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tiempo para saber y un hacer en las escuelas
Tipo: Apuntes
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D. F. Sarmiento Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uolsinectis.com.ar
Frigerio, G., Poggi, M. y Tiramonti, G. Las instituciones educativas. Cara y ceca. Troquel, Buenos Aires, 1992 (Ficha bibliográfica)
ELEMENTOS PARA SU GESTIÓN
Capítulo I Tiempo para un saber y un hacer en las escuelas. (Frigerio, G. y Poggi, M.)
Un saber sobre las escuelas.
Cada miembro de nosotros directivos, docentes, etc., tiene un “saber” acerca de las instituciones escolares. Ese saber parcial organiza nuestras representaciones acerca de lo escolar, es decir la óptica con que miramos las instituciones educativas. Percepciones personales, intuiciones y marcos de referencia nutren nuestra lectura parcial de la cotidianeidad escolar. A partir de esta lectura, tomamos decisiones, organizamos nuestras actividades y prácticas pedagógicas basándonos en ese saber.
La agenda: un organizador de la cotidianeidad.
La agenda es el elemento clave de la gestión institucional. Puede entenderse como una memoria de nuestra gestión y constituye un analizador institucional y de nuestras prácticas. La agenda puede ser leída como una fuente de datos para cada uno de nosotros en la búsqueda de un saber acerca de nuestras instituciones y acerca de nuestro desempeño de ellas.
Algunas categorías para analizar el analizador: las dimensiones del campo institucional, al tipo y el carácter de las tareas.
Campo es el conjunto de elementos coexistentes e interactuantes en un momento dado. Es dinámico, se reestructura y modifica permanentemente. Dentro de un campo se diferencian distintas subestructuras que se denominan dimensiones. Se distinguen cuatro dimensiones: a) Dimensión organizacional: es el conjunto de aspectos estructurales que toman cuerpo en cada establecimiento educativo determinando un estilo de funcionamiento. Dentro de esta dimensión se consideran los aspectos relativos a la estructura formal (distribución de tareas y división del trabajo, organigrama, uso del tiempo, etc.) y los relativos a la estructura informal (modo en que los actores institucionales encarnan las estructuras formales). b) Dimensión administrativa: se refiere a las cuestiones de gobierno. Un administrador es un planificador de estrategias para lo cual deberá considerar los recursos humanos y financieros y los tiempos disponibles. c) Dimensión pedagógico-didáctica: hace referencia a las actividades que definen la institución educativa, diferenciándola de otras instituciones sociales. Su eje fundamental lo constituyen los vínculos que los actores construyen con el conocimiento y los modelos didácticos.
D. F. Sarmiento Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uolsinectis.com.ar
d) Dimensión comunitaria: se refiere al conjunto de actividades que promueven la participación de los diferentes actores en la toma de decisiones y en las actividades del establecimiento y de representantes del ámbito en el que está inserto el mismo. Un modo de ordenar el conjunto de actividades en la agenda es clasificarlas según la dimensión a la que pertenezcan como se consignan en el cuadro a continuación:
Otro modo de analizar información de la agenda consiste en medir el tiempo dedicado a cada dimensión según las dos categorías de tareas: previstas e imprevistas. Dentro del segundo grupo se puede distinguir entre aquellas no previstas pero previsibles. La agenda nos da pistas sobre la relación entre el uso del tiempo y las prácticas institucionales cotidianas. Algunas de las preguntas siguientes pueden orientarnos en nuestra reflexión. ¿A qué se le da prioridad? ¿Qué actividades privilegiamos? ¿Qué actividades descuidamos? ¿Qué mejorar en nuestro uso del tiempo para mejorar nuestra gestión?, etc. Puede ocurrir que constatemos que una de las dimensiones ocupa todo nuestro tiempo. Esto requiere un reconocimiento ya que podemos dedicar la mayor parte del tiempo a una de las dimensiones, a condición de asegurarnos que hemos delegado las actividades de las otras dimensiones a otros sectores. Se puede ampliar la mirada a la agenda anual. Cada uno de quienes desempeñan diferentes roles de conducción podrían efectuar una previsión, distribución y organización de las tareas que les compete realizar a lo largo de un ciclo anual. Presentamos un ejemplo de cuadro agenda:
a) Clasifique las actividades que usted anotó en su agenda según la dimensión a la que pertenezca. b) Consigne la carga horaria real para cada una de las mismas.
Organizac. Hs. Admin. Hs. Peg-Did. Hs. Comu. Hs.
c) Compare y anote sus primeras impresiones después de leer el modo en que los casilleros han sido llenados.
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administrativa, y al vicedirector la responsabilidad en los aspectos pedagógico. La dimensión comunitaria no es habitualmente atribuida a ninguno de los roles de conducción. El director debe constituirse en el coordinador general de la institución, y debe ocuparse y ser responsable por las cuatro dimensiones del campo. El vicedirector podría seguir ocupándose principalmente de la dimensión pedagógico-didáctica. Si realmente constituyen una unidad funcional deberían diferenciar las tareas y responsabilidades en relación con las trayectorias personales, los saberes pedagógicos y disciplinarios específicos, su historia en la institución y otros aspectos que hacen a los temas o áreas en las que uno y otro es experto. Un encuadre organizador del trabajo supone que el director y el vicedirector, luego de inventariar los distintos saberes, establecen acuerdos sobre las tareas de uno y otro, los grados de responsabilidad de cada uno, posibles delegaciones de tareas y determinación de la responsabilidad en el control de las mismas. Este acuerdo debe ser evaluado y reformulado luego de un período determinado.
Algunas funciones del equipo de conducción.
Son funciones del equipo: la toma de decisiones, la delegación de tareas, la conducción de equipos de trabajo, la conducción de la negociación y la supervisión.
La toma de decisiones.
Para comprender la complejidad del proceso de toma de decisiones es importante reconsiderar el poder de elegir, y otros factores intervinientes que “complican” la tarea de elegir como los sistemas de valores individuales, organizacionales y sociales; las informaciones necesarias pero en ocasiones parciales; los efectos previsibles de cada decisión, etc. El problema que se le presenta a cada decidor es el de la racionalidad, porque interjuegan diferentes racionalidades: la del decisor y la del sistema sobre el que se toma la decisión. De allí que se habla de modelo de racionalidad limitada. Estos modelos se caracterizan por que las decisiones racionales delineadas por todo decisor, se hallan permanentemente enmarcadas por limitaciones que condicionan esos criterios de racionalidad.
Los tipos de decisión.
Se reconocen tres tipos de decisiones: las estratégicas, las de gestión y las operacionales. Las decisiones estratégicas se caracterizan por el impacto que producen en las funciones sustantivas y en las finalidades de cada establecimiento. Las decisiones de gestión hacen a la organización y a la estructuración de las acciones de la institución. Constituyen el modo de concretar en la acción las decisiones estratégicas sin perder la visión de la unidad del proyecto. Las decisiones operacionales se toman cotidianamente y están constituidas por el cúmulo de decisiones que orientan las actividades de otros actores.
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El proceso decisional.
En la toma de decisiones, en el marco de un modelo de racionalidad limitada se reconocen seis etapas:
Delegación de tareas.
Es la transferencia planificada de autoridad y responsabilidad a otros, para que ejecuten el trabajo dentro de lo límites establecidos de común acuerdo. Se pueden delegar funciones y autoridad, pero la responsabilidad nunca puede ser delegada totalmente. La delegación puede ser concebida como un proceso en el que se reconocen tres fases:
La conducción de equipos de trabajo.
Algunos requisitos a tomar en cuenta:
Tanto la conformación de un equipo como los logros que éste pueda desarrollar se favorecen con reuniones periódicas y formales. Las reuniones pueden ser:
Por parte del directivo es altamente deseable: La capacidad para liderar el equipo. La capacidad para resolver problemas. La capacidad para coordinar. La habilidad para producir comunicaciones claras. La habilidad para el manejo de las relaciones interpersonales. La capacidad para efectuar un seguimiento y evaluación de la tarea.
Por parte de los integrantes del equipo de trabajo: La habilidad para el desempeño autónomo. La capacidad para la escucha y el comportamiento solidario. El compromiso con la tarea. Los conocimientos técnicos para la realización de las tareas solicitadas. La capacidad para resolver problemas. La capacidad de autoevaluación.
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Conducción de la negociación.
La negociación es un término que se vincula con la concertación y el consenso. Existen dos estilos de negociación: Competitivo: se caracteriza por aquello que se denomina “el juego de suma cero”. Ello significa haberse comprometido con la tesis de que en todas situaciones solo se dan dos situaciones; ganar o perder. Un modo de pasar de este estilo a otro es a través de la negociación. Conducir la negociación como directivo implica modificar la situación, transformando el estilo competitivo en una cooperativo, lo cual incluye poseer recursos técnicos para poder realizarlo. Cooperativo: en él no hay disputa por vencer al otro sino obtener beneficios aceptables para las diferentes partes. Para que el modelo cooperativo sea posible, es necesario que estén presentes las siguientes condiciones. El compromiso de cada una de las partes, la confianza mutua y el conocimiento relativo de la otra parte. Los siete elementos para organizar y conducir toda negociación son:
La función de supervisar.
Las funciones de supervisar están incluidas con matices en el equipo de conducción de cada establecimiento. En ella de destacan dos aspectos: la evaluación y el asesoramiento o ayuda profesional. La acción de supervisión supone un proceso, constituido por cinco etapas:
Capítulo III La dimensión pedagógico didáctica. (Frigerio, G. y Poggi, M.)
Acerca de las prácticas pedagógicas y de la transposición didáctica.
La conducción debe trabajar sobre el currículum prescripto (propuesta oficial formalizada en un diseño curricular) y el currículum real (currículum en acción)
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En éste último debe indagar y construir un saber acerca del triángulo didáctico (conocimiento, docente y alumno)
La observación como dispositivo de trabajo y procedimiento esp4ecífico de los equipos de conducción.
La observación requiere el cumplimiento de un dispositivo de cinco etapas:
Acerca de la evaluación.
Es el proceso de recolección de información necesaria y el análisis que permite construir un saber acerca del establecimiento, diseñar estrategias y tomar decisiones. Los equipos de conducción deben efectuar la evaluación de los logros de los alumnos, lo que permite cumplir con la función de acreditación y certificación. También debe efectuarse la evaluación de los alumnos como indicador de la calidad de las prácticas docentes. Ello permite redefinir, consolidar o modificar las mismas.
Capítulo IV La dimensión comunitaria. (Frigerio, G., Poggi, M. y Tiramonti, G.)
Cuestiones generales.
Por su carácter favorecedor u obstaculizador, hay dos cuestiones que se imponen al abordar la articulación entre escuela y comunidad: el carácter abierto o cerrado de las organizaciones y el tratamiento de la participación.
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Capítulo V La dimensión administrativa. (Frigerio, G., Poggi, M. y Tiramonti, G.)
¿De qué hablan las palabras?
Administrar es prever las acciones que hacen posible la gobernalidad de la institución permitiendo que la misma transite por los caminos que le hemos trazado. Un administrador es un planificador de estrategias. Es un actor que prevé las consecuencias de las decisiones que se adopten.
El contenido de las actividades administrativas.
Los tres tipos de actividades que forman parte de lo administrativo son:
La organización de la administración.
Para cada una de las actividades mencionadas, existe un procedimiento adecuado a las características de la tarea y de la institución que hace posible obtener resultados más eficaces. Contribuyen a los procedimientos de la administración los siguientes aspectos:
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EFICACIA EFICIENCIA Conocimiento de las necesidades y demandas. Establecimientos de objetivos precisos y consensuados. Utilización del entorno. Acento sobre la calidad y la equidad. Concreción del plan de acción.
Sistema de comunicación adecuado. Sistemas de resolución de conflictos. Mecanismos de control y evaluación. Motivación y satisfacción laboral. Clima organizacional armónico. Roles armónicamente diferenciados. Competencia en materia de gestión. Procesos de toma de decisiones.
Eficacia y eficiencia se pueden medir a través de algunos indicadores: la tasa de ausentismo baja, la ausencia de tensiones en las relaciones grupales, la permanencia del personal, buenos resultados escolares de los alumnos.
Capítulo VI Planificación de las instituciones escolares. (Aguerrondo, I.)
Ante el concepto de planificación la primera idea a plantear, es la que se refiere a cómo se puede dirigir un proceso institucional. Planificar es, por lo tanto, la posibilidad de que la conducción institucional sea eso precisamente: quien conduce la institución.
Paradigmas de planificación: planificación normativa versus planificación estratégico-situacional.
Planeamiento normativo : organiza la tarea a partir de una secuencia de “momentos” o “etapas” concebidos técnicamente, y que debían ser respetados. Este modelo es ineficaz debido a la ideología voluntaria y tecnocrática en que se funda, y a su escaso realismo. Los objetivos se plantean como “normas”, como un “debe ser” que es necesario conseguir independientemente de la realidad de donde se parte y de las probabilidades de lograrlo. El problema de este paradigma normativo clásico es que ignora la turbulencia de los procesos que modelan tanto la escuela como su contexto. Planeamiento estratégico-situacional: se plantea una alternativa que trata de superar las deficiencias mencionadas. Algunas de sus características son: a) No se basa en las normas de lo que “debe ser”, sino en la realidad de lo posible. b) No trata de hacer todo junto, sino de priorizar en función de la importancia de los problemas. c) No trata de administrar la institución sino de guiarla hacia su transformación.
Las nuevas tareas del planeamiento: cómo gestionar la institución.
La planificación institucional debe enfrentarse con tres grandes tareas:
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