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Este documento proporciona información sobre las micosis, infecciones causadas por hongos, y su tratamiento y diagnóstico en humanos. Se detalla la función de la pared celular, las características de las levaduras y los talos de hongos, y se menciona el patógeno levaduriforme más importante, cándida albicans. Además, se explica el proceso de diagnóstico, incluyendo el examen directo y el cultivo, y se proporciona información sobre los antifúngicos utilizados para el tratamiento de micosis sistémicas y superficiales.
Tipo: Apuntes
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El término “hongo” es utilizado por los microbiólogos para describir organismos eucariotas, carentes de clorofila, heterótrofos, que se nutren por absorción, presentan una pared celular rígida y se reproducen a través de esporas. Los hongos incluyen:
No contienen clorofila, y por lo tanto no pueden elaborar sus propios alimentos a partir de la luz mediante la fotosíntesis. Para incorporar el alimento deben “digerirlo externamente” liberando al exterior enzimas hidrolíticas que rompen nutrientes complejos en formas más sencillas, de manera que las células puedan absorberlos. •La mayoría de los hongos emplea hidratos de carbono (preferentemente glucosa o manosa) y compuestos nitrogenados para sintetizar sus propios aminoácidos y proteínas.
vegetativa de un hongo se denomina talo (del griego thallus). Su complejidad es variable y puede ser unicelular o filamentoso, variando desde las levaduras unicelulares microscópicas a los mohos multicelulares. La membrana celular contiene un tipo especial de esteroles denominados ergosteroles. El talo vegetativo ayuda a cumplir las funciones metabólicas de la célula, tales como nutrición, crecimiento. resistencia y fijación. Mientras que el talo de reproducción permite a la célula reproducirse y conservar la especie a distancia. Los hongos poseen:
Las levaduras producen colonias redondeadas, pálidas o mucoides en agar. Su pared celular contiene glucanos y mananos. Algunos, como el Cryptococcus, pueden presentar cápsula, constituida por polisacáridos.
variedad de nutrientes, simples, solubles, como azúcares y aminoácidos.
encontrarlas sobre hojas, frutas (formando una cubierta pulverulenta), raíces, el tracto intestinal de los animales y en varios tipos de alimentos como alimentos azucarados, jugos, etc.
cual sí realizan los hongos filamentosos (excepto algunos). Son capaces de crecer como anaerobios facultativos. El patógeno levaduriforme más importante es Cándida albicans, que en pequeña cantidad puede encontrarse colonizando mucosas (boca, intestino, vagina) y piel en gran parte de los individuos sanos; puede ser causa de infección oportunista en huéspedes susceptibles.
Son hongos filamentosos ampliamente distribuidos en la naturaleza, y pueden observarse sobre distintos alimentos alterados, caracterizándose por un crecimiento de tipo algodonoso, aterciopelado o pulverulento, de distintas coloraciones (blanco, negro, verdoso, anaranjado, entre otras). Los filamentos miceliares se caracterizan por hifas septadas o tabicadas que en su estructura poseen tabiques que permiten una visualización cortada del talo o cenocíticas que no contiene divisiones.
constituida por quitina (polímeros de N-acetilglucosamina), y en otros, por celulosa (unidades de D-glucosa). El talo del hongo es filamentoso y está constituido de hifas. Las hifas son las que le dan al hongo su apariencia vellosa. Las hifas pueden ser: • No tabicadas o cenocíticas : cuando no están separadas por paredes transversales. • Tabicadas o septadas : cuando hay paredes transversales A la masa de hifas que se entrelazan y se producen cuando el hongo crece se la denomina micelio.
Se pueden clasificar según los tejidos infectados, así como las características específicas de los grupos de microorganismos. Esta clasificación es:
Antifúngicos para micosis sistémicas:
infecciones fúngicas sistémicas. También se utiliza en la prevención de la candidiasis en pacientes inmunocomprometido s. Clotrimazol Inhibe la síntesis del ergosterol al interferir con la función de la enzima 14-α- demetilasa. Infecciones superficiales por hongos, incluyendo candidiasis vulvovaginal, tinea corporis y tinea pedis. También se utiliza en la candidiasis oral. Terbinafina Inhibe la enzima esqualeno epoxidasa, bloqueando la síntesis del ergosterol y afectando la integridad de la membrana fúngica. Dermatofitosis, onicomicosis y tiñas, especialmente cuando otras terapias antifúngicas no son efectivas. También se utiliza en infecciones fúngicas en las uñas. Las lesiones de consulta ambulatoria frecuente caracterizadas por prurito y eritema pueden sugerir micosis superficiales cutáneas, sin embargo, otras enfermedades pueden presentar cuadros clínicos similares. Adicionalmente, el uso de corticoides tópicos en lesiones de este tipo puede generar cuadros atípicos de difícil diagnóstico clínico. Las micosis de órganos profundos son cada vez más frecuentes en la práctica clínica, afectando especialmente a sujetos con grados variables de inmunocompromiso, como en aquellos con infección por el VIH y enfermedades hematológicas malignas. Las manifestaciones clínicas pueden ser inespecíficas y no siempre sugerir infección por hongos, por lo tanto, un diagnóstico micológico precoz aumenta considerablemente el éxito del tratamiento. Los procedimientos del laboratorio incluyen:
la sensibilidad in vitro).
interpretación del examen microscópico directo de la muestra, permite plantear un diagnóstico presuntivo rápido y la instauración de un tratamiento precoz, sin tener que esperar el crecimiento de los cultivos; en algunos casos permite hacer un diagnóstico definitivo, como es el caso de la pitiriasis versicolor, la paracocidioidomicosis y la criptococosis, que tienen hallazgos microscópicos característicos. Se efectúa en fresco, con sustancias que favorecen la disgregación de la queratina y aclaran la preparación. Estas sustancias facilitan la visualización de las estructuras fúngicas (micelios, esporas o levaduras). Sin embargo, tiene como principal desventaja su baja sensibilidad y su incapacidad, en la mayoría de los casos, para identificar la especie del microorganismo patógeno.
La temperatura óptima de crecimiento de la mayoría de los hongos patógenos es 30 ºC.
Las micosis cutáneas son infecciones de la capa queratinizada de la piel, el cabello y las uñas. Estas infecciones pueden producir una respuesta del hospedador y hacerse sintomáticas. Entre los síntomas y signos se incluyen prurito, descamación, rotura de los cabellos, parches anulares en la piel y las uñas engrosadas y coloreadas. Los dermatofitos son hongos que se clasifican en los géneros Trichophyton, Epidermophyton y Microsporum. Las infecciones de la piel producidas por estos microorganismos se denominan dermatofitosis. Además de por hongos no dermatofitos, como los géneros Cándida.
Las micosis superficiales son infecciones limitadas a las regiones más superficiales de la piel y el cabello. No son destructivas y solo tienen importancia cosmética. La infección clínica denominada pitiriasis versicolor se caracteriza por alteraciones de la coloración o despigmentación y descamación de la piel. La tiña negra hace referencia a parches maculares pigmentados de color marrón o negro localizados principalmente en las palmas. Las entidades clínicas de la piedra negra y la piedra blanca afectan al cabello y se caracterizan por nódulos formados por hifas que engloban el tallo piloso.
Entre los hongos asociados a estas infecciones superficiales se incluyen Malassezia furfur, Hortae werneckii, Piedrata hortae y el género Trichosporon.
Afectan a las capas profundas de la piel, como la capa córnea, el músculo y el tejido conjuntivo. Los hongos entran en los tejidos más profundos habitualmente por inoculación traumática y permanecen localizados, dando lugar a formación de abscesos, úlceras que no curan y fístulas con drenaje. El sistema inmunitario del hospedador reconoce los hongos, lo que da lugar a una destrucción variable de los tejidos y a menudo a hiperplasia epiteliomatosa. Las infecciones pueden estar producidas por mohos hialinos, como los géneros Acremonium y Fusarium, y por hongos pigmentados o dematiaceos, como los géneros Alternaria, Cladosporium y Exophiala (feohifomicosis, cromoblastomicosis). Las micosis subcutáneas tienden a estar localizadas y raras veces se diseminan por vía sistémica.
Son infecciones producidas por los patógenos micóticos dimorfos clásicos H. capsulatum, Coccidioides immitis, Paracoccidioides brasiliensis. Estos hongos tienen dimorfismo térmico (aparecen como levaduras a 37 °C y como mohos a 25 °C) y generalmente están confinados a regiones geográficas en las que ocupan nichos ambientales o ecológicos específicos. Las micosis endémicas a menudo se denominan micosis sistémicas porque estos microorganismos son patógenos verdaderos y pueden producir infecciones en personas sanas. Todos estos patógenos producen una infección primaria del pulmón, con diseminación posterior a otros órganos y tejidos. La presencia de enfermedades subyacentes como la diabetes mellitus descompensada, las neoplasias hematológicas, la fibrosis pulmonar, la enfermedad granulomatosa crónica y la infección por el VIH, al igual que la historia reciente de trasplante alogénico o tratamiento para la enfermedad injerto contra huésped y el tratamiento con agentes inmunosupresores como los corticosteroides, los agentes quimioterapéuticos para la terapia contra el cáncer y los antibióticos de amplio espectro, constituyen algunos de los principales factores de riesgo de la infección por hongos. El diagnóstico de laboratorio comprende: - examen micológico (examen directo y cultivo), - biopsia - pruebas inmunológicas (detección de antígenos y anticuerpos) - biología molecular Las preparaciones para el examen directo en fresco se realizan en un portaobjetos mediante la mezcla de una pequeña cantidad de muestra con solución salina o hidróxido de potasio (KOH) al 10%. La sensibilidad del examen directo se puede incrementar usando fluorocromos como el blanco de calcoflúor, el cual se une a la pared celular de los hongos
emitiendo fluorescencia que puede ser detectada con un microscopio de fluorescencia. Las preparaciones también pueden ser teñidas con las coloraciones de Wright, Giemsa o Gram dependiendo del tipo de muestra; por ejemplo, la tinción de Gram, utilizada comúnmente para la detección de bacterias, es de ayuda diagnóstica en las infecciones micóticas de las mucosas oral o vaginal, donde los hongos se observan generalmente Gram positivos. Asimismo, las tinciones de Giemsa o Wright pueden facilitar la observación de levaduras intracelulares de Histoplasma capsulatum en extendidos de sangre, médula ósea o esputo. Pruebas inmunológicas: Se emplean generalmente en el diagnóstico de las micosis invasoras o sistémicas en las que por las condiciones del paciente y por la dificultad para la toma de muestras profundas se requiere de un método fácil, rápido y fiable para la identificación del agente causal. Aquí se encuentra la detección, tanto de antígenos fúngicos, como la respuesta de anticuerpos que se produce durante el desarrollo de la micosis y de componentes fúngicos no antigénicos. Las pruebas más empleadas son: Inmunodifusión en gel (IDD), la fijación de complemento, pruebas de aglutinación, inmunofluorescencia, ELISA. Biología Molecular: técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR).