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Este documento aborda las falacias de ambigüedad, que son razonamientos que contienen palabras o frases ambiguas, cuyo significado varía dentro del razonamiento, volviéndolo falaz. Se explican en detalle tres tipos de falacias de ambigüedad: el equívoco, la anfibología y la falacia del énfasis. El equívoco se produce cuando una palabra se utiliza con más de un significado dentro del mismo razonamiento. La anfibología surge cuando las premisas tienen una formulación ambigua debido a su estructura gramatical. La falacia del énfasis ocurre cuando se destaca de manera engañosa una palabra o frase, cambiando su significado. El documento también menciona las falacias de composición y división, que se relacionan con la atribución de propiedades de las partes al todo, o viceversa. Se trata de un material valioso para comprender y reconocer estos tipos de falacias lógicas, lo cual es fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico y la argumentación efectiva.
Tipo: Apuntes
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Tras este intervalo virtual, continuamos con la clase sobre falacias. En la primera parte de la clase nos habíamos ocupado de las falacias no formales de atinencia, que eran aquellas falacias en las que las premisas carecían de relevancia lógica con respecto a sus conclusiones, de modo que eran incapaces de establecer la verdad de esas conclusiones. Lo que había en razonamiento esoss era una engañosa conexión psicológica o emocional. En esta segunda parte de la clase nos vamos a dedicar a las falacias de Ambigüedad. Son razonamientos que contienen palabras o frases ambiguas, cuyo significado varía en el interior del razonamiento, volviéndolo falaz. Básicamente nos vamos a ocupar de cinco falacias de ambigüedad, comenzando por la primera, que es el equívoco. Una palabra se utiliza de manera equívoca cuando tiene más de un significado y nosotros la usamos alternativamente en uno u en otro significado, o cuando confundimos el significado que la palabra tiene. Supongamos que te mandan al banco, refiriéndose a la entidad bancaria, a hacer un trámite, y vos vas al banco de la plaza. O te piden un pico, y en realidad te están pidiendo una herramienta, y vos les das un beso, pensando que te referías al otro sentido de la palabra pico. O bien pensás en la boca de un ave, que es otro sentido, un tercer sentido de la palabra pico. Entonces, en todos los idiomas hay ciertas palabras como banco, pico, y tantas otras, que se utilizan con varios significados. Si se confunden esos significados, entonces estamos usando la palabra o la frase de manera equívoca. Cuando una misma palabra o frase se usa con dos significados diferentes al interior del mismo pensamiento, la estamos usando de manera equívoca. Por ejemplo, acá le dice el médico al paciente según los análisis, usted no tiene nada de gravedad. En un contexto normal, esto no reportaría ningún equívoco. Le está diciendo que no tiene nada de qué preocuparse, que no tiene ninguna enfermedad, y entonces que puede estar tranquilo. Sin embargo, la imagen, un tanto humorística, nos muestra a una persona flotando en el aire, como si la gravedad terrestre no estuviera presente, fuera una gravedad mucho menor. Entonces le dice usted no tiene nada de gravedad, como diciendo no hay gravedad terrestre o la gravedad terrestre es mucho menor de lo que debería ser. Más allá de este tipo de ejemplos humorísticos, tenemos en el libro de Copi, capítulo tres, un ejemplo más cercano a lo que puede pasar en la realidad cuando alguien aplica un equívoco. Supongamos que alguien razona de este el fin de una cosa es su perfección. La muerte es el fin de la vida. Por lo tanto, la muerte es la perfección de la vida. Si alguien formula este razonamiento 1 no lo analiza con detenimiento, podría pensar que se trata de un razonamiento válido, de un razonamiento deductivo, en el que las premisas implican lógicamente la conclusión, o la conclusión se deduce de las premisas. Sin embargo, el problema que hay en este razonamiento es que aparece una palabra que se está utilizando de manera equívoca. Es decir, hay un término que se utiliza con dos significados distintos al interior del mismo razonamiento, y entonces no es estrictamente la misma palabra. Es decir, parece ser la misma palabra, pero como se utiliza con dos significados distintos, es como si fueran dos palabras distintas. Veamos cuál es esa palabra que se utiliza de manera igual el fin de una cosa es su perfección. La muerte es el fin de la vida. Por lo tanto, la muerte es la perfección de la vida. Si vos lo analizas detenidamente, podés pausar este video, vas a notar que la palabra que se repite en la primera y en la segunda premisa es la palabra fin.
Y cuando vos la analizás en detalle, te das cuenta de que no se está utilizando con el mismo significado en ambas premisas, porque en la primera te dice el fin de una cosa es su perfección, como diciendo algo así como diciendo algo así el objetivo de una cosa es su perfección. La meta de una cosa es llegar a su perfección. Ese sería el primer sentido de la palabra fin que se está empleando en este razonamiento. Sin embargo, en la segunda premisa dice algo bastante diferente la muerte es el fin de la vida. Pero ahí ya no está diciendo que la muerte es el objetivo o es la meta de la vida, que el objetivo que tenemos en esta vida es morirnos. No. Está diciendo otra cosa más similar al sentido la muerte es el último acontecimiento de la vida. La muerte es lo último que pasa en la vida. De modo tal que seguramente habrás notado, cuando pausaste el video, y si no después te lo dije yo, que la palabra fin se usó de manera equívoca. En la primera premisa se utiliza con el sentido de objetivo o fin. Perdón, o sea, la palabra fin se usó con el sentido de objetivo o meta. En la segunda premisa, en cambio, la misma palabra financiera se utiliza en el sentido del último acontecimiento. Entonces, el razonamiento no es deductivo. Es una falacia de equívoco, porque hay una palabra, la palabra fin en este caso, que se usó de manera equívoca. Atencao entonces, con los equívocos hay una segunda falacia de ambigüedad muy interesante, que se llama falacia de anfibología. Esta falacia aparece cuando se argumenta a partir de premisas cuya formulación es ambigua y debido a su estructura gramatical. En la estructura gramatical hay cierta torpeza que hace que el enunciado sea confuso. Anfibós en griego significa confuso. Entonces, una anfibología va a ser un enunciado confuso, o un razonamiento cuyas premisas son confusas. Por ejemplo, y este esta es una historia que relata, copia en el capítulo tres del libro del que siempre estamos hablando, que estamos tomando como base, que es una historia clásica, la del oráculo de Delfos. En Delfos se encontró el templo de Apolo, dios de la sabiduría, y allí se encontró entonces se encontraron los oráculos que nos decían más o menos cómo y iban a ir las cosas. Entonces estaba Creso, que era el rey de Lidia, especialmente interesado en atacar el poderoso reino de Persia. Lo que pasa es que era una empresa muy arriesgada, porque, como les digo, Persia era un reino muy poderoso. ¿Entonces dice yo voy al templo de Apolo y le voy a preguntar al oráculo qué pasa si yo crezo, ataco el reino de Persia? Acordate que Crezzo era el rey de Lidia. Entonces los sacerdotes del oráculo de Delfos le responderán con un enunciado anfibológico, y le si Creso emprende la guerra contra Persia, destruirá un reino poderoso. Le contestan con un condicional, nosotros ya lo sabemos a esta altura del curso. Pero además es una condicional anfibológica, porque es ambigua, se presta a dos interpretaciones diferentes. En definitiva, Creso interpretó lo que él quería interpretar, que era que entonces destruiría con toda seguridad el reino de Persia. Entonces, con toda la confianza, atacó el reino de Persia y fue rápidamente derrotado. Como el rey de Persia le perdonó la vida, fue al oráculo, volvió al templo de Apolo, y se quejó amargamente por lo cantas que eran los sacerdotes, que le habían dicho algo que no se cumplió.
cláusulas más desventajosas para quien va a firmar el contrato. Entonces ahí tenemos otra muestra de la falacia del énfasis. Uno, si no presta la suficiente atención, lee la letra grande del contrato, pero siempre hay que leer la letra chica, porque ahí puede haber cláusulas que son desventajosas para el cliente. Entonces la falacia del énfasis se aplica en muchos contextos. Otra manera de aplicar la falacia del énfasis sería en un trabajo académico. Seguramente en breve vas a tener que hacer monografías o trabajos de ese estilo en la facultad. Si vos en un trabajo académico copias lo que dijo un autor, pero no lo citás, no decís de qué libro. Supongamos que vos decís literalmente lo que dijo un autor en un libro, pero no decís ni en qué libro ni en qué página de ese libro, entonces estás cometiendo una falacia del énfasis, porque a lo mejor esa expresión en el contexto de ese libro significaba una cosa totalmente distinta a la que vos le atribuiste. Entonces, vos por supuesto que podés citar lo que dijo un autor, pero tenés que decir de qué libro lo sacaste, el año de publicación del libro, y la página en la cual se encuentra esa afirmación, para que el lector pueda ir al libro. y che, a ver si quería decir esto. Y lee el contexto de la afirmación y puede saber si efectivamente el autor estaba diciendo algo parecido a lo que vos le querés atribuir o no. ¿Entonces, otra manera de aplicar la falacia del énfasis sería no citar la fuente, sí? Es decir, como dijo Aristóteles, el esclavismo es bueno. Entonces ahí estás cometiendo una falacia del énfasis. Vos tenés que tomar la frase literal que dijo Aristóteles, en qué contexto, y permitirle al lector ir al libro y ver si efectivamente el autor estaba diciendo eso o estás aplicando una falacia del énfasis para generar un impacto. Entonces ya tenemos las falacias de equívoco. Una misma palabra o frase se utiliza con dos sentidos diferentes al interior del mismo razonamiento. Tenemos la falacia de anfibología, cuando se argumenta a partir de premisas cuya formulación es ambigua debido a su estructura gramatical. En una anfibología, entonces, tenemos siempre dos interpretaciones divergentes que son posibles. Y la falacia del énfasis, que se comete cuando una palabra o frase se destaca de manera engañosa, cambiando el significado de la afirmación. Nos quedan solamente dos falacias de ambigüedad, que están íntimamente relacionadas entre sí y que no tenemos que confundirlas. La de composición y la de división, comenzando por la falacia de composición, consiste en el proyectar falazmente las propiedades de las partes de un todo a las propiedades del todo mismo. Sería decir como las partes que componen el todo tienen una cierta propiedad, el todo tiene la misma propiedad. Sería como decir como cada una de las piezas que contiene esta máquina son livianas, la máquina es liviana. ¿Pero qué pasa si la máquina tiene 8 millones de piezas? Por separado esas piezas podían ser livianas, pero cuando las componentes en la máquina, probablemente no va a conservar esa propiedad de ser liviana, la máquina va a ser pesada. Lo mismo hacíamos los argentinos en los mundiales anteriores, cuando en el último ya no, pero en los anteriores, cuando teníamos a los mejores jugadores, o los que nosotros considerábamos que eran los mejores jugadores del mundo, Messi, Huaí, Naguero, etc. Entonces decíamos que tenemos los mejores jugadores del mundo, por lo tanto tenemos el mejor equipo del falacia de composición. Después íbamos al mundial y volvimos enseguida. ¿Por qué? Porque cometíamos una falacia de composición. El hecho de que individualmente tuviéramos los mejores jugadores no significaba que tuviéramos el
mejor equipo. Otro ejemplo que podemos tomar de falacia de composición es el estas flores son hermosas. Esa sería la premisa. Seguramente haré un hermoso ramo. Ahí está la falacia de composición. Del hecho de que las flores tomadas individualmente sean hermosas, no se deduce que el ramo también vaya a serlo. ¿Por qué? Porque depende, la hermosura del ramo va a depender de otras variables, como mi habilidad para elaborar el ramo, el buen gusto que pueda o no pueda tener, etc., entonces no se sigue del hecho de que las flores sean bellas, el hecho de que el ramo quede bello también. No se deduce. La falacia de división, que es la última que vamos a ver, procede de manera exactamente inversa. Si en la falacia de composición proyectamos falazmente las propiedades de las partes de un todo a las propiedades del todo mismo, en la falacia de división va a ser al revés. Vamos a argumentar falazmente que lo que es cierto de un todo debe serlo también de cada una de sus partes. Es como decir dado que la UBA es una universidad prestigiosa y que yo trabajo en la UBA, yo soy prestigioso. Esa sería una falacia de división. El hecho de que el todo tenga una determinada propiedad no implica necesariamente, no implica lógicamente, que una de sus partes tenga esa misma propiedad que tiene el todo. El sabor del guacamole es sabroso, por lo que los componentes con los que se elabora, los ingredientes, la sal, el limón, los chiles, también son sabrosos. Sería una falacia de División. ¿Por qué? Porque no necesariamente cada uno de los componentes tomados por separado tienen la misma propiedad que el todo. Lo mismo pasa con el ejemplo dos. La Sociedad Comercial X, ponele el nombre que quieras, es muy exitosa. El señor Pérez es funcionario de la Sociedad Comercial X. Por fin, el señor Pérez es muy exitoso. Falacia de División. Eso no quiere decir que la conclusión sea falsa. A lo mejor el señor Pérez es exitoso, es sumamente exitoso, pero no lo es por ser parte de la Sociedad Comercial X. O sea, no se proyecta la propiedad del todo a la propiedad de una parte. No se conserva esa propiedad necesariamente. Puede pasar como no. Pero hay algo muy importante. Recordá entonces que todo esto que yo te expliqué en esta clase, que se dividió en dos partes, está en el capítulo tres del libro Introducción a la lógica de copia. Recordá, te decía que. ¿Qué te estaba diciendo? Que este tipo de. Ah, que no tenemos que confundir la falacia de composición con la falacia de división. Porque algo que suele ocurrir en el parcial es que justo pones la opuesta. Para eso, para no confundirlas, tenés que pensar que en la falacia de composiciones vos componés de las partes al todo.
Chau.