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Análisis microscópico de la orina: identificación de leucocitos, eritrocitos y cilindros, Guías, Proyectos, Investigaciones de Medicina

La observación microscópica de la orina para identificar diferentes tipos de glóbulos blancos y eritrocitos, así como cilindros hialinos y granulosos. Se explican las diferencias morfológicas entre leucocitos, eritrocitos y células epiteliales, y se ofrecen observaciones de diferentes tipos de cilindros y cristales presentes en la orina. Además, se discuten las posibles causas de la presencia de estas formas en la orina, como hematuria de origen renal o contaminación por secreciones vaginales.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2022/2023

Subido el 06/02/2024

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Figuras
Fig. 1. C rista l de fárm aco con efect os s ustanc iales de su-
maci ón cen tral (40 0×, micros copia d e campo claro) .
Fig. 3. El mi smo cri stal de fármaco amarill o de la figura 1,
visto med iante microscop ia de campo oscuro. Contra ste mar-
cado con menos ar tefactos de super posición (400 ×, microsco-
pia de camp o oscuro).
Fig. 4. La vi sibili dad de un obje to en la micros copia de
camp o osc uro de pende de sus p ropied ades refrac tivas . En
este caso s e trata de una p artíc ula li pídica .
Fig. 5. En la m icroscop ia de c ampo cla ro, los l eucocit os tie-
nen aproxi madamen te 10 µm de tamaño, un núcleo pro -
minen te y c itoplasm a g ranuloso (1.00 0×, mic roscopia de
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Fig. 6. A b ajo aumento s e observa gra n número de l eucocitos
en un pa ciente con c istitis ba cteriana (100×, micros copia de
campo cla ro).
Fig. 2. Crist al de fármaco y eri trocitos con marca do contraste
de los borde s (halo blanco , 400 ×, mi croscopia de co ntraste
de fases) .
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¡Descarga Análisis microscópico de la orina: identificación de leucocitos, eritrocitos y cilindros y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Medicina solo en Docsity!

Figuras

Fig. 1. Cristal de fármaco con efectos sustanciales de su- mación central (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 3. El mismo cristal de fármaco amarillo de la figura 1, visto mediante microscopia de campo oscuro. Contraste mar- cado con menos artefactos de superposición (400×, microsco- pia de campo oscuro).

Fig. 4. La visibilidad de un objeto en la microscopia de campo oscuro depende de sus propiedades refractivas. En este caso se trata de una partícula lipídica.

Fig. 5. En la microscopia de campo claro, los leucocitos tie- nen aproximadamente 10 μm de tamaño, un núcleo pro- minente y citoplasma granuloso (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 6. A bajo aumento se observa gran número de leucocitos en un paciente con cistitis bacteriana (100×, microscopia de campo claro).

Fig. 2. Cristal de fármaco y eritrocitos con marcado contraste de los bordes (halo blanco, 400×, microscopia de contraste de fases).

Imágenes microscópicas del sedimento urinario

Figuras

Fig. 7. A mayor aumento, no sólo hay leucocitos con cito- plasma granuloso, sino también eritrocitos relativamente pequeños que constituyen un signo de cistitis hemorrágica. En la parte inferior se observan tres células epiteliales re- dondeadas (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 8. Los núcleos lobulados y el citoplasma granuloso de los granulocitos se reconocen fácilmente con un aumento aún mayor (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 9. Si existe leucocituria intensa, las células se unen entre sí formando conglomerados relativamente grandes (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 10. Cuando los leucocitos se unen a cilindros hialinos o a fibras, pueden confundirse con cilindros de leucocitos, que constituyen un signo de leucocituria de origen renal (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 11. En la orina, los leucocitos se unen rápidamente a otros componentes del sedimento (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 12. Los leucocitos se confunden fácilmente con células epiteliales redondeadas, aunque difieren en las proyecciones típicas de las células epiteliales y en la zona periférica del citoplasma (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 19. Debido a la salida de agua por efecto osmótico, los eritrocitos adoptan la forma espiculada típica de los equi- nocitos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 21. En esta imagen se aprecian eritrocitos dismórficos de dos tipos: dianocitos y estomatocitos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 22. Eritrocitos. Los dianocitos y los estomatocitos son signo de hematuria de origen glomerular (1.000×, micros- copia de campo claro).

Fig. 23. Eritrocito eumórfico rodeado por «eritrocitos fantasma» (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 24. En caso de hematuria de origen glomerular se observan acantocitos (centro) y eritrocitos fantasma («células fantasma») (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 20. En esta imagen, las dismorfias eritrocíticas con- sisten en eritrocitos «fantasma» carentes de hemoglobina y cnizocitos encogidos como forma extrema de equinocitos (1.000×, microscopia de campo claro).

Imágenes microscópicas del sedimento urinario

Figuras

Fig. 25. Los cilindros de eritrocitos sólo se aprecian en la hematuria de origen renal (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 27. Al fagocitar varios eritrocitos, este macrófago se ha convertido en una célula gigante; este tipo de células consti- tuyen un signo raro de hematuria de origen renal (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 28. Este cilindro granuloso contiene múltiples partículas lipídicas, lo cual se observa únicamente en la proteinuria glomerular intensa. Lo más probable es que la hematuria concomitante sea de origen renal. Es característica la imagen en forma de cruz de Malta, que es visible en partículas lipídicas particularmente grandes, incluso bajo microscopia de campo claro (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 29. La presencia de múltiples cilindros granulosos in- dica el origen renal de la eritrocituria (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 30. Como puede apreciarse en esta imagen, los cilindros eritrocíticos suelen contener eritrocitos eumórficos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 26. Cilindros de eritrocitos en un caso de glomerulone- fritis (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 37. Contaminación evidente de la orina por secreciones vaginales, con gran número de células epiteliales escamosas (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 39. Hifas y células epiteliales escamosas en la orina, como signo de colpitis (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 40. Las células epiteliales redondeadas de origen tubular son células pequeñas con un núcleo central de tamaño medio (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 41. Las células del epitelio tubular (derecha) difieren de los leucocitos (izquierda y abajo) y de los eritrocitos por su tamaño y la estructura del citoplasma (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 42. Aunque las células tubulares (centro) pueden tener diversos tamaños, generalmente es posible distinguirlas de los leucocitos (arriba) y de las células del epitelio de transición (izquierda) (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 38. Aparte de las células epiteliales escamosas, la presen- cia de glóbulos oleosos apunta a la contaminación de la orina por secreciones vaginales y productos para el cuidado de la piel (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 43. Las células tubulares (derecha) son mucho más pe- queñas que las células del epitelio de transición (arriba a la derecha) y del epitelio escamoso (abajo) (1.000×, microsco- pia de campo claro).

Fig. 45. En las enfermedades tubulointersticiales, la orina contiene una cantidad mayor de células epiteliales redon- deadas con gran número de gránulos. Se observa también hematuria de origen renal (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 46. Los cuerpos de inclusión prominentes de esta gran célula epitelial redondeada indican una lesión tubuloin- tersticial primaria o secundaria (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 47. Las células tubulares con muchas inclusiones de partículas lipídicas se denominan cuerpos grasos ovales y son un signo de proteinuria intensa (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 48. Se observan alteraciones degenerativas en las cé- lulas epiteliales redondeadas si se deja que transcurra de- masiado tiempo entre la recogida de la orina y su análisis (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 44. El tamaño del núcleo de las células epiteliales esca- mosas (arriba) y del epitelio tubular (centro) es aproxima- damente el mismo, pero estos dos tipos de células difieren en el tamaño del citoplasma (400×, microscopia de contraste de fases).

Imágenes microscópicas del sedimento urinario

Figuras

Fig. 55. Las células del epitelio de transición son grandes cé- lulas circulares procedentes de las vías urinarias inferiores. Es frecuente que se eliminen por la orina como agregados celulares (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 57. Los cilindros hialinos se forman por precipitación de la proteína de Tamm-Horsfall en los túbulos renales distales (400×, hematoxilina-eosina; por cortesía del Dr. Weis, Instituto de Anatomía Patológica, Universidad de Múnich, Alemania).

Fig. 58. Los cilindros hialinos apenas se distinguen cuando se utiliza la microscopia de campo claro (400×, microscopia de campo claro). .

Fig. 59. El mismo cilindro se observa claramente median- te microscopia de contraste de fases (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 60. Al mover el condensador a su posición más elevada, los cilindros hialinos pueden observarse también mediante microscopia de campo claro.

Fig. 56. Las células del epitelio de transición presentes en la orina adoptan formas muy diversas (400×, microscopia de contraste de fases).

Imágenes microscópicas del sedimento urinario

Figuras

Fig. 61. La proteína de Tamm-Horsfall precipitada no siempre se dispone de forma homogénea en los cilindros hialinos (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 63. Se observan dos granulocitos en el extremo principal de este largo cilindro hialino. La cola tiene un segmento espi- ral y un segmento extendido (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 64. Cilindro hialino corto con inclusiones celulares en la punta (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 65. En la zona central de este cilindro hialino se apre- cia una inclusión celular (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 66. Con mayor aumento se puede ver una célula con cuerpos grasos incluida en el cilindro, lo cual es signo de lesión tubulointersticial (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 62. Con mayor aumento, se hace particularmente evi- dente la diferencia de textura en el extremo de este cilindro hialino (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 73. En los cilindros granulosos, los restos de células glo- merulares o tubulares están encapsulados en una matriz de proteína de Tamm-Horsfall (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 75. Las diversas porciones de los cilindros pueden tener gránulos de tamaño muy diferente, dependiendo de la pro- porción de la matriz de proteína de Tamm-Horsfall respecto a las inclusiones (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 76. Incluso cilindros granulosos relativamente largos pueden adoptar una forma helicoidal en el segmento poste- rior (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 77. Los cilindros granulosos se reconocen fácilmente me- diante la microscopia de campo claro (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 78. Los cilindros granulosos son discernibles incluso a bajo aumento; por ello, esta magnificación es más apropia- da para hacerse una idea general de la densidad de cilindros (100×, microscopia de campo claro).

Fig. 74. Dentro de los cilindros granulosos pueden encontrarse células tubulares desprendidas y componentes celulares cito- plasmáticos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 79. La diferente textura de la superficie de los cilindros hialinos y los cilindros granulosos se hace evidente al mi- croscopio electrónico de barrido (por cortesía de la Dra. E. Wandel, Departamento de Nefrología, Universidad de Ma- guncia, Alemania).

Fig. 81. Esta imagen no corresponde a un cilindro granuloso; a mayor aumento puede observarse que se trata de un cilindro hialino cubierto de césped bacteriano (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 82. Los cilindros granulosos oscuros en presencia de cris- tales amorfos suelen ser seudocilindros que se forman por agregación o cilindros hialinos recubiertos (400×, microsco- pia de campo claro).

Fig. 83. La presencia de cilindros granulosos junto con células epiteliales redondeadas apunta a una lesión tubulointersti- cial (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 84. Es probable que este cilindro sea un cilindro lipídico, como indica el tenue signo de la cruz de Malta visible en la microscopia de campo claro (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 80. Los cilindros granulosos brillantes de gran contraste son signo de pigmenturia. En tal caso, debe considerarse el análisis bioquímico o la historia clínica (400×, microscopia de contraste de fases).

Imágenes microscópicas del sedimento urinario

Figuras

Fig. 91. Los cilindros céreos son cilindros homogéneos, anchos, con bordes nítidos y esquinas perpendiculares (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 93. Los cilindros céreos tienen a veces una estructura espiral en el segmento de la cola (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 94. Este cilindro céreo no es completamente homogéneo y tiene una cola en espiral. En el segmento de transición entre el cuerpo y la cola, se puede observar cómo se forman muescas laterales debido a la estructura espiral comprimida (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 95. En ocasiones se forman cilindros céreos a partir de una hebra de matriz granular y una hebra de matriz hialina (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 96. Estructura espiral en este fragmento de un cilindro céreo (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 92. Las muescas laterales son típicas de los cilindros céreos (400×, microscopia de contraste de fases).

Imágenes microscópicas del sedimento urinario

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Fig. 97. Cilindro granuloso rodeado por una capa cérea (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 99. Los cilindros de eritrocitos se desarrollan en una matriz de proteína de Tamm-Horsfall en los túbulos renales (hematoxilina-eosina, 1.000×; por cortesía del Dr. Weis, Instituto de Anatomía Patológica, Universidad de Múnich, Alemania).

Fig. 100. Cuando la hemorragia glomerular es mínima, a veces sólo se observan inclusiones de eritrocitos aislados en los cilindros hialinos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 101. En este cilindro largo y estrecho pueden obser- varse varios eritrocitos incluidos en una matriz hialina (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 102. Este corto cilindro eritrocítico parece estar consti- tuido sólo por eritrocitos comprimidos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 98. Fragmento de un cilindro céreo que tiene una textura completamente homogénea en un extremo y textura granular en el otro (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 109. En este cilindro de eritrocitos y hemoglobina puede observarse que la ruptura de los eritrocitos hace que se libere la hemoglobina, de modo que los contornos celulares ya no se distinguen con certeza (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 111. Cilindro con matriz granulosa y varias inclusiones de leucocitos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 112. Este largo cilindro hialino contiene también algunos leucocitos como signo de nefropatía inflamatoria (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 113. En un cilindro de leucocitos típico, las células están próximas entre sí en una matriz hialina (1.000×, microsco- pia de campo claro).

Fig. 114. Seudocilindro. En la leucocituria intensa, los cúmu- los de leucocitos pueden confundirse con cilindros leucocíticos (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 110. Este cilindro celular mixto contiene leucocitos y células tubulares. Se observa una célula tubular a un lado (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 115. En este cilindro celular mixto, los bordes de los leucocitos y de las células del epitelio tubular apenas pueden distinguirse (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 117. En este cilindro de células epiteliales puro, los bordes celulares ya no pueden distinguirse claramente (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 118. Cilindro de células epiteliales y cilindro granuloso de partículas finas en un paciente con insuficiencia renal aguda (400×, microscopia de contraste de fases).

Fig. 119. Eritrocitos y cilindro de células epiteliales (400×, microscopia de campo claro).

Fig. 120. La estructura celular típica de las células tubulares sigue distinguiéndose fácilmente en este cilindro de células epiteliales (1.000×, microscopia de campo claro).

Fig. 116. En la necrosis tubular aguda es característico obser- var filas dobles de células epiteliales tubulares en forma de cilindro (1.000×, microscopia de campo claro).

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