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La importancia de considerar el mantenimiento como una organización y no solo una gestión. Se detalla la necesidad de tener un equipo capacitado, una estructura eficiente y la aplicación de principios como la unidad de mando, amplitud de control, homogeneidad de las tareas y delegación de autoridad y responsabilidad. Se incluye un ejemplo práctico y una breve mención a la importancia del factor humano.
Qué aprenderás
Tipo: Monografías, Ensayos
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Organización de mantenimiento: Es de conocimiento general que, si se quiere un éxito notorio, toda acción puesta en marcha de mantenimiento debe ser llevada a cabo como una gerencia. Es decir, que las acciones de mantenimiento deben ser planificadas y programadas, con una administración superior y eficiente de todos los recursos y herramientas de los que se disponga, esto con la finalidad de que, a la infraestructura, o maquinaria, a la que se le está realizando esta tarea, quede lista y a disposición, en tiempo récord, para todas las actividades impuestas por la empresa. Esta idea de gestión podría verse desde un aspecto general, ya que no basta solo con una gestión, se necesita más: un equipo, una brazo ágil y extendido dentro de la estructura de la misma empresa, que haga y logre cumplir con las políticas de mantenimiento trazadas. Para este fin, hablamos del mantenimiento como una organización y no como una gestión. Los detalles se obtienen conociendo de manera puntual lo que es una organización desde un punto de vista global, abarcando todos los aspectos por los que está compuesta, incluyendo un por qué y un para qué de la existencia de la misma. La organización puede verse desde dos puntos de vista: el primero es como una manera útil o forma apropiada de actuar. Y el segundo como un conjunto de personas reunidas que utilizan sus habilidades y destrezas para un fin cualquiera; por lo general, el término suele asociarse con empresas o grupos de trabajos. A su vez, cada organización, independientemente del punto de vista en el que sea observada, debe cumplir con tres premisas básicas:
máquina, solo en la parte mecánica, si llegase a ocurrir una falla en la parte eléctrica, de inmediato hay un gran problema en todo lo que concierne a las actividades de mantenimiento. En ese punto, el mismo equipo si posee las herramientas y las capacidades intelectuales, pueden lograr dar con la falla, esto con un margen bajo al promedio de eficacia y tiempo. Pero si el equipo no está capacitado, se necesitará introducir a un miembro o equipo que esté al tanto de la parte eléctrica de la máquina para darle una pronta solución al inconveniente que se ha presentado. Este tipo de situaciones descritas en el ejemplo son las que provocan que no haya una formación de una estandarización para el mantenimiento como organización. Sin embargo, se considera un conjunto de conceptos, o principios, que dan un fundamento a esta problemática, los cuales son: unidad de mando, amplitud de control, homogeneidad de las tareas y delegación de autoridad y responsabilidad. La unidad de mando se refiere a la uniformidad en la emisión de órdenes, para su cumplimiento y que determine la responsabilidad de los involucrados. En este principio, el superior debe conocer a todos sus subordinados y estos deben conocerlo a él. Al igual que, cada función debe estar bien definida, y la dirección o jefatura de mantenimiento debe hacer previsiones de acuerdo a las actividades. La amplitud de control, corresponde a la longitud de área de actividades que se debe cubrir. Esta tiene que ser tan amplia como sea posible, pero a su vez, debe ser restringida para que se adapte a las necesidades prácticas de la organización. Es de gran importancia mencionar la existencia de algunas limitaciones, respecto a este punto, las cuales están relacionadas con la cantidad de personal a controlar, la ineficiencia de controles a largas distancias, y el tiempo, el cual debe ser oportuno y constante.
Siguiendo el mismo orden de principios descritos anteriormente, la homogeneidad de las tareas consiste en que las órdenes asignadas a cada miembro de la organización de mantenimiento sean lo más precisas y homogéneas, donde no haya ambigüedades e interferencias de responsabilidad, que imposibilite su cumplimiento o que requiera de la duplicidad de esfuerzos. El último principio, de delegación de autoridad y responsabilidad, involucra tanto al superior como a todos sus subordinados. Este principio habla de que ambas partes deben conocer su función y cuál es su autoridad en ese punto, para determinar así hasta qué nivel pueden actuar. A lo que respecta la responsabilidad, les indica su función e importancia dentro de la empresa. Se puede afirmar que la delegación de autoridad y responsabilidad ayuda a definir el rol de cada integrante de la organización, y esta delegación de autoridad al subordinado ayuda a que él sea parte íntegra de la organización, al mismo tiempo que la dirección revisa y guía en cada función designada por la misma. Estos principios son importantes para el mantenimiento como una organización, ya que fomentan la práctica y sirven como punto de partida. Pero si se quiere un mantenimiento adecuado, su requisito fundamental es contar con el número adecuado de operarios, de estos dependerá en gran medida la fuerza de trabajo, la cual es indispensable para el mantenimiento. El establecer los integrantes del grupo es una tarea un poco complicada, porque si se excede el número se tendrá operadores que no tendrán función alguna en las operaciones, y si hace falta habrá que trasladar a estos de otro lugar.
Esta es la razón principal por la que miles de estas empresas alrededor del mundo se hunden en el fracaso y se desmoronan a cada paso que dan, incluso acaparando todas las alternativas posibles. Es por este motivo que, a pesar de contar con personal altamente calificado, todo se derrumba y es esto lo que pasa también en la organización de mantenimiento. Es posible adaptar al grupo de mantenimiento los tres principios en los que se fundamenta una empresa organizada, los cuales son: formulación del propósito de la organización, comunicación y motivación. Al ejercer el mantenimiento desde una perspectiva organizativa, se tiene que formular el propósito del grupo y el de cada integrante, al igual que los pasos y funciones a seguir y a ejercer, para los objetivos planteados tanto del grupo de mantenimiento, como el de la empresa misma. Debe existir también una buena comunicación en cada integrante, si este factor falla, todo lo demás también lo hará. Al grupo se le debe mantener informado de cualquier cambio y de cualquier observación, siempre manteniendo una comunicación cordial y asertiva. Por su parte, los subordinados deben expresar sus puntos de vista y sus dudas en los momentos propicios para ello. La motivación es, para toda la cadena de mando de la empresa, el factor más importante: un equipo motivado es un equipo eficiente y capaz de todo, hasta el punto en el que pueden omitir sus carencias. Por lo tanto, es tarea de cualquier superior trabajar en base a este principio, que incluye mucho al factor humano que, muchas veces es omitido de las bases filosóficas de las empresas. Cuando se habla del factor humano, se refiere a no ver al trabajador como un empleado más, sino como un ser humano con necesidades que se tienen que suplir.
A modo de conclusión, se puede decir que no hay punto de referencia establecido para el mantenimiento como una organización, pero basándonos desde otras perspectivas de una organización y de una empresa, se da la oportunidad de crear una estructura que aporte los fundamentos para esta situación. Esto afirma el hecho de que una vez recopiladas las diversas filosofías y distintos aportes, se tiene una brújula que apunta al norte, pero, a su vez, se debe tener muy presente que ese norte está sujeto a muchos cambios de los que se requieren habilidades, experiencias y dinamismo que demanda de nuevas técnicas. Esta adaptación al dinamismo es la que debe estar presente en el mantenimiento como una organización, si se quiere que esta triunfe sobre todas las adversidades.