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¡No te pierdas las partes importantes!
Dejar de fumar Bajar de peso Restringir la ingesta de sodio (sal) Aumentar la ingesta de potasio con alimentos naturales Suplementos de calcio y/o magneso: sólo de ser necesario Ingerir fibra y restringir grasa saturada No limitar las bebidas que contienen cafeína Limitar la ingesta de alcohol (1 onza/día): esto equivale a dos porciones normales de vino, cerveza, etc. Realizar actividad física Terapias de relajación, meditación, etc.
Suspender el medicamento por “mutuo propio”, porque ya se siente bien, y en su última visita al médico su presión fue normal. Una vez que el paciente hipertenso se encuentra controlado con tratamiento médico, y ha respondido adecuadamente al mismo, su presión estará “normal”, pero porque la medicina le ha ayudado, sin
La presión arterial es la fuerza que ejerce la
sangre sobre la pared de las arterias durante su paso por las mismas. Esta presión es generada por el corazón cuando se contrae para expulsar la sangre con cada latido. El mantener un nivel normal de presión arterial, asegura que la sangre circule adecuadamente, llevando a todo el cuerpo los nutrientes necesarios, además de oxígeno, para realizar todas las funciones vitales del organismo. Todos y cada uno de nosotros (en condiciones normales), tenemos una presión arterial, que normalmente fluctúa, alrededor de los 120/80 mmHg (la primera es la cifra alta o “sistólica”, mientras que la segunda es la cifra baja o “diastólica”). Esta cifra puede tener variaciones mínimas de una persona a otra, sin embargo cuando detectamos una presión arterial “anormal”, o fuera de los límites antes mencionados, y más aún si la cifra diastólica se encuentra entre los 95 y 100, el médico está obligado a iniciar una serie de medidas higiénico- dietéticas, así como de tratamiento, para prevenir las complicaciones a futuro, que muchas veces pueden ser fatales.
Es una enfermedad que se caracteriza por un aumento sostenido de las cifras de presión arterial.
En la mayoría de los casos (más del 90%), es desconocida (denominada como esencial o primaria) y algunos factores pueden ser responsables de la misma, entre otros: la edad, sexo, raza, predisposición genética, diabetes mellitus, tabaquismo, el sobrepeso, dieta, inactividad física (sedentarismo, el estrés, etc.)
La mejor forma de saberlo es acudiendo con el médico, quien a través de una historia clínica completa y una adecuada exploración que incluya la medición de su presión arterial, podrá valorar la misma.
El dolor de cabeza (que es un síntoma inespecífico), el zumbido de oídos, y en algunas ocasiones no manifiesta síntoma alguno. De ahí que sea conocido como el “asesino silencioso”, ya que cuando se detecta la presión elevada, es a veces en caso de gravedad, como en embolias cerebrales.
Entre las más frecuentes se incluyen: Los infartos del miocardio, la angina de pecho, complicaciones cerebrales (embolias, hemorragias, etc.), problemas en órganos como los ojos, riñones, etc. En México la hipertensión arterial es causa del 27% y 42% de las muertes por enfermedad cardiovascular y cerebrovascular (embolias), respectivamente. El paciente hipertenso controlado tiene menor riesgo de morir prematuramente por alguna de estas condiciones, a diferencia del paciente hipertenso descontrolado.
Antes que nada es crucial entender que la hipertensión arterial no se cura pero puede
y debe controlarse de manera efectiva. De manera general, y como base para un éxito futuro, está el tratamiento no médico mencionado anteriormente (la dieta, baja de peso, disminuir el consumo de alcohol, realizar ejercicio físico, dejar de fumar, en lo posible evitar una vida agitada y tensinada, etc.) y como segundo recurso el uso de una gran variedad de medicamentos, que el médico seleccionará dependiendo el caso de cada paciente, y como una alternativa en caso de no mejorar con las recomendaciones citadas, en caso de presentar síntomas agravantes o que pongan en peligro la vida del mismo.
Sí, de hecho, la forma de vida de cada individuo juega un papel importante, y se aconseja como una primera “fase” del tratamiento para la mayoría de los pacientes. Existen varios factores que uno puede controlar para evitar progresión de la enfermedad y/o aparición de la misma. Como por ejemplo: el estrés (el ritmo de la vida acelerado, en especial en grandes metrópolis), la obesidad y el sedentarismo, que pueden ser modificados con una dieta bien balanceada bajo supervisión médica, así como realizar ejercicio moderado. Se ha demostrado también, que métodos (o terapias) de relajación disminuyen las cifras de tensión arterial. A continuación se mencionan algunas “prescripciones” no médicas, de utilidad para el paciente hipertenso: