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La Lengua Viviente: Saussure y la Diferencia entre Lengua y Habla, Resúmenes de Lingüística

Fernando Saussure es considerado el padre de la lingüística moderna. En este documento, se analiza su perspectiva sobre la relación entre lengua y habla, y cómo su trabajo influyó en el desarrollo de la lingüística durante el siglo XX. Saussure reconoció la importancia de la viviente lengua y la escrita, y la necesidad de conocer sus utilidades, defectos y peligros.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo Saussure influyó en la lingüística moderna?
  • ¿Por qué Saussure creía importante conocer la utilidad, defectos y peligros de la lengua y la escrita?
  • ¿Qué significa Saussure por lengua y habla?
  • ¿Cómo se diferencia la perspectiva de Saussure sobre la lengua y habla de las perspectivas posteriores?
  • ¿Cómo Saussure percibía la relación entre la lengua y la sociedad?

Tipo: Resúmenes

2020/2021

Subido el 26/09/2022

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ISSN 2314-2189
Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36]
2222
DOSSIER
El habla y no la lengua; la
diacronía y no la sincronía:
la inversión de dos ideas
saussureanas
"Carlos Garatea
Pontificia Universidad Católica del Perú / cgaratea@pucp.edu.pe
Trabajo recibido el 12 de julio de 2016 y aprobado el 17 de septiembre de 2016.
Resumen
El centenario del Curso de lingüística general de Saussure es también
aniversario de las famosas dicotomías con las que el autor marcó un nuevo
rumbo en la lingüística moderna. Este trabajo analiza la oposición entre
lengua y habla y entre sincronía y diacronía. Ofrece un repaso de los motivos
que acompañaron las preferencias saussureanas y las pérdidas que oca
-
siona la preponderancia de la lengua y de la sincronía. Al final del ensayo,
se reflexiona sobre la trascendencia de las dicotomías en el estudio del
español de América.
Abstract
The Centenary of Saussure’s Course in general linguistics is also the anni-
versary of the famous dichotomies with which the author marked a new
direction in modern linguistics. This paper analyzes the opposition between
langue and parole and between synchrony and diachrony. It contains a
review of the reasons that might accompany the Saussurean preferences
and the losses caused by the preponderance of langue and synchrony. In
the end, we reflect on the significance of the dichotomies in the study of
American Spanish.
Resumo
O centenário do Curso de linguística geral de Saussure também é ani-
versário das famosas dicotomias com que o autor marcou um novo rumo
na linguística moderna. Este trabalho analisa a oposição entre língua e
fala e entre sincronia e diacronia. Oferece uma visão geral das razões
que acompanharam as preferências saussureanas e as perdas que oca-
sionam a preponderância da língua e da sincronia. Ao final do ensaio,
reflete-se sobre a transcendência das dicotomias no estudo do espanhol
da América.
Palabras clave
lengua;
habla;
sincronía;
diacronía;
español de América
Keywords
language;
speech;
synchrony;
history;
Spanish of America
Palavras-chave
língua;
fala;
sincronia;
diacronia;
América espanhola
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ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36]

DOSSIER

El habla y no la lengua; la

diacronía y no la sincronía:

la inversión de dos ideas

saussureanas

" Carlos Garatea

Pontificia Universidad Católica del Perú / cgaratea@pucp.edu.pe Trabajo recibido el 12 de julio de 2016 y aprobado el 17 de septiembre de 2016. Resumen El centenario del Curso de lingüística general de Saussure es también aniversario de las famosas dicotomías con las que el autor marcó un nuevo rumbo en la lingüística moderna. Este trabajo analiza la oposición entre lengua y habla y entre sincronía y diacronía. Ofrece un repaso de los motivos que acompañaron las preferencias saussureanas y las pérdidas que oca- siona la preponderancia de la lengua y de la sincronía. Al final del ensayo, se reflexiona sobre la trascendencia de las dicotomías en el estudio del español de América. Abstract The Centenary of Saussure’s Course in general linguistics is also the anni- versary of the famous dichotomies with which the author marked a new direction in modern linguistics. This paper analyzes the opposition between langue and parole and between synchrony and diachrony. It contains a review of the reasons that might accompany the Saussurean preferences and the losses caused by the preponderance of langue and synchrony. In the end, we reflect on the significance of the dichotomies in the study of American Spanish. Resumo O centenário do Curso de linguística geral de Saussure também é ani- versário das famosas dicotomias com que o autor marcou um novo rumo na linguística moderna. Este trabalho analisa a oposição entre língua e fala e entre sincronia e diacronia. Oferece uma visão geral das razões que acompanharam as preferências saussureanas e as perdas que oca- sionam a preponderância da língua e da sincronia. Ao final do ensaio, reflete-se sobre a transcendência das dicotomias no estudo do espanhol da América. Palabras clave lengua; habla; sincronía; diacronía; español de América Keywords language; speech; synchrony; history; Spanish of America Palavras-chave língua; fala; sincronia; diacronia; América espanhola

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea

1. Introducción Regresar a un libro ya leído es siempre una experiencia singular. La memoria toma un protagonismo imposible de contener. Los recuerdos tejen versiones fieles (o infieles) de lo que espera al lector en su nueva visita. La sorpresa y admiración pueden repetirse, dar paso a la decepción o a un interrogatorio personal sobre el origen de las historias, propias o ajenas, en torno del libro que nuevamente se tiene entre manos. Muchas veces esas historias terminan desvaneciéndose y confirmando que son parte de leyendas, de lugares comu- nes o de prejuicios cuyo asidero no es otro que la reiteración y la ignorancia. De tanto decir y redundar en una afirmación, adquiere valor de verdad y se acuartela en el imaginario. Puede tratarse, por cierto, de un falso recuerdo, una de esas mentirillas que nos regala la memoria. Pero la relectura puede ser ocasión de descubrimiento en lo conocido. El buen libro escruta, pregunta e inquieta al lector. Pasan los años, se acumulan conocimientos, la tecnología imprime atolondrada velocidad al mundo, el tiempo se abrevia, pero los buenos libros persisten, se niegan al olvido y asaltan a quien toma sus páginas y lee. El Curso de lingüística general cumple cien años. Son tantas las razones para celebrarlo que no insistiré en ellas. En lo que sí quiero insistir es en su relectura. No hay que dejar de leer a Saussure. Se oyen o leen cosas sobre el Curso que el Curso no dice o lo dice de otra manera. No faltan quienes alientan su abandono por tratarse de un libro “viejo”, contrario a las apues- tas del presente. Pero, a pesar de las insistencias y desafíos de la lingüística contemporánea, el Curso sigue ahí, bien puesto, firme, sin dejar de levantar el polvo que requiere la ciencia para progresar. Ciertamente que la lectura de Saussure se da hoy en un contexto impensable cuando salió la primera edición. Es absurdo hacer como si nada hubiera sucedido desde entonces. Su relectura implica regresar el camino recorrido y con ello, una vez instalado el lector en la obra, proyectarla, sin alterar el sentido, la pertinencia y la agudeza de sus hipótesis y conceptos. Se trata de leer a Saussure, de entenderlo y de meditar el valor y la utilidad de sus ideas cuando fueron planteadas, como hace la historiografía, y, a la vez, se trata de ponderarlas a la luz de la investi- gación contemporánea y de los desafíos que plantean la realidad y la historia social de nuestras comunidades hablantes. Me atrevo a decir que, en esa ruta, Saussure sale bien librado. De 1916 a hoy, la lingüística amplió y cambió sus premisas y orientaciones, los énfasis y jerarquías conceptuales han mudado y ahora reciben más peso aspectos que Saussure no vio o, sencillamente, no podía vislumbrar. El auge y decaimiento del estructuralismo, por ejemplo, sembró el medio para la pujante presencia del generativismo, que avivó las exploraciones cognitivas y el formalismo. De Saussure se refracta otra pers- pectiva que, embebida de Humboldt y el idealismo, asienta la preponderancia de la historia, de las variedades y de la creatividad de los hablantes, pers- pectiva que cristaliza en un marco que, entre sus líneas de trabajo, explora la diferencia entre usos orales y usos escritos, inmediatez y distancia, entre innovaciones y tradiciones discursivas. Cualquier recuento no puede dejar de lado el avance de la sociolingüística en su versión cuantitativa ni de aquella que arropada en conceptos propios intenta recuperar las motivaciones de los usos verbales. La pragmática y el análisis del discurso gozan, por cierto, de consenso casi general y son pocos los que les niegan la preponderancia que han ganado en los últimos veinte o treinta años, estímulo que permite supe- rar el límite que impuso la oración en el análisis gramatical. En paralelo, las hipótesis del cambio lingüístico y los juicios en torno del contacto renuevan la historia de las lenguas y dan a la diacronía el aire necesario para erigirse en terreno fértil y moderno. Basta este manojo de reseñas para advertir el ancho

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea que no la descarta, ni niega su valor. La distingue y sitúa. Tampoco olvida su prestigio. El paso que da Saussure sirve para delimitar su objeto de interés fuera de la escritura. No es un deslinde menor^3. Las consecuencias fueron enormes en la lingüística del XX. La escritura toma un rumbo distinto y propio; con “la lengua viviente” sucede lo mismo. A Saussure no le interesa la primera, sí la segunda. En ésta recae el centro de su atención. Pero dicho así no se tiene un objeto de estudio sino la dimensión en la que el objeto debe ser delimitado. Lo reconoce Saussure: “lejos de preceder el objeto al punto de vista, se diría que es el punto de vista el que crea al objeto” (49)^4. Ya no se trata de una diferencia de medio, como sucede con la escritura. Quiere elaborar un concepto, describir un “objeto”, que expli- que la naturaleza de la “lengua viviente”^5. Por aquellos años, distinguir lo estable, predecible y permanente, de lo variable, impredecible y volátil era condición para actuar científicamente. El positivismo y los postulados neogramáticos difundieron esas premisas que dieron pie a concepciones y métodos en distintos campos del saber. Pues bien, como “tomado en su conjunto el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes dominios” (51), opta Saussure por diferenciar entre lengua y habla, sin quebrar el lazo que las une como dimensiones naturales e inherentes al lenguaje. No hay una sin la otra. Pero es en la lengua donde pone Saussure el acento: Mientras que el lenguaje es heterogéneo, la lengua así delimitada es de naturaleza homogénea: es un sistema de signos en el que solo es esencial la unión del sentido y de la imagen acústica, y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas (58-59). El habla es lo opuesto^6. La lengua (abstracta, social y psíquica) ocupa el centro y el habla (concreta, individual y física) queda desplazada pero no olvidada ni postergada, como se verá en un momento. El énfasis en la lengua es plasmado en pasajes de este tipo: hay que colocarse desde el primer momento en el terreno de la lengua y tomarla como norma de todas las otras manifestaciones […] la lengua parece ser lo único susceptible de definición autónoma y la única que da un punto de apoyo satisfactorio para el espíritu (51)^7. Al final del Curso , encuentra el lector la famosa afirmación que marcará para siempre las ideas de Saussure y trazará el rumbo de gran parte de la investigación posterior, incluyendo la lingüística generativa, por cierto: La lingüística tiene por único y verdadero objeto la lengua considerada en sí misma y por sí misma (364)^8. De esa manera el objeto de estudio es encastillado, aislado y convertido en un objeto válido en sí y por sí. El carácter autocontenido y autosuficiente que luego impulsa el estructuralismo radical tendrá en esa afirmación un respaldo singular. También lo tiene el generativismo, aunque lo distingue el instrumental analítico y el fondo genético y biológico que presume en sus postulados y explicaciones. Situado el eje en la lengua, Saussure acentúa la sincronía a la diacronía. Prefiere el momento, el estado de una lengua, a su historia y cambio. Se aparta así de la perspectiva que mayoritariamente reina en los estudios del siglo XIX desde los trabajos de Bopp, Grimm y Diez. Pienso que lo hace obligado por la fuerza de su premisa de base: un objeto homogéneo, social, abstracto. ¿Por qué? La pista la da Saussure en razonamientos como estos:

  1. Y no es menor por el efecto que tuvo esa delimitación en el futuro de la lin- güística y en su relación con la filología. La separación de las dos disciplinas se acentuó en los años siguientes. Es ver- dad, sin embargo, que ya en el siglo XIX, Schleicher marcó también una distin- ción entre lengua oral y lengua escrita y descartó el análisis filológico entre las disciplinas científicas. Con Saussure, la diferencia toma nuevo impulso y otras justificaciones. Hoy subsiste la aludida separación, no obstante las pérdidas y vacíos que ocasionan en la compren- sión y explicación de los fenómenos verbales, sobre todo del cambio lin- güístico y su registro. Paradójicamente es en este campo donde el desarrollo es notable en los últimos años ―en parte― gracias a la incorporación de la escritura y de los textos como dimen- siones plausibles de estudio científico.
  2. Ciertamente que el interés por la delimitación de los “objetos” científicos motiva reflexiones desde distintas orientaciones. Como bien se sabe, no es un tema exclusivo de la lingüística ni antes ni después.
  3. En otro contexto, Merleau-Ponty expresó: “Todo el universo de la ciencia está construido sobre el mundo vivido y, si queremos pensar rigurosamente la ciencia, apreciar exactamente su sentido y alcance, tendremos, primero, que despertar esta experiencia del mundo del que ésta es expresión segunda” (Merleau-Ponty 1975 [1945], 8); más tarde, Habermas afirma: “Los posibles objetos de análisis científico se constituyen de antemano en las autocomprensiones de nuestro mundo vital primario” (Habermas ( [1964], 164). La bibliografía sobre la delimitación de los “objetos” científicos es extensa y diversa. Las dos citas me parecen suficientes en esta ocasión porque enmarcan a Saussure en otro ámbito de reflexión y dan luces sobre su trascendencia científica y hermenéutica.
  4. Por ser bien conocidas, evito mencionar arriba las siguientes ideas de Saussure. Las reproduzco aquí por su relación con los razonamientos que luego expongo: “Al separar la lengua del habla [ langue et parole ] se separa a la vez: 1. Lo que es social de los que es individual; 2. Lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos acci- dental. La lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra pasivamente; nunca supone premeditación, y la reflexión no interviene en ella más que para la acti- vidad de clasificar […] El habla es, por el contrario, un acto individual de vo- luntad y de inteligencia, en el cual con- viene distinguir: 1. Las combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de la lengua con miras a ex- presar su pensamiento personal; 2. El mecanismo psicofísico que le permita exteriorizar esas combinaciones” (57).
  5. En otro momento dirá: “no es, pues, quimérico decir que es la lengua la que hace la unidad del lenguaje” (53).
  6. Aunque no sea esta frase de Saussure, su presencia en el Curso tiene suficiente relevancia para no perderla de vista ni dejarla de lado cuando se explora la influencia del pensamiento saussureano en el rumbo que toma la lingüística durante el siglo XX y en el consiguiente divorcio, por ejemplo, de la lingüística “científica” y la filología.

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea para el sujeto hablante su sucesión en el tiempo es inexistente. El hablante está ante un estado. Así el lingüista que quiere comprender ese estado tiene que hacer tabla rasa de todo lo que ha producido y desatenderse de la diacronía^9. Nunca podrá entrar en la conciencia de los sujetos hablantes más que suprimiendo el pasado. La intervención de la historia sólo puede falsear el juicio (149) […] la oposición entre los dos puntos de vista —sincrónico y diacrónico— es absoluta y no tolera componendas (151) […] es patente que el aspecto sincrónico prevalece sobre el otro, ya que para la masa hablante es la verdadera y única realidad […] también lo es para el lingüista: si el lingüista se sitúa en la perspectiva diacrónica no será la lengua lo que él perciba, sino una serie de aconteci- mientos que la modifican (161). Para no dejar duda sobre cuánto ayuda la sincronía en el conocimiento de la lengua añade que la sincronía no conoce más que una perspectiva, la de los sujetos hablantes, y todo su método consiste en recoger su testimonio; para saber en qué medida una cosa es realidad será necesario y suficiente averiguar en qué medida existe para la conciencia de los sujetos hablantes (161). Queda así delimitada la lengua como el objeto de estudio y la sincro- nía como la perspectiva señalada para llevar a buen puerto el trabajo exploratorio y analítico. Con el tiempo, ambos, lengua y sincronía , se convirtieron en la síntesis del pensamiento saussureano y en el legado que, junto con el signo, marcaría la lingüística del XX, con la consi - guiente postergación del habla y la diacronía. Hoy es un lugar común hacer este tipo de referencias. Sin embargo, la relectura (o la lectura, a secas) del Curso matiza considerablemente la percepción habitual (o la leyenda) en torno a los postulados saussureanos y a los límites que cercan y aíslan a la lengua del habla y a la sincronía de la diacronía. Saussure afirmó las dicotomías, pero no ignoró los puntos de contacto ni la reciprocidad teórica y empírica entre los conceptos involucrados. Dicho de otro modo: no hay lengua sin habla, ni sincronía sin diacronía. Lo razona de esta manera: el lenguaje tiene un lado individual y un lado social, y no se puede concebir el uno sin el otro (49) […] En cada instante el lenguaje implica a la vez un sistema establecido y una evolución, en cada momento es una institución actual y un producto del pasado. Parece a primera vista muy sencillo distinguir entre el sistema y su historia, entre lo que es y ha sido; en realidad, la relación que une esas dos cosas es tan estrecha que es difícil sepa- rarlas […] es una idea enteramente falsa esa de creer que en materia del lenguaje el problema de los orígenes difiere del de las condiciones permanentes. No hay manera de salir del círculo (50)^10. No hay cómo pasar por alto el carácter dinámico, variable e inestable del habla, a diferencia de la quietud y de la homogeneidad de la lengua. Siendo el habla individual, la diversidad es su característica más notoria, tanto si se considera a cada hablante como a grupos o comunidades. Hoy esta premisa recae al campo de la variación. Si es posible la comunicación en un ambiente tan tornadizo es porque tras las variantes existen invariantes, formas ideales, comunes y generalizables a partir de un acervo delimitado y regular de unidades. A ello parece referirse Saussure: entre todos los individuos así ligados por el lenguaje, se establecerá una especie de promedio: todos reproducirán no exactamente, sin duda, pero sí aproximadamente los mismos signos unidos a los mismos conceptos (56)^11.

  1. Sería interesante confrontar estas premisas con los postulados metodológicos de los primeros trabajos de Chomsky y el diseño de su perspectiva analítica.
  2. Aunque se trata de un afirmación que daría pie a otro tipo de desarrollo, no quiero omitir la siguiente afirmación de Saussure: “no es el lenguaje habla- do el natural al hombre sino la facultad de constituir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos que corres- ponden a ideas distintas” (53); o que “[e]l papel característico de la lengua frente al pensamiento no es el de crear un medio fónico material para la expresión de las ideas, sino el de servir de intermediaria entre el pensamiento y el sonido, en condiciones tales que su unión lleva necesariamente a deslinda- mientos recíprocos de unidades” (192).
  3. Sin ánimo de forzar las cosas, es oportuno recordar la importancia que tuvo la búsqueda de variantes e invariantes en la filología, en la reconstrucción de textos antiguos, en el rescate de tradiciones, leyen- das y canciones populares. En el ámbito del hispanismo quien mejor encarna esa orientación es sin duda Menéndez Pidal (cf. Garatea 2005).

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea La lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos; pero el habla es necesaria para que la lengua se establezca; históricamente el hecho de habla precede siempre […] el habla es la que hace evolucionar a la lengua […] Hay pues interdependencia de lengua y habla, aquélla es a la vez el instrumento y el producto de ésta. Pero eso no les impide ser dos cosas absolutamente distintas […] no hay, pues nada de colectivo en el habla; sus manifestaciones son individuales y momentáneas (64-65). Las idas y vueltas mostradas pueden deberse a Saussure o a los editores del Curso. También pueden deberse a las dudas del autor, al hilo de su argu- mentación o la presión de hacer ciencia a la luz de las ideas del momento y de querer diferenciarse de sus antecesores. Cabe ciertamente que la com- plejidad del objeto se le impusiera por momentos en contra de sus deseos y afirmaciones. Puede haber más de una razón. No pretendo resolver aquí el dilema. Hace cien años el Curso trajo ese panorama y con ese mar de ideas y reflexiones entró en la historia de la lingüística.

3. ¿Por qué no el habla? ¿Por qué no la diacronía? Aunque sea discutible que Saussure desligue de su objeto la dimensión pragmática y variable de las lenguas, difícilmente puede negarse que acierta relacionando el lenguaje y la lengua con la mente. Saussure focaliza así en el hablante la principal fuente de conocimiento y lo sitúa en el primer plano de sus postulados. Es cierto que no queda claro qué entiende Saussure por competencia y conciencia lingüística ni cuál es el lugar que atribuye a los procesos cognitivos, pero el realce de la dimensión psíquica, mental, de la lengua es sin duda un aspecto que no debe olvidarse cuando conmemo- ramos el centenario del Curso. Lo mismo debe decirse de que la lengua sea situada en los individuos, no obstante la abstracción del concepto. El hablante surge así como usuario de un sistema abstracto y colectivo. Gracias a ello, Saussure hizo girar la investigación y la encaminó en nuevas direc- ciones. Abandona la evolución y el historicismo, acoplados a la descripción de sonidos y morfemas en el tiempo o en comparaciones estructurales, e introduce la idea de lengua, un sistema organizado en oposiciones binarias, solidariamente cohesionado. Sin duda, es uno de los aciertos de Saussure. Pero el acierto produjo olvidos. Algunos “olvidos” no pertenecen a Saussure sino a quienes vinieron después y llevaron al límite partes o ideas sueltas del Curso , ignorando las vueltas que tiene el libro. La idea de lengua y del quehacer del lingüista que postula Saussure, materializados en la última frase del libro, desembocó en la especialización, en el aislamiento de los fenómenos y en la indiferencia ante la totalidad de unidades, hechos y usos que les da sentido y pertinencia en la vida social: ¿cómo estudiar la lengua, un objeto histórico por definición, excluyendo la historia?, ¿cómo estudiar lo estructurado, la lengua, sin mirar lo no estructurado?, pregunta con razón Kabatek (2015)^14. Sus preguntas tocan el centro de las dicotomías y el fundamento de las preeminencias expuestas en el Curso : la lengua y no el habla, la sincronía y no la diacronía. Aunque las valore por igual y dé cuenta de las relaciones entre ellas, es verdad que Saussure elige y jerar- quiza y, por tanto, posterga. Su motivación está en el plano metodológico y no en el del objeto. Lo recuerda Coseriu: El problema de la antinomia entre sincronía y diacronía es, en el fondo, un falso problema […] la antinomia, tal como la formuló De Saussure, no pertenece al plano del objeto, sino al plano de la investigación: se trata, pues, de una diferencia de puntos de vista, de una 14. Kabatek plantea ambas preguntas en un artículo reciente dedicado a explorar el desarrollo que siguió a Saussure. A la segunda pregunta aña- de: “¿cómo [estudiar] la relación entre lengua y sociedad sin las funciones in- ternas de la lengua?, ¿cómo [estudiar] la pragmática sin lo particular de cada lengua, cómo la cognición universal dejando de lado la estructuración parti- cular de cada lengua?” (Kabatek 2015).

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea distinción metodológica (y, más aun, perteneciente a cierta metodología) que ha sido interpretada como distinción real, correspondiente a los hechos mismos del lenguaje (Coseriu 1968, 273). En realidad, el objeto es un objeto doble^15 : es lengua y es habla, es sincró- nico y diacrónico. Pero es imposible estudiarlas a la vez. Y esa imposibilidad obliga a elegir una perspectiva que obviamente no afecta la naturaleza del objeto ni sus condiciones de funcionamiento. La elección es metodológica, es decir, corresponde al procedimiento que sigue el observador para acer- carse, describir y explicar su objeto. Los resultados son, por tanto, parciales y están supeditados a la perspectiva elegida. Alonso explica la elección de Saussure diciendo que no es de sospechar en un Ferdinand de Saussure animadversión alguna contra el espíritu; en él no hay rastro alguno de materialista, ya que el sistema de la lengua no tiene exis- tencia material, sino psíquica, aunque despersonalizada. Fue la aspiración del positivismo al “pájaro en mano” la que empujó a la clara inteligencia de un Saussure a simplificar su objeto de estudio, eliminando, por material indócil, todas las complejidades que no se adecuaran a los métodos disponibles, toda acción irreductible a relaciones previsibles entre elementos previstos (Alonso 1959 [1945], 28)^16. En cambio, Alonso ve en el habla, y no en la lengua, el auténtico centro del interés. Lo justifica así: Saussure descubre luminosamente que el producir y armar tal pensamiento particular es cosa del habla, no de la lengua. Y tendremos que completar: tampoco es de la lengua, sino del habla, el momento de la comprensión, que consiste en rearmarlo reorganizando su unidad […] la lengua no existe como reino autónomo del habla […] Podemos, sí, dis- cernir lo individual y lo social en un idioma, pero cuando nuestro análisis se aplica con total responsabilidad a la existencia concreta de uno u otro elemento, reconocemos que la lengua sin habla no tiene existencia real en ninguna parte; sólo existe en el uso activo que de ella hace el que habla o en el uso activo del que comprende. Solo el “habla” real da realidad a la “lengua”. Esto obliga a ver en el habla y no en la lengua el gozne de la ciencia del lenguaje (Alonso 1959 [1945], 25-26). Parecen resonar aquí algunas ideas de Meillet (1916) y de Sechehaye (1940), editor del Curso. Vale la pena citarlos y admirar la agudeza y la lucidez de observaciones que parecen efectuadas unos minutos antes de escribir y leer esta línea. Cuando reseña la edición del Curso , en el BSLP , Meillet escribe a propósito de la oposición entre sincronía y diacronía: En séparant le changement linguistique des conditions extérieures d’où il dépend, F. de Saussure le prive de réalité; il le réduit à une abstraction, qui est nécessairement inexplicable […] s’il veut décrire une langue actuellement parlée, on ne peut le faire qu’en tenant compte des différences qui résultent de la diversité des conditions sociales et de toute la structure de la société considérée (Meillet 1916, 34-36). Un año después, en 1917, también a propósito del Curso , expresa Meillet las dudas que le generan algunas afirmaciones y razonamientos del maestro. Dice, por ejemplo, que [l]a façon dont la “langue”, qui est l’objet essentiel de la linguistique, est distinguée de la “pa- role” est saisissante […] la langue y est considérée abstraitement, en éliminant le plus possible la considération des événements historiques. Il y est enseigné que la langue est un fait social; mais F. de Saussure évite de considérer le détail des conditions sociales et les événements qui

  1. Pocos años atrás, Verleyen opinaba con toda razón que “la langue est deux choses à la fois: une synchronie et une diachronie [...] La langue est un objet double. Évidemment, cette duplicité de l’objet découle tout simplement de la perspective adoptée, puisque, pour ce même Saussure, c’est le point de vue qui crée l’objet” (Verleyen 2008, 136).
  2. Distante del positivismo, Alonso introduce una reflexión que matiza el planteamiento de Saussure sobre el circuito comunicativo: “El que escucha no se limita para comprender a registrar pasivamente los elementos idiomáticos que le van llegando y a aso- ciarlos con las ideas correspondientes; el acto de la comprensión supone una conciencia activa, una actitud como de sintonización con la actividad creadora del que habla, una respuesta psíquica adecuada” (Alonso 1959 [1945], 25).

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea La linguistique de la parole s’intéresse au contraire aux phénomènes concrets, aux actes dans lesquels la langue est mise au service de la pensée, avec tout ce qui fait de chacun d’eux un phénomène occasionnel différent de n’importe quel autre phénomène. Chacun de ces actes surgit, en effet, dans un lieu et un temps déterminés, entre des interlocuteurs ayant chacun sa personnalité et dans un ensemble de circonstances spéciales qui le déterminent. Il comporte de la part du sujet parlant, pour ne parler que de lui d’abord, un certain emploi des ressources de la langue combinées naturellement avec celles du langage symbolique et spontané […] C’est là que la parole se manifeste comme une puissance créatrice, ordonnatrice et féconde^19 […] La parole exerce alors au contraire une action délétère et désorganisatrice à l’égard de l’instrument dont elle se sert, mais cette action n’est pas moins digne d’être analysée et expliquée que l’autre^20 (Sechehaye 1940, 17). Aunque podrían citarse otros nombres, fue Coseriu quien, varios años des- pués, llamó la atención sobre la urgencia de admitir el hablar en la investi- gación y valorarla sin menoscabo del lugar que ocupa la lengua. Situado en una tradición que lo enlaza con Humboldt y el idealismo, en 1955 publica un trabajo titulado “Determinación y entorno” y cuyo subtítulo precisa el ámbito general de su reflexión y lo diferencia del estructuralismo entonces reinante: “Dos problemas de una lingüística del hablar”. En esas páginas, Coseriu afirma que resulta difícil constituir la ciencia de aquello que queda cuando del hablar se aísla la lengua, pues lo que queda son hechos particulares y heterogéneos […] La lengua, en realidad, integra el habla; y la distinción entre langue y parole, además de admitir varias interpretaciones, no es “real”, sino “formal” y metodológica […] cabría preguntarse si hay una lingüística que no sea lingüística del hablar. La lengua misma ¿qué otra cosa es si no un aspecto del hablar? […] no hay que explicar el hablar desde el punto de vista de la lengua, sino viceversa. Ello porque el lenguaje es concretamente hablar, actividad, y porque el hablar es más amplio que la lengua: mientras que la lengua se halla toda contenida en el hablar, el hablar no se halla todo contenido en la lengua […] la lengua es concretamente un modo histórico de hablar (Coseriu 1955, 29-32)^21. En Sincronía , diacronía y tipología (1968) no duda Coseriu en tomar dis- tancia de Saussure, sin que ello ocasione un distanciamiento insalvable en su concepción de la lengua y de la lingüística. En su ensayo Sincronía, diacronía e historia (1957) dio una pauta acerca de cómo integrar el hablar en el cambio lingüístico que no ha perdido actualidad ni interés. Cuando en 1968 razona sobre los fundamentos del cambio lingüístico afirma: Como lo han señalado Humboldt y Croce, en realidad, no se aprende una lengua, sino que se aprende a crear en una lengua, es decir, a superar lo materialmente aprendido: conoce efectivamente una lengua quien es capaz de crear en ella hechos nuevos, de decir con ella lo que no se ha dicho nunca antes (Coseriu 1968, 274)^22. Ciertamente que es extensa la lista de autores y propuestas dedicadas a rebatir o ampliar a Saussure. También es enorme la lista de investigadores que sencillamente le niegan importancia sin haberlo leído. En cualquier caso, lo señalado hasta aquí me parece suficiente para detenerse y celebrar el centenario del Curso , pero, sobre todo, para valorar las dicotomías y ofre- cer algunas ideas sobre sus aplicaciones en un contexto menos teórico y más próximo a la diversidad social y lingüística. El recuento ofrecido enriquece y enmienda los postulados saussureanos y los sitúa en su contexto como criterios analíticos y explicativos. Igualmente claro es que las dicotomías trazan una ruta de investigación y definen una manera de concebir el objeto de investigación. Muchos de los temas que ahora atraen el interés están

  1. Para Wartburg es claro que “el habla es una fuerza móvil, es la fuerza que impulsa la lengua hacia adelante. Parece que para Sechehaye es la única que así obra, y […] permite presumir que él cree que todas las modifica- ciones que se producen en la lengua resultan de la lucha del individuo para llegar a expresarse por medio del lenguaje. Esto es exacto en tanto, en cuanto remedando una frase famosa, puede decirse: no existe nada en la lengua que no haya existido antes en el habla [… sin embargo, en ocasiones] No ha sido la voluntad expresiva de cada uno la que ha operado estos cambios, sino fuerzas superindivi- duales y grandes acontecimientos históricos, como la mezcla de pueblos distintos” (Wartburg 1951, 345-346).
  2. La amplitud que muestra Sechehaye en estas observaciones fa- cilitan afirmaciones sobre la diacronía y la historia: “Le linguiste a le droit de s’efforcer de mettre en lumière les pa- rallélismes qu’il peut y avoir entre le de- venir d’un idiome et l’histoire du peu- ple qui le parle” (Sechehaye 1940, 25).
  3. Mendivil (2010) razona críticamente sobre la lectura que hace Coseriu de Saussure y discrepa del primero porque, a su juicio, Coseriu lee a Saussure sin abandonar su punto de vista sobre la lengua y la lingüística. Observación ciertamente discutible.
  4. De acuerdo con Coseriu, las hipótesis saussureanas tienen una serie de límites y restricciones que impiden explicar el cambio lingüístico. Coseriu las razona y demuestra con amplitud y detalle en Sincronía, diacronía e historia (1978 [1957], 19-67).

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea sugeridos o planteados expresamente en el Curso. Muchos otros no. Pero su ausencia en lugar de expresar un defecto o una mala lectura sirve para recordarnos lo avanzado en los últimos cien años y, por qué no, sirve tam- bién para espolear la sensación de estar ante graves e injustificados olvidos.

4. El hablar y la diacronía en español americano Curiosamente, aunque citado y recordado, no suele razonarse en torno a Saussure y sus postulados cuando se habla sobre la historia del español americano o sobre su compleja y heterogénea actualidad. Es verdad que, salvo un par de referencias a México (p. 310 y ss.), no estuvo América entre las preocupaciones principales de Saussure ni tendría por qué estarlo. De manera que no se trata de forzar hipótesis y conceptos para darle sitio a una realidad ajena al Curso. Ello no impide, sin embargo, ofrecer algunas calas sobre la utilidad de los planteamientos saussureanos o de la discusión reseñada en el apartado anterior cuando el foco se dirige hacia la historia de una lengua trasplantada e impuesta a otro continente, donde existían otras lenguas, otras costumbres, otras tradiciones y un mundo social, físico y natural distinto. No se trata ahora de un sistema de signos sino de varios sistemas que entran, sin haberlo previsto, en interacción, desigual y asi- métrica, mediante actos de habla originados por personas incapaces de entenderse. Con seguridad, lo que eran sonidos y significados para unos eran simples ruidos para los otros^23. Es el habla el lugar del contacto y donde se encara el primer impacto de la incomunicación. No es algo intan- gible, sino evidente y concreto. Real. Tan real que la historia del español americano es una historia de actos de habla, situados en el tiempo y bajo circunstancias irrepetibles^24. Esta es una de las razones por las que debe incorporar los entornos. Su olvido produce una historia abstracta, ajena a los hablantes, y divorciada de las circunstancias sociales y culturales que favorecieron no solo la implantación del español sino que esa lengua adqui- riese rasgos y formas originados en el contacto con otros sistemas lingüís- ticos y con otros modos de hablar. Obviamente una mirada concentrada exclusivamente en la lengua, divorciada del habla y de los contextos, resulta incapaz de vislumbrar la amplitud y la complejidad que define el español hablado actualmente en América^25. Su estudio quiebra las distancias y favorece la integración de saberes. El objeto impone su realidad. Por ejemplo, las fuentes para describir la for- mación de las variedades americanas son asunto de sistemas y tradiciones, de consensos y de individuos, es decir, de lengua y habla. De ambas a la vez. Todo texto es conjunción de consideraciones abstractas, de regulari- dades y patrones pero también de efectos concretos e individuales y de funciones y necesidades comunicativas. Es ahí donde las tradiciones dis- cursivas cumplen una invalorable tarea hermenéutica y descriptiva^26. Resuelven la brecha originada por las dicotomías del Curso , no obstante los desacuerdos sobre su proyección teórica^27 y las eventuales dificultades de su concreción en los datos. Al margen de la polémica, hace diez años ofreció Rivarola la siguiente definición que reúne y asocia buena parte de las ideas expuestas. Lo cito para resaltar el desarrollo posterior a las dico- tomías saussureanas y cómo es posible integrar perspectivas y conceptos en la representación de un objeto histórico: En tanto conjunto de tradiciones de habla que una comunidad posee en un equilibrio inestable, un idioma es una memoria colectiva pluriforme, heterogénea, de estratos 23. Leído así el encuentro de Atahualpa con Pizarro se hace evidente el absurdo de contexto comunicativo que simbólica y empíricamente define el inicio de la conquista del Perú y la imposición del español en los dominios del quechua. El fragmento que cito a continuación no sólo narra el episodio sino que, al final, el narrador agrega una coletilla que denota su conciencia sobre una comunicación imposible: “Llevaba [Valverde] en la manos su breviario quando esto dezía. Atabalipa oyalo como cosa de bulra. Entendió bien con el yntreprete todo ello; pidió a fray Viçente el breviario. Púsoselo en las manos con algún reçelo que cobró de verse entre tal gente. Atabalipa lo miró e remiró, hojeólo una vez y otra. Pareciéndole mal tantas hojas, lo arronjó en alto sin saber lo que hera ― porque para que lo entendiera avíanselo de dezir de otra manera ” (Cieza de León 1989 [1553] III, 134; mías las cursivas). 24. Aunque se trata de una afirmación que podría considerarse obvia, su obviedad curiosamente parece haberla llevado al olvido durante la valoración de los datos y se prefiere retraer el objeto de estudio de los entornos y de la cultura. En situación de contacto de lenguas, el aislamiento de los fenómenos respecto de las condiciones generales ocasiona que se pierda precisamente las diversas dimensiones inherentes al contacto. 25. En otra oportunidad pero a pro- pósito del contexto reseñado, afirmé: “Bastante simple, pero nada trivial. Sucede lo mismo con los efectos (del contacto): ellos están siempre inte- grados en actos de habla. Lo que hay es dinamismo, convivencias y mezclas entre personas que hablan lenguas o variedades distintas. Podría decirse que nada más obvio que esto. Es tan obvio que lo pasamos por alto. Pero esa base es la que plantea problemas y exigencias, teóricos y metodológicos, cuando se quiere dar una explicación científica a fenómenos que se produ- cen ―insisto― en un tipo de contexto comunicativo y en situaciones no siem- pre homologables” (Garatea 2011, 249). 26. No es este lugar para desarrollar la dimensión textual del español america- no. Pero no puedo obviarlo porque los criterios y las perspectivas aplicados se enlazan con una línea de trabajo iniciada por Saussure. Como ejemplo de lo señalado remito a Arias 2015; Garatea 2010 y 2013 y los títulos consig- nados en sus respectivas bibliografías. 27. Cf. López Serena 2011 y 2012.

ISSN 2314- Signo y Seña /30 (2º sem. 2016): [22-36] DOSSIER Carlos Garatea resulte difícil precisar cuál es esa variedad y por qué se genera un prejuicio sobre un rasgo concreto. La adscripción que despierta el reconocimiento de una forma o de un hecho puntual de lengua en el habla de una persona suele remitir a lugares, a grupos, económicamente marcados y a razas. España versus América; la capital versus las provincias; lo costeño versus lo andino, por ejemplo. Es otro tipo de dicotomías. Aunque Saussure no llegó tan lejos, sí dio el pitazo inicial caracterizando a la lengua como fenó- meno psíquico, cognitivo^31. La psicología experimental vino luego a darle contenido a esa hipótesis y, en los últimos años, el rebote de esa línea de trabajo en la exploración de la vida social de una lengua y de la variación renovó la manera tradicional de entenderla y permitió integrar la historia social y la percepción en el análisis de una variante y de su difusión. Para la explicación del español hablado en América, este marco resulta de suma importancia: abre el cauce para integrar la historia en el conocimiento del español actual. La diacronía de la sincronía. ¿Lo entrevió Saussure cuando afirmó lo siguiente?: [E]l análisis de las unidades de lengua, que los sujetos hablantes hacen en todo momento, se puede llamar análisis subjetivo; guardémonos de confundirlo con el análisis objetivo, fundado en la historia (293).

5. Nota final Pasaron cien años y Saussure sigue vigente. La lectura del Curso es una experiencia que no pierde frescura con los años. Mantiene ese peculiar tono que interroga al lector sobre su competencia verbal. Gran acierto de Saussure. Pero haríamos mal en pretender que nada ha sucedido desde

  1. De eso no se trata un homenaje. Toda celebración debe ser crítica y crítica ha pretendido ser esta relectura. El balance es positivo, por cierto. No lengua ni habla sino lengua y habla juntas. Del mismo modo, no sincro- nía ni diacronía, sino sincronía y diacronía. Lo supo Saussure y lo razonó en las páginas iniciales del Curso: “Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al dominio social […] implica a la vez un sistema establecido y una evolución, en cada momento es una institución actual y un producto del pasado” (51 y 50). No hay más que decir.
  2. Ténganse presentes, entre otros, los trabajos publicados en los últimos años por Caravedo dedicados específicamente al tema arriba planteado. Su último libro (2015) lleva precisamente un título que sintetiza las ideas expuestas en las líneas precedentes: Percepción y variación lingüística: Enfoque sociocognitivo.

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