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Este documento explora las prácticas y experiencias de organizaciones del campo de la economía social y solidaria durante la emergencia sanitaria del COVID-19, analizando su respuesta a las crisis en cuatro dimensiones: política, económica, social y de intercooperación. Se examina la actual crisis y los desafíos para la ESS en un contexto global, así como los impactos y desigualdades que se manifiestan en diferentes regiones y países.
Qué aprenderás
Tipo: Apuntes
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difunden ideas, valores, y prácticas en los diferentes ámbitos que sostienen la vida. Finalmente, la intercooperación hace referencia a las relaciones entre las organizaciones y el fortalecimiento, o no, de redes de cooperación.
Nos interesa especialmente comprender en qué aspectos la economía social y solidaria (Guerra, 2010, Torrelli et al, 2019) puede construir respuestas ante situaciones de crisis, que ausencias se registran y cómo se gestionan desde las organizaciones de representación y articulación las diferentes incertidumbres. Por otra parte, la información generada resulta pertinente como recurso didáctico para potenciar la actividad de enseñanza del equipo universitario, lo que permitiría ahondar en la comprensión de los procesos actuales por los que atraviesa la ESS y de los sujetos que la sustentan.
Es importante reafirmar la perspectiva de comprensión crítica de los procesos colectivos, a los efectos de identificar las prácticas y estrategias que en este contexto vienen impulsando, para la que se proponen diferentes aproximaciones sucesivas. En esta primera aproximación ofrecemos una panorámica del campo identificando algunos problemas y desafíos generales. En futuras aproximaciones la mirada se detendrá en las prácticas y experiencias que se están desencadenando en algunas de las entidades y sus conexiones.
2. Caracterización de la crisis actual y desafíos para la ESS
Analizar los avatares del campo en disputa de la economía social y solidaria (ESS) en este contexto de agudización de la crisis global con expresiones diferenciadas en los contextos nacionales, exige visualizar al mismo tiempo los impactos actuales y sus derivaciones que no son homogéneas entre las regiones y países. Tampoco son homogéneas al interior de los países, entre sectores, clases, territorios, regiones y colectivos diversos. Por último, son también importantes los impactos diferenciados en relación a la composición generacional y de género en el marco de las transformaciones globales en curso.
El carácter estructural de la crisis donde opera la pandemia ha sido objeto de diversos ensayos y estudios que son importantes considerar como marco para el análisis de los diversos aspectos y escalas, fundamentalmente para comprender cómo posicionarse más allá de los efectos inmediatos. Una recopilación interesante en clave de desafíos abiertos e interrogantes incómodas la constituye “Sopa de Wuhan”, que invita a reflexionar en clave de cuestionar el orden existente pensando otros posibles y necesarios desde una polifonía que la iniciativa editorial ASPO (Aislamiento Social Preventivo Obligatorio) busca analizar los “escenarios que se abren con la pandemia del Coronavirus, las miradas sobre el presente y las hipótesis sobre el futuro” (VVAA, 2020:13). Estas contribuciones no generan inmunidad pero previenen ante “la nueva normalidad” como destino inexorable.
Múltiples combinaciones y compilaciones de artículos dan cuenta de las 1
(^1) Ver el portal de Zur Pueblo de voces que realiza un seguimiento de la coyuntura recopilando diferentes aportes
incertidumbres que nos habitan, siguiendo Amador Fernández Savater (2020): “Las medidas de excepción decretadas suponen una interrupción radical del sentido de la vida cotidiana: el trabajo, los niños, los vínculos, las logísticas cotidianas, los cuidados, la movilidad… Nos vemos enfrentados abruptamente a mil situaciones nuevas. Es posible intentar seguir una serie de instrucciones y realizar las operaciones que nos permiten adecuarnos a la situación, pero en realidad por todas partes se abren dudas, problemas, preguntas, fisuras”.^2
Se trata de asumir y aprender a partir de la crisis que, como toda crisis, al mismo tiempo pone en evidencia y oculta, implicando múltiples desafíos para la extensión universitaria que a su vez se reconfigura en estos contextos. En consonancia con los planteos de Cano y Ingold (2020), entendemos que si bien existe un efecto inmediato de colocar a todas las personas en un mismo plano, no deben ocultarse las profundas desigualdades que constituyen el actual orden social y que afectan de forma diferenciada a personas y colectivos: “Una pandemia produce un efecto paradójico, por un lado se comporta de forma igualitaria (todos/as somos meras biologías penetrables por el virus), por el otro expone con crudeza las desigualdades sociales (hay quienes pueden resguardarse y quienes no, quienes pueden tener la atención adecuada y quienes no, quienes pueden seguir trabajando, quienes pierden su trabajo y quienes podrían vivir varias vidas sin trabajar). Funcionan en simultáneo las lógicas del aislamiento, de la desigualdad, y también, insistiendo, un sentido profundo de comunidad. La pandemia, la crisis y la incertidumbre atraviesan toda nuestra experiencia vital. Desde allí intentamos pensar y actuar. Si rechazamos la salida de los fanatismos, el pensamiento asume la deriva de la duda y las oscilaciones. (Cano, Ingold, 2020:1).
En estos tiempos de distanciamiento físico, todas las experiencias de cercanía se ven profundamente afectadas y, al mismo tiempo, adquieren mayor visibilidad. Las prácticas solidarias que se expanden a diferentes niveles y lo colectivo, se configuran como elementos clave, tanto para transitar estos tiempos como para avizorar las alternativas. En ese sentido, visualizamos cuatro situaciones que requieren que estas estrategias asociativas se desplieguen y conecten entre sí, situaciones que a su vez responden a desigualdades estructurales persistentes pero que la crisis deja de manifiesto.
Una primera situación que la consigna “quédate en casa” puso en evidencia es a quienes no la tienen, como por ejemplo las personas y colectivos en situación de calle. Ante esta problemática, las propuestas públicas de atención, la red socio asistencial existente y las políticas impulsadas, oscilan entre la persecución punitiva, la tutela o el abandono. Al mismo tiempo que se siguen produciendo tentativas de auto-organización con propuestas y acciones de los directamente afectados en su colectivo Ni Todo Está Perdido (NITEP), que denuncia y propone otros modos de acción en este campo.
que permiten pensar en estos tiempos de intensificación reflexiva: https://zur.uy/hacer-comunidad-septima-compilacion-de-notas/ (^2) Recuperado de: https://www.filosofiapirata.net/vivencia-y-experiencia-en-la-crisis-del-coronavirus/?fbclid=IwAR0QQI4jjQp3H6ckS 11kUQjRHiiHRmQBVb1g6Rpf_y3LlmzH2-iZ5Wo5BdQ
signada por el impulso de una ley de urgente consideración (LUC) que contiene una serie de componentes del programa de gobierno y se discute con plazos cortos y consultas acotadas en contexto de distanciamiento. Como veremos en los próximos apartados, los cambios e incertidumbres generadas por la propia transición se expanden y agudizan con relación a los impactos actuales y futuros de la situación sanitaria y las medidas gubernamentales impulsadas y sus consecuencias, políticas, sociales, productivas, económicas, ambientales, laborales y culturales.
3. Estrategia Metodológica
La estrategia metodológica para llevar a cabo el relevamiento la concebimos como un estudio exploratorio en clave de primera aproximación, a través de entrevistas a referentes calificados de organizaciones de segundo grado del campo de la economía social y solidaria (se adjunta pauta de entrevista). Las entrevistas fueron realizadas durante el mes de mayo 2020, en gran parte de forma virtual debido a las condiciones de aislamiento social, usando diversas plataformas (zoom, videollamada, meet, llamada, etc).
Las organizaciones de segundo orden que participaron del relevamiento son:
Se complementa la mirada de estas organizaciones con el relevamiento de la perspectiva de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (CUDECOOP), por ser la entidad de tercer grado que agrupa al conjunto del sector cooperativo. Se consideran además documentos y pronunciamientos de las entidades e información surgida de las relaciones que se sostienen con las mismas, desde el trabajo de la universidad junto al sector.
4. Análisis de resultados.
Se ordenaron las consideraciones de las entidades relevadas desde las siguientes dimensiones: política, económica, social y de intercooperación. Dichas dimensiones están profundamente imbricadas y no constituyen compartimentos estancos, por lo que se prestará especial atención a sus conexiones más allá de considerar las especificidades de cada una.
4.1. Dimensión política
En esta dimensión tuvimos el cometido de conocer, en primer término, los arreglos y adecuaciones en relación a la toma de decisiones, tanto en el nivel de la organización de segundo grado como experiencias de las entidades asociadas. En situación de 3
emergencia sanitaria, preguntamos acerca de cuáles son esas nuevas formas de intercambio, con sus dificultades, pero también sobre las oportunidades que representan. En segundo lugar, pretendemos conocer los temas de agenda política en cada una de las entidades, en particular, la referencia a un conjunto de temas como el trabajo, los cuidados, los ingresos.
Es importante comprender que en el campo de la economía social y solidaria existe una heterogeneidad de entidades y posicionamientos políticos en tensión y disputa acerca del sentido de esta construcción y su accionar hacia la transformación social o hacia la integración al sistema establecido en clave de demandas sectoriales y de incidencia. En este sentido, en la dimensión política podemos visualizar importantes diferencias entre las entidades.
Un conjunto importante de organizaciones se perciben como parte de un movimiento popular más amplio (FUCVAM, FCPU, ANERT, CNES e incluso FECOVI) reconociéndose como organizaciones de trabajadores y trabajadoras. Otras se desarrollan en el medio rural agrupando un heterogéneo elenco de productores-consumidores, sociedades de fomento rural en las que priman estrategias de base territorial más específicas vinculadas a la soberanía alimentaria y la defensa de la agricultura familiar (Red de Agroecología y Red de Semillas, CNFR).
El contexto de emergencia sanitaria ha obligado a la mayoría de las organizaciones a adecuar hacía la virtualidad sus espacios de conducción (comisiones ejecutivas y directivas, coordinaciones), en algunos casos rápidamente y en otros con algún grado de dificultad. Prácticamente todas las organizaciones de segundo grado han realizado adecuaciones virtuales para la toma de decisiones. En aquellas que presentaron dificultades (CNFR, Red de Semillas, FECOVI), obedecieron a factores diversos;
(^3) Un primer esclarecimiento en relación a la institucionalidad de las entidades relevadas, son sus
diferencias en su estructura constitutiva, en casos regladas por una normativa particular (cooperativas, asociación civil), y en algún caso como la Red de Semillas y ANERT que funcionan sin una estructura formal (legal).
relaciones, confianzas y se vivencian las diversas realidades y experiencias en forma directa.
En relación a las prioridades en materia de agenda política, están aquellas que surgieron producto de la situación de emergencia sanitaria, y otras que forman parte de la cotidianeidad de temas de pertinencia. Las situaciones varían en función del sector, se destacan las dificultades para la movilización popular en el caso de FUCVAM, a partir de los recortes en el MVOTMA y la consideración de avance privatizador de la política de gobierno. Se destaca por parte de FUCVAM, la conquista para el 5
aplazamiento de las amortizaciones de préstamos para las cooperativas de vivienda.
En el caso de algunas entidades como CUDECOOP, FUCC, y FCPU, en sus agendas se identifican incertidumbres producto del cambio de conducción política en el INACOOP, tanto sobre las nuevas prioridades de agenda, como en función de los proyectos que financia el Instituto, como por ejemplo el programa de fortalecimiento gremial, que sostienen una buena parte de la gestión en las organizaciones.
En el caso de la CNES, las prioridades apuntan a la atención al problema previsional de trabajadores autónomos no dependientes. Por otro lado, a la atención del mecanismo y contenidos de la reglamentación de la Ley de Economía Solidaria.
En el caso de la Red de Agroecología la agenda gira en torno al Plan Nacional de Agroecología y la Ley de Urgente Consideración (en el caso de la LUC la misma situación para CNFR). En la FCPU, independientemente de las dificultades de la emergencia sanitaria, se destaca la continuidad del plan de fortalecimiento gremial y la re-adecuación de la estructura política sobre la base territorial. En el caso de ANERT se destaca el trabajo que vienen desarrollando algunas cooperativas en la Red Textil.
En cuanto a los temas asociados al trabajo, una primera consideración, tiene relación al cuidado y manutención de los puestos de trabajo en las distintas organizaciones cooperativas. La evidencia ha mostrado cómo en situaciones de crisis, la resiliencia en el cuidado del trabajo en las organizaciones cooperativas es un dato significativo (Dean; 2015)
El sistema de teletrabajo o trabajo a distancia (desde casa), es un instrumento informado en casi todas las entidades relevadas. Esto se combina en algunas instituciones con un sistema de rotación presencial (cooperativas de crédito y consumo). Son pocas las cooperativas (en el sistema de crédito por ejemplo), que han tenido que enviar trabajadores al seguro de desempleo, producto de la baja en la operativa económica. En el caso de CAF algunas de las entidades enviaron a trabajadores al seguro de desempleo, pero evitando en todos los casos la pérdida por despido.
En el sector de las cooperativas de trabajo, existe una gran incertidumbre en función de la cantidad de cooperativas socias que convenian con el Estado (ministerios, intendencias y distintos organismos). El cambio de orientación política, como la propia
(^5) También en el caso de FUCVAM, y en función de sus 50 años, se han paralizado un conjunto
muy importante de actividades agendadas.
situación financiera de las entidades públicas, podrían afectar los convenios que se mantienen con cooperativas.
En cuanto al tema de cuidados (en particular cuando hablamos producto de la emergencia sanitaria), en la totalidad de las organizaciones relevadas se ha jerarquizado la relevancia de construcción de protocolos de atención al público, o cuidados a la salud (teletrabajo, no desarrollo de actividades presenciales). En cooperativas como crédito, consumo y trabajo, se han atendido situaciones en función de la edad y morbilidades como instrumento de cuidados.
Por último y en cuanto a los ingresos, hay que destacar en este apartado aquellos relacionados a las entidades de segundo grado relevadas. Las situaciones aquí también son disímiles, pero se identifican dificultades para el pago de filiación, lo que ha generado algunos recortes en gastos corrientes. También se informan de acuerdos para diferir o facilitar el pago de filiaciones de las cooperativas socias.
4.2. Dimensión Económica
Para la dimensión económica de las organizaciones que componen el campo de la Economía Social y Solidaria en Uruguay, partimos de una concepción plural y diversa en cuanto a los procesos que pautan la vida socioeconómica de las mismas. La forma de entender lo económico y las formas en que las organizaciones articulan sus acciones con el Estado y el Mercado, fueron parte del interés a la hora de comprender las estrategias desplegadas en el marco de la emergencia sociosanitaria. En este sentido, organizamos esta dimensión en 2 claves de análisis: los vínculos con el Estado y otras formas de hacer economía.
Vínculos con el Estado.
La mayoría de los entrevistados manifiestan un conjunto de incertidumbres en relación con las orientaciones de las políticas públicas que desde el gobierno presidido por Luis Lacalle Pou se desarrollarán hacia el cooperativismo y la economía social y solidaria. Y también en lo referido a las políticas de ajuste que se vienen anunciando y concretando en medio de la crisis sociosanitaria.
Desde la CUDECOOP se ubica la centralidad en relación con las políticas públicas y cómo impactan positiva y negativamente en la organización en virtud de sus posibilidades de desarrollo, en cuanto organización de tercer grado. El esfuerzo de la organización refiere a un escenario adaptativo a la realidad económica y política. No se plantean espacios de confrontación con las políticas económicas vinculadas al ajuste.
En cuanto a la FUCC supone analizar la dimensión económica desde una condición previa de dificultad. La debilidad de las cooperativas tradicionales de consumo en cuanto a la logística ha sido una de las líneas de trabajo estratégico que han tenido que
de las tecnologías de la información y comunicación. Una vez avanzado el proceso de gestión de la emergencia varias cooperativas miembros de la Federación han comenzado a trazar líneas de cooperación e innovación para ellas y entre ellas. Aprovechar líneas de negocios secundarias como la logística o la complementación para la compra de insumos o abastecimiento son algunas de las iniciativas que se han puesto en práctica. Desde la información recabada emerge cierta dificultad para la adaptación rápida al contexto de parte de colectivos con mayor trayectoria y negocios vinculados al sector industrial. La organización analiza que los tiempos con los que se venía funcionando eran muchos más lentos, al irrumpir la LUC y la emergencia sociosanitaria fue necesario modificar los ritmos y los espacios de articulación para atender ambas realidades. En ese sentido, la planificación se realiza a corto plazo porque hay incertidumbre a mediano y largo plazo.
La Red de Agroecología del Uruguay denota en su lectura sobre la dimensión económica al autoconsumo como última frontera mercantil. En este sentido, cuando el intercambio mercantil se pone en crisis o en retroceso, las familias repliegan su estrategia hacia el autoconsumo. Por lo tanto están menos vulnerables a las crisis alimentarias que se recrudecen en las ciudades como es el caso de la pandemia actual. A su vez, el aumento de la demanda de alimentos agroecológicos pone en tensión la sostenibilidad de la producción en tanto la demanda supera la capacidad de producción de los predios. El aumento de precios de los alimentos convencionales funciona como un nivelador mercantil reduciendo la brecha entre los convencionales y los agroecológicos. Los circuitos cortos de intercambio que suponen la distribución domiciliaria se percibe más costosa en términos reales y de tiempos. Sin embargo estas estrategias son las que habilitan el intercambio interpersonal y la construcción de un lazo social potente entre productores y consumidores (urbanos en su mayoría). Ante las dificultades propias de la organización se demanda mayor presencia del Estado. Con respecto a las dificultades de acceso a las herramientas informáticas entienden que se está instalando el uso de las mismas, incluso en adultos mayores y si bien a veces hay algunas dificultades de conexión, las reuniones virtuales facilitan la participación por evitar tiempos de traslados.
Para la RNSNC la dimensión económica se interpretó como las acciones de financiamiento de la organización, no cómo la Red desarrolla sus actividades económicas a través de su participación en el sistema económico. Según el entrevistado el financiamiento de la organización se vuelca casi en su totalidad al sostenimiento de la asistencia técnica y la organización de los encuentros entre los miembros participantes. En otra parte de la entrevista resalta que la demanda de producción aumentó así como también la carga de las tareas de cuidado, sin embargo reconoce que esta última se da de forma diferente a la ciudad porque el confinamiento prácticamente no existe. Interesante relación entre urbano rural para la generación de capacidades de producción de alimentos para el autoconsumo. Importante reflexión acerca de la sostenibilidad de las experiencias solidarias de emergencia. Contra pelo de toda la adecuación tecnológica y vinculado a la intensificación de las telecomunicaciones la red señala dificultades tanto de acceso a internet como falta de adecuación de la organización para su uso.
Desde la ANERT, en su alianza con el PIT- CNT, el vínculo con el Estado se entiende tanto como un promotor (herramientas preexistentes de compras públicas) de más y mejor autogestión, como también un actor que compromete la viabilidad de los emprendimientos (sobre todo con el recorte en el gasto y el enlentecimiento burocrático). No hubo mucha definición política desde la Central y desde la ANERT en particular, porque además encuentra a la ANERT en un período de franca quietud de todo punto de vista y con los emprendimientos más emblemáticos con enormes dificultades de funcionamiento. Esto no quiere decir que todo el sector del trabajo autogestionado y la ESS está en las mismas situaciones. No han habido grandes definiciones que saquen de las dificultades a los emprendimientos. Si ha habido desde un esfuerzo militante, de articulación entre los emprendimientos. Se señala la ley de ESS y la Ley de residuos porque esas leyes hay aspectos que refieren al FONDES INACOOP.
La CNES, en cuanto a la dimensión económica resaltan que es donde debieron realizar los principales cambios en sus planes de acción. Tenían previsto invertir para el año 2020 en 3 rubros (participación de 10 compañeras/os en el foro de economías transformadoras de Barcelona, la carpa y la página) que debieron modificar. En ese sentido re-priorizaron la página, ya que con ella pretenden no solo mejorar la visibilización de los participantes sino generar e institucionalizar un espacio de encuentro virtual (generaron una “Plaza” virtual que funciona 2 veces por semana como espacio de encuentro de los que entren al sitio). La segunda acción fue la de organizar canastas de alimentos para garantizar la alimentación de muchos miembros que están en la informalidad y sin ingresos.
Otras formas de hacer economía
En el contexto sociosanitario y político en el que nos encontramos, de las entrevistas realizadas, surge claramente un posicionamiento por parte de ANERT, CNESS y FUCVAM, en relación con plantearse otras formas de hacer economía, planteando el contexto sociosanitario y político como un espacio en el que se torna necesario seguir buscando alternativas a la racionalidad económica propia del capitalismo y que de las formas en las que se construyan acciones y respuestas para atender las situaciones actuales y futuras en las que se encuentran estas organizaciones, no solo dependerá su desarrollo a futuro, sino su capacidad de disputar un sentido en relación a las formas de hacer economía y por lo tanto construir cultura.
La ANERT propone leer la emergencia sociosanitaria en términos políticos también hace a cómo se lee la esfera económica de los emprendimientos y sus organizaciones. Es decir, intentar asumir en medio de la crisis una racionalidad oportunista en términos económicos parece ir contra el principio de poner en el centro la vida de las personas y no el capital. En ese sentido, sí se han identificado oportunidades en términos de organización recurriendo a la memoria histórica de los trabajadores en tiempos de crisis como la actual (ollas, etc. son un ejemplo).
Desde la CNESS han acuñado una consigna que denota la definición política de la
producción. Por lo tanto, para estas familias no está en juego el tema del seguro de paro, no pierden fuentes de trabajo. El trabajo productivo en la tierra se mantiene y es crecientemente demandado, resultado del confinamiento en la ciudad.
La crisis puso sobre la mesa los temas vinculados a la salud y cuidados con la alimentación, elemento que refuerza la búsqueda por alimentos más sanos sin agrotóxicos. Por lo que si bien disminuyen las ventas en ferias (sobre todo en los de más avanzada edad) y en el sector gastronómico, pero en términos generales la demanda por alimentos frescos, y específicamente por productos agroecológicos creció. Esta demanda de consumo no es acompañada en la misma velocidad que la oferta de productos, lo que genera un ritmo de trabajo intensificado hacia a los productores rurales agroecológicos durante la emergencia sanitaria. En definitiva mantienen y aumentan sus tareas habituales.
La ausencia de la escuela y la presencia de niñas y niños en los hogares, tampoco son mencionadas como problema. Su presencia es fácilmente reacomodada al ritmo cotidiano de la casa y del campo, están habituados a su hacer diario, incluso facilitando la logística de algunos padres que deben llevarlos e ir a buscarlos a la escuela cuando viven lejos y no tienen locomoción. A su vez, no se vive la distancia social como encierro o confinamiento, puesto que se vive cotidianamente en espacios abiertos.
Como contraparte, se hace alguna mención por parte de la Red de Semillas (RNSNC), de que en algunas familias se ha postergado la atención de la salud, sobre todo en controles periódicos de algunas afecciones más crónicas. Es interesante notar la ausencia de enunciaciones por parte de la Red de Agroecología y la RNSNC en torno a conflictos de género y problemas que el confinamiento puede conllevar al interior de las familias. Sin embargo CNFR tematiza cómo el encierro ha disparado situaciones a nivel personal en las familias en lo que refiere a distintas realidades de asimilación del aislamiento a todos niveles entre los socios, directivos y técnicos.
En el ámbito urbano los integrantes de las organizaciones expresan otra realidad: la presencia agobiante de teletrabajo, la inseguridad en mantener sus ingresos, la peleas en torno al seguro de paro, el confinamiento y ausencia del disfrute de los espacios verdes. En ese contexto las organizaciones juegan un papel fundamental de apoyo y contención.
En varias entrevistas podemos identificar expresiones vinculadas con miedos e incertidumbres, sobre todo en el caso de los adultos mayores, y específicamente en relación al cuidado de la salud, que en algunos casos ha sido postergada, pero también con la incertidumbre de cómo proseguirá la situación general de crisis sanitaria pero también económica.
Los niños y niñas también sufren más en ese contexto. En el Complejo Bulevar (vivienda), los cooperativistas hicieron un video donde niños y niñas manifiestan sus necesidades en relación a los espacios verdes y espacios comunes. En algunas cooperativas se ha ordenado el uso de los patios buscando cuidar espacios para niños y niñas, y también tener presente los tiempos del teletrabajo.
Este contexto de encierro urbano, las organizaciones colectivas ponen foco en la preocupación por los conflictos familiares. En ese sentido CUDECOOP nos comparte la atención que han tenido en torno a los conflictos de género, incentivando a todas las cooperativas a preocuparse por el tema. Se pone especial énfasis en aspectos de violencia doméstica, ya que recientes estudios han demostrado que se profundizan en estos contextos, teniendo como población de riesgo las mujeres, niños y adultos mayores.
La comisión de género de FUCVAM ha sacado algunos comunicados visuales por medio de afiches donde problematizan el tema de la violencia en el contexto de encierro, denunciando los casos de feminicidios que ocurrieron durante el primer mes de cuarentena. Es interesante notar la intención de la misma comisión, para visibilizar las iniciativas de apoyo mutuo invitando a sus cooperativistas mujeres a compartir las actividades que vienen desarrollando en sus territorios para enfrentar esta crisis. Importante estrategia para hacer notar y valorar las acciones que dan sostén a las tramas asociativas y que dan respuesta a situaciones límites (afiches adjuntos). Estas iniciativas no surgen de forma espontánea, claramente se nota el bagaje y aprendizaje de luchas y resistencias anteriores, además de un saber hacer que la práctica cooperativa siembra cotidianamente.
La estrategia de apoyo a las ollas populares y a las canastas unen el campo y la ciudad, es una práctica común a ambos, donde se complementan y se potencian. Las organizaciones que aglutinan a los productores agroecológicos desarrollan acciones aportando alimentos a distintas ollas y canastas destinadas hacia los centros urbanos, en gran parte mediadas por organizaciones cooperativas, sindicales y barriales. En este proceso se concreta una articulación mediada por la solidaridad y ayuda mutua, principios que salen del papel para mover prácticas en la vida real ante la crisis sanitaria que enfrentamos como sociedad. Al momento de concretar estas prácticas solidarias, se observan diferentes modalidades, en las que se destacan la contribución con alimentos a ollas populares de barrios y pueblos, con diferentes modalidades de organización e interacción entre los colectivos participantes, el apoyo a la conformación de canastas con productos donados o en algunos casos vendidos a un precio menor. También algunas organizaciones se integran al sistema de distribución de canastas y alimentos articulado por organismos de gobiernos municipales y departamentales, como es el caso de la RAU, la RNSNC y algunas entidades de base de CNFR en Canelones.
Por último, nos permitimos avanzar en la hipótesis de que el aspecto vincular y la comunicación parece tener claras diferencias en ciudades grandes, como es el caso de Montevideo, en contraposición a lo que sucede en pueblos pequeños o localidades rurales. En estos últimos lugares, parecería que se expresa un mayor control por parte de la población de los sucesos acaecidos en relación a la crisis sanitaria y social, quizás por la cercanía, la proximidad de la gente y sus entramados de vínculos, lo que puede tener efectos tanto a nivel de resolución o encapsulamiento de algunas situaciones, como también de situaciones de condena social o persecución.
la logística. Sin lugar a dudas el acceso a los alimentos se torna un eje fundamental en el despliegue de acciones de solidaridad.
La intercooperación más allá de la crisis.
¿No queremos volver a la normalidad porque ese era el problema?
La coordinadora de economía social y solidaria fue quien expuso más claramente que la intercooperación siempre es parte de sus prácticas y que apuestan con su metodología a desarrollar otras formas más allá de la dimensión mercantil como el trueque y el don. En ese sentido, se articulan a través de los lazos territoriales experiencias de intercooperación más amplias y profundas como por ejemplo las ideadas para el local de la Ciudad Vieja, o la gratiferia del parque Capurro. Asimismo, vienen realizando durante las ferias talleres de discusión y formación. La carpa no es solo la infraestructura material sino que es considerada un espacio para la visibilización, formación y práctica de la ESS. Estas prácticas se han desplegado también durante la emergencia sanitaria, pero son una continuidad de su propia metodología de trabajo como organización.
Por su parte la Red de semillas expresa que armaron un kit de semillas huerteras, una cajita que tiene 5 paquetes de semillas, un manual de producción y de producción de semillas; se está llevando a los grupos nuevos que se están juntando. Son prácticas que la organización siempre ha impulsado y que entiende necesario continuar haciendo también en un contexto de emergencia. Las ollas y las canastas expresan preocupación por la sustentabilidad basada en donaciones y la necesidad de buscar alternativas que se sostengan en el largo plazo.
La FCPU plantea que está apostando al desarrollo local y a instalar la idea de “Compre a cooperativas”. La Federación ya estaba trabajando en el sentido de intensificar las prácticas de intercooperación, y entienden que ahora se presenta una oportunidad para que estas prácticas que se están generando trasciendan la crisis. Se trata de apostar por las experiencias de largo plazo, fortalecerlas y aprovechar la coyuntura para dejar instaladas estas prácticas. En ese sentido, se destaca el Sistema de Intercooperación (SICOOP), herramienta de intercooperación coordinada por la CUDECOOP, donde participan cooperativas de consumo, agrarias y de crédito. El SICOOP articula la demanda de cooperativas de consumo con el trabajo de cooperativas, apalancado por fondos de cooperativas de ahorro y crédito.
Asimismo, varias organizaciones plantean que tenían planificado hacer algunos proyectos en conjunto con otras organizaciones colectivas, pero el contexto ha condicionado el avance de los mismo. Ejemplos de esto son un proyecto entre la CNFR y la FCPU para “más valor” en la cadena hortícola a través de mejora en logística y gestión, el proyecto TIRFAA entre la RNSCN, la RAU y la CNFR (y la posible integración de la red de huertas comunitarias) para la articulación a nivel técnica y política, o el acuerdo entre CUTE ANTEL y la cooperativa OMBÚ para el desarrollo de un área logística.
5. Consideraciones finales
Como corolario, pretendemos realizar una síntesis que se compone de la integración de las distintas dimensiones. Como mencionamos al principio, la separación respondió a una estrategia meramente operativa, para señalar con énfasis algunos elementos que se ponen en juego en las experiencias. La ESS parte de la consideración de que estas dimensiones están integradas y entrelazadas.
Cuándo decimos que la Economía Social y Solidaria (ESS) se propone Otra Economía, hablamos de la propia disputa de sentido en relación a la forma tradicional de entender la economía. La mirada hegemónica sobre la economía, basada en las teorías neoclásicas, construye la imágen de un sujeto autosuficiente, que busca la resolución de sus necesidades centrando su lectura en las condiciones materiales de existencia. Son muchas las economías críticas, entre ellas la ESS así como la economía feminista (Pérez-Orozco, 2015), que plantean una modalidad alternativa que propone poner la vida en el centro de todas la vidas, humana y no humana.
Sin embargo, la propia ESS ha sido señalada a la hora de reproducir cierta mirada androcéntrica sobre los procesos económicos, en particular la invisibilidad del papel de las tareas reproductivas en el sostenimiento de las experiencias (Nobre, 2003, Osorio-Cabrera, 2018; Rieiro, Iglesias y Andrade, 2018). Resaltar entonces la necesidad de la integración de dimensiones y el cuidado de la vida en todas sus formas, incluida la naturaleza, parece fundamental en este contexto de crisis. Basándonos en la construcción de esta mirada, es que entendemos necesario destacar algunos elementos que se pusieron en juego en esta crisis.
Un primer elemento a destacar, es la forma de abordar la crisis mediante estrategias de carácter colectivo. Frente a la lógica del sálvese quien pueda instalada en el capitalismo actual, las experiencias de ESS estudiadas priorizan el bienestar de las personas como foco de la estrategia frente a la pandemia. La heterogeneidad organizativa (estructura, relación campo-ciudad, tipo de actividad, relación con las PP) va a marcar la forma en la que despliegan sus estrategias de resistencia. Destacamos las más significativas: el cuidado de los puestos de trabajo en las cooperativas de producción, el despliegue de redes de solidaridad que incluyeron ollas populares, redes de intercambio de conocimiento y productos, canastas solidarias.
Una analizador clave en todos los discursos de las experiencias de ESS, es el mayor énfasis en la preocupación por la relación que establecen con el nuevo gobierno, más que lo relacionado a la emergencia sanitaria. Más allá del impacto inicial del aislamiento físico, la mayoría de las experiencias señala como principal preocupación los efectos que el cambio de rumbo en las políticas del nuevo gobierno pueda pueda tener en la ESS. En este sentido tenemos desde experiencias que se proponen una estrategia de adaptación al nuevo contexto, a experiencias que plantean un papel mayor de confrontación y disputa. Sin duda impacta en ambos casos el nivel de dependencia que tengan de las PP en sus propias organizaciones, así como los vínculos establecidos con gobiernos anteriores.