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Desvalorización del Trabajo Doméstico: Mujer y Cuidado en Sociedad Capitalista, Apuntes de Antropología

En los años 70 y 80, el debate sobre el trabajo doméstico realizado por las mujeres desapareció de las luchas y reivindicaciones feministas. Hoy en día, la clínica y las experiencias institucionales confirman que las mujeres siguen enfermando debido a las exigencias laborales desmedidas. Este texto analiza la desvalorización del trabajo doméstico y su relación con la alienación, la duda entre lo animado y inanimado, y las mujeres cuidadoras en la sociedad capitalista. Además, se plantean preguntas sobre la desigualdad en la distribución de las tareas de cuidado, sus consecuencias para mujeres y hombres, y las políticas de cuidado en países nórdicos como suecia y finlandia.

Qué aprenderás

  • ¿Cuáles fueron las cuestiones clave en las políticas de cuidado implementadas en Suecia y Finlandia?
  • ¿Cómo se da la desigualdad en la distribución de las tareas de cuidado?
  • ¿Cuáles son las consecuencias de la desigualdad tanto para mujeres como para varones?

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 07/07/2020

CG1795
CG1795 🇦🇷

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Desdomesticación de la mujer – Roxana Yattah
En las décadas de 1970 y 1980 existió en la sociedad un debate acerca del trabajo realizado por las amas de casa en sus
hogares naturalizado como supuestas obligaciones propias de las mujeres. Este debate tendió a desaparecer de la
escena de las luchas y reivindicaciones femeninas.Las mujeres reclamaron, en terrenos más públicos, las conquistas
referidas a su propia sexualidad y a lo laboral.
Sin embargo, no hubo leyes que reconocieran el trabajo agobiante en la casa
Hoy en día, la clínica y diversas experiencias institucionales parecen confirmar que las mujeres se siguen enfermando a
causa de las exigencias desmedidas en el plano laboral.
Con la entrada en el capitalismo se produce una clara división que demarca un espacio privado con la figura del “ama
de casa” responsable de las tareas domésticas, y un espacio público masculino donde se lleva a cabo la circulación
económica. Esta división hace síntomas.
De esta caracterización del trabajo doméstico se desprenden dos rasgos:
El primero es su valoración en signo negativo, expresado en el ya clásico “No hago nada” del ama de casa, que se hace
extensivo al “No vale nada, no sirve”.
Algunas feministas sostenían que el trabajo doméstico también era valor de cambio, pero diferido. Y su producción era
precisamente la crianza de los hijos, que en su momento se insertarían en el mercado laboral con un valor específico,
históricamente reconocido.
El segundo rasgo se refiere a la relación de alienación entre las mujeres y el trabajo doméstico.
El discurso social produce así deslizamientos por los cuales la felicidad pasa por la casa. La publicidad nace, se consolida
y expande reforzando estos patrones sociales.
Lo siniestro – Freud
Otra dimensión de lo siniestro alude a la duda entre lo animado e inanimado: “La duda de que un ser animado sea
viviente y, a la inversa, que un objeto sin vida esté animado”. Esta confusión entre las mujeres y las casas; el carácter
compulsivo en donde no es posible elegir; el hecho de no detenerse y seguir, a costa de transformarse las mujeres en
autómatas, constituyen características muy particulares de esta temática.
Mujeres cuidadoras
La organización genérica hace que las mujeres estén políticamente subsumidas y subordinadas a los otros, y
jerárquicamente en posición de inferioridad en relación a la supremacía de los otros sobre ellas.
Los hombres contemporáneos no han cambiado lo suficiente como para modificar ni su relación con las mujeres, ni su
posicionamiento en los espacios domésticos, laborales e institucionales
si queremos enfrentar el capitalismo salvaje y su patriarcalismo global, debemos romper con la naturalidad del cuidado
por género, etnia, clase, nación o posición relativa en la globalización.
La alternativa feminista contemporánea que se abre paso en gran parte del mundo en el siglo XXI tiene sus ojos puestos
en la crítica política de la globalización dominada por el neoliberalismo patriarcal de base capitalista depredadora. La
opción que busca avanzar en el desarrollo de un nuevo paradigma histórico cuya base sea un tejido social y un modelo
económico que sustente el bienestar de las mayorías, hoy excluidas, marginadas, expropiadas, explotadas y violentadas.
El empoderamiento es el conjunto de cambios de las mujeres en pos de la eliminación de las causas de la opresión,
tanto en la sociedad como, sobre todo, en sus propias vidas. Dichos cambios que abarcan desde la subjetividad y la
conciencia, hasta el ingreso y la salud, la ciudadanía y los derechos humanos, generan poderes positivos, poderes
personales y colectivos. Se trata de poderes vitales que permiten a las mujeres hacer
De ahí la contribución de las feministas: primero, al visibilizar y valorar el aporte del cuidado de las mujeres al desarrollo
y el bienestar de los otros; segundo, con la propuesta del reparto equitativo del cuidado en la comunidad, en particular
entre mujeres y hombres, y entre sociedad y Estado. Y, tercero, la resignificación del contenido del cuidado como el
conjunto de actividades y el uso de recursos para lograr que la vida de cada persona, de cada mujer, esté basada en la
vigencia de sus derechos humanos. En primer término, el derecho a la vida en primera persona.
¿Cómo se da esta desigualdad en la distribución de las tareas del cuidado?
¿Cuáles son las consecuencias de la desigualdad tanto para mujeres como para varones?
En los países nórdicos, como Suecia o Finlandia, hay fuertes políticas de cuidado. ¿Me podría contar cuáles fueron las cuestiones que se implementaron allí?
Cuál es la situación de Argentina en relación con las políticas de cuidado? <3

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Desdomesticación de la mujer – Roxana Yattah En las décadas de 1970 y 1980 existió en la sociedad un debate acerca del trabajo realizado por las amas de casa en sus hogares naturalizado como supuestas obligaciones propias de las mujeres. Este debate tendió a desaparecer de la escena de las luchas y reivindicaciones femeninas.Las mujeres reclamaron, en terrenos más públicos, las conquistas referidas a su propia sexualidad y a lo laboral. Sin embargo, no hubo leyes que reconocieran el trabajo agobiante en la casa Hoy en día, la clínica y diversas experiencias institucionales parecen confirmar que las mujeres se siguen enfermando a causa de las exigencias desmedidas en el plano laboral. Con la entrada en el capitalismo se produce una clara división que demarca un espacio privado con la figura del “ama de casa” responsable de las tareas domésticas, y un espacio público masculino donde se lleva a cabo la circulación económica. Esta división hace síntomas. De esta caracterización del trabajo doméstico se desprenden dos rasgos: El primero es su valoración en signo negativo, expresado en el ya clásico “No hago nada” del ama de casa, que se hace extensivo al “No vale nada, no sirve”. Algunas feministas sostenían que el trabajo doméstico también era valor de cambio, pero diferido. Y su producción era precisamente la crianza de los hijos, que en su momento se insertarían en el mercado laboral con un valor específico, históricamente reconocido. El segundo rasgo se refiere a la relación de alienación entre las mujeres y el trabajo doméstico. El discurso social produce así deslizamientos por los cuales la felicidad pasa por la casa. La publicidad nace, se consolida y expande reforzando estos patrones sociales. Lo siniestro – Freud Otra dimensión de lo siniestro alude a la duda entre lo animado e inanimado: “La duda de que un ser animado sea viviente y, a la inversa, que un objeto sin vida esté animado”. Esta confusión entre las mujeres y las casas; el carácter compulsivo en donde no es posible elegir; el hecho de no detenerse y seguir, a costa de transformarse las mujeres en autómatas, constituyen características muy particulares de esta temática. Mujeres cuidadoras La organización genérica hace que las mujeres estén políticamente subsumidas y subordinadas a los otros, y jerárquicamente en posición de inferioridad en relación a la supremacía de los otros sobre ellas. Los hombres contemporáneos no han cambiado lo suficiente como para modificar ni su relación con las mujeres, ni su posicionamiento en los espacios domésticos, laborales e institucionales si queremos enfrentar el capitalismo salvaje y su patriarcalismo global, debemos romper con la naturalidad del cuidado por género, etnia, clase, nación o posición relativa en la globalización. La alternativa feminista contemporánea que se abre paso en gran parte del mundo en el siglo XXI tiene sus ojos puestos en la crítica política de la globalización dominada por el neoliberalismo patriarcal de base capitalista depredadora. La opción que busca avanzar en el desarrollo de un nuevo paradigma histórico cuya base sea un tejido social y un modelo económico que sustente el bienestar de las mayorías, hoy excluidas, marginadas, expropiadas, explotadas y violentadas. El empoderamiento es el conjunto de cambios de las mujeres en pos de la eliminación de las causas de la opresión, tanto en la sociedad como, sobre todo, en sus propias vidas. Dichos cambios que abarcan desde la subjetividad y la conciencia, hasta el ingreso y la salud, la ciudadanía y los derechos humanos, generan poderes positivos, poderes personales y colectivos. Se trata de poderes vitales que permiten a las mujeres hacer De ahí la contribución de las feministas: primero, al visibilizar y valorar el aporte del cuidado de las mujeres al desarrollo y el bienestar de los otros; segundo, con la propuesta del reparto equitativo del cuidado en la comunidad, en particular entre mujeres y hombres, y entre sociedad y Estado. Y, tercero, la resignificación del contenido del cuidado como el conjunto de actividades y el uso de recursos para lograr que la vida de cada persona, de cada mujer, esté basada en la vigencia de sus derechos humanos. En primer término, el derecho a la vida en primera persona. ¿Cómo se da esta desigualdad en la distribución de las tareas del cuidado? ¿Cuáles son las consecuencias de la desigualdad tanto para mujeres como para varones? En los países nórdicos, como Suecia o Finlandia, hay fuertes políticas de cuidado. ¿Me podría contar cuáles fueron las cuestiones que se implementaron allí? Cuál es la situación de Argentina en relación con las políticas de cuidado? <