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Contiene un resumen por punto del programa de la Unidad 3, de Psicologia Social de la Licenciatura en Trabajo Social
Tipo: Apuntes
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Conducta antisocial- Conformismo, obediencia e influencia minoritaria: estudios clásicos- Explicaciones y factores que inciden en el conformismo. Polarización colectiva- Característica de la minoría que posibilitan su influencia. Esta unidad versa sobre cómo las personas interactúan e interaccionan entre sí, influyendo y construyendo su identidad dentro de los grupos. Se articula con la socialización porque ésta inicia a las personas dentro de los grupos incluida la familia, paralelamente a la elaboración de los roles y las funciones sociales que representamos. El concepto que inicia esta unidad es , la conducta antisocial que viene a marcar la disrupción dentro de los procesos de socialización, el fallo de la “influencia social” dentro de los grupos adaptados al sistema que también forman parte de la cultura. Iniciamos con conceptos claves de la unidad y los autores elaboradores de los mismos, cabe destacar que los conceptos de esta unidad se presentan en binomios o triadas debido a que su funcionalidad está apoyada en teorías base. Para situar el concepto de conducta dentro de los temas de la unidad, vamos a tomar el concepto de Bleger que toma de Lagache (psicoanálisis), entonces conducta es todas las manifestaciones del ser humano, incluso el pensamiento, tanto psíquicas como somáticas; con su parte funcional que implica una respuesta a un/unos estímulo/s que tiende a equilibrar tensiones y tender al equilibrio en sus tres áreas, mente, cuerpo y mundo externo. Diferencias entre antisocial / asocial: La personalidad antisocial y la asocial se confunden con frecuencia en el lenguaje común, la primera es considerada patológica ya que se asocia con perjuicios a otras personas (comportamientos antisociales),
mientras que la asocialidad se refiere a la falta de interés por la interacción. Para explicar las diferencias entre la personalidad antisocial y la disocial, lo enfocaremos desde lo psicológico, específicamente los criterios diagnósticos del manual psicológico DSM-V. La personalidad antisocial se considera un tipo de trastorno psicológico crónico. El DSM-V lo recoge como "Trastorno antisocial de la personalidad" dentro de la categoría “Trastornos de la personalidad”; en el caso de la CIE 10 está incluido entre los “Trastornos específicos de la personalidad”. El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza por comportamientos recurrentes que implican el desprecio y/o la violación de los derechos del resto de personas. Según el DSM-IV deben cumplirse al menos 3 de los siguientes criterios diagnósticos: ● Incumplimiento repetido de las leyes que puede llevar a detenciones. ● Mentiras y comportamientos deshonestos con el objetivo de obtener beneficios o placer. ● Impulsividad y falta de planificación del futuro. ● Irritabilidad y agresividad que se manifiestan en agresiones físicas y/o verbales. ● Falta de preocupación por la seguridad propia y/o la de los demás. ● Irresponsabilidad mantenida; por ejemplo, incapacidad de cumplir con las obligaciones económicas y laborales. ● Ausencia de remordimientos con respecto a los comportamientos dañinos. ● Para poder diagnosticar el trastorno antisocial de la personalidad es necesario que la persona tenga al menos 18 años, así como que algunos de los criterios descritos hayan estado presentes desde los 15 años o con anterioridad. Antes de la mayoría de edad los comportamientos antisociales persistentes se clasifican con la etiqueta “Trastorno disocial”, que el
La personalidad asocial no está vinculada con un trastorno. No obstante, algunos trastornos psicológicos se relacionan con la falta de interés social y con la ausencia de placer en la interacción con otras personas. Trastornos psicológicos relacionados Existen varios trastornos de personalidad recogidos en el DSM-V que se caracterizan de forma notable por la asocialidad. En particular el trastorno esquizoide de la personalidad se define como un patrón de conducta en que predomina la tendencia al aislamiento, la frialdad emocional, la apatía y la falta de interés por las relaciones sociales. El trastorno esquizotípico también se relaciona con la asocialidad, aunque en este caso la falta de contacto social se debe más a la ansiedad social (que no disminuye con la familiaridad) y a los comportamientos extravagantes. En la esquizofrenia, que guarda relación con este trastorno y el anterior, pueden darse signos asociales similares. ¿En qué se diferencian? Existen pocas similitudes entre estos dos tipos de personalidad; la frecuente confusión entre la antisocialidad y la asocialidad se debe fundamentalmente al parecido superficial entre las dos palabras, más que al hecho de que compartan características. En concreto, habitualmente se utiliza la palabra “antisocial” para describir conductas asociales, es decir, relacionadas con la falta de interés por las relaciones sociales. Sin embargo, el concepto de la personalidad antisocial hace referencia a las acciones contra la sociedad y quienes la componen, no al rechazo pasivo de la interacción social. El prefijo “anti-” significa “opuesto a”, “contra” o “que previene”; así, de forma literal las personas antisociales son aquellas que se oponen a las normas sociales y/o que actúan contra los demás. En cambio el prefijo “a-” indica negación o ausencia (“sin”), de modo que la asocialidad sería la falta de interacción social.
Se trata de dos dimensiones de personalidad distintas, la antisocialidad y la asocialidad no tienen por qué excluirse una a la otra. De hecho, es relativamente habitual que las personas con trastorno antisocial sientan cierto grado de rechazo a la interacción social, de un modo que podríamos calificar como misántropo. EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD ANTISOCIAL (DSM-5) Se caracteriza por un patrón general de desprecio por las consecuencias y los derechos de los demás. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. El tratamiento puede incluir terapia cognitiva- conductual, fármacos antipsicóticos y antidepresivos. El trastorno de personalidad antisocial se caracteriza por un patrón general de desprecio por las consecuencias y los derechos de los demás. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. El tratamiento puede incluir terapia cognitiva-conductual, fármacos antipsicóticos y antidepresivos. (Véase también Generalidades sobre los trastornos de la personalidad). Las personas con trastorno antisocial de la personalidad cometen actos imprudentes, de explotación, engañosos e ilegales para beneficio o placer personal sin remordimiento; pueden hacer lo siguiente: Justifican o racionalizan su comportamiento (p. ej., piensan que los perdedores merecen perder, esperan el número uno) Culpar a la víctima por ser tonta o indefensa Ser indiferente a los efectos nocivos de explotación de sus acciones sobre los demás Para el trastorno de personalidad antisocial, las tasas de prevalencia estimadas a 12 meses en los Estados Unidos (según criterios más antiguos del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders [DSM]) oscilan entre 0,2 y 3,3%. El trastorno de personalidad antisocial es más frecuente entre los
limítrofe de la personalidad. ETIOLOGÍA Tanto los factores genéticos como los ambientales (p. ej., abuso durante la infancia) contribuyen al desarrollo del trastorno antisocial de la personalidad. Un posible mecanismo es la agresión impulsiva, relacionada con el funcionamiento anormal del transportador de serotonina. La indiferencia por el dolor de los demás durante la primera infancia se ha relacionado con el comportamiento antisocial durante la adolescencia tardía. El trastorno de personalidad antisocial es más frecuente entre familiares de primer grado de pacientes con el trastorno que en la población general. El riesgo de desarrollar esta enfermedad se incrementa tanto en niños adoptados como biológicos de padres con el trastorno. Si se desarrolla un trastorno de conducta acompañado por déficit de atención/hiperactividad antes de los 10 años, se incrementa el riesgo de desarrollar un trastorno de personalidad antisocial en la edad adulta. El riesgo del trastorno de conducta evolucionando hacia un trastorno de personalidad antisocial puede aumentar cuando los padres abusan o descuidan al niño o son inconsistentes en la disciplina o en el estilo de crianza (p. ej., el cambio de un ambiente cálido y de apoyo a uno frío y crítico). SIGNOS Y SÍNTOMAS Los pacientes con trastorno antisocial de la personalidad pueden expresar su desprecio por los demás y por la ley mediante la destrucción de la propiedad, el acoso a otros o el robo. Pueden engañar, explotar, estafar o manipular a la gente para conseguir lo que quieren (p. ej., dinero, poder, sexo). Pueden utilizar un alias. Estos pacientes son impulsivos, no planifican por adelantado y no consideran las consecuencias para la seguridad de sí mismos o de otros. Como resultado, pueden cambiar de repente puestos de trabajo, hogares, o relaciones. Pueden acelerar al conducir y manejar el automóvil en estado de ebriedad, lo que a veces conduce a accidentes.
Pueden consumir cantidades excesivas de alcohol o tomar drogas ilegales que pueden tener efectos nocivos. Los pacientes con trastorno de personalidad antisocial son irresponsables en términos sociales y económicos. Pueden cambiar de trabajo sin un plan para conseguir otro. Podrían no buscar empleo cuando se presenten las oportunidades. Pueden no pagar sus cuentas, las cuotas de sus préstamos o la manutención de sus hijos. Estos pacientes son a menudo provocados con facilidad y físicamente agresivos; pueden empezar peleas o abusar de su cónyuge o pareja. En las relaciones sexuales, pueden ser irresponsable y explotar a su pareja y ser incapaces de permanecer monógamos. No se arrepiente de sus acciones. Los pacientes con trastorno antisocial de la personalidad pueden racionalizar sus acciones culpando a los que les hacen daño (p. ej., se lo merecían) o a la forma de vida (p. ej., injusticia). Están decididos a no ser avasallados y hacen lo que consideran que es mejor para ellos a cualquier precio. Estos pacientes carecen de empatía por los demás y pueden ser despectivos o indiferentes a los sentimientos, derechos, y sufrimiento de las otras personas. Los pacientes con trastorno antisocial de la personalidad tienden a tener una alta opinión de sí mismos y pueden ser muy obstinados, seguros de sí mismos, o arrogantes. Pueden ser encantadores, volubles y hábiles verbalmente en sus esfuerzos para conseguir lo que quieren.
La conducta antisocial: Para abordar el concepto de la conducta antisocial necesitamos contexto: desde la sociología el concepto de anomia , del pensador clásico Emilie Durkheim. En el ámbito de la sociología se denomina anomia (del griego ἀνομία / anomía: prefijo ἀ- a- «ausencia de» y νόμος / nómos «ley, orden, estructura») a la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Es un concepto que ha ejercido gran influencia en la teoría sociológica contemporánea. También ha ofrecido una de las explicaciones más convincentes de la conducta desviada en el individuo y en la sociedad. Para Durkheim los hechos sociales son formas de actuar, sentir y pensar externas al individuo que se le imponen coercitivamente. Los delitos que expresan las crisis, perturbaciones de orden colectivo y desmoronamiento de las normas vigentes en una sociedad (el orden social). La anomia es un concepto de la tradición teórica de la sociología que significa la ausencia de normas, la tendencia transgresora de las reglas, tanto a nivel colectivo, cuando una crisis severa de la estructura social rompe las normas existentes y unas nuevas normas aún no se consolidan, o también a nivel individual cuando las normas no se cumplen de manera permanente. El concepto fue originalmente elaborado por Durkheim (1858-1917). Merton a diferencia de la teoría de la anomia desarrollada por Émile Durkheim (perspectiva normativa, falta de regulación en algún momento de la sociedad), enfoca el concepto hacia la discordancia entre los fines y los medios disponibles de los individuos dentro de la sociedad. La teoría de la anomia que desarrolló con Merton se relaciona con su teoría de la estructura social , partiendo de los conceptos de Durkheim, añade diferentes conductas de adaptación de los individuos pertenecientes a una cultura.
Robert King Merton, registrado al nacer como Meyer Robert Schkolnickde origen judio, fue un sociólogo estadounidense. Es padre de Robert C. Merton, laureado con el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. Nació el 4 de julio de 1910, en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, y falleció el 23 de febrero de 2003, Nueva York, Estados Unidos. Discípulo Sorokin y contemporáneo a Parsons, Merton alcanza en 1933 el grado de Assistant de docencia e investigación y en 1936 el de tutor e instructor. Durante su estancia en Harvard (1931-1939) escribe dieciséis artículos de los que al menos tres constituyen ensayos paradigmáticos para la sociología contemporánea: «Las consecuencias imprevistas de la acción intencional» (1936); «El tiempo social: Un análisis funcional y metodológico» (1937), escrito con Sorokin, y «Estructura social y anomia» (1938), que ha sido reimpreso unas cuarenta veces y hasta finales de los años sesenta fue el artículo más citado en el campo del análisis de la desviación. Los sujetos realizan diferentes modos de adaptación social frente a la presión anómica, considerando cinco tipos diferentes:
● Las metas culturales son aquellas por las que vale la pena esforzarse, como por ejemplo ser culto, influyente, rico, etcétera. Quienes alcancen dichas metas recibirán reconocimiento y prestigio. ● Las reglas que se emplearán para alcanzar las metas culturales. Las mencionadas reglas toman forma a través de instituciones que se encargan de “dirigir” las conductas de una sociedad. Si tomamos la meta cultural de ser rico, hay preceptos que establecen que, para alcanzarla, no hay que cometer fraudes, mentir, y/o estafar. Básicamente, serían las formas legítimas para alcanzar las metas culturales. Merton denomina anomia social a lo que ocurre cuando las metas culturales prevalecen sobre las reglas. Es decir, cuando los grupos sociales aceptan que para conseguir sus metas no importa ir más allá de las reglas. Si se llega a esta situación, se da un estado de anomia social, por ende ocurre de forma individual la conducta desviada o antisocial. Continuando con el ejemplo, si la meta cultural de ser rico, un estado de anomia social se daría cuando algún grupo social considerase adecuado estafar para acumular dinero. En este caso, vemos que la meta cultural (riqueza) es más importante que las conductas prohibidas. La anomia, entonces, es el resultado de este desequilibrio entre aspiraciones y oportunidades: frecuentemente, quienes parten de contextos desfavorables no logran el éxito ni la riqueza a través de medios lícitos. Sin embargo, esas personas conservan los mismos objetivos y, para cumplirlos, echan mano a medios más eficaces pero ilícitos (delincuencia). Otra característica, es la desigualdad de oportunidades. Merton afirma que no todos los sectores sociales tienen idénticas posibilidades de lograr dichos fines a través de medios lícitos. Sostiene, en efecto, que quienes estén en condiciones económicas y sociales más favorables podrán alcanzar lícitamente las metas con mayor facilidad. Mientras tanto, las clases bajas contarán con oportunidades más limitadas. Conformismo, obediencia e influencia minoritaria Conformismo y obediencia
La palabra “conformidad” proviene del latín conformitas y significa "semejanza, cualidad de tener la misma forma". Sus componentes léxicos son: el prefijo con- (junto, todo), forma (figura, imagen), más el sufijo -dad (cualidad). ¿Te has encontrado alguna vez en una situación en que hayas sentido que desentonabas terriblemente? Si es así, has experimentado directamente las presiones hacia la conformidad, es la influencia del grupo en acción. En tales situaciones probablemente experimentaste un fuerte deseo de entrar en la línea, ajustarse con el resto de la gente. Tales presiones hacia la conformidad provienen del hecho de que en muchos contextos existen reglas explícitas o tácitas que indican cómo deberíamos comportarnos. Estas reglas son conocidas como normas sociales, y con frecuencia ejercen efectos importantes sobre nuestro comportamiento. Normas explícitas: son normas detalladas de forma clara por ejemplo, los gobiernos funcionan generalmente a través de reglas escritas en las constituciones y las leyes, las competencias atléticas usualmente se encuentran reguladas a través de reglas escritas y señales en muchos lugares públicos las que describen el comportamiento esperado como en límite de velocidad,, no pisar el pasto, etc. Normas implícitas o tácitas: muchos de nosotros obedecemos a reglas que damos por entendidas de forma implícita siendo que no figuran, no están escritas como: “No te acerques mucho a los desconocidos” y “No llegues puntual a las fiestas”. De manera similar nos encontramos a menudo influenciados por cambios rápidos en la manera de vestir, hablar o arreglarse. Independientemente si las normas sociales son implícitas o explícitas, un factor es claro: la mayoría de las personas obedece la mayor parte del tiempo a las reglas sociales, sean estas explícitas o implícitas. Por ejemplo, pocas personas visitan restaurantes sin dejar propina al camarero, y virtualmente todos, independientemente de las creencias políticas, se ponen en pie cuando oyen el himno nacional de su país en los eventos deportivos o en encuentros públicos. Entonces la conformidad implicaría un actuar en concordancia o de acuerdo con las expectativas de los grupos o de la sociedad sobre cómo deberíamos comportarnos en varias situaciones A primera vista, esta fuerte tendencia hacia la conformidad puede dar la impresión de ser algo censurable. Después de todo, establece restricciones sobre la libertad de la persona. Sin embargo, existe una
expectativas en lugar de resistirse a ellas? La respuesta parece implicar dos fuertes necesidades que poseen todos los seres humanos. Influencia social normativa: el deseo de gustar y el miedo al rechazo ¿Cómo podemos gustar a los demás? Este es uno de los enigmas de la vida social. Desde temprana edad aprendemos que estar de acuerdo con las personas que nos rodean y comportarnos como ellas hace que les agrademos. Padres, maestros, amigos entre otros nos llenan de halagos y aprobaciones para mostrar dicha semejanza. Por tanto, una razón importante para la conformidad es esta: hemos aprendido que hacer tales cosas pueden ayudarnos a obtener la aprobación y aceptación que anhelamos. Esta fuente de conformidad es conocida como la influencia social normativa e implica nuestro comportamiento para adaptarlo a las expectativas de los demás. Influencia social informativa: El deseo de ser correcto Para saber si actuamos y hacemos lo correcto debemos acudir a otras personas, saber sus opiniones y acciones como nuestra guía. A su vez dicha confianza en los demás es una fuente sólida de la tendencia hacia la conformidad. Las acciones y opiniones de los demás definen nuestra realidad social y la empleamos como una guía para nuestras propias acciones y opiniones. Esta base de la conformidad es conocida como influencia social informativa, debido a que está basada en nuestra tendencia a depender de los demás como una fuente de información acerca de muchos aspectos del mundo social. Imagina que quieres que alguien haga algo ¿Qué harías para convencerlo de lo que haga?. Si lo piensas un momento enseguida te darás cuenta que solo tienes unos pocos trucos a tu disposición para obtener su condescendencia (acomodarse al gusto o la voluntad de alguien por bondad o indolencia), para inducir o hacer hacer a los demás algo que deseas que hagan. Para los psicólogos sociales es importante el estudio de la condescendencia porque implica analizar porque las personas ceden a las peticiones de los demás, para ello se basaremos nuestro análisis en seis principios básicos: Amistad/Simpatía : en general estamos más dispuestos a complacer las peticiones de nuestros amigos de los que nos agradan más que las de extraños o de gente que no nos gusta. Dentro de las técnicas basadas en la amistad o la simpatía están el manejo de la impresión con la intención de congraciarse en la cual primero agradar al otro y luego tratar de cambiar su comportamiento en la forma deseada.
Compromiso/Consistencia : una vez nos hemos comprometido con una postura o acción estamos más dispuestos a acceder a solicitudes de comportamiento coherente con dicha postura. La técnica usada para este principio es conocida como la técnica del pie - en la – puerta. Que consiste en inducir a la persona a acceder ante una petición inicial pequeña (aceptar algo), para luego acceder a una petición mayor, la realmente deseada. La técnica del mago en la que luego de que el cliente ha aceptado, la oferta o el trato es cambiado o se vuelve menos atractiva. En ocasiones como éstas, un compromiso inicial hace más difícil que un individuo diga que no, incluso cuando las condiciones que en un principio le llevaron a decir que sí hayan cambiado ahora. Otra técnica es la conocida como “esto no es todo”, aquí la petición inicial es seguida, antes de que la persona diga sí o no, por algo que endulza el trato, un pequeño incentivo extra para la persona. Escasez: Es una regla general de la vida que las cosas que son escasas, raras o difíciles de obtener son vistas como más valiosas que aquellas que son abundantes o fáciles de obtener. Por tanto, a menudo estamos dispuestos a invertir más esfuerzo o pagar más para obtener los productos o metas que son escasos en comparación a los que se encuentran en gran abundancia. Las técnicas usadas son las conocidas como “ponerlo difícil de conseguir”, “fecha límite” Reciprocidad: es una regla básica de la conducta social: usualmente hacemos a otros lo que ellos nos han hecho a nosotros. Si nos han hecho un favor sentimos entonces que deberíamos hacerles uno a ellos. Mientras que esta convención es vista como justa por la mayoría de las personas, el principio de reciprocidad también sirve de base para varias de las técnicas que se emplean para obtener la condescendencia. Validación social : en general mostramos más disposición a condescender a actuar de un determinado modo, si dicha acción es consistente con la que creemos que personas similares a nosotros hacen (o piensan). Queremos ser correctos y una manera de hacerlo es actuar y pensar como los demás. Autoridad: estamos más dispuestos a condescender a las peticiones de alguien que tiene una autoridad legítima o que simplemente parece tenerla. Estos principios básicos son empleados por profesionales y por nosotros mismos para obtener la condescendencia de los demás.
Resistir a sus efectos Ahora que hemos considerado algunos de los factores responsables de esta fuerte tendencia a obedecer a las fuentes de autoridad, analizaremos ¿cómo podemos oponer resistencia a este tipo de influencia social? Primero responsabilizar a los propios individuos expuestos a la autoridad del daño que produzcan. Segundo, indicando claramente a los individuos que más allá de un punto, la sumisión es inapropiada. Tercero, a los individuos les puede resultar más fácil resistirse a la influencia de una autoridad si se cuestionan la competencia y motivos de dicha figura. Los dictadores siempre alegan que sus órdenes reflejan amor. Para concluir el poder que tienen las figuras autoritarias para generar obediencia es importante pero no irresistible. Bajo condiciones apropiadas se puede rebatir o reducir. Experimentos El 17 de marzo de 2010 en Francia el canal público de la televisión francesa emitió fragmentos de las grabaciones realizadas como parte de la investigación plasmada en el documental “El juego de la muerte” realizado por Christophe Nick. Se trata de una nueva versión del experimento de Stanley Milgram, destinado en este caso a ponderar el grado de sometimiento de un sujeto al influjo de los medios de comunicación, en el contexto de un supuesto programa de preguntas y respuestas. Tanto los aspectos metodológicos de la experiencia como sus resultados son de interés para las discusiones sobre obediencia y responsabilidad. El reclutamiento de los candidatos comenzó en 2009, los mismos tendrían que cumplir una serie de requisitos, tales como: