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CANCLINI. Introducción al estudio de las culturas populares
Tipo: Resúmenes
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García Canclini, N (1982). “Introducción al estudio de las culturas populares” en Las c ulturas populares en el capitalismo****. México DF, Nueva Imagen. La cultura popular no puede ser entendida como “expresión” de la personalidad de un pueblo, sino que se forma en la interacción de las relaciones sociales. Tampoco es un conjunto de tradiciones o esencias ideales, preservadas etéreamente: si toda producción cultural surge, como vimos, de las condiciones materiales de vida y está arraigada en ellas, aún más fácil es comprobarlo en las clases populares, donde las canciones, las creencias y las fiestas están más estrecha y cotidianamente ligadas a los trabajos materiales en que entregan casi todo su tiempo. Por lo mismo, no parece útil para explicar los procesos culturales del pueblo pensarlos, al estilo funcionalista, como formas vacías de carácter universal, o, según el estructuralismo, cómo lógicas mentales, que adoptarían modalidades peculiares en contextos diferentes. Las culturas populares (más que la cultura popular) se configuran por un proceso de apropiación desigual de los bienes económicos y culturales de una nación o etnia por parte de sus sectores subalternos, y por la comprensión, reproducción y transformación, real y simbólica, de las condiciones generales y propias de trabajo y de vida. Canclini concibe a las culturas de las clases populares como resultado de una apropiación desigual del capital cultural, la elaboración propia de sus condiciones de vida y la interacción conflictiva con los sectores hegemónicos. La particularidad de las culturas populares no deriva sólo de que su apropiación de lo que la sociedad posee es menos y diferente; también de que el pueblo genera en su trabajo y su vida formas específicas de representación, reproducción y reelaboración simbólica de sus relaciones sociales. Definición de cultura de Canclini : La cultura es representación, producción, reproducción y reelaboración simbólica. Estos procesos son realizados por el pueblo compartiendo las condiciones generales de producción, circulación y consumo del sistema en que vive (una formación social dependiente, por ejemplo) y a la vez dándose sus propias estructuras. Por lo tanto, las culturas populares se constituyen en dos espacios : a) las prácticas laborales, familiares, comunicacionales y de todo tipo con que el sistema capitalista organiza la vida de todos sus miembros; b) las prácticas y formas de pensamiento que los sectores populares crean para sí mismos, para concebir y manifestar su realidad, su lugar subordinado en la producción, la circulación y el consumo. (Ejemplo: el patrón y el obrero trabajan en la misma fábrica, miran los mismos canales de TV, etc. Pero, a la vez, existen opciones económicas y culturales que los diferencian, jergas separadas, canales de comunicación propios de cada clase). Ambos espacios, el de la cultura hegemónica y el de la popular, están interpenetrados, de manera que el lenguaje particular de los obreros o los campesinos es en parte construcción propia y en parte una resemantización del lenguaje de los medios masivos y del poder político, o un modo específico de aludir a condiciones sociales comunes a todos (por ejemplo, los chistes sobre la inflación). En sentido contrario,
también se da esta interacción: el lenguaje hegemónico de los medios o de los políticos, en la medida en que quiere alcanzar al conjunto de la población, tomará en cuenta las formas de expresión populares. En síntesis: las culturas populares son resultado de una apropiación desigual del capital cultural, una elaboración propia de sus condiciones de vida y una interacción conflictiva con los sectores hegemónicos. Al comprenderlas de este modo, nos alejamos de las dos posiciones que han predominado en su estudio: las interpretaciones inmanentes, formuladas en Europa por el populismo romántico y en América Latina por el nacionalismo y el indigenismo conservadores, y, por otra parte, del positivismo que, preocupado por el rigor científico, olvidó el sentido político de la producción simbólica del pueblo. (Buena parte del texto amplía estas posturas, obvié esos desarrollos porque no lo me parecieron relevantes para nuestro marco teórico) La cuestión decisiva es entender a las culturas populares en conexión con los conflictos entre las clases sociales, con las condiciones de explotación en que esos sectores producen y consumen. El marco más fértil para el estudio de las culturas populares parece darse en la intersección de la explicación marxista sobre el funcionamiento del capitalismo y los aportes empíricos, y en parte metodológicos, de la antropología y la sociología. Aportes más valioso de Gramsci y sus continuadores y algunas dificultades que encuentra en esos textos: Contribución gramsciana : conexión de la cultura con la hegemonía Cirese (uno de los “continuadores” de Gramsci) refuta a quienes definen la cultura popular por propiedades intrínsecas, por una serie de rasgos que le serían propios, y la caracteriza, en cambio, en relación con las culturas que la enfrentan. La popularidad de cualquier fenómeno debe ser establecida por su uso y no por su origen, ‘‘como hecho y no confió esencia, como posición relacional y no como sustancia”. Lo que constituye la popularidad de un hecho cultural, agrega, “es la relación histórica, de diferencia o de contraste, respecto de otros hechos culturales”. Crítica de Canclini a Cirese : Sin embargo, esta concepción dialéctica de las relaciones sociales es contradecida por su teorización sobre los “desniveles” entre las culturas: “desniveles externos” (los que existen entre las sociedades europeas y las “etnológicas” o primitivas), y “desniveles internos” (dentro de las sociedades occidentales, entre los estratos dominantes y subalternos de una misma formación social). Canclini dice que hablar de niveles que estarían a distinta altura es un concepto poco pertinente para dar cuenta de las desigualdades y conflictos que interrelacionan permanentemente a las culturas populares con las hegemónicas. El objeto de investigación no puede ser el desnivel sino las desigualdades y conflictos entre manifestaciones simbólicas de clases a las que la participación conjunta en un mismo sistema non permite ser autónomas. Un problema común a toda la orientación gramsciana es que, por insistir tanto en la contraposición de la cultura subalterna y la hegemónica , y en la necesidad política de defender la independencia de la primera, llega a concebir a ambas como sistemas exteriores entre sí. Esto es aún más claro en Lombardi Satriani (otro de los continuadores de Gramsci) y, sobre todo, en el uso que se ha hecho de sus textos en América Latina. En Satriani la oposición entre dominación y resistencia cultural tiene un carácter fundante, como si se tratara de dos fenómenos exteriores entre sí, previos a la pertenencia de ambas culturas a un único sistema