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Una sintesis sobre el concepto de espacio grupal y su relación con la ecología social de los grupos pequeños. Se discuten factores que influyen en la permeabilidad de los límites del grupo, como tamaño, distancia interpersonal, actividad y estatus. Además, se analizan los efectos de la disposición espacial de los puestos de los miembros, las condiciones ambientales adversas y el papel de la cultura y organización en el funcionamiento de los grupos. Se comparan ventajas y desventajas de grupos grandes y pequeños, y se discuten diferentes perspectivas para estudiar la composición de grupos.
Tipo: Resúmenes
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No se puede comprender bien un grupo si no se ha analizado el escenario donde se sitúa, los grupos se sitúan siempre en un determinado entorno , no son entes abstractos que funcionen en el vacio. El entorno físico de los grupos
Primarios: espacios ocupados por un individuo o grupo de forma prolongada y exclusiva. Se encuentran, normalmente, bajo el control de las personas que los utilizan. Secundarios: Lugares ocupados por individuos o grupos, pero su posesión no es exclusiva ni permanente; por tanto, comparten con otros usuarios para realizar un conjunto limitado de actividades. El control es moderado. Públicos: Espacios ocupados de forma muy puntual y por poco tiempo por distintos usuarios. Están accesibles a cualquier persona o grupo. Los territorios públicos pueden acabar en territorios primarios si se ocupan durante un largo periodo de tiempo y al realizar en él sus principales actividades. La territorialidad es una conducta que también se manifiesta en los grupos. Los estudios clásicos sobre pandillas callejeras pusieron de manifiesto la relación entre territorio y el comportamiento de esos grupos. Las jergas, los grafitis o la ropa son algunos de los indicadores más utilizados como símbolos de dominancia y territorialidad. Además, de la dimensión física, otra variable de interés es el tamaño del grupo. La territorialidad en los grupos pequeños ayuda a aclarar la ecología social del grupo y facilita la función grupal. En situaciones competitivas reduce los conflictos espaciales. Según Altman, el grado de relación entre dominancia y territorialidad está determinado por el “valor” que tenga el territorio para el sujeto, por lo que estará en función de la deseabilidad del lugar. Los ejemplos más claros sobre territorio-dominancia los proporcionan las competiciones deportivas que tienen lugar entre equipos. En el marco de los grupos de trabajo, se ha subrayado la importancia de los limites diferenciados sobre los que el grupo pueda ejercer control. En este sentido, el territorio mínimo de un grupo de trabajo debe estar dotado con el equipamiento apropiado para la misión que tiene que cumplir, debe tener suficiente espacio libre que permita trabajar a los sujetos sin interferirse con los demás y sin que lleguen a experimentar hacinamiento y debe resultar razonablemente confortable y salubre. La territorialidad también opera a nivel de cada sujeto en el grupo. Cada miembro posee su espacio particular que le garantiza una cierta privacidad, aunque esto no siempre es fácil, sobre todo cuando se trata de ambientes especiales. Este territorio personal, incluido dentro del territorio grupal, cumple tres funciones importantes. Ayuda a las personas a mantener su privacidad: la privacidad está estrechamente relacionada con la autoidentidad, autoevaluación y autonomía. Organiza las relaciones de los sujetos del grupo: los miembros del grupo, al conocer la localización de los territorios de los demás, estarán más seguros del éxito de sus acciones cuando desean buscarlos o evitarlos. Da sentido de identidad personal: el empleo de marcar, el diseño, decoración, etc., constituyen signos de autodefinición de las personas ocupantes de un espacio y contribuyen a desarrollar su propia identidad. Ecología del pequeño grupo
Un aspecto importante de la denominada ecología del grupo pequeño, lo constituye la disposición espacial de los puestos que ocupan los miembros del grupo. Uno de los aspectos más relevantes de la disposición de asientos se relaciona con los llamados diseños sociópatas o sociófugos. En el primero, los asientos están colocados de forma envolvente, lo que favorece la interacción entre los ocupantes de esos asientos incrementando el contacto ocular, la comunicación verbal y facilitando manifestaciones de intimidad entre ellos. En el diseño sociópeto, los asientos se orientan hacia el exterior, no favoreciendo las relaciones sociales. Los miembros de los grupos generalmente prefieren los diseños sociópetos, aunque esta preferencia depende también del tipo de tarea. Algunos estudios observaron que la disposición de asientos “esquina-esquina” y “cara a cara” se prefirió en las situaciones de conversación y la disposición “juntos, uno al lado de otro” para las situaciones de cooperación. Asi, en la situación de competición, se optó por el “cara a cara”, intentando aumentar la distancia interpersonal, mientras que en la coactuación (acción conjunta) se prefirió los asientos que suponían una separación visual. Otra cuestión de interés es el diseño de la mesa. Sus diferentes formas permiten ubicar las distintas posiciones en torno a su perímetro, lo que puede ser un modo indicativo del tipo de interacción que puede tener lugar y del rol asignado a cada uno de sus ocupantes. En situaciones de mesa redonda donde no existe ningún tipo de prominencia, se observa el efecto Steinzor: se produce una mayor interacción entre las personas que ocupan posiciones que están enfrente en lugar de continuas, porque mantienen mayor contacto ocular. En mesas rectangulares, se da el efecto cabecero que admite dos explicaciones: el significado social asociado a esa posición y el efecto de la prominencia perceptiva, ya que esa posición es la más saliente y la que permite ver más fácilmente a todos y la que facilita intervenir. Ambientes especiales y estresores ambientales Con estos términos queremos destacar que determinadas condiciones ambientales pueden resultar adversas e incluso extremas, amenazando el bienestar del miembro y provocando estrés. Uno de estos estresares es el hacinamiento. Este concepto hace referencia a la experiencia psicológica generada por la demanda de espacio por parte del sujeto y que excedo del que dispone. Esta sensación puede producirse por tres motivos: --Incremento del número de sujetos en un ambiente particular (incremento densidad social) Reducción del espacio mientras se mantiene el número de sujetos (incremento densidad espacial) Reducción de la distancia entre los sujetos (reducción distancia social) Hombrados distingue dos tipos de hacinamiento: el agudo, que se relaciona con la experiencia vivida por las personas en un momento puntual, y el crónico, cuando las personas experimentan el hacinamiento en largos periodos de tiempo. En estas condiciones el hacinamiento puede acarrear consecuencias negativas para el funcionamiento de los grupos y el estado de las personas. Estudios realizados en prisiones señalan que el hacinamiento se relaciona con niveles altos de infracciones disciplinarias, actos violentos, problemas psiquiátricos, suicidios y muertes. Además, los estudios sugieren que temperaturas extremas también pueden reducir la atracción interpersonal e interferir con la realización exitosa de la tarea. Los grupos tienden a ser más agresivos con altas temperaturas. La violencia de las pandillas es estacional, ocurre con mayor frecuencia en verano que en invierno. Asimismo, el ruido también tiene un impacto en la interacción grupal. En general, todos los ruidos superiores a 80 decibelios contribuyen a que la interacción sea menor.
El segundo es utilizar grupos artificiales de diferente tamaño y analizar cuales experimentan menos problemas. Los resultados parecen indicar que, en general, las personas se sienten mejor en grupos formados por cuatro o cinco miembros. Por último, al preguntarle directamente a las personas sobre el tamaño ideal de los grupos, se observó que las preferencias se decantan por grupos compuestos en torno a doce miembros, si bien presentan una gran variación. En definitiva, los estudios sobre el tamaño del grupo nos presentan tanto puntos a favor como en contra del mayor o menor número de miembros que los integran. Veamos las ventajas e inconvenientes de los grupos grandes, entendiendo que los inconvenientes de éstos significan ventajas de los grupos pequeños. Una de las ventajas en las que coinciden los autores sobre los grupos grandes es el consiguiente aumento de recursos con el que cuenta un grupo, por lo que cabe esperar que estos grupos obtengan un alto rendimiento y resulten ser más eficaces en determinados tipos de tareas, como toma de decisiones o solución de problemas. Otro punto a favor es que facilitan la diferenciación de roles dentro del grupo, desarrollan actitudes más tolerantes o tendencia a lograr una mayor sinergia, así como la oportunidad para conocer más a personas con las que poder establecer relaciones gratificantes y enriquecedoras. Por último, los grupos grandes suelen contar con el valor de ser percibidos como poseedores de una mayor legitimidad, posiblemente por una mayor conexión con las redes sociales de su entorno. Pero los problemas de organización y coordinación son más relevantes en estos grupos grandes. Así, la confusión o el solapamiento de los contenidos de las tareas, las pérdidas de tiempo y de recursos, problemas de comunicación, perdidas de motivación (holgazanería social, free Redding), etc. también es evidente que en los grupos grande el nivel global de participación de los miembros disminuye de manera significativa y tiende a ser más variable. En relación con esto, hay que señalar que las personas en grupos grandes suelen mostrar una actitud más conformista. Otra desventaja es que los grupos grandes tienden a favorecer la formación de subgrupos, lo que conlleva un aumento de conflictos potenciales entre ellos y una disminución de comportamientos cooperativos y de colaboración entre los miembros. La composición del grupo como consecuencia Los trabajos que adoptan esta perspectiva se centran en los grupos naturales, ya que la composición de éstos puede variar más o menos libremente en función de distintos procesos sociales y psicológicos. En estos grupos se ha comprobado que las personas prefieren formar parte de grupos pequeños (dos o tres personas) dado que las personas suelen sentirse confusas en los grupos grandes dado el excesivo número de relaciones interpersonales que resultan en ellos, por la pérdida de control o porque los grupos grandes resultan menos facilitadores, por lo que es menos probable que se formen o sobrevivan. también se ha encontrado que las personas prefieren unirse a aquellas que presenten características comunes o rasgos parecidos, aunque también existe cierta evidencia de heterogeneidad en los grupos naturales. Se han aportado dos tipos básicos de explicaciones para la homogeneidad en los grupos. La primera, se centra en los procesos de formación y terminación de los grupos: es más probable que los grupos se formen y sean más resistentes a su disolución si sus miembros son similares entre sí. La segunda, de orientación más psicológica, e basa en los procesos de socialización. Según el modelo de socialización de Levine y Moreland, la personas, en raras ocasiones, entran a formar parte de un grupo cuyos miembros difieren en gran medida de ellas mismas y que cuando nuevos miembros muestran grandes diferencias con respecto al grupo, se intenta eliminarlo o reducir tales diferencias.
Respecto a la heterogeneidad en la composición grupal, aunque ha recibido una menor atención, no han faltado autores que han tratado de explicarla. Así McPherson, sugiere que la heterogeneidad ayuda al grupo a compartir de forma más exitosa en sus nichos especializados. Carley sugiere que la heterogeneidad tiene lugar porque así los grupos proporcionan una mejor información sobre el mundo elicitando un mayor compromiso de sus miembros. La composición como contexto. Es considerada como moderadora de diversos fenómenos de carácter psicosocial. Esta perspectiva es adoptada por diversas disciplinas: sociología, psicología organizacional y psicología clínica. La composición del grupo como contexto Aquí es considerada como el factor que puede influir en la estructura, los procesos y el rendimiento grupal. Esta es la perspectiva que cuenta con más investigación. Las variables más estudiadas desde este enfoque son las que tradicionalmente se engloban bajo el término “heterogeneidad” de las características de los miembros. Los problemas antes aducidos sobre el tamaño de los grupos han originado que el interés de los investigadores se desplace al análisis de grupos con diferentes niveles de heterogeneidad. Con el fin de sintetizar dicha investigación, podemos dividir los efectos de la diversidad en la composición de los grupos en dos apartados: los relativos a los procesos y a las dinámicas grupales y los relacionados con el rendimiento en los grupos. Respecto al primero, los resultados en general ponen de manifiesto los efectos negativos de la heterogeneidad de los miembros sobre los procesos y la dinámica grupales: cuanto mayor es la diversidad entre los miembros de un grupo, menor tiende a ser el volumen y la frecuencia de comunicación entre ellos, aumentando el carácter formal de ésta. también el incremento de la diversidad entre los miembros posibilita la formación de subgrupos compuestos por aquellos que comparten características comunes provocando sentimientos de ostracismo y de alienación que pueden derivar en una mayor agresividad y hostilidad. Por último, la mayor heterogeneidad en cuanto a características de la personalidad, capacidades, actitudes, etc., suele tener como efecto la disminución de la cohesión entre los miembros. Respecto al rendimiento grupal, los resultados parecen mostrar bastante consistencia en cuanto al efecto positivo de la diversidad. Así, los grupos heterogéneos obtienen un mayor rendimiento en tareas creativas, de solución de problemas, de toma de decisiones, y en general, en aquellas que cuentan con un importante componente de innovación. Los grupos homogéneos tienden a ser superiores cuando la tarea requiere la utilización de pensamiento convergente. Por otro lado, uno de los aspectos de mayor interés para los investigadores es el modo en que se combinan las diversas características de los miembros del grupo y que hace que unos grupos sean más eficaces que otros en función de su composición. Los diferentes tipos de combinación se pueden resumir en dos: los que siguen una regla aditiva, y los que siguen una regla interactiva. Según la primera regla, los efectos de los miembros sobre un grupo son independientes, cada uno aporta lo que posee por sí mismo; de esta forma el resultado del grupo será la simple suma de las contribuciones individuales. Esta es una visión mecanicista de los grupos, ya que considera que sus componentes pueden ser analizados de manera aislada. La regla interactiva, por el contrario, defiende que los efectos de los miembros sobre un grupo son interdependientes, al menos en cierto grado. Estos autores, con el fin de clarificar el estudio de la diversidad, proponen un modelo general depurado a lo largo de varios trabajos publicados en los últimos años. En este modelo, un primer aspecto a considerar es la identificación de aquellas características individuales que son importantes para el grupo. Esta identificación se puede hacer comprobando la sapiencia de tales características (importancia que poseen para los otros miembros) y las condiciones que determinan su nivel de visibilidad. La sapiencia determina qué características tendrán mayores efectos relacionados con la composición (p.ej. las demográficas resultan más salientes debido a que son percibidas de manera más inmediata que cualesquiera otras dentro de un grupo) y refleja la distribución de una característica dentro de un grupo, así como la relevancia percibida con respecto a las actividades grupales. Las reglas transformacionales son las que determinan los efectos que una característica particular ejercerá sobre el grupo.