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globalización vs identidad cultural
Tipo: Apuntes
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Un nuevo desembarco globalizador ocurre a fies de los ‘80, y se consolida a principios de la década del ‘90 de la mano de un desarrollo tal que permitió su masifiación con la evolución cibernética. El obsoleto telefax fue reemplazado por los correos electrónicos, la telefonía celular y las computadoras personales hicieron posible la interacción a través de las redes virtuales y las comunidades en el ciberespacio. La globalización tuvo como aliado indispensable al avance tecnológico que, en los últimos treinta años, ha sido escalofriante y es consecuencia resultante – ¿o fundamento?– de las políticas, especialmente económicas, elaboradas por los países del primer mundo, cuyos gobiernos responden a las estrategias comerciales de diversos grupos económicos y de poder. Estas corporaciones son las principales benefiiarias de la expansión planetaria de los mercados; de la multiplicación exponencial de su facturación; del incremento del consumo y la creación de nuevas necesidades para una creciente masa de individuos: los consumidores , regidos por una economía de mercado Bauman (2010) consideraa: La globalización como un cambio radical e irreversible. Percibe ésta como una “gran transformación” que ha afectado a las estructuras estatales, a las condiciones laborales, a las relaciones interestatales, a la subjetividad colectiva, a la producción cultural, a la vida cotidiana y a las relaciones entre el ser y el otro El enfrentamiento entre globalización e identidad es tan fuerte que ha suscitado la atención de los intelectuales y generado los pensamientos más diversos, incluso antagónicos. Desde considerar a la identidad como algo negociable, un lastre atávico que impide el progreso de la modernidad con la ambivalencia de ser nostalgia por el pasado junto a la conformidad absoluta con la “modernidad líquida” (Bauman, 2010, p.20). Es necesario profundizar en el valor intrínseco de la identidad, no como una bandera ideológica, ni pendón del fundamentalismo étnico, tampoco ejerciendo tendenciosas políticas sobre la identidad que distorsionan y manipulan la verdad conceptual Precisamente, y debido a la dinámica que la humanidad está manifestando en la construcción multicultural y aluvional de las nuevas sociedades, sabemos que la afimación de los conceptos identitarios son imprescindibles, no para aislar y dividir, no para construir barrios étnicos ni alentar xenofobias, sino para aportar a la diversidad, para ampliar el espectro de valores propios de cada grupo consolidando el “vigor híbrido” del mestizaje cultural Las civilizaciones asentadas en centros urbanos, hicieron de la expansión territorial su modo de expresar la grandeza de sus imperios: asirios, caldeos, egipcios, persas, griegos, romanos, mayas, aztecas, incas, las guerras religiosas medioevales y la invasión de los moros a España. Como consecuencia de esos conflctos y ocupaciones, se realizaron diversos aportes para la construcción de nuevas cultura, en algunos casos, producto de mestizajes forzados. Ricoeur (1966): La civilización universal es un bien, ya que representa el acceso de las masas humanas a los bienes elementales; ningún tipo de crítica de la técnica podrá equilibrar el benefiio
absolutamente positivo de la liberación de las necesidades y del acceso masivo al bienestar; hasta el presente la humanidad ha vivido por procuración de alguna manera, bien sea a través de algunas civilizaciones privilegiadas, bien a través de algunos grupos selectos; es la primera vez que vislumbramos, desde hace un par de siglos en Europa y desde la segunda mitad del Siglo XX para las inmensas masas humanas de Asia, de África y de América del Sur, la posibilidad de un acceso de todos los hombres a un bienestar elemental. Pues bien, el acceso masivo de los hombres a ciertos valores de dignidad y de autonomía es un fenómeno absolutamente irreversible, un bien en sí mismo. Vemos cómo aparecen en la escena mundial grandes masas humanas que hasta ahora estaban mudas y aplastadas; puede decirse que un número cada vez mayor de seres humanos tienen conciencia de que hacen historia. Si empezamos a indagar las acciones de la estrategia global en la cultura, no podemos dejar de considerar el punto desde donde se mira: el mismo que juzga es quien impone, transmite, condiciona y enarbola los paradigmas de la civilización o la barbarie. Una evidencia de quien es el que reparte los roles la señala el propio Ricoeur (1966) cuando dice “el hecho de que la civilización universal haya procedido durante mucho tiempo del foco europeo ha mantenido la ilusión de que la cultura europea era, de hecho y de derecho, una cultura universal Lo grave de la “Mcdonalización” no es solo la comida chatarra y la obesidad consecuente sino el desplazamiento de nuestra cultura alimenticia, así como el reemplazo de las tradicionales pizzerías italianas, incorporadas a nuestra identidad con la inmigración, por los fast-foods cuya escenografía nos es insípida y ajena, tanto como su negocio global. La globalización está impulsada por poderosos intereses, millones de dólares puestos en un juego peligroso, sobre todo para los más débiles. La humanidad tiene que desarrollar sus propios anticuerpos. Demonizar la globalización sería entregarle en bandeja el triunfo a quienes la han manipulado en su propio provecho. Se debe modifiar el uso de la herramienta no destruirla, aunque ello no sea fácil; Para ello hay que despertar “la osadía del héroe que busca espacios inéditos” (Massuh, 1999, p.9). Es necesario custodiar esos valores, defenderlos y decirle al mundo, empezando por nuestra propia casa, que el poder expansivo de su oferta no siempre responde a lo que realmente el lector necesita o quiere; que sepan que los lectores exigentes no están dispuestos a empobrecerse más aún, creándoles necesidades superflas. Ya bastante chatarra se ha consumido. Luego del entusiasmo que muchos vivimos ante los prodigios e invenciones de nuestro tiempo viene la reflxión, el desencanto, la toma de conciencia. Pero también la pregunta que salva y pide continuidad, otra vez. Maravilla de la historia humana: aunque haya metido un gusano en sus mejores frutos, siempre renacen el asombro, la lucha, la voluntad de intentar de nuevo: se cuentan las bajas y se limpia el campo. La reflxión, entonces, es una vela de armas para reiniciar la aventura. (Massuh, 1999, p.13).