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Cuál es el mejor momento para comenzar a alfabetizar?. Para ello comenzamos investigando acerca de la madurez y aprestamiento, dos grandes ejes que tuvieron gran peso antes de la aparición de las primeras investigaciones sobre alfabetización temprana, aunque aún en numerosas escuelas se sigue trabajando sobre estos dos conceptos, estando obsoletos y carentes de fundamento. En un segundo momento hacemos hincapié en los hallazgos de las investigaciones sobre alfabetización temprana difundidas masivamente a partir de la década del 80 y por último, resaltamos la importancia de la alfabetización como un proceso social que requiere actividades compartidas en la relación con adultos o iguales más avanzados
Tipo: Monografías, Ensayos
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En el presente trabajo nos proponemos abordar el tema n° 3: “La cuestión metodológica” partiendo del interrogante: ¿Cuál es el mejor momento para comenzar a alfabetizar?. Para ello comenzamos investigando acerca de la madurez y aprestamiento, dos grandes ejes que tuvieron gran peso antes de la aparición de las primeras investigaciones sobre alfabetización temprana, aunque aún en numerosas escuelas se sigue trabajando sobre estos dos conceptos, estando obsoletos y carentes de fundamento. En un segundo momento hacemos hincapié en los hallazgos de las investigaciones sobre alfabetización temprana difundidas masivamente a partir de la década del 80 y por último, resaltamos la importancia de la alfabetización como un proceso social que requiere actividades compartidas en la relación con adultos o iguales más avanzados, tratando de responder a nuestro interrogante inicial, en el cual consideramos que no hay un momento exacto para comenzar a alfabetizar, sino que se haga lo antes posible, brindando un ambiente y un andamiaje adecuado, ofreciendo momentos y espacios para favorecer el contacto e interés por la buena literatura, es una manera de iniciar este camino hacia la alfabetización inicial, evitando caer en los mitos del dibujo de palotes, o seguir las líneas de puntos para lograr el ejercicio motriz de las manos, considerado como paso previo para llegar al proceso de escritura.
necesaria “La comprensión” en el acto de leer y de escribir, saber con qué fin se lo hace, y en qué contexto, propiciando la participación activa del niño. Evitando caer en prácticas vacías de significación. Al decir de Marta Zamero “Los hallazgos de las investigaciones sobre alfabetización temprana junto con los estudios sobre la psicogénesis de la escritura (Ferreiro y Teberosky, 1982) difundidas masivamente sobre finales de la década del 80 cuestionan de modo tajante la concepción acerca de que exista un momento preciso en el desarrollo de los niños, indicado para aprender a leer.” Se consideraba que “el impacto más importante de los estudios sobre alfabetización temprana es asumir que el aprendizaje de la lectura y la escritura no reconoce un punto de partida relacionado con la madurez como factor endógeno sino que está relacionado con la enseñanza e incentivo que recibe el niño.” (Zamero Marta, 6)^2 A partir de la década de 1950, cuando ya había avanzado el proceso social de la alfabetización alcanzando a grandes mayorías, en algunas escuelas de países desarrollados comenzó a ser relativamente frecuente que llegaran niños que ya sabían leer. Esto provocó que los docentes comenzarán a indagar los hogares de los niños, para conocer qué sucedía, donde encontraron padres letrados en un buen ambiente de alfabetización, con muchas expectativas para que los hijos aprendieran a leer. Este hallazgo sirvió para varios investigadores tener en cuenta que si los niños desde los primeros meses están rodeados de libros y otros materiales de lectura y tienen quienes les leen regularmente, a los dos o tres años pueden identificar signos, rótulos, logos y palabras. Además si tenían la oportunidad de experimentar con lápiz y papel realizaban sus primeros garabatos y así es que la escritura comenzaba a aparecer mucho antes de aprender la escritura convencional. Es importante resaltar que la alfabetización es eminentemente un proceso social que requiere actividades compartidas en la relación con adultos o iguales más avanzados. Tomando los aportes del enfoque sociocultural de Vigotsky, el cual menciona que cada sujeto construye su intersubjetividad a partir de la presencia de un otro, donde cada participante recibe la influencia de muchos aspectos, como signos, símbolos desarrollados a partir del lenguaje, el desarrollo de la comprensión, el trabajo en conjunto y la resolución de problemas. Es decir, no se considera al participante de manera aislada, como una tabula rasa, sino que se construye a partir de la interacción con un otro. Es así, como surge la noción de la zona de desarrollo próximo, que refiere a la capacidad de cada sujeto de construir conocimientos a partir de la ayuda o andamiaje que ofrece un otro, y que luego la retira cuando observa que puede construir el conocimiento de manera independiente. En un contexto donde se favorece la alfabetización, es fundamental mencionar la necesaria presencia de un adulto, que les permitan a los niños favorecer situaciones en las que aprendan del siguiente modo: desarrollando experiencias de lectura y escritura, en primer lugar como actividades orientadas por propósitos; que en sus experiencias diarias encuentren el lenguaje escrito tratando de imaginarse cómo funciona; formulando hipótesis para diferenciar la escritura del dibujo, para comprender significados, estructuras y cadencias, para comprender los símbolos de la escritura y todas las relaciones entre esos símbolos y los sonidos del lenguaje oral. Los niños ven a los adultos leer diarios, guías, recibir tarjetas, cartas o facturas, hacer listas de compras. Ellos mismos suelen participar en juegos que requieren la lectura de instructivos o en la cocina, siguiendo la lectura de una receta. Son introducidos en la lectura y la escritura como parte de la cultura de su medio, las viven como parte de su vida y no como un conjunto de abstracciones o de habilidades aisladas sin sentido para ser aprendidas en la escuela. Es decir, la alfabetización surge en la vida cotidiana, donde la lectura y la escritura se usan para cumplir con determinadas funciones. “Sin embargo, no todos los niños tienen las mismas experiencias; por lo que existen grandes diferencias entre los grupos en la etapa inicial y en el momento del ingreso a primer grado. Mientras que algunos niños a los 4 años escriben su nombre, identifican muchas letras, han descubierto el principio alfabético y pueden establecer algunas correspondencias, otros niños, no tienen la oportunidad de tomar un lápiz antes de ingresar al nivel inicial.” (Gobierno de Entre Ríos, 2008, 148) Como bien sabemos, el entorno familiar influye significativamente en el aprendizaje del proceso de lectura y escritura de los niños, pero ¿Cómo se desarrollan estos actos de leer y escribir? los actos de leer y escribir se desarrollan de manera concurrente e interrelacionada con los actos de hablar y escuchar y no de manera aislada. “Saber sobre la escritura implica comprender que es lenguaje y que, por lo tanto, se diferencia del dibujo. Implica reconocer las acciones de lectura y escritura, descubrir en estas acciones las funciones que cumplen como instrumento de comunicación y, en consecuencia, identificar los propósitos por los cuales 2 Zamero Marta. “Madurez y aprestamiento versus desarrollo y alfabetización”.
se lee y escribe. Pero este conocimiento, aunque representa el comienzo del proceso, no alcanza para que los niños lean o escriban.” 3 (Gobierno de Entre Ríos, 2008, 147) Por lo general en el ambiente familiar se asocia la idea de leer con la idea de descifrar, el descifrado tiene grandes insuficiencias y desventajas para la comprensión, cuando se descifra el ojo se detiene en cada letra o en cada sílaba, después hay que volver hacia atrás para comprender la palabra, eso lentifica y perturba la comprensión porque cada letra o cada sílaba en sí misma no quieren decir nada. Ya que leer implica la comprensión del texto en su integridad, teniendo en cuenta el contexto social y los saberes previos del lector. En cambio si desde el ambiente familiar se ofrecen situaciones que propicien la alfabetización en el niño, evitará caer en el simple deletreo y descifrado de las letras. Propiciando a través de la experiencia compartida la lectura de gran variedad de textos escritos y con la práctica de la escritura en las situaciones más variadas; a través de múltiples oportunidades para explorar y para producir textos escritos; en un ambiente donde el uso de la lectura y la escritura forma parte de la vida cotidiana. No sólo el contexto familiar ayudará al niño a alfabetizarse sino que este va de la mano de las instituciones educativas: Jardín Maternal y Jardín de Infantes, por ello consideramos muy importante: ● El papel activo que asumen los adultos, padres y maestros ● La interacción entre niños y maestros ● La importancia de la calidad de la enseñanza ● La consideración de los distintos orígenes socioculturales de los niños ● La diversidad en el desarrollo. Pero ¿Cómo podemos favorecer el tránsito de la alfabetización temprana comenzada en el hogar a la alfabetización escolar? En primer lugar, el niño debe percibir la sala o el aula como una comunidad para aprender, donde se sienta habilitado para expresar lo que conoce, sabe, piensa, siente, duda, aprende, donde pueda aprender a escuchar, discutir, equivocarse sin ser sancionado. De esa manera comienzan a sentirse parte de un grupo para aprender y es muy saludable e importante que tomen conciencia de esa pertenencia. Al principio, los niños no aprenderán la lectura y escritura por sí solos, sino que las aprenderán en el aula o la sala, como parte de su cultura. Deberán tener oportunidades para usar de manera natural la lengua oral y, dada la gran variedad según su lengua materna, será necesario ayudarlos a incrementar su habilidad para usar el lenguaje propio y el de la lengua estándar, con confianza, cómodamente. De este modo, la escuela es la encargada de generar las mejores condiciones para que, en los primeros años y en los tiempos esperados, todos los niños completen su proceso de alfabetización inicial, se apropien del sistema convencional de escritura y logren producir y comprender textos cada vez más complejos y cada vez con mayor autonomía. Por último, para cerrar este apartado, no queremos dejar de mencionar que mientras antes se comience alfabetizar a los niños es mejor porque, se favorecerá sus procesos de aprendizajes, brindándoles un ambiente apropiado, y actividades que promuevan el interés y el descubrimiento por la lectura, comenzado con la presentación de buena literatura, para evitar caer en actividades vacías, carentes de sentido como dibujar palotes o seguir líneas de puntos, que el único objetivo que tienen es entrenar la mano. 3 Gobierno de Entre Ríos. (2008). Lineamientos curriculares para la Educación Inicial.
-Braslasvky Berta. (2005) “Enseñar a entender lo que se lee. La alfabetización en la familia y en la escuela” Fondo de cultura económica SA. Buenos Aires -Nuestra escuela. “Especialización docente de nivel superior en alfabetización” Clases 1,2,3 y 4 -Zamero Marta. “Madurez y aprestamiento versus desarrollo y alfabetización”. Prisma. Revista de didáctica. -Gobierno de Entre Ríos. Consejo General de Educación (2008). Lineamientos curriculares para la educación Inicial.
Registro fotográfico de momentos en los cuales se propició la participación en un ambiente alfabetizador, desde los primeros meses de vida. Las primeras imágenes fueron tomadas en el espacio brindado por la Biblioteca del Paraná en la “Bebeteca” de la Noche en Pijamas; las segundas fueron tomadas en el espacio brindado por la Biblioteca Caminantes en la “Bebeteca” y por último, las fotografías fueron tomadas durante unas jornadas laborales en el jardín Maternal “Brotecitos” en la sala de bebés y deambuladores, en la cual se trabajó mediante una secuencia didáctica, el acercamiento a la literatura infantil a través de los sentidos, ofreciéndoles libros de tela.