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El caso de Gastón, un policía de élite que busca la validación de un profesional después de vivir experiencias traumáticas. La entrevista clínica revela su personalidad arrogante, competitiva, controladora y narcisista, con rasgos obsesivos y un deseo de perfeccionismo. A lo largo de la sesión, Gastón evita abordar sus sentimientos de culpa por los hechos que causaron la muerte de mujeres y niños, y se enfrenta a temas conflictivos con su padre y su homosexualidad inconsciente. El documento incluye una bibliografía para una mejor comprensión del proceso terapéutico.
Qué aprenderás
Tipo: Resúmenes
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Gastón es un policía de élite que tiene unos cuarenta y tantos. Se trata de una persona atlética, fibrosa de cuerpo, tez blanca, bien parecido, ojos claros, pelo entrecano cortado al estilo de su profesión, limpio, bien vestido, de movimientos decididos y marciales. Al hablar no es un gran gesticulador; su tono de voz es bajo y tranquilo, coherente, lleno de coloquialismos, seguro de sí mismo. No muestra ningún flujo de emociones mientras cuenta su historia, aunque a veces está marcada por aspectos trágicos. Meses antes de esta primera entrevista con el psicólogo, Guillermo, Gastón se vio involucrado en una misión en contra del narcotráfico, donde debía poner y detonar unos explosivos en una especie de viejo depósito, donde se presumía había un considerable cargamento de drogas. Sin embargo, en el lugar habían mujeres y niños, familiares de los narcos, que murieron a causa del suceso, todo esto por un fallo en los cálculos realizados por el área de inteligencia. Esto hizo que Gastón, quien en apariencia no tiene ningún remordimiento de sus acciones, fuera suspendido de su cargo, pues se empezó un proceso judicial contra de él, que mas tarde determinó que no hubo intención de homicidio. Cuando ya iba a retomar de nueva cuenta sus funciones como policía, Gastón sufrió́ un infarto jugando tenis con un amigo, por lo que se le incapacita hasta nuevo aviso. En el evento Gastón sufrió de muerte clínica. Estos hechos llevan a Gastón a buscar consulta, no tanto para resolver sus “demonios” internos con psicoterapia, pues según él tiene todo bajo control, sino porque un amigo querido le sugiere que vaya, además él quiere regresar al lugar de los hechos donde todo ocurrió. Para esto necesita de un profesional que de aval de que se encuentra bien. FASE INCIAL Desde que abre la puerta el terapeuta se enfrenta a una persona que toma la iniciativa rápidamente al presentarse, extendiéndole el brazo y la mano de manera rígida para establecer una distancia (entre otras cosas que mantienen esa distancia no tutea al terapeuta, que le da permiso de hacerlo). La actitud del entrevistado al entrar al “consultorio” es de quien juzga de manera displicente volteando de un lado a otro. Ahora bien, MacKinnon et al (1985) comentan que el espacio del entrevistante debe ser sobrio (minimalista) para evitar distracciones. Bueno, el espacio de Guillermo no cumple para nada este requisito.
infancia, Daniel, con el que juega tenis, inmediatamente lo categoriza recalcando que “es gay”: ÉL no… su amigo sí. Más tarde nos enteramos que cuando él sufrió el infarto y entró en muerte clínica, el amigo gay le dio respiración de boca a boca, a lo que Gastón no sabe bien cómo reaccionar, siendo este un hecho físico invasivo (¿el acercamiento ansiado de Daniel a él u bis?), lo que quizás nos muestra una sexualidad reprimida que sale a la luz en forma de broma al relacionarla con la anécdota del abuelo, quien murió con una gran erección a la vista de todos (esto era lo único que en esos momentos le preocupaba a Gastón: “que muerto no se le parara como al abuelo”). En esta fase, el terapeuta no tiene que dirigir su atención a averiguar qué clase de paciente es el que tiene enfrente, como lo indican MacKinnon et al (1985), pues lo sabe desde el principio. A sabiendas de esto, él dirige sus dardos a cuestionar al entrevistado para confrontarlo. Por lo mismo, cuando el terapeuta lo interrumpe con preguntas sobre la relación entre los eventos que viene contando, el entrevistado inmediatamente se vuelve hostil, respondiendo vagamente o de manera cínica: él quiere tener el control de la entrevista. Estas interrupciones y preguntas furtivas por parte del entrevistador desatan una especie de debate entre los dos, donde Gastón se siente francamente amenazado, pues Guillermo le dice que a veces el “cliente” (el entrevistado) se engañ a y se esconde cosas, siendo el trabajo del entrevistante descubrir ese “hoyo negro”. Según Gastón, lo único que le interesa es la opinión experta del terapeuta para avalar su regreso al lugar de los hechos. ¿Para qué?, pregunta el entrevistador. Es una idea fija que tiene desde que estuvo muerto clínicamente, además de que su amigo Daniel le ha pedido se someta a la sesión y él lo ha hecho “para que no crea que soy un sicópata”. Gastón quiere que el entrevistador le diga que su plan es “magnifico”, pero Guillermo lo enfrenta en seco: él no puede decidir por nadie, es él, Gastón, quien debe asumir la responsabilidad de sus decisiones, no desde el “debe ser”, como lo viene haciéndolo toda su vida, sino desde lo que realmente desea. FASE FINAL El entrevistado corta de tajo la entrevista cuando el terapeuta le dice: “para alguien que no tiene ningún sentimiento de culpa, usted desea mucho expiar esas muertes”. Pide un café y el terapeuta le dice que el tiempo se terminó, iniciando así la fase final en la entrevista que será bastante corta.
Según MacKinnon et al (1985) en esta etapa por lo genera el paciente espera una opinión acerca de su situación, una recomendación de tratamiento o algún tipo de consejo útil. No Gastón, quien se queda callado mientras el terapeuta lo invita, como debe ser, a realizar una segunda sesión para continuar escuchándolo, es importante. El entrevistado se levanta un tanto decepcionado y al momento de pagarle al terapeuta, el cual está frente a él, decide humillarlo aventando los billetes a la mesa. Al final de la entrevista el terapeuta cumple como se debe acompa ñ ándolo a la puerta y despedirse de Gastón, quien hasta el final termina, faltaba más, dando órdenes: ¿…no me va a desear buena suerte? Bibliografía: MacKinnon, R. y Michels, R. (1985) Psiquiatría Clínica Aplicada. Interamericana. Pags 47 – 58 Terapia, E. (2013, julio 25). En Terapia - Capítulo 2 Completo - Martes, Gastón. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=esF6bGRrkJk