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Un titulo conciso y atractivo para tu documento sobre la herencias precolonbina en panama, Lecture notes of Bacteriology

Titulo: la herencias cultural Precolombina y su aporte a la sociedad panameña. autor: walter samaniego asignatura. historia de panama profesor: Jorge Samudio fecha: 27/6/2025 Formato: el documento es en pdf

Typology: Lecture notes

2024/2025

Uploaded on 06/27/2025

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5.Los principales grupos precolombinos en Panamá.
Como ya sabemos que antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI, el
territorio que hoy conocemos como Panamá estaba habitado por diversos grupos
indígenas que habían desarrollado culturas complejas, con conocimientos
avanzados en agricultura, organización social, religión, arte y arquitectura. Estos
pueblos vivían distribuidos a lo largo del istmo y se adaptaron a distintos entornos
geográficos, como selvas, costas, montañas y ríos.
Entre los principales grupos precolombinos que habitaron el territorio panameño
se encuentran los Ngäbe-Buglé, Kuna, Emberá, Wounaan, Naso y Bri-Bri, entre
otros. Cada uno de estos pueblos tenía su propio idioma, tradiciones religiosas,
estructuras de gobierno y modos de vida.
Ngäbe-Buglé: Este grupo habitaba principalmente las regiones montañosas del
occidente panameño, en las actuales provincias de Chiriquí, Bocas del Toro y
Veraguas. Se destacaban por su habilidad en la agricultura, especialmente el
cultivo de maíz, frijoles y raíces. También practicaban la pesca, la caza y el tejido.
Conservan hasta hoy su lengua propia (ngäbere y buglere) y muchas de sus
tradiciones culturales.
Kuna: Este pueblo indígena vive en la región de Guna Yala, anteriormente
conocida como San Blas. Son famosos por su sistema de gobierno comunitario
basado en la autoridad de los "sahilas" (líderes tradicionales) y por su arte textil,
especialmente las molas, que representan animales, figuras geométricas y
elementos de la naturaleza. Las molas no solo son arte decorativo, sino también
una forma de expresión cultural.
Emberá y Wounaan: Ambos grupos habitan las selvas de la provincia de Darién y
la cuenca del río Chagres. Son conocidos por sus habilidades como navegantes
fluviales y por la construcción de viviendas sobre pilotes, que los protegen de las
inundaciones. También destacan por su arte corporal, como los tatuajes
temporales con tintes vegetales, y por su rica tradición oral.
Naso y Bri-Bri: Estos grupos vivían principalmente en la región de Bocas del Toro,
cerca de la frontera con Costa Rica. Aunque menos numerosos que los otros,
desarrollaron una rica cultura basada en el respeto a la naturaleza, y algunos
mantienen una monarquía tradicional (en el caso de los Naso).
En general, estos grupos no solo se diferenciaban por sus lenguas y religiones,
sino también por sus formas de organización política, económica y social. Algunos
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5.Los principales grupos precolombinos en Panamá.

Como ya sabemos que antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI, el territorio que hoy conocemos como Panamá estaba habitado por diversos grupos indígenas que habían desarrollado culturas complejas, con conocimientos avanzados en agricultura, organización social, religión, arte y arquitectura. Estos pueblos vivían distribuidos a lo largo del istmo y se adaptaron a distintos entornos geográficos, como selvas, costas, montañas y ríos. Entre los principales grupos precolombinos que habitaron el territorio panameño se encuentran los Ngäbe-Buglé, Kuna, Emberá, Wounaan, Naso y Bri-Bri, entre otros. Cada uno de estos pueblos tenía su propio idioma, tradiciones religiosas, estructuras de gobierno y modos de vida. Ngäbe-Buglé: Este grupo habitaba principalmente las regiones montañosas del occidente panameño, en las actuales provincias de Chiriquí, Bocas del Toro y Veraguas. Se destacaban por su habilidad en la agricultura, especialmente el cultivo de maíz, frijoles y raíces. También practicaban la pesca, la caza y el tejido. Conservan hasta hoy su lengua propia (ngäbere y buglere) y muchas de sus tradiciones culturales. Kuna: Este pueblo indígena vive en la región de Guna Yala, anteriormente conocida como San Blas. Son famosos por su sistema de gobierno comunitario basado en la autoridad de los "sahilas" (líderes tradicionales) y por su arte textil, especialmente las molas, que representan animales, figuras geométricas y elementos de la naturaleza. Las molas no solo son arte decorativo, sino también una forma de expresión cultural. Emberá y Wounaan: Ambos grupos habitan las selvas de la provincia de Darién y la cuenca del río Chagres. Son conocidos por sus habilidades como navegantes fluviales y por la construcción de viviendas sobre pilotes, que los protegen de las inundaciones. También destacan por su arte corporal, como los tatuajes temporales con tintes vegetales, y por su rica tradición oral. Naso y Bri-Bri: Estos grupos vivían principalmente en la región de Bocas del Toro, cerca de la frontera con Costa Rica. Aunque menos numerosos que los otros, desarrollaron una rica cultura basada en el respeto a la naturaleza, y algunos mantienen una monarquía tradicional (en el caso de los Naso). En general, estos grupos no solo se diferenciaban por sus lenguas y religiones, sino también por sus formas de organización política, económica y social. Algunos

eran sociedades cacicales con un jefe central, mientras que otros funcionaban de manera más colectiva. Todos compartían una profunda conexión con la tierra, los ríos y los bosques que habitaban. Cada grupo indígena ha aportado a la identidad y diversidad cultural del país. Muchos de sus descendientes siguen presentes en la sociedad panameña actual, defendiendo sus territorios, costumbres y derechos. 6.Los aportes culturales de las sociedades precolombinas panameñas. Las sociedades precolombinas que habitaron el actual territorio de Panamá dejaron un legado cultural profundo que aún forma parte esencial de la identidad nacional. A continuación, se describen sus principales aportes:

  1. Tradición Oral y Lenguas Originarias Estas sociedades transmitían su sabiduría, mitos y valores a través de la tradición oral. Hasta hoy, comunidades indígenas como los Guna, Ngäbe y Emberá conservan sus idiomas originarios, lo que permite mantener vivas sus costumbres y su historia.
  2. Artesanía y Arte Los pueblos precolombinos desarrollaron expresiones artísticas con profundo significado espiritual y social. Entre sus aportes destacan: Cerámica decorada con figuras humanas y animales. Orfebrería en oro y cobre, especialmente en Coclé. Textiles como las coloridas molas confeccionadas por las mujeres Guna. Chaquiras y tallas en madera, usadas como adornos o en rituales.
  3. Organización Social y Valores Comunitarios Se organizaban en comunidades lideradas por caciques. Fomentaban la cooperación y el respeto por los mayores. Valoraban mucho la armonía con la naturaleza, considerándola un ser vivo con el que se debía convivir.
  4. Cosmovisión y Religión Veían el mundo como un todo sagrado. La tierra, el agua, los animales y el cielo eran considerados sagrados. Realizaban rituales y ceremonias para agradecer a los espíritus y proteger el equilibrio natural. Los chamanes eran guías espirituales muy respetados.
  5. Conocimientos Ancestrales y Agricultura

Practican agricultura de subsistencia rotativa, respetando los ciclos de la tierra y evitando su sobreexplotación. Conservan semillas nativas y promueven su intercambio entre comunidades. Manejan el bosque como una “farmacia viviente”, sabiendo qué plantas usar para alimentos, medicina, o construcción. Este conocimiento ecológico es reconocido actualmente como una herramienta valiosa frente al cambio climático y para la conservación de la biodiversidad.

  1. Derecho consuetudinario y autonomía territorial Muchas comunidades indígenas panameñas mantienen formas propias de justicia y normas de convivencia basadas en el derecho consuetudinario. Estas leyes no escritas: Se transmiten oralmente. Buscan más la reconciliación y la reparación que el castigo. Se aplican en asambleas comunitarias dirigidas por los sagla, caciques o líderes tradicionales. Además, varios pueblos han logrado el reconocimiento legal de comarcas indígenas autónomas, como Guna Yala, Emberá-Wounaan, Ngäbe-Buglé y otras. Estas comarcas representan un modelo único de autonomía política, administrativa y cultural dentro de un estado nacional.
  2. Gastronomía indígena La cocina de los pueblos originarios forma parte de su legado cultural. Se basa en productos locales como: Yuca, maíz, ñame, plátano, pescado de río y mariscos. Preparaciones como el "bule", una bebida fermentada tradicional. Métodos como el uso de hojas de bijao o plátano para cocinar al vapor, o el ahumado de carnes y pescados. Estos saberes culinarios no solo preservan prácticas ancestrales, sino que también son sostenibles y saludables.
  3. Técnicas de construcción tradicional Las viviendas indígenas están hechas con materiales naturales como palma, caña brava, madera y barro. Estas construcciones son: Adaptadas al clima tropical (ventilación natural, frescura). Resistentes y de bajo impacto ambiental.

Ejemplos de arquitectura bioclimática tradicional. Además, el diseño de las viviendas responde a la organización social y espiritual, con áreas comunes y espacios sagrados.

  1. Transmisión oral y memoria colectiva Uno de los legados más ricos es la oralidad. A falta de escritura ancestral, las historias, genealogías, mitos, cantos, saberes y normas son transmitidos oralmente: A través de cuentos tradicionales contados por ancianos. En cantos ceremoniales que enseñan el origen del mundo o las normas de convivencia. En narrativas de resistencia, como la Revolución Tule (1925), que reivindica la lucha por la autonomía guna. 8.Herencias panameñas que reside en la cultura indígena actual. La cultura panameña contemporánea está profundamente influenciada por la herencia indígena. Esta influencia se observa en la gastronomía, las prácticas medicinales, la música y el arte popular. Platillos como el tamal de maíz, la chicha de maíz fermentada y el uso de hierbas medicinales son ejemplos claros de esa herencia. La vestimenta tradicional, especialmente los trajes típicos utilizados en festividades, refleja elementos indígenas. La mola kuna, por ejemplo, ha trascendido su uso tradicional para convertirse en un símbolo de identidad nacional, apreciado tanto en Panamá como en el extranjero. En la música y danza folclórica también hay una fuerte presencia indígena. Instrumentos como la flauta, el tambor y las maracas, así como los ritmos y pasos de ciertas danzas, tienen raíces precolombinas. Estas expresiones culturales siguen siendo parte fundamental de celebraciones comunitarias y eventos nacionales. Otro aspecto clave es la cosmovisión indígena, centrada en la armonía con la naturaleza y la vida comunitaria. Esta visión ha comenzado a ser valorada en contextos académicos y sociales como una alternativa al modelo de desarrollo occidental, promoviendo el respeto por la diversidad cultural y la sostenibilidad ambiental. Además de los elementos mencionados, la herencia indígena también se manifiesta en aspectos lingüísticos y educativos. Muchas palabras del español panameño provienen de lenguas indígenas, especialmente del ngäbere y del guna, influyendo en nombres de lugares, comidas y expresiones populares. Este

Estos avances tecnológicos, aunque distintos a los parámetros europeos, fueron soluciones efectivas a los desafíos cotidianos y demostraron un alto nivel de ingenio e innovación. Su estudio permite valorar el conocimiento indígena como una forma legítima y relevante de ciencia y técnica. Además de los avances mencionados, las sociedades prehispánicas de Panamá también desarrollaron tecnologías en el procesamiento de alimentos, como el secado, fermentado y ahumado, que les permitían conservar productos por más tiempo, especialmente durante épocas de escasez o para fines ceremoniales y comerciales. En el área de la ingeniería hidráulica, algunos pueblos indígenas construyeron canales y represas rudimentarias, controlando el flujo del agua para regar cultivos o abastecer a sus comunidades. Estas obras mostraban un conocimiento detallado de los ciclos del agua y de los patrones del clima tropical. Otro aporte importante fue el desarrollo de herramientas agrícolas especializadas hechas de piedra, madera o hueso, como hachas, palas, y azadas, que mejoraban la eficiencia del trabajo en el campo. Estas herramientas eran elaboradas con precisión y adaptadas a los distintos tipos de suelos. En cuanto a la astronomía y el conocimiento del entorno natural, los pueblos originarios observaban cuidadosamente los ciclos solares, lunares y estacionales para planificar la siembra y la cosecha. Algunos grupos, como los guna y los ngäbe, conservan aún tradiciones orales relacionadas con los movimientos celestes, reflejo de un antiguo sistema de observación astronómica vinculado a su calendario agrícola y ritual. Asimismo, en la arquitectura, supieron aprovechar materiales naturales como palma, barro, piedra y madera para construir viviendas resistentes al clima húmedo. Estas construcciones, al mismo tiempo que eran funcionales, respetaban el entorno y se integraban armónicamente a la naturaleza. Por último, su tecnología en navegación y orientación geográfica no solo incluía el diseño de canoas eficaces, sino también un conocimiento detallado de las mareas, las corrientes, las estrellas y los puntos de referencia naturales. Esta sabiduría les permitía recorrer grandes distancias y mantener redes de intercambio entre distintas regiones.