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Orientación Universidad
Orientación Universidad

El origen de la ética humana, Apuntes de Ética

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 09/07/2019

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SENDEROS
CAPILARIDADES
El
origen de
la
ética humana
Primera
parte
Emst
Mayr·
La
publicación
de
El
origen
de
las
es-
pteitsen
1859
significó
el
fin
de
la
acep-
taCi6n
automática
de
la
naturaleza de
.".
moralidad
humana dada por
Dios.
Los
fil6sofos
antes
de
ese
tiempo
se
hablan
cuestionado
acerca
de
la
fuente
de
la
moralidad
huunana,
pero su obje-
civo
era
encontrar cómo
se
podían de-
[mninar
las
mejores omás correctas
normas
éticas.
En
este
ensayo
no
me
concentraré
en
esa
cuestión.
Yo
no
rra-
m/
de
establecet
la
norma
de
lo
que
"bueno
y
de
lo
que
es
malo,
de
lo
que
,,/rico.
Tomo
pOt
hecho que nuestra
cultura
así
como
cualquier individuo
que
pertenece
a
ella
tiene una
idea
defi-
nida
de
lo
que
es
moral,
de
lo
que
es
bueno
y
malo.
En
lugar
de
eso,
intenta-
n!
discutir
el
origen
de
la
ética humana
durante
la
evolución
del
horno
sapiros
desde
sus
ancestros
primates, ycomen-
zan!
con
el
problema
del
altruismo.
Una
conducta
es
altruista
cuando
beneficia
aOtro
organismo.
no
ctrcanarn.ente
relacionado. apesar de
que
actúa
en
detrimento
del
organis-
OJo
que
lleva
a
cabo
esa
conducra. Ge-
neralmente
se
acepta que
la
presencia
de
una
conducta
verdadetamente
al-
truista,
distingue alos seres
humanos
del
resto
de
los
animales. Esta distin-
ci6n
que
patece tan
drástica
y
discontinua,
amenudo fue usada
en
la
!omado con permiso de: Erost
Mayhr
The
Origins
of Human Ethics", en
Toward
a
new
Philosophy
far
8iol09Y.
Harvard
University
Press,
1988.
Traducido
por
Juan Pedro
Ladette.
Primera
d d
dtl
tnsa
e.
os
entregas;
la
segunda
parte
dIs
las
yo
Incluy~
el
tema: ¿son adecua-
normas
étIcas Occidentales?
argumentación temprana
en
contra
del
darwinismo como evidencia
de
un
ori-
gen
especial
de
la
humanidad. Darwin
se
dio cuenta
cabal
de
la
diferencia
en-
tte
el
hombre y
los
animales, cuando
afirmó,
"Yo
suscribo totalmente
el
jui-
cio
de
esos
escritores
que
mantienen
que de todas
las
diferencias entre
el
hombte y
los
animales infetiotes
el
sen-
tido moral oconciencia
es,
con
mucho,
el
más
importante" (1871). A
pesar
de
ello,
como
veremos
mas
adelante,
él
pre-
sentÓ
una teorla totalmente
elaborada
de
cómo
esto
pudo habet
evolucionado
gradualmente.
En
los
úlrimos cincuenta
años
se
ha
reconocido que una
forma
particular
de
altruismo
está
muy disrribuida
en
los
animales, primariamente
en
las
es-
pecies
en que
los
padtes cuidan a
las
crías o
en
las
que forman grupos
socia-
les
que consisten sobte
todo
de
f.unilias
extendidas.
Ahí
uno encuentra
defensas
altruisras
de
la
progenie
pOt
la
madre
y
en
algunos casos por
el
padte, una
disposición adefendet oalertar a
los
familiares cercanos, así como a
compartir comida yotras
clases
de
conducta que,
es
evidente, benefician
al
teceptor,
pero
que
son
dafiinas,
al
menos
en
potencia, para
el
actor.
Como
ha sido
apuntado
por
Haldane,
Hamilton ypor numerosos sociobió-
logos,
tal
conducta puede set
favoreci-
da
por la selección natural puesto
~ue
aumenta
la
adaptación
del
genotipo
altruista.
En
tanto que
la
conducta
te-
sulta en
un
beneficio para
el
genoripo
del
altruista,
si
se
examina críticamente,
es
una conducta egoísta
mas
que
al-
truista.
La
literatura
de
la
sociobiología
literalmente contiene cientos
de
ejem-
plos de
conductas
en apariencia
altruistas
que
en
realidad
esllln
di.rígi.
das
a
la
adaptación incluyente
(inelusi.
Vt
fitnus)
.
El
altruismo adaptativo
incluyente
es
uno
de
los
principales
marcos
con""p-
ruales
de
la
lireratura
evolutiva
aaual.
Algunos
autores
piensan
que
toda
la
érica
huunana
es,
deralles
más
Odeta-
lles
menos,
alttuismo adaptativo inclu-
yente. Otros autores piensan que
cuando
la
genuina
ética
humana
se
de-
sarrolló, remplazó
al
altruismo
adaptativo
incluyente.
Mi
propia
po-
sición
es
intermedia
en
algún
punto.
Yo
distingo
muchos
remanenles
del
alttuismo adaptativo incluyente
en
la
especie
humana,
tales
como
el
amor
instintivo
de
una
madre
por
sus
hijos
y
la diferente actitud moral que
adoptamos
en
el
tratO
con
atraños o
exreanjeros comparada con
las
de
nuestro propio grupo.
Las
norm...
morales
vertidas
en
el
Antiguo
Tesra-
mento
son
características
de
esa
hcrr.n-
cia.
Pero
yo
no
creo
que
el
altruismo
adaprarivo
incluyente
es
todo
lo
que
hay
en
la
ética
humana.
Es
interesante
ver
que
Darwin
era
ca-
balmente
consciente
de
la
exi
tencia
de
la
adaptación
incluyente.
Hablando
de
la
presencia
de
un
hombre
con
f.acul-
tacles
superiores
en
una
tribu humana,
él
afirmó,
"Si
rales
hombres
dejaban
ni·
fios
que heredaran
su
superioridad
mental,
las
oportunidades de
que
na-
cieran
miembros
rodavía
más
ingenio-
sos
eran
un
poco
mejores,
y
en
una
rribu
pequefia,
decididame.~te
mejo~
Aún
si
ellos
no
dejaban
hiJOS,
la
tnbu
trararía
de
incluir
su
relación
de
san·
gre" (1871:161), a
quiene,
como
Darwin explica, tienen una dote
genética
similar.
La
",I=ión
del
al-
UNIVERSIDAD
DE
M!XICO
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SENDEROS CAPILARIDADES

El origen de la ética humana

Primera parte

Emst Mayr·

La publicación de El origen de las es-

pteitsen 1859 significó el fin de la acep- taCi6n automática de la naturaleza de .". moralidad humana dada por Dios. Los fil6sofos antes de ese tiempo se hablan cuestionado acerca de la fuente

de la moralidad huunana, pero su obje-

civo era encontrar cómo se podían de- [mninar las mejores o más correctas normas éticas. En este ensayo no me concentraré en esa cuestión. Yo no rra- m/ de establecet la norma de lo que "bueno y de lo que es malo, de lo que ,,/rico. Tomo pOt hecho que nuestra cultura así como cualquier individuo que pertenece a ella tiene una idea defi-

nida de lo que es moral, de lo que es

bueno y malo. En lugar de eso, intenta-

n! discutir el origen de la ética humana

durante la evolución del horno sapiros

desde sus ancestros primates, y comen-

zan! con el problema del altruismo.

Una conducta es altruista cuando beneficia a Otro organismo. no ctrcanarn.ente relacionado. a pesar de que actúa en detrimento del organis- OJo que lleva a cabo esa conducra. Ge- neralmente se acepta que la presencia

de una conducta verdadetamente al-

truista, distingue a los seres humanos

del resto de los animales. Esta distin-

ci6n que patece tan drástica y discontinua, a menudo fue usada en la

!omado con permiso de: Erost Mayhr The Origins of Human Ethics", en Toward a new Philosophy far 8iol09Y. Harvard University Press, 1988. Traducido por Juan Pedro Ladette.

Primera d d dtl tnsa e. os entregas; la segunda parte dIs las yo Incluy~ el tema: ¿son adecua- normas étIcas Occidentales?

argumentación temprana en contra del darwinismo como evidencia de un ori- gen especial de la humanidad. Darwin se dio cuenta cabal de la diferencia en-

tte el hombre y los animales, cuando

afirmó, "Yo suscribo totalmente el jui-

cio de esos escritores que mantienen

que de todas las diferencias entre el

hombte y los animales infetiotes el sen-

tido moral o conciencia es, con mucho,

el más importante" (1871). A pesar de

ello, como veremos mas adelante, él pre- sentÓ una teorla totalmente elaborada de cómo esto pudo habet evolucionado gradualmente. En los úlrimos cincuenta años se ha reconocido que una forma particular de altruismo está muy disrribuida en los animales, primariamente en las es- pecies en que los padtes cuidan a las crías o en las que forman grupos socia- les que consisten sobte todo de f.unilias extendidas. Ahí uno encuentra defensas altruisras de la progenie pOt la madre y en algunos casos por el padte, una disposición a defendet o alertar a los familiares cercanos, así como a compartir comida y otras clases de conducta que, es evidente, benefician al teceptor, pero que son dafiinas, al menos en potencia, para el actor. Como ha sido apuntado por Haldane, Hamilton y por numerosos sociobió- logos, tal conducta puede set favoreci- da por la selección natural puesto ~ue aumenta la adaptación del genotipo altruista. En tanto que la conducta te-

sulta en un beneficio para el genoripo

del altruista, si se examina críticamente, es una conducta egoísta mas que al-

truista. La literatura de la sociobiología

literalmente contiene cientos de ejem- plos de conductas en apariencia

altruistas que en realidad esllln di.rígi.

das a la adaptación incluyente (inelusi.

Vt fitnus).

El altruismo adaptativo incluyente es uno de los principales marcos con""p- ruales de la lireratura evolutiva aaual. Algunos autores piensan que toda la érica huunana es, deralles más Odeta- lles menos, alttuismo adaptativo inclu- yente. Otros autores piensan que cuando la genuina ética humana se de- sarrolló, remplazó al altruismo adaptativo incluyente. Mi propia po- sición es intermedia en algún punto. Yo distingo muchos remanenles del alttuismo adaptativo incluyente en la

especie humana, tales como el amor

instintivo de una madre por sus hijos y

la diferente actitud moral que

adoptamos en el tratO con atraños o

exreanjeros comparada con las de nuestro propio grupo. Las norm...

morales vertidas en el Antiguo Tesra-

mento son características de esa hcrr.n-

cia. Pero yo no creo que el altruismo

adaprarivo incluyente es todo lo que hay en la ética humana.

Es interesante ver que Darwin era ca-

balmente consciente de la exi tencia de la adaptación incluyente. Hablando de la presencia de un hombre con f.acul- tacles superiores en una tribu humana,

él afirmó, "Si rales hombres dejaban ni·

fios que heredaran su superioridad mental, las oportunidades de que na- cieran miembros rodavía más ingenio-

sos eran un poco mejores, y en una

rribu pequefia, decididame.~te mejo~ Aún si ellos no dejaban hiJOS, la tnbu trararía de incluir su relación de san· gre" (1871:161), a quiene, como Darwin explica, tienen una dote genética similar. La ",I=ión del al-

UNIVERSIDAD DE M!XICO • Ab<a 200'/ 77

I

SENDEROS

rruismo adaprativo incluyente ocurrió. de manera narucaL no s610 en los hombres primitivos sino en codos los

animales sociales en los cuales las fa-

milias extendidas son el núcleo de los gtUpos sociales. La notable habilidad de los animales sociales para reconocer

a sus parientes fue enfatizada una y otra

vez por Darwin: "Los instintos socia- les nunca se extienden a rodos los in- dividuos de la misma especie" (1871:85). Que tan bien desarrollado

está el sentido de relación en ciertos

animales ha sido muy bien documentado de forma experimental en años recientes por Par Bareson y su grupo en la Universidad de Cambridge. Los animales solitarios no tienen oportunidad de adquirir este comportamiento. Ellos no tienen una conducta que la selección natural pueda convertir en altruismo. En contraste, las tendencias altruistas de los organismos que viven en grupos

sociales son una base excelente para el

desarrollo de la moralidad humana.

El surgimiento de la ética genuina

Como veremos. la ética humana genuina surgió del altruismo adaptativo incluyente en nuestros ancestros primates. Aunque no es posible estable- cer en cada caso una línea de demarca- ción enrre la verdadera érica y el altruismo adaptativo incluyente. en ge- neral se puede afirmar que la conducta ética se basa en el pensamiento cons- ciente que conduce a realizar decciones deliberadas. La conducta altruista de una madre ave no está basada en la elección; es instintiva, no ética. Simpson caracterizó la situación muy bien: "El concepto de ética carece de significado a menos que existan las si- guientes condiciones:

a) Hay modos alternativos de acción. b) El ser humano es capaz de juzgar las alternativas en términos éticos. c) El ser humano es libre de escoger lo que juzgue éticamente bueno."

78 Abril 2002· UNIVERSIDAD DE MÉXICO

Por ello, claramente depende de la capacidad humana prever los resulta- dos de sus acciones e incluye la acepta- ción de la responsabilidad individual por sus resultados. Esta es la base para el origen y la función del sentido ético. Ayala (1987) expresó más o menos el mismo pensamiento cuando dijo que los humanos exhiben conducta ética porque su constitución biológica de-

termina la presencia en ellos de tres condiciones necesarias y suficientes: (1) la capacidad de anticipar las conse- cuencias de sus propias acciones; (2) la capacidad de hacer juicios de va- lor, y (3) la capacidad de escoger entre rutas alternativas de acción. La capacidad para la conducta ética, está pues, cercanamente correlacionada con la evolución de Otras capacidades

humanas en esencia. La diferencia entre

un animal. que actúa por instinto, y un ser humano, que tiene la capacidad de elegir, es la línea de demarcación de la ética. Yo acepto totalmente que una

persona puede tomar la decisión de ro-

bar o no a alguien, o de disparar una bala a su cabeza. Puesto que una persona es. capaz de predecit la consecuencia de sus actos, es en absoluto responsable de la evaluación ética de ese resultado. Los humanos tie- nen la capacidad de hacer tales juicios por su poder de razonamiento producto de la evolución del cerebro humano. El cambio de un alttuismo instintivo basado en la adaptación in- cluyente a una ética basada en la toma de decisiones fue quizá el paso más importante en la humanización. Na-

turalmente, el desarrollo del cetebro

coincidió con varios cambios evoluuvos

más en el ser humano, tales como la gran

prolongación del petiodo de infancia y juventud, o como el cuidado paternal, lo que hace imposible determinar en esos eventos correlacionados cuál fuela causa y el efecto. Otros factores asocia-

dos fueron el ctecimiento de las tropas

de homínidos más allá de la familia ex- tendida y el desarrollo de las ttadicio- nes tribales y de la cultura.

Debido a que el concepto global de

la ética descansa sobre la firme convic- ción de que una persona es capaz, has- ta cieno punto, de controlar sus ae(O~

la ética depende de la existencia dd IJ-

bre albedrío. Y muy apropiadamente el problema del libre albedrío h~ ocu- pado un gran espacio en el análiSIS que los filósofos han hecho de la ética. Este no es e11 ugar para defender la exiSlen- cia del libre albedrío; todo lo que yo ., no quiero decir es que su aceptaelon. niega la causalidad. En rettospectlva cada acción puede ser explicada poesus

causas, pero es, por decirlo de. algú~

modo, una causalidad a postenofl. yo tengo la opción dIe e eglf entr ·^ euna u otra, enrre dos respuestas en una situación ética, no importa euaJ haya escogido, ésta siempre resultará en una secuencia estrictamente causaJ. Uno de los más importantes proble.

mas en el ongen.^ d^ e a I^ é· (tca^ humana" d

el crecimiento de los grupOSd.de

homínidos de una raml^ e^ ·1· la^ e xten^ I^ a

SENDEROS

especial porque, en contraste con la se- lección individual, la selección del gru- po cultural puede recompensar el altruismo y algunas Otras virtudes que fortalezcan al grupo, aun a expensas de los individuos. Como la historia mues- era en repetidas ocasiones. esas conduc- [as serán preservadas y esas normas tendrán una larga sobrevivencia para

contribuir principalmente al bienestar

de un grupo cultural como entidad. La capacidad de aplicar normas de manera apropiada está íntimamente asociada con el desarrollo de la capacidad de razonamiento del cerebro humano. La evolución correlacionada de un cerebro más grande y un grupo social mayor posibilitó dos aspectos de la conducta ética: (1) una recompensa selectiva para ciertos rasgos que bene- fician al grupo, y (2) la conducta ética por elección deliberada, en lugar de la mera adaptación incluyente instintiva. Sin embargo, estas conclusiones to- davía dejan dos preguntas centrales sin resolver:

l. ¿Cómo desarrolla un grupo cul- tural una serie de normas éticas?

  1. ¿Cómo adquiere el individuo el conocimienm de las normas que debiera adoptat?

¿Cómo adquiere el grupo cultural una serie de normas éticas? Esta pregunta ha sido debatida por los filósofos desde Aristóteles, Espinoza. Kant, hasta los tiempos mo-

dernos. Las dos respuestas más amplia-

mente adoptadas son que las normas

morales provienen de Dios o son el

producto de la razón humana. Peto si la razón fue el factor causal, uno debe preguntar de quién era la razón y so- bre qué criterios. No discutiré aquí las calificaciones de las respuestas a esas preguntas. Después de la adopción de la teoría de la evolución, se hicieron numerosos intemos para derivar normas morales a panir de ella. Por ejemplo, se ha

80 Ab,il 2002· UNIVERSIDAD DE MEXICO

sugerido que lo "bueno" o lo "superior" es aquello que tiende a elevar al ser humano por encima de los animales. Pero no hay evidencia de que tal acercamienro racional fue alguna vez utilizado conscientemente con el ob- jeto de desarrollar un sistema ético. De hecho, la eugenesia fue concebida por sus fundadores como una manera de lograr una mayor perfección en los

humanos. Es rristemente irónico que

este noble objetivo original en algún momento llevó hasta algunos de los crí- menes más abominables que la huma- nidad haya visto. Para Darwin la medida ética consis- tía en la telación del individuo con su sociedad. Consideraba moral aquello que se expresaba como obediencia a los

"instintos sociales", como él los llamó.

Esta solución resuelve lateralmente la cuestión puesto que sólo lleva a la si- guiente pregunta: ¿dónde se originaron los instintos sociales? Bertrand Russell promovió un principio similar. considerando como objetivamente co- necto ... "(lo que) mejor sirve al interés del grupo". Una compatación de las normas éticas a través del mundo mues- tra que los grupos más exitosos fueron aquellos en los cuales el interés indivi- dual fue subordinado, al menos hasta

cierto punto, al bienestar de la socie-

dad. Pero la aseveración de Russelllleva a una respuesta más satisfactoria que la de Darwin, puesto que se refiere al éxito relativo de los diferentes grupos culturales humanos. Algunos tenían normas que aumelllaban la ptobabili-

dad de éxito (la longevidad) del gru. po; mIentras que ros Otros tenían nor. mas morales que los llevaban a Una rápida extinción.

Es fácil imaginarse cómo un sistema

de valores en particular llevaría a 1, prosperidad y al crecimiellto num/ri. co de un grupo, el cual podría, a su vez conducir a una guerra genocida COntra sus vecinos. donde el grupo victorioso se apoderaría del terrilOtio del grupo derrotado. Cualquier tendencia, dividir el grupo lo debilitaría y a su debido tiempo lo llevaría a su extin·

ción. Entonces, el sistema ético de cada

tribu o grupo social sería modificado

continuamente por ensayo y error, éxi-

to y fracaso, así como por la ocasional

influencia modificadora de ciertos U·

deres. El altruismo intragrupal y cual· quier Olra conducta que fortalezca al grupo sería preservado por la selección a lo largo del tiempo. Por lo tanto,las normas morales que dependen de quien en un grupo decide si un acto en panicular es correcto o equivocado no son el resultado de la evolución biológica sino de la evolución cultural. Cuando preguntamos si las normas morales son un producto de la razón o sólo resultan azarosamente de la sobrevivencia entre grupos competido- res, a partir de aquellos que tienen una ética más constructiva, encontramos respuesras divetsas. La enorme variedad en las normas morales de las tribus humanas primitivas indicaría que muchas de las diferencias se deben simplemente al azar. Pero cuando como

paramos las principales religion",: yfi·

losofías, incluyendo las de Chilla e India, descubrimos códigos éticos que son notablemente similares, a pesar de que sus historias son independientes en lo fundamental. Esto sugiere qu^.^ e^ los filósofos los profetas o los responsables de hace: leyes deben haber estudiado con cuidado a sus sociedades y, usan~ do su capacidad de razonar sobre la base de esas observacIOnes,.^ d b e^ en haber^ de· cidido cuáles reglas eran benéficas Y

cuáles no. Las normas anunciadas por Moisés O por Jesús en el Sermón de la Montaña seguramente fueron en lo fundamenral producto de la razón. Una vez adoptadas, esas normas se vuelven parte de la tradición culrural y son he- redadas culrutalmente de generación en gtneración.

¿Cómo adquiere el individuo unas normas morales?

La respuesta a esta cuestión ha sido

controvertida durante generaciones y varía entre dos extremos. Algunos lOCiobiólogos. Alexander (1987) y Ruse (1986) creen que aun en el hombre hay poco de altruismo genuino, pues rodo

el aparente altruismo es del tipo

adaprativo incluyente. que a final de

cuentas resulta ventajoso para el

supuesro altruista. Ellos también creen que tales conductas son principalmen- te innatas, esto es, que tienen bases genétioas. Los psicólogos que han estudiado los rasgos éticos, por otro lado. dudan que tengan alguna base en

el genotipo. Curiosamente, parece

haber más evidencia de la heredabilidad

de características malas que de las

buenas. Darwin citó la presencia de la cleptomanía en miembros de familias acaudaladas a través de varias generaciones como evidencia de la heredabilidad estricta. Con cierta fre- cuencia se infiere una predisposición genética también en el caso de los psicópatas. Pero como Danvin acerta-

damente dijo, "si las malas tendencias

SOn transmitidas. es probable que las buenas t (^) am b'. len (^) se transmitan. " (1811:102). Yo no creo que se haya demostrado Jue genes específicos controlan rasgos he carácter con alto valor ético. Las que

ere~an son más bien tendencias y

~dades. La predisposición genética CIa una alta calidad ética es dificil de ptobar

eh • puesto que se mezcla con mu-

.1 as adquisiciones culturales. Pero hay

'Oundan. tes 10. d' ICélciones de diferencias Innaras d. e personalidad que afecran la

conducta ética. Esto no niega que las tendencias de conductas que son cla- ramente egoístas sean preponderantes

en el componente hereditario de nues-

tra capacidad conducrual; la conducta egoísta fue favorecida fuertemente por la selección natural desde los días

prehumanos. A pesar de ello, la eviden-

cia indica que el componente genético

de la ética humana es de importancia menor, en rérminos generales. Con mucho la mayor parte de los valores morales de un ser humano son adqui- ridos individualmente a través de interacciones con otros miembros de su grupo culrural. Hay evidencia abru- madora para la no-heredabilidad de la bondad ética humana. La evidencia en esta dirección es muy diversa. pero haré mención de algunas:

  1. Las drásticas diferencias entre las clases de moralidad en distintos grupos étnicos y tribus.
  2. La ruptura total de la moralidad bajo cierros regímenes políticos.
  3. La conducta despiadada y amoral que frecuentemente aparece en contra de las minorías.

4. La conducra endurecida exhibida

en la guerta. por ejemplo, el bom- bardeo desinhibido sobre la población civil.

  1. Las modificaciones de carácter de un niño privado del contacto con su madre o con una madre sustituta durante un periodo crí- tico de la infancia.

Tales observaciones han llevado a puntos de vista opuestos e igualmente extremos. unos suponen que al nacer somos, por así decirlo. una tabula rasa,

y que cada aspecro de nuestra con~uc

ta es aprendido. Muchos conductlst~ y sus seguidores han adoptad~ esta VI- sión. Ellos niegan la exIStenCia de un componente innato y creen que toda conducta moral es resultado del raro- namiento, basado en respuestas con- dicionadas.

Ambas concepeiones. en su unilate- ralidad. son comradichas por mucha

evidencia. La mayor debilidad de am-

bos enfoques es que se aproximan a la cuestión con una visión tipológica. Se tiende a prestar poca arención a dos aspectos particulares. Primero, como se ha establecido ames. est~ la gran varia. ción individual en propensiones morales. Hay algunos individuos que desde su infancia muestran conduetas ofensivas, crueles. en absoluto egoLltas. profundamente deshonestas, entre otras. Hay orros que parecen peque· ños ángeles desde el principio -cálidos. desprendidos. siempre confiables y eo- opetadores. honestos hasta la midula. Estudios modernos de adopción de gemelos documentan que existe un componente genético considerable en esas diferentes tendencias. Segundo. y mucho más importante.

es la falta de atención en muchas dis-

cusiones modernas hacia la diferencia entre establecer que unas normas mo· rales definidas son innatas y afirmar

meramente que la capacidad tÚ adop-

tar una conducta ética es innara. Si un individuo tiene tal capacidad. es capaz de adoptar una segunda serie de nor- mas éticas que complememen y que remplacen en parte las normas hereda- das biológicamente basadas en adap. tación incluyente. Esta capacidad permite que el individuo adopte las normas heredadas culruralmeme por la

sociedad a la que pertenece. La gran

importancia de las normas cuhurales es que contrarrestan las tendencias egoístas básicas del individuo y le so- breponen un altruismo que beneficia al grupo como un todo; en úhima ins- tancia. el bienestar del individuo estl

cercanamente conectildo con el bien·

estar del grupo. Los valores transmitidos eultural· mente se caracterizan por su considc· rabIe plasticidad. Esto. eSli comprobado no sólo por las dlfe~n cias entre las normas morales de d,k- rentes grupos humanos que en

UNIVERSIDAD DE M(XICO • Abr" 1001 11