertido, durante el siglo xiv, en refugio de los maestros «aristotélicos» de artes liberales que chocaban con la doctrina oficial del Papa.

Esta circunstancia fomentó el estudio de Aristóteles, sobre todo en los interesados por la «filosofía natural» (por la física) – Copérnico, por ejemplo, fue estudiante de esta universidad–, y desembocó, ya en el siglo XV, en la singular figura de Pietro

Pomponazzi (1462-1524), que fue maestro de Padua hasta su cierre en 1509 y luego profesor en la Universidad de Bolonia.

Aunque sus primeras obras tienen un contenido más físico-natural, su escrito más influyente fue el Tratado sobre la inmortalidad del alma, donde da lugar a una polémica sobre si puede o no defenderse esa inmortalidad con los textos de Aristóteles, polémica que choca con el dogma católico y que avivará los mejores talentos de su tiempo, atravesando toda la época con sus controversias.

Otros aristotélicos que continúan en esta dirección son Giacomo Zabarella (1532-

  1. y Cesare Cremonino (1550-1631), cuyas propuestas intentan desvincular la física aristotélica de todo supuesto o conclusión teológica.

Helenismo renacentista

Aunque en un contexto completamente distinto del original, encontramos a partir de este momento histórico una reformulación de las escuelas helenísticas de la Antigüedad: estoicismo, epicureísmo, escepticismo.

Esta última escuela, que será decisiva tanto para la formación de la filosofía moderna como para la de la nueva ciencia experimental, está bien representada por el médico Francisco Sánchez (1551-1623), autor de un popular tratado titulado Que nada se sabe (Quod nihil sctitur), así como por Michel de Montaigne y por Pierre Charron (1541-1603), que recibió una gran influencia del anterior.

Justo Lipsio compuso una serie de obras sobre el estoicismo antiguo que comportan un intento de adaptar la vieja doctrina a las nuevas circunstancias, sobre todo siguiendo la lectura de Séneca y de Epicteto.

Guillermo Du Vair combina su aceptación incondicional de las leyes de la naturaleza («no desear nada que esté fuera de nuestro poder») e incluso de la Providencia (interpreta las guerras y las agitaciones que conmueven la Francia de su tiempo como un merecido castigo que Dios dicta contra los injustos y soberbios) con su esperanza cristiana en la inmortalidad y con la tenacidad del sabio que debe ser leal a su comunidad y a su patria y, pese a la desconfianza en la voluntad, trabajar incesantemente a favor de la paz.

Por otro lado, en representación del renacimiento del epicureísmo se cita a menudo al romano Lorenzo Valla (1406-1457), aunque su «epicureísmo» tiene más que ver con el «hedonismo» que se respira en ciertos pasajes del Decamerón de Bocaccio que con el viejo Epicuro.

Considerado precursor del «libre pensamiento», Valla defiende la independencia del sabio con respecto a la autoridad de la Iglesia y la superioridad del pensamiento

Cartuja y abandonó su vocación religiosa porque prefería ser “un esposo casto que un sacerdote impuro” –y porque se había enamorado. Cotterill añade otras dos razones: la vida eclesiástica era para Moro una burda caricatura del cristianismo; y Pico della Mirandola, a quien Moro admiraba, se había negado también a hacerse monje.

En una carta dirigida a su hija Margaret, que se despidió de él en el patíbulo y conservó su cabeza hasta su propia muerte, Moro escribía:

“Te aseguro que antes de permitir que mis hijos sean ignorantes y ociosos prefiero sacrificarlo todo y renunciar a los negocios para ocuparme de ellos, entre los cuales a nadie quiero más que a ti, amada hija.”

Su obra:

Su obra más relevante como pensador político fue Utopía (París, 1516), que está dividida en dos partes, la primera, escrita después de la segunda, aunque su actividad como escritor y traductor fue abundante (Epigramas, Diálogos de Luciano, Vida de Pico de la Mirandola), no cabe duda de que Utopía (1516) es la obra más importante e influyente de Tomas Moro , junto con Maquiavelo (El príncipe) y La Boétie (Discurso de la servidumbre voluntaria).

En ella criticó el orden político, social y religioso establecido, bajo la fórmula de imaginar como antítesis una comunidad perfecta; su modelo estaba caracterizado por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la Ley, combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno. A pesar de haber mantenido en el plano teórico estas aspiraciones premonitorias del pensamiento socialista, Moro fue prudente y moderado en cuanto a la posibilidad de llevarlas a la práctica, por lo que no combatió directamente al poder establecido ni adoptó posturas ideológicas intransigentes.

Utopía, se ha incorporado al lenguaje común y el término “utópico” se utiliza a menudo para referirse a una idea o un concepto idealista y sumamente deseable pero al propio tiempo totalmente inviable e irrealista. En el campo de la ciencia política, tanto los liberales como los socialistas atribuyen a Tomás Moro la paternidad de algunas de sus ideas. Hasta en el Kremlin había una sala dedicada a Tomás Moro, por su supuesta adhesión al ideal político del comunismo.

La obra es una república ideal, más posible históricamente si la política se supedita a la moral, se elimina la propiedad privada, el ejército y la intolerancia. Utopía es utópica no por ser irrealizable, sino por no haber sido cumplida todavía.

Es acusado de traición y encarcelado en la Torre de Londres, condenado a muerte el 1 de julio de 1535 y decapitado el 6 de julio de ese mismo año.

Con todo, la actitud de Tomás Moro no es «antimoderna», sino que – pese a su trágico desenlace– representa un símbolo extremo de la defensa de la libertad religiosa frente al poder político, que, justamente, es una de las características ideológicas del discurso moderno.

Lo mismo cabe decir de la más conocida de sus obras, Utopía (que ha dado nombre al género entero de libros de este tipo), en donde se describe una sociedad «ideal», o al menos liberada de algunos de los vicios e injusticias más sangrantes del mundo de su tiempo.

Situada «en ninguna parte» (que es lo que significa «u-topía»), esta isla inexistente alberga una sociedad campesina y rural pero de un espíritu intelectual muy desarrollado (sus habitantes se complacen en la dedicación al conocimiento de la naturaleza), de la cual ha desaparecido por completo la propiedad privada y en la que reina una incondicional libertad de conciencia en materia de creencias religiosas.

Este relato de Tomás Moro no lo sitúa, sin embargo, al margen o en contra de su tiempo (en el cual se estaba forjando la sociedad urbana e industrial y el régimen económico basado en la propiedad privada), sino que hace de él uno de sus más profundos conocedores y uno de sus más tempranos críticos, además del fundador de un género literario que, además de hacer fortuna en el mundo de las letras, ha hecho historia en el de la moral.

Tommaso Campanella :

Tomasso Campanella

4.4 La ciencia contra la teología en los siglos XV-XVI. Nicolás Copérnico.

Nicolás Copérnico

Nace el 19 de febrero de 1473 en Thorn, un pequeño puerto polaco sobre el río Vístula, cerca del mar Báltico. Su nombre era Mikolaj Kopernik, que él latinizó como Nicolaus Copernicus. Cuando tenía diez años, su padre de profesión comerciante falleció y su educación quedó a cargo de su tío materno, un importante obispo de Polonia.

Guiado por su tío, recibió una esmerada formación en importantes universidades. En 1491 ingresó en la Universidad de Cracovia. Allí Alberto Brudzewski, afamado matemático y astrónomo, despertó en el joven Nicolás el gusto por estas ciencias. Si bien por consejo de su tío se licenció en medicina, adquirió en Cracovia una sólida formación matemática y descubrió las contradicciones del modelo astronómico ptolemaico. Probablemente haya aprendido también allí el conocimiento del arte de la observación de las estrellas. Abandonó Cracovia en 1795 e ingresó en la célebre Universidad de Bolonia (Italia) para estudiar Derecho Canónico.

Allí permaneció hasta el año 1500, cultivando, junto al Derecho, su pasión por la astronomía con el profesor Domenico María Novara, crítico de la geografía de Claudio Ptolomeo, en cuya casa se alojaba. En Bolonia Copérnico aprendió griego, lo que le permitiría luego leer los textos originales sobre astronomía en esa lengua.

El 9 de marzo de 1497 realizó una observación que le permitió concluir que la distancia de la Luna a la Tierra no varía en los cuartos y en la fase llena. Esto contradecía lo previsto por Ptolomeo y mostraba el camino de su superación: la asociación del razonamiento y observación. En 1500 se doctoró en astronomía en Roma y fue nombrado allí profesor de la Universidad. Pero sus dudas sobre el modelo de Ptolomeo, que se enseñaban por entonces a los alumnos, lo llevaron a renunciar a la cátedra.

Ingresó, por entonces a la famosa escuela de Medicina de la Universidad de Padua. En esta ciudad profundizó sus conocimientos de la lengua griega y de la literatura clásica. Copérnico se encontraba inquieto en la búsqueda de una solución a las anomalías mostradas por los modelos ptolemaicos, que ponían en crisis el Postulado de Homogeneidad y Armonía del Cosmos. En 1503 se licenció en derecho canónico en la Universidad de Ferrara, para luego regresar a Polonia. Habiéndose ordenado sacerdote, vivió hasta 1510 con su tío, ejerciendo la medicina y colaborando en la administración de la diócesis.Durante el año 1509 publica la traducción en Griego de las cartas de Theophylactus, estudió finanzas y en 1522 escribió un memorando sobre reformas monetarias.

Este ilustre astrónomo polaco, fue el creador del sistema heliocéntrico del mundo .Esta teoría señala la ruptura decisiva con las concepciones teológicas según las cuales la Tierra ha sido elegida por Dios como centro del universo (sistema de Ptolomeo), donde el hombre ocupa una situación “privilegiada”. Engels estima que la teoría de Copérnico fue “el acta revolucionaria por la cual la ciencia de la naturaleza proclamó su independencia... De esa acta data la emancipación de la ciencia de la naturaleza con respecto a la teología... y se produjo a partir de entonces, un desarrollo de las ciencias a pasos de gigante” (Dialéctica de la naturaleza). En la época del Renacimiento, Copérnico ejerció una gran influencia en el desarrollo de la filosofía y de las ciencias de la naturaleza, y más tarde en toda la ciencia mundial.

Su doctrina asestó un golpe aplastante a la religión y a la Iglesia, a la leyenda de la creación del mundo por Dios. Echó por tierra la tesis escolástica de los que, retomando la idea de Aristóteles (ver), oponían los movimientos terrestres a los movimientos celestes. Creó, como consecuencia natural, las teorías de la formación natural del sistema solar y de su evolución. Copérnico profesaba la idea de la universalidad de las conexiones naturales: el vínculo que une a todos los fenómenos materiales es la “cadena de oro” de las relaciones de causalidad que pueden ser expresadas por medio de fórmulas matemáticas. Copérnico, que eliminó la especulación en astronomía, fue el sabio materialista más grande de su tiempo. Sus contemporáneos más avanzados, Giordano Bruno y Galileo, prosiguieron los trabajos del maestro, cuya doctrina fue para ellos una bandera de combate. La Iglesia declaró la guerra a esta doctrina y puso en acción contra ella todos los medios de la Inquisición.

El papel de Copérnico en la historia de la gnoseología materialista es considerable. Al tiempo que sostenía que la teoría debe corresponder a la naturaleza de las cosas, supo sustraerse a la estrechez del empirismo vulgar y del principio de la “evidencia sensible” en su acepción unilateral, reconociendo la importancia de la abstracción en el conocimiento, y siendo el primero en aplicar el principio de la relatividad cinemática en la investigación científica. Su obra maestra Las revoluciones de las esferas celestes, apareció en el año de su muerte.

Sus principales aportaciones a la ciencia son:

de la siguiente manera: “Todos los cuerpos celestes son centros de atracción de la materia”.

4- Definición del calendario gregoriano

Copérnico ayudó en la revisión del calendario juliano, que era el calendario oficial desde el siglo IV. El Papa León X le pidió al astrónomo participar en la reforma que se llevó a cabo entre 1513 y 1516.

Nicolás Copérnico se basó en su modelo heliocéntrico del universo para poder resolver los problemas que presentaba el anterior calendario, pero no fue hasta el año de 1582 cuando todos los cambios entraron en vigor en el calendario gregoriano. Es de esta manera en que Copérnico contribuyó a establecer la precisión del tiempo que transcurre en la Tierra.

5- Teoría de los tres movimientos

Su modelo del universo implicaba que Tierra posee tres movimientos: rotación, traslación y un movimiento de oscilación cónico de su propio eje. El primero tiene la duración de un día, el segundo de un año, y el tercero ocurre también en un año de manera progresiva.

Este último movimiento es el que a ojos modernos puede parecer extraño. Pero fue la forma en que Copérnico explica la variación de temperatura en las distintas estaciones del año.

6- Orden de alineación de los planetas

El movimiento de traslación ocasiona que el orden en que están dispuestas las esferas celestes sea el siguiente:

La esfera suprema e inmóvil es el Sol, la cual contiene todas las cosas sitúa en el universo. En la órbita más lejana está Saturno, después viene Júpiter y más cerca está Marte.

En la siguiente órbita se mueve en la la Tierra, después Venus y, finalmente, Mercurio. La Luna gira en torno del centro de la Tierra, y se mueve con la Tierra, a modo de epiciclo.

7- El movimiento retrógrado de los planetas

Este orden indica que un planeta supera a otro en la velocidad de traslación de acuerdo con el tamaño de los círculos.

Así, Saturno tarda aproximadamente treinta años en completar un ciclo; Júpiter, doce años; Marte, dos años y medio, y la Tierra, un año; Venus, nueve meses y Mercurio, tres.

De esta manera, Copérnico explica el movimiento retrógrado de otras esferas celestes cuyo tiempo de traslación es mayor a la Tierra, ya que, por diferencia de velocidades, la Tierra supera varias veces a los demás planetas, pero el observador percibe de estos últimos una trayectoria en sentido contrario.

8- Cantidad de agua en la Tierra

El astrónomo propuso que la cantidad de agua tiene que ser menor que las tierras. En aquel entonces se creía que había diez veces más agua que tierra.

Se explicaba entonces que el movimiento de rotación de la tierra (como un disco), se debía a que el centro de gravedad y el centro de magnitud no coincidìan y eran dos fuerzas que buscaban el equilibrio y esto generaba el movimiento.

Esto también solía explicar por qué existen montañas y valles, cavidades y protuberancias en la superficie de la Tierra.

Sin embargo, por medio de la geometría, Copérnico demostró que, al ser la tierra una esfera, necesariamente el centro de gravedad y el centro de su masa son coincidentes y, al mismo tiempo, llegó a la conclusión de que la cantidad de agua no puede ser mayor que la de tierra, porque las materias pesadas se conglomeran alrededor del centro de gravedad y las ligeras en el exterior.

De tal modo que, si la cantidad de agua superase la cantidad de tierra, el agua cubriría toda la superficie de la tierra.

9- Relación entre filosofía y ciencias naturales

Nicolás Copérnico aportó conocimiento fundamental sobre la relación entre las matemáticas con el mundo natural.

Algunos historiadores de la ciencia parecen ignorar el papel fundamental que ejercen las matemáticas y, frecuentemente se dice que el pensamiento filosófico y científico del siglo XVI tiene como principal fundamento el heliocentrismo, como si esto no fuera una consecuencia natural.

Sin embargo, no se puede ignorar que el heliocentrismo, además de resolver un problema astronómico, fue resuelto con una técnica matemática.

10- Teoría del aumento de precios

Copérnico se interesó en asuntos monetarios cuando el Rey Segismundo I de Polonia le pidió hacerle una propuesta a la reforma de la moneda de su comunidad.

El análisis de Copérnico arrojó que es imposible tener dos tipos de moneda en un solo gobierno, una más valiosa, para el comercio exterior, y otra menos valiosa, para las transacciones locales, (como lo sugirió Segismundo).