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La Formación de Síntomas en la Neurosis: La Libido y la Fantasía, Resúmenes de Psicoanálisis

Este documento analiza la formación de síntomas en la neurosis, enfatizando el papel de la libido y las fantasías en este proceso. El texto explica cómo las representaciones subconscientes sobre los objetos de la libidinalidad están sujetas a procesos de condensación y desplazamiento, y cómo el sueño puede ser el cumplimiento de una fantasía subconsciente. Además, se discute cómo las vivencias sexuales infantiles pueden dejar fijaciones libidinales y cómo estas fijaciones pueden llevar a la formación de síntomas. El texto también aborda la importancia de la fantasía en la formación de síntomas y cómo el arte puede representar un camino de regreso de la fantasía a la realidad.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo juegan un papel las fantasías en la formación de síntomas?
  • ¿Cómo puede el arte facilitar el camino de regreso de la fantasía a la realidad?
  • ¿Cómo se forma una fijación libidinal?

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 06/10/2022

yani-tizon
yani-tizon 🇦🇷

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LOS CAMINOS DE LA FORMACIÓN DEL SÍNTOMA. (1917)
Importa distinguir los síntomas de la enfermedad, tras la eliminación de aquellos la enfermedad es la capacidad para
formar nuevos síntomas. Los síntomas son actos perjudiciales o inútiles, que la persona realiza contra su voluntad, y
conllevan displacer o sufrimiento. Su perjuicio es el gasto anímico que ellos cuestan y que se necesitan para
combatirlos. Sí la formación de síntoma es extensa puede empobrecer a la persona en cuanto a energía anímica
disponible. Interesa la cantidad de energía requerida, por lo que "estar enfermo" es un concepto práctico. Desde el
punto de vista teórico todos somos neuróticos, pues las condiciones para la formación de síntomas también están en
las personas normales.
Los síntomas neuróticos resultan de un conflicto en torno a una nueva modalidad de satisfacción pulsional. Las dos
fuerzas opuestas coinciden en el síntoma (compromiso de la formación) por eso es tan resistente. Una de las dos
partes es la libido insatisfecha, denegado (frustrado) su objeto en la realidad, busca otros caminos para su satisfacción.
Emprende el camino de la regresión y aspira a satisfacerse en una de las organizaciones superadas o por medio de uno
de los objetos resignados. La libido es cautivada por la fijación que ha dejado tras de su desarrollo.
Sí las regresiones no despiertan contradicción del yo, no sobrevendrá la neurosis, y la libido alcanzará una satisfacción
real no normal (perversión) El conflicto se plantea si el yo no acuerda con estas regresiones. La libido intenta drenar su
investidura energética, según el principio de placer, y tiene que sustraerse del yo. Las fijaciones que recorre en
sentido regresivo y de las cuales el yo se protegió a través de represiones, le permiten drenaje. La libido inviste las
posiciones reprimidas y se sustrae del yo y de sus leyes, bajo la frustración externa e interna. Las representaciones
sobre las cuales la libido transfiere su investidura pertenecen al sistema Icc y están sometidas a los procesos de
condensación y desplazamiento. Se establecen formaciones similares a las de la formación del sueño. El sueño es el
cumplimiento de una fantasía Icc de deseo que entra en transacción con un fragmento de actividad Pre-cc, esta ejerce
la censura y permite la formación del sueño manifiesto como compromiso. La subrogación de la libido en el interior del
Icc tiene que contar con el poder del yo Pre-cc. La contradicción del yo contra ella la persigue como
"contrainvestidura" y la fuerza a escoger una expresión que al mismo tiempo sea la suya. El síntoma se engendra
como un retoño del cumplimiento de deseo Icc, desfigurado y provisto de dos significados que se contradicen. La
diferencia entre la formación de sueño y la del síntoma es que el propósito Pre-cc del sueño es preservar el dormir y
tolera más la moción de deseo Icc porque el estado del dormir bloquea la salida a la realidad.
La libido escapa en el conflicto gracias a la preexistencia de fijaciones. La investidura regresiva de estas lleva a sortear
la represión y a la satisfacción de la libido bajo las condiciones del compromiso. Por el rodeo a través del Icc y las
fijaciones, la libido logra alcanzar una satisfacción real, aunque restringida y apenas reconocible. Lo dicho vale
exclusivamente para la formación de síntoma en el caso de la neurosis histérica.
Las prácticas y vivencias sexuales infantiles pueden dejar fijaciones libidinales en los afanes parciales abandonados y
en los objetos resignados. Hacia ellos revierte la libido. En la infancia se manifestaron por primera vez las orientaciones
pulsionales que el niño traía en su disposición innata y las vivencias infantiles le activaron por primero vez otras
pulsiones. Unas vivencias de la infancia son capaces de dejar como secuela fijaciones libidinales y las disposiciones
constitucionales son la secuela que dejaron las vivencias de nuestros antepasados.
La predisposición por fijación libidinal del adulto se nos descompone en constitución sexual hereditaria y en
predisposición adquirida en el vivenciar infantil. La constitución sexual forma con el vivenciar infantil otra "serie
complementaria" semejante a la formada entre predisposición y vivenciar accidental del adulto. Las regresiones
vuelven a etapas más tempranas de la organización sexual.
La libido de los neuróticos vuelve a las vivencias sexuales infantiles regresivamente después que fue expulsada de sus
posiciones tardías. Pero estas vivencias libidinales no tuvieron en su momento importancia alguna y sólo la cobraron
regresivamente. La investidura libidinal de las vivencias infantiles es reforzada por la regresión de la libido. Existen
neurosis infantiles en las que el diferimiento temporal no cumple ningún papel y la enfermedad se contrae como
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LOS CAMINOS DE LA FORMACIÓN DEL SÍNTOMA. (1917)

Importa distinguir los síntomas de la enfermedad , tras la eliminación de aquellos la enfermedad es la capacidad para formar nuevos síntomas. Los síntomas son actos perjudiciales o inútiles, que la persona realiza contra su voluntad, y conllevan displacer o sufrimiento. Su perjuicio es el gasto anímico que ellos cuestan y que se necesitan para combatirlos. Sí la formación de síntoma es extensa puede empobrecer a la persona en cuanto a energía anímica disponible. Interesa la cantidad de energía requerida, por lo que "estar enfermo" es un concepto práctico. Desde el punto de vista teórico todos somos neuróticos, pues las condiciones para la formación de síntomas también están en las personas normales. Los síntomas neuróticos resultan de un conflicto en torno a una nueva modalidad de satisfacción pulsional. Las dos fuerzas opuestas coinciden en el síntoma (compromiso de la formación ) por eso es tan resistente. Una de las dos partes es la libido insatisfecha, denegado (frustrado) su objeto en la realidad, busca otros caminos para su satisfacción. Emprende el camino de la regresión y aspira a satisfacerse en una de las organizaciones superadas o por medio de uno de los objetos resignados. La libido es cautivada por la fijación que ha dejado tras de su desarrollo. Sí las regresiones no despiertan contradicción del yo, no sobrevendrá la neurosis, y la libido alcanzará una satisfacción real no normal (perversión) El conflicto se plantea si el yo no acuerda con estas regresiones. La libido intenta drenar su investidura energética, según el principio de placer, y tiene que sustraerse del yo. Las fijaciones que recorre en sentido regresivo y de las cuales el yo se protegió a través de represiones, le permiten drenaje. La libido inviste las posiciones reprimidas y se sustrae del yo y de sus leyes, bajo la frustración externa e interna. Las representaciones sobre las cuales la libido transfiere su investidura pertenecen al sistema Icc y están sometidas a los procesos de condensación y desplazamiento. Se establecen formaciones similares a las de la formación del sueño. El sueño es el cumplimiento de una fantasía Icc de deseo que entra en transacción con un fragmento de actividad Pre-cc, esta ejerce la censura y permite la formación del sueño manifiesto como compromiso. La subrogación de la libido en el interior del Icc tiene que contar con el poder del yo Pre-cc. La contradicción del yo contra ella la persigue como "contrainvestidura" y la fuerza a escoger una expresión que al mismo tiempo sea la suya. El síntoma se engendra como un retoño del cumplimiento de deseo Icc, desfigurado y provisto de dos significados que se contradicen. La diferencia entre la formación de sueño y la del síntoma es que el propósito Pre-cc del sueño es preservar el dormir y tolera más la moción de deseo Icc porque el estado del dormir bloquea la salida a la realidad. La libido escapa en el conflicto gracias a la preexistencia de fijaciones. La investidura regresiva de estas lleva a sortear la represión y a la satisfacción de la libido bajo las condiciones del compromiso. Por el rodeo a través del Icc y las fijaciones, la libido logra alcanzar una satisfacción real, aunque restringida y apenas reconocible. Lo dicho vale exclusivamente para la formación de síntoma en el caso de la neurosis histérica. Las prácticas y vivencias sexuales infantiles pueden dejar fijaciones libidinales en los afanes parciales abandonados y en los objetos resignados. Hacia ellos revierte la libido. En la infancia se manifestaron por primera vez las orientaciones pulsionales que el niño traía en su disposición innata y las vivencias infantiles le activaron por primero vez otras pulsiones. Unas vivencias de la infancia son capaces de dejar como secuela fijaciones libidinales y las disposiciones constitucionales son la secuela que dejaron las vivencias de nuestros antepasados. La predisposición por fijación libidinal del adulto se nos descompone en constitución sexual hereditaria y en predisposición adquirida en el vivenciar infantil. La constitución sexual forma con el vivenciar infantil otra "serie complementaria" semejante a la formada entre predisposición y vivenciar accidental del adulto. Las regresiones vuelven a etapas más tempranas de la organización sexual. La libido de los neuróticos vuelve a las vivencias sexuales infantiles regresivamente después que fue expulsada de sus posiciones tardías. Pero estas vivencias libidinales no tuvieron en su momento importancia alguna y sólo la cobraron regresivamente. La investidura libidinal de las vivencias infantiles es reforzada por la regresión de la libido. Existen neurosis infantiles en las que el diferimiento temporal no cumple ningún papel y la enfermedad se contrae como

consecuencia directa de vivencias traumáticas. Las neurosis de los niños son muy frecuentes y en la mayoría de los casos se presentan como una histeria de angustia. Sí en períodos más tardíos estalla una neurosis, el análisis revela, que es la continuación directa de aquella enfermedad infantil velada. Hay casos en los que esa neurosis infantil prosigue como un estado de enfermedad que dura toda la vida. A menudo el análisis de una neurosis contraída en la adultez nos permite reconstruir la neurosis infantil de esa persona. La fijación en determinados puntos del desarrollo sólo cobra valor en la inmovilización de un determinado monto de energía libidinosa. Hay casos en los que el peso de la causación recae en las vivencias sexuales infantiles, sin necesidad del apoyo de la constitución sexual y su inmadurez. Hay otros casos en los que el acento recae sobre los conflictos posteriores y la insistencia en las impresiones infantiles, obra de la regresión. En un extremo la "inhibición del desarrollo" y en el otro la "regresión" y entre ellos todos los grados de conjugación de ambos factores. Los síntomas crean un sustituto para la satisfacción frustrada, por medio de la regresión de la libido a estadios anteriores del desarrollo, en la elección de objeto o en la organización. El neurótico quedó adherido a un punto de su pasado, a un período en donde satisfacía su libido, aunque para ello tenga que retroceder hasta su lactancia. El síntoma repite aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia, desfigurada por la censura que nace del conflicto y mudada en sufrimiento que lleva a contraer la enfermedad. La modalidad de satisfacción que el síntoma aporta es irreconocible para la persona, pues siente la presunta satisfacción como sufrimiento, y esta mudanza es parte del conflicto psíquico bajo cuya presión se formó el síntoma. Lo que fue para el individuo satisfacción está destinado a provocar hoy su resistencia o repugnancia. P.e. el niño que ha mamado del pecho materno años más tarde manifiesta una fuerte renuncia a beber leche o repugnancia cuando la leche se halla cubierta de nata. Los síntomas como medio de satisfacción libidinosa prescinden del objeto y resignan el vínculo con la realidad exterior, consecuencia del extrañamiento respecto del principio de realidad y del retroceso al principio de placer. También hay un retroceso a una suerte de autoerotismo ampliado, como el que ofreció las primeras satisfacciones a la pulsión sexual. Reemplazan una modificación en el mundo exterior por una modificación en el cuerpo, vale decir, una acción exterior por una interior. El síntoma figura algo como cumplido: una satisfacción a la manera de lo infantil, por medio de la condensación esa satisfacción puede comprimirse en una inervación única y por medio de desplazamiento puede circunscribirse a un pequeño detalle del complejo libidinoso. Las vivencias infantiles en que la libido está fijada y desde las cuales se crean los síntomas no siempre son verdaderas. Las vivencias infantiles construidas en el análisis o recordadas son una mezcla de verdad y falsedad. Los síntomas son ora la figuración de vivencias reales y a las que puede atribuirse una influencia sobre la fijación de la libido, ora la figuración de fantasías del enfermo. Cuando el enfermo nos presenta el material que, por detrás de los síntomas, lleva hasta situaciones de deseo calcadas de las vivencias infantiles, al comienzo debemos dudar si se trata de realidades o fantasías. Durante largo tiempo no comprenderá el designio de equiparar fantasía y realidad y de no preocuparnos por saber si esas vivencias son lo uno o lo otro. El enfermo se ha ocupado de esas fantasías, ese hecho no tiene menor importancia para su neurosis que si hubiera vivenciado en la realidad el contenido de sus fantasías. Ellas poseen realidad psíquica, en oposición a una realidad material, en el mundo de las neurosis la realidad psíquica es la decisiva. Entre los acontecimientos que retornan en la historia del neurótico hay algunos de particular importancia: la observación del comercio sexual entre los padres, la seducción por una persona adulta y la amenaza de castración. El niño pequeño puede ser testigo del comercio sexual entre adultos y comprender con posterioridad esta impresión. Pero cuando este acto es descrito con detalles precisos o como ejecutado por atrás, esa fantasía se apuntala en la observación del comercio sexual entre animales y en su insatisfecho placer de ver. La seducción entre niños es más frecuente que la seducción por un adulto y en el caso de las niñas aparece con regularidad el padre. Con la fantasía de seducción el niño encubre el período autoerótico de quehacer sexual y se ahora la vergüenza de la masturbación fantaseando un objeto anhelado. El niño se compone esa amenaza de castración sobre la base de indicios, ayudado

Existe un camino de regreso de la fantasía a la realidad y es el arte. El artista, como cualquier insatisfecho, se extraña de la realidad y transfiere su libido a las formaciones de deseo de su fantasía. Es probable que su constitución incluya una vigorosa facultad para la sublimación y cierta flojera de las represiones para el conflicto. El artista elabora sus sueños diurnos de modo que pierdan lo personal y chocante, para que los extraños puedan gozarlos, y no deja traslucir sus fuentes prohibidas. Da forma al material hasta que se convierte en reflejo de la representación de su fantasía y después anuda a esta figuración de su fantasía Icc una ganancia de placer tan grande que doblega temporalmente a las represiones. Posibilita a los otros que extraigan alivio de las fuentes de placer de su propio Icc.