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ensayo terapia racional emotiva, Apuntes de Psicología

descripción breve y sencilla, comprende información especifica

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 01/04/2020

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González Hernández Diana Gabriela
Terapia Racional Emotiva (Ellis)
Formación Psicoanalítica, buscaba desarrollar su propia forma de hacer terapia que daría lugar a la
RET, Si las personas adquiriesen una sana filosofía de la vida, sería raro que se encontrasen
emocionalmente perturbadas. Sus bases teóricas de la RET, Influencia de Horney (tiranía de los
debería), Semántica General de Korzibsky (problemas con la utilización del verbo ser referido a las
personas), Antiguas filosofías orientales como las de Confucio y Buda.
A-B-C de la terapia racional emotiva basado en procesos cognitivos disfuncionales representados en
la forma de actitudes irracionales, conglomerados o sistemas de estas irrational belief systems
asociados a conclusiones falsas, hipergeneralizaciones, simplificaciones indebidas.
Interdependencia de percepción, conducta, sentimiento y pensamiento afectando funciones vitales
humanas fundamentales.
Filosofía de los estoicio (Atenas, rol de terapeutas) : Los hombres no se inquietan a causa de las
cosas si no de la opiniones que sobre ellas tienen (epícteto) Acontecimientos disciernen como las
causas unica inmediatas y desencadenantes de deterioros emocionales o de conducta o
recíprocamente. A es la causa de C, B es el sistema de creencias actuando como mediador entre A y
C.
Creencias Irracionales:
1) Es una necesidad extrema, para el ser humano adulto, el ser amado y aprobado por cada persona
significativa de su entorno.
2) Para considerarme a mí mismo como una persona válida, debo ser muy competente, suficiente y
capaz de lograr cualquier cosa que me proponga.
3) Las personas que no actúan como “deberían” son viles, malvadas e infames y deberían ser
castigadas por su maldad.
4) Es terrible y catastrófico que las cosas no funcionen como a uno le gustaría.
5) La desgracia y el malestar humano están provocados por las circunstancias externas, y la gente
no tiene capacidad para controlar sus emociones.
6) Si algo es o puede ser peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto por ello y debo pensar
constantemente en la posibilidad de que ocurra.
7) Es más fácil evitar las responsabilidades y dificultades de la vida que hacerles frente.
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Terapia Racional Emotiva (Ellis) Formación Psicoanalítica, buscaba desarrollar su propia forma de hacer terapia que daría lugar a la RET, Si las personas adquiriesen una sana filosofía de la vida, sería raro que se encontrasen emocionalmente perturbadas. Sus bases teóricas de la RET, Influencia de Horney (tiranía de los debería), Semántica General de Korzibsky (problemas con la utilización del verbo ser referido a las personas), Antiguas filosofías orientales como las de Confucio y Buda. A-B-C de la terapia racional emotiva basado en procesos cognitivos disfuncionales representados en la forma de actitudes irracionales, conglomerados o sistemas de estas irrational belief systems asociados a conclusiones falsas, hipergeneralizaciones, simplificaciones indebidas. Interdependencia de percepción, conducta, sentimiento y pensamiento afectando funciones vitales humanas fundamentales. Filosofía de los estoicio (Atenas, rol de terapeutas) : Los hombres no se inquietan a causa de las cosas si no de la opiniones que sobre ellas tienen (epícteto) Acontecimientos disciernen como las causas unica inmediatas y desencadenantes de deterioros emocionales o de conducta o recíprocamente. A es la causa de C, B es el sistema de creencias actuando como mediador entre A y C. Creencias Irracionales:

  1. Es una necesidad extrema, para el ser humano adulto, el ser amado y aprobado por cada persona significativa de su entorno.
  2. Para considerarme a mí mismo como una persona válida, debo ser muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa que me proponga.
  3. Las personas que no actúan como “deberían” son viles, malvadas e infames y deberían ser castigadas por su maldad.
  4. Es terrible y catastrófico que las cosas no funcionen como a uno le gustaría.
  5. La desgracia y el malestar humano están provocados por las circunstancias externas, y la gente no tiene capacidad para controlar sus emociones.
  6. Si algo es o puede ser peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto por ello y debo pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra.
  7. Es más fácil evitar las responsabilidades y dificultades de la vida que hacerles frente.

Debo depender de los demás y necesito a alguien más fuerte en quien confiar.

  1. Lo que me ocurrió en el pasado, seguiría afectándome siempre.
  2. Debemos sentirnos muy preocupados por los problemas y perturbaciones de los demás.
  3. Existe una solución perfecta para cada problema y si no la hallamos sería catastrófico. Objetivo de la terapia Detectar y cambiar: Evaluaciones erróneas de la realidad (fruto de las distorsiones), Creencias dogmáticas y absolutistas (exigencias y derivados) que las originan. Rusell Grieger propone la existencia de cogniciones más básicas (que condicionan o “tiñen” a todas las demás), a las que denomina “Posiciones de vida” El proceso terapéutico. Los dos pasos más importantes de la terapia consisten en la prolongación del A-B-C en D (disputation, debate), a fin de que se pueda establecer con el paciente un «diálogo socrático» sobre sus Bi, sus ideas irracionales centrales, y poner en descubierto el influjo destructor que ejercen sobre C (en ocasiones, también sobre A; véase supra). En el caso positivo, a esto sigue E: el efecto cognitivo y conductal. Este efecto en el paciente consiste en una «reorientación filosófica» de su sistema de creencias, pero también en la modificación de su manera de extraer conclusiones, de reunir información, etc. Ellis señala que en este A-B-C-D-E no se trata de combatir los síntomas sino de alcanzar una radical reestructuración cognitiva: no de sentirse mejor (feeling beber) sino de conseguirlo mejor (getting better). Es evidente que para ello se deben descubrir y analizar primeramente los esquemas A-B-C específicos del paciente. Porque a los pacientes mismos, como lo apuntamos antes, le son notorios por lo común sólo los nexos A-C. Esto se complica aún más por el hecho de que a menudo se presentan problemas secundarios en los que C se convierte en A para una nueva cadena. Técnicas emotivas. Los métodos emotivos se emplean sobre todo en la terapia de grupos. Se invita al paciente a manifestar de manera directa sus sentimientos hacia miembros del grupo (p.ej., hostilidad, simpatía, etc.). Ellis emplea juegos de roles, relatos de historias, humor y expresiones de fuerza, para provocar determinadas reacciones emotivas. En la terapia de grupos maratón (en la que un grupo trabaja varios días sin interrupción), los participantes son animados para que se encuentren en un

Entre las corrientes principales de las terapias humanistas se cuentan la terapia gestáltica de Fritz Perls y la psicoterapia del diálogo (o psicoterapia centrada en el cliente) de Carl Rogers. El psicodrama de lacov Moreno y la logoterapia de Viktor Frankl representan, para la clasificación aquí escogida, variantes particulares que no se incluyen de manera nítida en la categoría que hemos bosquejado, sea por la organización típica de la psicoterapia de grupos (psicodrama) o por la afinidad con abordajes de terapia de la conducta o de psicología profunda (logoterapia). Es frecuente incluir entre las terapias humanistas también la bioenergética (Lowen) y el análisis transaccional (Berne), pero en este libro las clasificamos entre los abordajes de psicología profunda. El existencialismo, que se remonta al danés SSren Kierkegaard (1813-1855) y al alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) -en tanto que otros representantes alemanes son Karl Jaspers, Martin Heidegger, Ludwig Binswanger- , influyó en la psicolog:4 humanista sobre todo a través de Martin Buber. El existencialismo busca, más allá de valores absolutos, normas establecidas, roles y fachadas, al hombre «real» en su existencia genuina y «desnuda». Las preguntas por el ser y el sentido del mundo. El humanismo se manifestó primero en el Renacimiento en oposición al dogmatismo de la Edad Media. Es (re)descubierto el «hombre nuevo» como individuo y en su singularidad; por imitación de las formas de vida de los griegos y los romanos, se glorifica al individuo que se autorrealiza, que se sitúa «más allá del bien y del mal» -como el «superhombre» de Nietzsche-. En los siglos XVIII y XIX, Herder y otros filósofos idealistas tomaron la educación civil y la formación humanista como el ideal para un desarrollo emancipatorio de los seres humanos. “el hombre está condenado al sentido”; esto supone una nítida oposición al humanismo clásico, que veía al hombre determinado desde adentro, por los rasgos de su personalidad, y dejaba en un segundo plano al mundo, pero también una oposición con el humanismo socialista, para el cual el mundo y las relaciones sociales eran lo determinante. El humanismo en Merleau-Ponty constituye una práctica cotidiana concreta de humanización, no una meta determinada o un posible estado final. Las raíces en la psicología de la Gestalt. La psicología de la Gestalt ejerció considerable influjo sobre las ideas de la psicología humanista. En oposición a «la psicología de los elementos», que parte de la premisa de que los fenómenos psíquicos se componen de elementos singulares (que se pueden investigar por separado), la psicología de la Gestatt sostiene que en la percepción, en el pensamiento, en las acciones voluntarias y en las series de movimientos se abre paso una organización total que responde a leyes generales de la forma (Gestan) y a orientaciones dinámicas. Kurt Goldstein demostró que las leyes de la forma no eran válidas sólo en el dominio de la percepción ni se restringían a los fenómenos fisiológicos únicamente, sino que tenían validez para el organismo como un todo. Destacó la unidad del organismo y su capacidad de autorregulación en tanto demostró, p.ej., que la ausencia funcional de una parte del cuerpo es compensada por una reorganización total de las partes restantes. La imagen del hombre de la psicología humanista. Autónomo e interdependiente social: El hombre aspira a independizarse de controles externos.

Desarrolla un ser activo capaz de intervenir cada vez más en su propio desarrollo y de tomar sobre sí la responsabilidad de su propia vida. Autorrealización: El organismo siempre va a tener aspiraciones y objetivos aunque se sienta satisfecho en sus necesidades primarias. Orientación por la meta, y el sentido: Las acciones tienen un sentido y van dirigidas a una meta. Totalidad: La psicología humanista considera al individuo como un todo orgánico significativo, y pone el acento en el carácter total de sentimiento y razón, de cuerpo y alma.

  1. Entrégate al desagrado y al dolor como a la alegría. No restrinjas tu percatación (awareness). Es decir: ¡No evites nada!
  2. No aceptes ningún "deber ser" o "tener que ser" que no sean los tuyos propios. No adores ídolos.
  3. Asume la plena responsabilidad de tus acciones, sentimientos, pensamientos.
  4. Acéptate (y acepta a los demás) como eres ahora (y como ellos son ahora). Sólo si aceptamos lo inevitable del estado actual, podremos aceptar percataciones nuevas, desarrollar otras, y probar nuevas maneras de ser en el momento que sigue Asimilación y Crecimiento. E1 crecimiento implica, por consiguiente, la trasformación definida como asimilación de lo ajeno a lo propio del organismo. Si prescindimos del ejemplo de la nutrición, en el sentido psicológico se trata aquí del cotejo con el material de la experiencia y la vivencia.- Tanto la destrucción de lo ajeno, que es premisa de su construcción como algo propio, como el acercamiento a eso ajeno del mundo, y su incorporación, son actos de agresión. Para esto, el organismo tiene que poder distinguir entre lo útil y lo inútil, por una parte, y, por la otra, plasmar primero en plena correspondencia con sus necesidades su contacto con el mundo, estructurándolo en la percepción. En relación con esto se pueden indicar dos perturbaciones de la asimilación, que también desempeñan importante papel en el psicoanálisis freudiano como mecanismos de defensa: introyección y proyección. Introyección es la recepción de un material indigesto (o al menos no digerido), que entonces permanece como un elemento extraño y no asimilado. En el ejemplo de la nutricíón, consistiría en un alimento forzado; en sentido traslaticio, en mandatos y prohibiciones que se han recibido (sin ponerlos a prueba y «sin digerirlos»); se trata, por consiguiente, en terminología freudiana, de elementos del superyó. Proyección es, al contrario, el rehusamiento de toda recepción de material, incluido el que de manera originaria y propia pertenecía al organismo. Diálogo, encuentro y autorregulación. Como el hombre es un ser social, su mundo es siempre social, es decir que su contacto con aquel, su experiencia, o bien se hace en relación inmediata con otras personas, o bien, si se trata de .cosas» del mundo, tiene que tomar en cuenta al menos las necesidades e intereses de las demás personas. No se puede partir del supuesto de que todos los interesados tengan siempre necesidades idealmente complementarias; es preciso negociar soluciones comunes. En el caso óptimo, se produce un encuentro humano: “yo y tú aquí y ahora”. Pero, en cualquier caso, este diálogo modifica algo en los dos participantes y en su relación recíproca y con el resto del mundo. Lo importante es que la persona íntegra, el «sí-mismo», se plasma en el contacto organismo-medio. Este sí-mismo concurre a la autorregulación organísmica y, por lo tanto, es el integrador del organismo y existe únicamente dentro del proceso del cotejo organismo-medio. El sí-mismo abarca los sistemas parciales ««yo», «ello» y ««personalidad»» (que no se debe confundir con ««persona», para Perls sinónimo de ««sí- mismo»). Es verdad que estos tres sistemas parciales no se deslindan de manera tajante; se los debe entender como clasificaciones funcionales y por lo tanto es difícil aprehenderlos: del ello provienen

las necesidades del organismo, que son recogidas por el yo, donde aparecen como intenciones concientes de acción hacia el mundo exterior. Desde la perspectiva de la autorregulación, justamente, las formas -expuestas antes- de evitación del contacto presentan un rostro doble: por una parte, de esa manera el organismo es sin duda estorbado en su despliegue pleno pero, por otra parte, es cierto que en su desarrollo anterior tuvo buenas razones para evitar contactos en aras de su supervivencia -aunque restringida-. Este doble rostro se reconoce en prácticamente todas las variedades de terapia bajo diversos conceptos: desde la perspectiva del trabajo terapéutico o del organismo en su funcionamiento pleno se hablará de «resistencias», »corazas corporales o del carácter», «mecanismos de defensa», «bloqueos», "perturbaciones del contacto»; en cambio, desde la perspectiva de la historia de experiencia del organismo se tratará de «apoyos», «estrategias de dominio», «mecanismos de protección», etc. En consecuencia, lo que se suele denominar neurosis es una maniobra protectora frente a una amenaza grave. Estas maniobras operan como perturbaciones de los límites del contacto en la forma de cuatro mecanismos: ya definimos dos de las formas de estas perturbaciones del contacto, a saber, la íntroyección (introducir un material no asimilado sin ponerlo a prueba) y la proyección (partes indeseadas de la propia persona se alucinan como algo situado fuera del organismo). Las otras dos formas son la rete oflexión y la confluencia. En la retroffexión, la persona vuelca sobre sí misma impulsos (agresividad) que normalmente están dirigidos hacia afuera, hacia un objeto determinado, p.ej., si se arranca los cabellos, se araña. Como en estos casos a menudo se inhiben reacciones espontáneas, el correlato somático de la retroflexión se suele presentar en la forma de contracturas musculares: dientes apretados, hombros levantados, contracción en el pecho. También sentimientos de culpa pueden ser resultado -de la retroflexión; pero en estos casos lo común es que se hayan introyectado primero prohibiciones de la agresión. Si después la persona siente en ella misma estas tendencias agresivas o no bloquea de manera completa esta conducta agresiva, como se lo exige “la conciencia moral”, una parte de esta energía se volcará sobre ella misma en la forma de reproches y sentimientos de culpa. Fases de contacto y terapia. Caracterizaremos brevemente estas fases en la secuencia que va desde afuera hacia adentro (en correspondencia con el proceso terapéutico):

  1. fase del clisé: el individuo no es capaz de alcanzar encuentros intensos; tiene una conducta inauténtica, retórica, regida por clisés, ritualizada;
  2. fase del juego de roles: pautas rígidas de rol y una espontaneidad escasa ayudan a evitar un contacto demasiado intenso consigo mismo y con el medio; las necesidades son en parte reconocidas, pero las más de las veces no se las acepta, y la percatación es muy pequeña;
  3. Jizse de bloqueo («impasse»): la coraza protectora de 1) y 2) y los usuales clisés de conducta han probado ser ineficaces; se difunde una sensación de vacío, de desconcierto y de ausencia de salidas, de manera que en la

Logoterapia (Frankl) La logoterapia se centra en el sentido de la existencia humana. Está muy próxima a los abordajes humanistas por su intención, expresada ya en la década de 1930, de rehumanizar la psicoterapia, así como por su base filosóficoantropológica y fenomenológico-existencialista (aquí no podemos entrar a elucidarla). Su modelo de las neurosis, que pesquisa causas y efectos, y diferencia entre factores somatógenos y psicógenos, se sitúa de modo bastante definido dentro del cuadro nosológico médico-psiquiátrico, si bien es cierto que la «neurosis noógena» -el padecimiento producido por la ausencia de -sentido o el «vacío existencial», véase infra-, descubierta por la logoterapia, hace estallar aquellos marcos clásicos. Por último, con las formas de intervención logoterapéuticas, en particular con la «intención paradójica» y con la «derreflexión» (véase infra), Frankl propuso - adelantándose varias décadas- nociones más bien sistémicas y de terapia de la conducta (en particular en su variante cognitiva) que hoy se cuentan entre los abordajes de intervención más novedosos. La neurosis noógena y otras formas de neurosis Frankl refiere que los problemas que movían a las personas a solicitar asesoramiento y a ponerse en tratamiento psicoterapéutico cambiaron de manera notable durante los más de cincuenta años de su permanencia en Viena: al comienzo del siglo se trataba sobre todo de problemas sexuales, pero después cobraron prominencia los problemas suicidas, “un no a la pregunta por el sentido”, siguiéndoles en orden de importancia los problemas sexuales y de adicción; estas comprobaciones del aumento de la falta de sentido de la vida coinciden con las recogidas en otras naciones industriales y de igual modo en algunos países en desarrollo, para la etiología de esta “neurosis de masas”: “A diferencia de lo que le sucede al animal, al hombre ningún instinto le dice lo que es preciso hacer, y a diferencia de lo que le sucedía al hombre de épocas anteriores, ninguna tradición le dice lo que se debe hacer; y ahora él parece no saber con certeza lo que de verdad quiere. Por eso ocurre que sólo quiera lo que otros hacen -y entonces tenemos el conformismo o bien que sólo haga lo que otros quieren, lo que quieren de él -y entonces tenemos el totalitarismo. Con el concepto de “neurosis noógena”, Frankl designa un tercer resultado posible, que consiste en una enfermedad psíquica. Caracteriza así a una afección psicógena que no se origina «en complejos y conflictos en el sentido corriente» sino en el sentimiento de que nada tiene sentido, en el vacío existencial, y también en conflictos de la conciencia moral y colisiones de valores. Se categorisa por las siguientes 1) la neurosis noógena, que constituye un descubrimiento específico de la logoterapia, Frankl distingue 2) «neurosis somatógenas», que responden a causas físicas con efectos en el dominio psíquico; 3) «enfermedades psícosomátícas», que son de desencadenamiento psíquico pero se acompañan de noxas físicas; 4) «neurosis reactivas», que de igual modo son soportadas en común por la psique y el cuerpo, y cuyos síntomas principales, a diferencia de lo que ocurre en el caso de las enfermedades psicosomáticas, son de naturaleza psíquica, y 5) «neurosis psicógenas, que son de causación psíquica (pero que también pueden tener efectos físicos). Esta clasificación deja ver con claridad en Frankl al médico más bien conservador que se pronuncia decididamente, en la conceptuación de las enfermedades, en favor de una separación en “causas” y “efectos”.

Modulación de la actitud y de reflexión Lo tiene que encontrar por sí mismo de manera autónoma» (Frankl, 1982, pág. 183). El terapeuta puede ayudar al paciente a ponerse en busca de un sentido para su vida pero no le puede recomendar «tener una voluntad de sentido» porque este acto de volición no puede a su vez ser querido. Lo que sí procura el terapeuta es suscitar en el paciente la convicción de que vale la pena un compromiso personal con determinados contenidos y de que aun en condiciones malas (sociales, económicas o físicas) se puede encontrar un sentido para la vida, aunque únicamente sea, en el caso extremo, sobrellevar con dignidad el destino y dominar el sufrimiento. El terapeuta se vale para ello de un amplio espectro de intervenciones concretas, p.ej., «conversaciones de búsqueda del sentido» o «diálogos socráticos» en los que son interpeladas ciertas posiciones del paciente por medio de preguntas atinadas. Pero en este terreno lo esencial es la capacidad del buen terapeuta, destacada por Frankl, de improvisar y no confiar en métodos estereotipados. En el caso de perturbaciones funcionales psicosomáticas del insomnio, así como de algunas neurosis psicógenas -en particular las neurosis sexuales-, la intervención en logoterapia se rige por la llamada “derreflexión”; en efecto, problemas sexuales, insomnios y síntomas semejantes con frecuencia se producen por prestar atención desmedida a ciertos fenómenos, o sea, a causa de una “hiperreflexión”. Si, p.ej., en el comercio sexual la persona tiene fijo su pensamiento «en no fracasar» y/o quiere a toda costa imponerse un orgasmo, no es raro que justamente se produzca, como en un círculo vicioso, aquel síntoma que se quería evitar; en nuestro ejemplo, el decurso espontáneo del acto sexual resultará perturbado justamente por el exceso de atención y de intención. Intención paradójica. Frankl elaboró la «intención paradójica» como técnica específica e importante, en particular en el marco de terapias breves de seis a diez sesiones de las neurosis de angustia y las neurosis obsesivas; se trata de una técnica de intervención que muy poco modificada se ha ido incorporando cada vez más en las últimas décadas a las terapias cognitivas, de la comunicación y familiares, a menudo con la denominación de “prescripción del síntoma”. Su eficacia se explica bien, al parecer, en conexión con la angustia de expectativa El concepto de «angustia de expectativa» designa la expectativa neurótica angustiada de que cierto suceso pueda sobrevenir. Pero de esta manera sobreviene las más de las veces el síntoma que el paciente temía: un síntoma (débil) produce una fobia, y esta refuerza el síntoma, con lo cual se inicia un círculo vicioso parecido al ya esbozado en el caso de las neurosis sexuales y de las perturbaciones funcionales psicosomáticas. En concreto, una intención paradójica de este tipo tiene aproximadamente este aspecto una paciente con angustia ante sus ideas suicidas y el peligro de volverse loca es exhortada a no combatir en manera alguna sus ideas sino a intentar una caricatura de ellas por vía del humor; se dirá a sí misma: “Bueno, ahora me voy a la calle para que me aplasten. Esta es una excelente oportunidad, me arrojaré delante de un automóvil, hace tiempo que no hago esto”; o bien: “Ayer quise diez veces arrojarme delante de un auto, hoy lo haré veinte veces. Sólo que la sangre deberá saltar de cierto modo”.

terapia por psicodrama es importante, en consecuencia, la reconstrucción de este espacio sobre «el escenario» (véase infra). Tiempo, está determinado por el principio del «aquí y ahora», es decir, por el hecho de que pasado y presente sólo pueden existir (o ser experimentados existencialmente) si se presentifican. En la terapia por psicodrama, en consecuencia, pasado y futuro tienen que ser recogidos en el presente para que puedan desempeñar un rol (en el sentido literal). Realidad, está siempre referida a tiempo y espacio; por eso una escena representada en el psicodrama no puede ser real en el sentido del mundo ordinario, pero puede ser experimentada como tal dentro del mundo de vida representado, el «mundo auxiliar psicodramático». Toda vez que en el psicodrama se representan estados de cosas exteriores, Moreno habla de «semi realidad»; y cuando se trata de contenidos psíquicos, se los llama «realidad excedente». Cosmos, designa el contexto global en que el ser humano consuma su proceso de desarrollo y encuentra su destinación, que es la realización creadora de él mismo. En esta idea de «cosmos» se condensan las concepciones filosóficas, religiosas y antropológicas de Moreno. Práctica de la terapia psicodramática. Aunque el psicodrama se aplica también como terapia individual, como “monodrama” o “psicodrama en miniatura”, las nociones fundamentales se refieren al trabajo con grupos. En la bibliografía se suelen poner de relieve los siguientes seis elementos constituyentes del psicodrama: El escenario o lugar de representación se deslinda claramente del restante espacio del grupo; una imagen de escenario se crea por vía simbólica, con ayuda de la capacidad imaginativa, y se la complementa con el menor número posible de requisitos reales. Este escenario es ahora para el psicodrama el espacio (en el sentido antes definido) donde el protagonista desarrolla escenas del pasado y el futuro, sueños, angustias, fantasías, relaciones, situaciones vitales y deseos. El protagonista es, como problematizador o autor y actor principal, un miembro del grupo que pone espontáneamente en escena lo que se le ocurre (por regla general, escenas que se refieren a sus problemas y conflictos). Con ayuda del director de escena y de los co-actores, y recurriendo al lenguaje, la mímica, los gestos y movimientos, debe alcanzarse el mayor contenido de realidad afectiva (véase supra) que se pueda. Así se vuelve posible que el protagonista viva su realidad (o la reviva) pero también experimente con ella y ponga a prueba posibilidades nuevas de experiencia y de conducta. El director de escena es el regisseur que asiste al protagonista y le posibilita la representación más intensa. Este papel es desempeñado por el terapeuta, que, iniciado o catalizado por actividades y procesos preparatorios, recoge en lo posible toda insinuación del protagonista, procura una intensificación de los problemas y, después de la escenificación, analiza lo acontecido junto con el protagonista y los otros miembros del grupo. Los co-actores, yoes auxiliares “auxiliary” o asistentes asisten al protagonista mientras realiza su representación: figuran personas reales o fantaseadas, personajes simbólicos, y demás -p.ej., “madre”, “padre”, “jefe”, “controlador de fantasía, “ambición2, etc.-. Estos “yoes auxiliares”

desempeñan roles siguiendo las insinuaciones del protagonista (o las propuestas del director de escena) y tienen que hacer la mayor empatía posible con su mundo de vida. Los participantes del grupo que no. intervienen como co-actores forman, en su condición de público, la caja de resonancia del acontecer dramático. Ayudan durante los preparativos y en la fase de armonización, y después, en la fase conclusiva o posterior a la puesta en escena, proporcionan, junto con los co-actores, un “feedback” al protagonista: por medio del denominado “sharing” y feedback de identificación, el protagonista se entera de lo que experimentaron durante la representación los miembros del grupo, de las impresiones que tuvieron, de los pasajes en que se sintieron interpelados, etc. Fundamentos de la terapia sistémica. Pero en líneas generales se puede afirmar que la primera parte del siglo XX estuvo dominada casi enteramente por el psicoanálisis y la psicología profunda. Sólo después alcanzaron una difusión amplia y su propia autodefinición otras corrientes: en la década de 1950, la terapia de la conducta (cuyos abordajes cognitivos son posteriores en unos quince años); en la de 1960, las variedades de la terapia humanista, y en la de 1970, los abordajes sistémicos. Si, con el fin de atenernos a una esquematización aproximativa, queremos caracterizar esas diversas orientaciones por medio de algunas palabras-clave, podemos atribuir a los abordajes de psicología profunda los conceptos de “inconciente”, “conflicto” y “energía”; a las terapias de la conducta, los de “aprendizaje”, “estímulo-reacción” y “cognición”; a los abordajes humanistas, los de “encuentro”, “crecimiento” y “autonomía”; y a los sistémicos, los de “circularidad”, “comunicación”, “estructura”, “ecología” y “evolución”. No entraremos a considerar si este concepto de «cambio de paradigma» es aplicable a las terapias sistémicas. Kuhn lo había elaborado pensando en la física, y es discutible que en el dominio de la psicología quepa hablar por el momento de un “paradigma” (o de varios: esto, según lo entiende Kuhn, sería directamente imposible; cf. Mastermann, 1974; Keeney, 1979; Westmeyer, 1981). Aunque es innegable que el abordaje sistémico cuestiona modelos explicativos y/o supuestos básicos «evidentes». En este sentido, una de las concepciones que se han cuestionado, y muy central, por cierto, es la «causalidad» lineal (usual) de la forma “A-B” (p.ej., estímulo-reacción); es decir, el supuesto básico de que todo tiene una causa (o varias causas) y que por lo tanto reviste una importancia particular averiguar “por qué”. El punto de vista sistémico le opone la «causalidad circular» (o, simplemente, la «circularidad»), en que A y B se influyen entre sí según un complejo proceso en red en general, por mediación de otros elementos, C, D, etc. Este ejemplo demuestra tres cosas: 1) en el plano objetivo es evidente que para un lapso breve el ciclo se puede descomponer enteramente en secuencias causales parciales, p.ej., «hay menos liebres porque hay más lobos; empero, estos nexos no dan razón del proceso circular en su conjunto. 2) La dimensión temporal -siempre en el plano objetivo- demuestra ser una magnitud esencial. 3) Por fin, en el plano del lenguaje, se pone de

estallar «bombas comunicativas» desde «afuera» para que el sistema se vea expulsado de un equilibrio consuetudinario y se activen en un nivel diferente sus capacidades de autoorganización). Este es el procedimiento escogido por la «escuela de Milán» agrupada en torno de Selvini Palazzoli, que organiza para una familia sesiones separadas por unas seis semanas más o menos, en las que se practica una intervención sistémica radical (cf. el capítulo 19, 5). Ludewig (1983) señala que los sistemas vivos no pueden ser modificados de manera deliberada sino que, por medio de influjos perturbadores, se los puede mover a que abandonen su actual forma estructural para que después se organicen ellos de nuevo de manera autónoma. Este autor indica una «perturbación significativa» en calidad de intervención terapéutica sistémica. Raíces de los abordajes sistémicos La terapia sistémica, que en la práctica es sobre todo terapia de familia, rara vez terapia de pareja y casi nunca terapia de grupo, se cultiva en sentido estricto, con sus primeros bosquejos, desde la década de 1950 (cf. infra). El concepto de ««sistémico», que cuestionamos en la sección anterior, recibe empero diversas significaciones en conexión con la terapia, de suerte que según el punto de vista adoptado se aprecian variadamente los «precursores». Como término, «terapia sistémica» se aplica en general sólo a un determinado abordaje «estratégico», el del «grupo de Milán» nucleado en torno de Mara Selvini Palazzoli (cf. infra). A causa de la ya señalada imprecisión en la aplicación del concepto (p.ej., a niveles diferentes, a distintas jerarquías), en lo que sigue señalaremos sólo algunos aspectos de la historia de los métodos sistémicos. Si retomamos la ya mencionada idea del «cambio de paradigma», una inspección de abordajes terapéuticos anteriores lleva a dudar de que se haya producido una ruptura tan inconmensurable en la comprensión de las perspectivas terapéuticas; más bien parece que determinadas maneras de ver han sido traídas al primer plano. En efecto, casi todos los abordajes terapéuticos incluyen (en esbozo) aspectos sistémicos. Reich, p.ej., describe con mucho detalle las redes sistémicas entre conflictos, pautas de comunicación para la defensa y el dominio (estructuras del carácter), y las consiguientes tensiones en sistemas de músculos; aquellas pautas y estas tensiones se mantienen unas a otras: una respiración superficial contribuye a sofocar ciertos sentimientos; los músculos que se adaptan a la respiración retenida estorban a su vez la respiración profunda y, de este modo, los sentimientos más intensos. Si retomamos la ya mencionada idea del «cambio de paradigma», una inspección de abordajes terapéuticos anteriores lleva a dudar de que se haya producido una ruptura tan inconmensurable en la comprensión de las perspectivas terapéuticas; más bien parece que determinadas maneras de ver han sido traídas al primer plano. En efecto, casi todos los abordajes terapéuticos incluyen (en esbozo) aspectos sistémicos. Reich, p.ej., describe con mucho detalle las redes sistémicas entre conflictos, pautas de comunicación para la defensa y el dominio (estructuras del carácter), y las consiguientes tensiones en sistemas de músculos; aquellas pautas y estas tensiones se mantienen unas a otras: una respiración superficial contribuye a sofocar ciertos sentimientos; los músculos que se adaptan a la respiración retenida estorban a su vez la respiración profunda y, de este modo, los sentimientos más intensos. Y según recordamos antes, Reich toma en cuenta también, circunstanciadamente, sistemas sociales. No obstante, la vegetoterapia de Reich sigue siendo una

intervención en el individuo y en sistemas parciales organísmicos. La terapia familiar trató al comienzo principalmente familias de esquizofrénicos (con un hijo esquizofrénico, en la mayoría de los casos). Esta circunstancia obedeció a la mencionada tradición clínica pero en buena medida también a que los psicoanalistas trataban profesionalmente a neuróticos, y entonces los terapeutas de familia «quedaron disponer a prueba nuevos abordajes, en particular en el caso de los "incurables» esquizofrénicos. Ya existía considerable bibliografía especializada cuando apareció en 1956 (versión en alemán,

  1. el famoso trabajo de Bateson, Jackson, Haley y Weakland, Towards a theory of schizophrenia, que reinterpretaba esa afección en el marco de la teoría del «doble vínculo», en términos sistémicos, como perturbación relacional. Pero lo esencial de este trabajo consistió en que, rebasando la descripción empírico-fenomenológica, esbozaba una teoría. De esta manera se ofrecía una concepción sustancialmente contraria a la explicación somático-médica o psicoanalítica: la esquizofrenia como comunicación perturbada, a saber, como «la única reacción posible a un contexto interhumano absurdo e intolerable» (Watzlawick et al., 1969, pág. 49); sin ninguna duda, esto dio fuerte impulso al ulterior desarrollo de la terapia familiar.

entender en sentido irónico (y por lo tanto puede significar su contrario), la diferencia entre «se entiende así» y «no se entiende así» sólo se puede establecer en un nivel metacomunicativo. Schulz von Thun. Axioma 3: La índole de un contexto está condicionada por las puntuaciones que introduce el participante. El tiempo es un fenómeno en continuo fluir; para cada situación, permite descubrir una precedente y otra consecuente. Según el axioma 1, en toda situación producen conductas los dos participantes. Por eso para una conducta a de A se puede descubrir una conducta b de B que la precede (y a la inversa). Se introduce una puntuación cuando esta serie infinita de conductas es descompuesta en partes y es, así, estructurada de un modo determinado. La secuencia a-b-a-b-a-b-a. se puede articular en a-b/a-b/a-b/a, pero también en a/b-a/b-a/b-a/. Esto adquiere especial interés cuando estas articulaciones son objeto de interpretación causal: en la primera puntuación, b aparece causado por a, y en la segunda, a causado por b. Axioma 4: La comunicación humana se vale de modalidades digitales y analógicas. Las comunicaciones digitales tienen una sintaxis lógica compleja y variada pero una semántica insuficiente en el terreno de lo contextual. Las comunicaciones analógicas, por el contrario, poseen este potencial semántico, pero carecen de la sintaxis lógica requerida para una comunicación unívoca. Por «digital» se entiende la coordinación artificial, aprendida por convención, de signos y contenidos, p.ej., la secuencia de signos g-a-t-o para el animal gato. En cambio, es «analógica» la coordinación cuando existe una «relación de semejanza básica» entre el contenido y el signo (distintivo), p.ej., entre la imagen de un gato y el animal gato. Por referencia al axioma 2, los autores señalan que el aspecto de contenido de una comunicación se trasmite prevalentemente por vía digital (p.ej., en forma de palabras), mientras que el aspecto contextual lo hace por vía analógica. Conceptos y aspectos de la comunicación desde el punto de vista sistémico En el capítulo anterior ya introdujimos y consideramos algunos conceptos en conexión con sistemas. Señalamos allí que un sistema consiste en una colección de elementos y en relaciones definidas sobre esta colección. Y apuntamos en son de crítica que en los abordajes de terapia sistémica muchos conceptos provienen de otros dominios de la ciencia, en particular de la teoría general de sistemas (se considera fundador a Ludwig von Bertalanffy), la cibernética (Norbert Wiener), la teoría de la información (Claude Shannon), trasformados y redefinidos para su aplicación, de manera más metafórica que precisa, con arreglo a las síntesis conceptuales del antropólogo cultural Gregory Bateson. En lo que sigue, sin más cuestionamientos, elucidamos algunos conceptos centrales que tienen importancia tanto en el abordaje de teoría de la comunicación de Watzlawick et al. como en los demás abordajes de la terapia sistémica. a) Realimentación y regulación. b) Sistemas cerrados y abiertos En los sistemas cerrados sólo existen relaciones entre los elementos del propio sistema. En los abiertos, en cambio, existen además relaciones entre elementos del sistema (al menos algunos de ellos) y otros elementos que no pertenecen al sistema (el «medio»; señalemos aquí que conceptos como «existen» o «pertenecen» se deben entender siempre en relación con un sujeto de

conocimiento, y que lo mismo vale para el deslinde entre sistema y medio). Los sistemas vivos son por principio abiertos porque intercambian con el medio materias, energía o información. c) Homeostasis, calibración, función de los niveles Durante mucho tiempo, el aspecto de la realimentación negativa fue casi el único considerado, o sea que los sistemas se abordaron desde el punto de vista del modo en que se regulaban a sí mismos, es decir, permanecían estables frente a la variación de las condiciones del ambiente y se ajustaban a un determinado equilibrio. En lugar de «equilibrio» o de «estabilidad» se habla también de «homeostasis» (o de «morfostasis» cuando se escoge la perspectiva según la cual un sistema mantiene su estructura en medio de la variación de las condiciones del ambiente). Paradojas comunicativas y «doble vínculo» «Una paradoja se puede definir como una contradicción que deriva de una deducción consecuente a partir de premisas exentas de contradicción» (Watzlawick et al., 1969, pág. 171). En la filosofía se conocen muchas de estas paradojas que se presentan en el dominio lógico-matemático o de las definiciones (p.ej., «la clase de todas las clases que no se contienen a sí mismas como elemento», o «el barbero que afeita a todos los hombres que no se afeitan a sí mismos, exclusivamente»). Estas paradojas no tienen importancia práctica en la vida cotidiana. En cambio, en la vida cotidiana se pueden dar indicaciones que sean paradójicas, es decir, insostenibles lógicamente. La posibilidad de encontrar una salida adecuada está en metacomunicar, es decir, en señalar la imposibilidad lógica de acatar la exhortación. Ahora bien, esta salida puede estar bloqueada por estar prohibido metacomunicar y/o por el hecho de no ser trasparente la paradoja lógica que está en la base de la exhortación. En los dos casos la persona queda encerrada. Resta todavía una alternativa, y es que la persona intente no actuar y no comunicar. Pero como en sentido estricto esto, por el axioma 1, es imposible, puede al menos elegir un estado parecido comportándose de un modo «extravagante» p.ej., ««esquizofrénico»>-; en efecto, una reacción desarreglada, que en el sentido de los esquemas de «normalidad» no es una reacción, tampoco puede ser falsa, o sea que de esta manera no se pierde en aquel juego. Para la génesis de una esquizofrenia se agregan otros dos elementos: d. Un «doble vínculo» frecuente o crónico induce expectativas habituales de difícil modificación respecto de la naturaleza de las relaciones humanas, expectativas que a partir de cierto momento ya no necesitan de ulterior refuerzo. e. La conducta paradójica causada por el «doble vínculo» tiene a su vez los correspondientes retroefectos, y esto eterniza determinadas estructuras de comunicación. Si se la aísla artificialmente, la conducta del participante en la comunicación que se ve más evidentemente perturbado reúne los criterios clínicos de la esquizofrenia. Para todo esto, es preciso señalar una vez más que palabras como «génesis», «causar», etc., no se deben entender en sentido lineal-causal (cf. el capítulo 16) sino que representan un compromiso expresivo ante la dificultad de nuestro lenguaje para describir en términos simples relaciones