




















Study with the several resources on Docsity
Earn points by helping other students or get them with a premium plan
Prepare for your exams
Study with the several resources on Docsity
Earn points to download
Earn points by helping other students or get them with a premium plan
Community
Ask the community for help and clear up your study doubts
Discover the best universities in your country according to Docsity users
Free resources
Download our free guides on studying techniques, anxiety management strategies, and thesis advice from Docsity tutors
Método para regular estado de ánimo
Typology: Schemes and Mind Maps
1 / 28
This page cannot be seen from the preview
Don't miss anything!
Muchos hemos hecho lo que nos dijeron, tan sólo para darnos cuenta de que no estamos tan contentos y hartarnos de perder oportunidades en manos de gente menos preparada, pero más hábil socialmente. Es por esto que las habilidades sociales son uno de los mejores dones que jamás podrás tener. Mucho más que cualquier título universitario, logro profesional, conquista amorosa o dinero en tu cuenta del banco. ¿He dicho dones? Como tanta otra gente, crecí creyendo que el carisma y las habilidades sociales eran un arte, algo con lo que nacías o no. Y yo no había sido elegido. Pero ahora sé que son una aptitud que puede desarrollarse. La evolución nos ha preparado para socializar, pero no tenía previsto que tuviéramos que hacerlo viviendo dentro de junglas de cemento con millones de personas dentro. Por eso sufres ansiedad cuando tienes que ir solo a una fiesta o acercarte a conocer a alguien. Por eso reputados psicólogos sociales llevan años investigando el comportamiento humano para sacar conclusiones. Y resulta que no se nace con carisma. Se aprende. ¿Por qué hay algunas personas que su sola presencia te provoca emociones positivas? ¿Cómo han conseguido esa personalidad magnética? ¿Por qué hay gente que desprende carisma y disfruta de una gran vida social? Estas personas no nacieron así. Aprendieron conductas carismáticas durante su infancia imitándolas y probándolas. Y con el tiempo convirtieron las que funcionaban en hábitos inconscientes. Tú también puedes hacer lo mismo. De la misma forma que es posible aprender un idioma siendo adulto, también puedes desarrollar nuevos hábitos carismáticos para mejorar tus habilidades sociales. Piénsalo detenidamente. Restando el tiempo que pasas durmiendo, una tercera parte de tu vida te la vas a pasar relacionándote con los demás. La mayor parte de
lo que te ha ocurrido y lo que te va a ocurrir no depende de tus capacidades técnicas, sino de tus habilidades sociales. Así que más nos vale aprender a relacionarnos con los demás. Hoy se sabe que el carisma consta de tres cualidades basadas en conductas concretas. Este triángulo del carisma lo forman la Confianza , el Control , y la Conexión. Las personas más carismáticas desprenden Confianza. Se sienten seguras de sí mismas, conocen sus puntos fuertes y disfrutan del contacto social. También tienen el Control de su comunicación. Saben expresarse de forma eficaz, y tienen una gran habilidad para crear conversaciones fluidas y naturales. Finalmente son capaces de establecer Conexión con las personas que les rodean. Son gente cercana y empática que demuestran genuinidad y te hacen sentir bien a su lado. ····· En este documento voy a compartir contigo 10 hábitos avalados científicamente que poca gente conoce, pero que forman parte del triángulo del carisma y que tú puedes empezar a practicar de inmediato para resultar más carismático. Úsalos sabiamente para enriquecer tus relaciones y conectar mejor con las personas que quieras tener cerca. Ellas también te lo agradecerán. Pau
Mandela no esperó a sentirse confiado antes de actuar. Actuó a pesar de sus miedos. Y esto nos lleva a la regla de oro de la confianza : cuando hablamos de confianza, los actos primero, y los sentimientos después. Sólo actuando podrás empezar a desarrollar la confianza. Cuanto más te expongas a tus temores más seguro de ti mismo te sentirás. Y eso es algo que las personas carismáticas tienen claro. Si aprendiste a ir en bicicleta como yo, imagino que al principio tendrías miedo de caerte. Pero no esperaste a vencerlo antes de subirte a la bicicleta. Te subiste a ella con miedo y poco a poco fuiste sintiéndote más seguro. Hasta el punto en que ahora ya ni siquiera piensas en que puedes caerte. Sí, es más fácil decirlo que hacerlo. Por lo tanto ¿qué fuerza puede motivarte para actuar a pesar de sentir el miedo? ¿Qué objetivo puede darte la energía para correr ese riesgo? La clave para dar el primer paso a pesar de tus miedos es guiarte por tus valores. Poca gente ha hecho el ejercicio de definir sus valores, pero son lo único que puede motivarte para continuar cuando tu cuerpo tiemble y tu mente te paralice. Si el crecimiento personal y superar las adversidades están entre tus valores, cuando el miedo te invada aparecerán para empujarte a correr el riesgo. Por eso es clave que identifiques tus valores, las cualidades que quieres que guíen tu comportamiento en la vida, y te los recuerdes cada vez que encuentres un reto que te atemorice.
No sé si has ido alguna vez a uno de esos seminarios sobre autoayuda y motivación, porque yo he ido a unos cuantos. ¿Sabes qué es lo que te repiten sin parar? ¡Nada es imposible si te lo propones! ¡Tú eres valioso y único! ¡Piensa en que vas a conseguirlo y lo conseguirás! Sin embargo, conozco muy poca gente que haya asistido a uno solo de estos cursos. La mayoría repite una y otra vez, esperando encontrar la fórmula mágica que les dé la felicidad. ¿Por qué? Porque no funciona. La ciencia ha demostrado que este tipo de pensamiento positivo no funciona. Quizás estas autoafirmaciones te den una inyección de moral a corto plazo, pero tan rápido como ha venido, desaparecerá. El motivo es que no es tan fácil engañar a tu mente. Si llevas años sintiéndote un fracasado, tu mente habrá adquirido unos hábitos que no puedes borrar de un plumazo tan solo repitiéndote que eres alguien maravilloso. Te diré más: incluso puede ser negativo. En un estudio se comprobó que las autoafirmaciones positivas pueden ser muy perjudiciales en personas con baja autoestima porque a medio plazo les harán sentir peor. Cuando te repites frases positivas de ese tipo tu mente empieza a buscar argumentos que le confirmen lo que estás pensando. Y si no los encuentra, entonces concluye que no es cierto y te hunde todavía más en la depresión.
Como ya has visto en el primer hábito, es normal que te sientas falto de confianza en situaciones a las que no estás acostumbrado. Pero ahora ya sabes que para empezar a conseguirla lo primero es actuar sin ella. Sin embargo, en algunas personas el miedo puede desencadenar reacciones físicas exageradas como taquicardias o sudoración, provocadas por la hormona del estrés: el cortisol. Si este es tu caso, existe una forma sorprendente pero de eficacia demostrada para calmar tus nervios y rendir más en esa situación. Se trata de usar las poses de poder. El lenguaje corporal es como una autopista de doble sentido. Cuando sientes una emoción, tu cerebro informa a los músculos para que adopten la postura correspondiente. Pero también existe el camino contrario: si adoptas voluntariamente una posición determinada, tus músculos informarán al cerebro para que empiece a sentirse de acorde a esa postura. Por ejemplo, se ha demostrado que si te encorvas y cruzas de brazos te irás sintiendo más negativo que si sonríes, mantienes tu torso recto y abres tus brazos. Esto es una excelente noticia, porque significa que tú mismo puedes influir sobre tu estado de ánimo. Las poses de poder te ayudarán a sentirte más tranquilo y relajado. La forma más sencilla de realizarlas es manteniendo tu cabeza erguida, los hombros echados hacia atrás como sacando pecho, y los brazos ocupando el mayor espacio posible, ya sea extendidos o apoyados en tu cadera. Se trata de mantener una posición abierta y que expanda tu cuerpo al máximo.
En un estudio se ha comprobado que, simplemente manteniendo esta postura durante dos minutos, tus niveles de cortisol disminuyen en un 25%, mientras que tu nivel de testosterona, la hormona de la confianza, se incrementa en un 20%. En la práctica, utilizar alguna de estas posiciones te hará sentir más positivo, lo que te ayudará a centrarte mejor en tu objetivo y tomar la iniciativa. ¿Pero sabes qué es lo más interesante de todo? Que no es necesario mantener esa postura durante la situación que te provoca estrés. Con hacerlo unos minutos antes ya es suficiente para que resulte eficaz. Utiliza las poses de poder antes de hacer algo que te estrese, como una presentación en público o ir a un evento donde no conoces a nadie. Dedica un par de minutos antes a mantener la pose de poder y notarás la diferencia.
Si tú interpretas que puede estar siendo infiel con otra persona, esa es tu historia. Y en este caso podrías sentirte triste, frustrado o enfadado. El principal problema de la comunicación surge cuando nos saltamos el primer paso y empezamos por nuestra historia en lugar de por los hechos, porque entonces impides que la gente se ponga en tu lugar y te comprenda. Si vas directamente a tu historia y le dices “¡Me estás engañando con otra persona!” tu pareja no entenderá cómo has llegado a esa conclusión y se pondrá a la defensiva. Para que comprenda de dónde proviene ese pensamiento, empieza siempre por los hechos, sigue con tu historia y sentimientos, y termina con tu petición: ➢ He notado que últimamente llegas tarde y no me explicas los motivos (los hechos). Eso me hace pensar que puedas estar teniendo una aventura (tu historia) y me siento muy inseguro (tus sentimientos). ¿Te importa que nos sentemos a hablarlo? (tu petición) De esta forma facilitas que entiendan el origen de tus pensamientos y sentimientos, empaticen con tu situación, y se abran al diálogo. La asertividad no solo sirve para expresar preocupaciones. Las personas carismáticas la usan continuamente para comunicarse. Siguen esta secuencia para contar sus experiencias, mostrar su agradecimiento o expresar sus necesidades, consiguiendo que la gente empatice más con ellas. Cuando domines la secuencia asertiva podrás alterar el orden de algunos elementos porque lo importante es que estén todos. Pero asegúrate siempre de empezar por los hechos antes que la historia. Unos ejemplos más: ➢ Has trabajado mucho para terminar este proyecto (los hechos) y estoy muy orgulloso de ti (tus sentimientos). Así seguro que vas a tener éxito en tu negocio (tu historia).
➢ Cuando entré en el campo de fútbol y vi los miles de espectadores que había (los hechos) me quedé absolutamente impresionado (tus sentimientos) porque era como estar en un hormiguero (tu historia). ➢ Cuando dices eso (los hechos) tus palabras suenan como un insulto para mí (mi historia) y me pone furioso (mis sentimientos). ¿Podrías dejar de decirlo? (tu petición)
En un estudio realizado en una universidad americana, un participante entraba en la sala de fotocopias y pedía a la gente que estaba haciendo cola que le dejaran pasar antes. Pero lo hizo de tres formas distintas. Cuando les dijo “Perdonad, tengo sólo 5 páginas. ¿Puedo pasar antes?” le dejaron pasar en el 60% de los casos. Cuando añadió un motivo y dijo “Perdonad, tengo sólo 5 páginas. ¿Puedo pasar antes porque tengo mucha prisa?” le permitieron pasar en el 94% de los casos. Pero qué crees que ocurrió cuando añadió un motivo tan innecesario como “Perdonad, tengo sólo 5 páginas. ¿Puedo pasar antes porque tengo que hacer unas copias?” Pues que le dejaron pasar en el 93% de los casos. Esto demuestra que cuando añades una razón a tus peticiones, por muy absurda que te parezca, multiplicas su eficacia porque evitas que la gente se pueda imaginar otros motivos.
Todas las personalidades carismáticas tienen algo en común: te hacen sentir bien. Y una de las explicaciones es que se expresan recompensando en lugar de castigando. Estudios como este demuestran que recompensar es más útil que penalizar para motivar a alguien. Y eso es algo que puedes incorporar en tu comunicación. Si por ejemplo le dices a un amigo tuyo que te gustaría que no fuera tan tacaño a la hora de pagar, en realidad y aunque no sea tu intención, le estás juzgando. Le estás diciendo que es tacaño, y eso es un castigo. En ese caso quizás cambie su comportamiento, pero seguro que no se sentirá cómodo contigo. Puedes conseguir lo mismo mientras le provocas emociones positivas simplemente usando la recompensa. En lugar de emplear un adjetivo negativo y decirle que no sea tan tacaño, acostúmbrate a utilizar adjetivos positivos que signifiquen lo mismo. En este caso podría ser “generoso”. “Me gustaría que fueras un poco más generoso” no castiga, sino que le muestra una recompensa porque a todo el mundo le gusta tener más cualidades positivas, en este caso generosidad. De esta forma también evitas darle demasiado espacio a su imaginación para que trabaje en tu contra. Porque le estás diciendo qué conducta esperas que tenga, mientras que de la otra forma tan sólo le dices la que NO quieres que tenga. Cuando le dices exactamente a alguien lo que quieres, piensas o sientes, te adueñas de parte del proceso de comunicación. Tú tienes el control y eso resulta muy carismático.
El carisma tiene mucho que ver con la capacidad de crear conversaciones interesantes y profundizar en ellas. Y sin embargo es en este aspecto donde la mayoría de gente fracasa. Hasta el punto de evitar asistir a eventos sociales por miedo a resultar aburridos o no saber de qué hablar. Pero existe una forma muy sencilla y que muy poca gente usa para mantener siempre viva una conversación. Son dos simples preguntas capaces de multiplicar por diez los temas de conversación en cualquier momento. ¿Te imaginas cuáles son? Pues son ¿Por qué? y ¿Para qué? Muchas conversaciones (te lo dice alguien que ha hecho de observador externo en miles de ellas) son así: Tú: ¿De dónde eres? Tu interlocutor: De Valencia Tú: ¿Y qué estudiaste? Tu interlocutor: Filosofía. Tú: Ah. Pues yo soy abogada. Tu interlocutor: Ah, muy bien. Tú: … Fin de la conversación. Hay miles de personas que han estudiado filosofía. Pero lo que realmente diferencia a cada una de ellas y sirve para encontrar múltiples hilos de conversación es el motivo y el objetivo por el que la estudiaron. Eso es algo único y personal, exclusivo de cada uno.
Quizás alguien te responda que sus padres son filósofos y se sintió obligado. O quizás quería estudiar psicología y no consiguió la nota necesaria. O quizás un libro le transmitió el interés por ese tema. Hay miles de motivos, y a partir de ahí miles de nuevos temas de conversación. ¿Te das cuenta de la cantidad de hilos de conversación distintos que pueden aparecer con algo tan sencillo como preguntarle a alguien Por qué o Para qué hizo algo? Pero desgraciadamente muy poca gente lo hace. El motivo es que estamos más preocupados en pensar qué podemos decir a continuación que en interesarnos realmente por lo que nos está diciendo la otra persona. Tenemos tantas ganas de parecer interesantes que nos olvidamos que para serlo tan solo hace falta interesarse por el otro. No hay nada malo en mostrar interés por alguien o algo. Fíjate en los niños pequeños con su infinita curiosidad: siempre preguntando por qué esto y por qué aquello. Con un niño sería imposible quedarte sin conversación, y las personas carismáticas retienen parte de esa curiosidad infantil. A una escala menor, se interesan por tus motivos y objetivos, y eso les ayuda a crear innumerables temas de conversación nuevos y a que te sientas halagado pos su interés. No te excedas para no convertir tus conversaciones en un interrogatorio, pero acostúmbrate a preguntar el por qué y para qué de vez en cuando para enriquecerlas mucho.