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Las religiones afroamericanas y el Palomonte, Essays (university) of History

​En este estudio exploro el tema de la cultura de los esclavos africanos en el Caribe hispano como respuesta y adaptación a una nueva circunstancia. Esta cultura, mejor conocida como la cultura afroamericana, se manifiesta aún hoy en día en aspectos diversos de la cultura popular como la tradición culinaria, la música y la danza, pero especialmente en la religiosidad. Asimismo, conforma la base de la cultura religiosa popular contemporánea del Caribe hispano.

Typology: Essays (university)

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Teresa López Martínez
Las religiones afroamericanas y el Palomonte
Mayo 2012
Curso: Africanos en el Caribe!
Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe
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Teresa López Martínez Las religiones afroamericanas y el Palomonte Mayo 2012 Curso: Africanos en el Caribe Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe

Resumen: En este estudio exploro el tema de la cultura de los esclavos africanos en el Caribe hispano como respuesta y adaptación a una nueva circunstancia. Esta cultura, mejor conocida como la cultura afroamericana, se manifiesta aún hoy en día en aspectos diversos de la cultura popular como la tradición culinaria, la música y la danza, pero especialmente en la religiosidad. Asimismo, conforma la base de la cultura religiosa popular contemporánea del Caribe hispano, de la cual la Santería y el Palomonte forman parte. El estudio se enfoca en el Palomonte, un conjunto de cultos afroamericanos de raíz conga. Los congos fueron uno de esos grupos de esclavos africanos, después de los yoruba, que causaron el mayor impacto cultural, especialmente en Cuba. Su herencia es

justificaron la denigración, el castigo y la coacción a los cuales fueron sujetos durante siglos. Simultáneamente se le imponía el catolicismo como medida de control social, bajo el pretexto de que así el occidental podía salvarle las almas. Sobre esta vivencia explica Chalena Vásquez: La alienación psicosocial como mecanismo de dominación, incidirá en aspectos ideológicos y afectivos fundamentales del ser humano, para efectuar la negación de la identidad individual, grupal y social. La negación de la identidad, como una forma de sometimiento, se lleva a cabo a través de la distorsión dela verdadera historia, la desvalorización de expresiones culturales y artísticas, la subvaloración de los conocimientos... entre otros mecanismos, infundiendo el temor y el miedo a fuerzas sobrenaturales, promoviendo el sentimiento de culpa, además de expropiar la libertad, el trabajo y la vida misma. No obstante, aunque hubo numerosas excepciones, los esclavos no aceptaron pasivamente los abusos y las imposiciones del occidental sino que se resistieron para “preservar su pasado...” y “...sobrevivir a la realidad de su existencia...” explica Mawilda Betancourt (50). Pese a que los esclavistas pretendieron despojar de su cultura y su religión a los dominados e imponer la suya propia los africanos, quienes eran tradicionalistas y estaban fuertemente apegados a sus creencias y valores, sensibilidades, historia y conocimientos, se aferraron más aún a ellas. Dicho tradicionalismo, opinan Jorge e Isabel Castellanos, se tornó en un “mecanismo defensivo” que ayudó a contrarrestar los valores impuestos por el occidental y a crear un espacio de alteridad a la cultura de la opresión y el racismo (54-56). Por su parte, Laviña opina que ese “conservadurismo” les ayudó a saber y poder existir durante su dura experiencia (Identidad 140). Además propició el establecimiento de nuevos lazos

de solidaridad y la construcción de “...relaciones sociales al margen de las imposiciones...” (Laviña 32).^1 Sin embargo, los cautivos no reprodujeron África en América sino que, forzados a compartir entre sí y con los occidentales en los distintos espacios de la esclavitud, entremezclaron sus distintas tradiciones y creencias. El primer momento de mestizaje ocurría a partir del instante en que los africanos de distintas procedencias arribaban a las factorías, donde a veces permanecían por un largo periodo. Tras su llegada al nuevo destino la combinación continuaba en aquellos espacios de africanía donde diversas etnias de África y esclavos criollos se interrelacionaban. En tales lugares –me refiero a las barracas, así como los cabildos de nación y de enfermería, los bateyes de los barracones, los “cinturones de negros” alrededor de las plantaciones, así como los palenques– los esclavos lograron fundar una cultura esclava propia, al margen de la occidental oficial. Entre los diversos factores que contribuyeron a ello se encuentran en primer lugar que los distintos pueblos de la región subsahariana se conocían entre sí y podían comunicarse en varias lenguas en Africa. Muchos conocían de antemano las costumbres de los otros. Otra causa relevante fue que, si bien dichas gentes carecieron de una cultura unificada u homogénea, sí compartieron ciertos esquemas socio-culturales, normas de conducta y creencias mitico-religiosas esenciales. Además habría que considerar que la mezcla entre los africanos se renovaba constantemente debido al arribo imparable de nuevos contingentes humanos del antiguo continente por cientos de años. (^1) Por ejemplo, contribuyeron a reorganizar su vida social y reestablecer jerarquías, prestigio y liderazgo, entre las más importantes.

del africano. Sin embargo, destruído todo aquello durante el cautiverio, muchos de los principios, deidades y prácticas originales fueron transformadas, sus funciones alteradas. En un principio la rememoración de algunas de las tradiciones religiosas ancestrales pudo haber servido para reclamar la protección de las fuerzas divinas o sobrenaturales ante circunstancias caóticas y límites. Rápidamente sin embargo también formó parte de las estrategias de vivir y existir en cautiverio. Al irse concretando nuevas formas religiosas los cultos tomaron el lugar de los clanes y tribus originales, consolidando nuevas conecciones religioso-filiales entre los integrantes de distintos grupos de esclavos. Igualmente fueron un elemento esencial de cohesión y de identidad en los palenques o establecimientos de cimarrones. Entre los principales pueblos africanos que de alguna forma u otra contribuyeron a consolidar nuevas formas religiosas en el Caribe hispano se encuentran los yoruba y congos, pueblos cuyos creencias religiosas prontamente se entremezclaron. 2 Como en otros casos, el sincretismo entre estos y otros grupos fue favorecido por la existencia, a pesar de las diferencias, de elementos afines tales como el animismo y el culto a los antepasados, además de otros esquemas compartidos de mitos, creencias, elementos y prácticas. Ambos sistemas, por ejemplo, partían de la tradición oral y sus mitos hacían referencia a la naturaleza y a los ritmos naturales. Compartían además la convicción en un mundo espiritual poblado de seres sobrenaturales – deidades y espíritus, por ejemplo– (^2) Estos dos, procedentes de la región de las actuales Nigeria, Congo, Angola y Mozambique. fueron los que causaron el impacto cultural más evidente, especialmente en Cuba y particularmente en el diecinueve.

que influenciaban la vida humana y ayudaban a garantizar el paso por los ciclos vitales. 3 Dichas deidades o espíritus podían interactuar con los seres humanos en ceremonias sagradas en las que se celebraban sacrificios y ocurrían trances, posesiones y/o profesías. También prevalecía entre ellos, si bien en distintas proporciones, la creencia en la magia y en la medicina mágica. Precisamente esa misma propensión al sincretismo de distintas creencias africanas les predispuso a que incorporaran las creencias y prácticas cristianas.^4 Inicialmente la integración con el catolicismo fue “funcional” en cuanto “...cubría de legitimidad a religiones proscritas por los amos blancos...” (Klein y Vinson 182-183). Aparentemente en el proceso se interpretó, establece Laviña, que “la función correspondía a la esencia” (Identidad 144). Ello implicó, entre otros, la equiparación de las funciones de las deidades africanas con el Dios y los santos cristianos y de algunos ritos con los otros, pero en el sentido de ocultamiento, no de enmascaramiento. Establece este mismo autor lo siguiente: Los Orishas se ocultaron tras la apariencia de santos y vírgenes. Hablo de ocultamiento y no de enmascaramiento porque en África el individuo que se oculta tras la máscara adquiere las propiedades de quien representa y deja de ser él. Los dioses afroamericanos no dejaron de ser las fuerzas de la naturaleza, si bien adquirieron la apariencia de los santos católicos. (^3) Entre estos seres se encontraba un Dios supremo, poderoso y primordial pero distante (generalmente asociado al sol). Le seguían deidades que actuaban como intermediarios entre los seres humanos y el Dios; y, a éstos, otros seres de menor importancia como los espíritus. Los espíritus eran invisibles y nocturnos – algunos de ellos de ancestros– que podían ejercer influencias sobre el bien o el mal. Una cantidad estaba asociada a montañas o ríos. En algunas partes cercanas al Río Congo, el bosque mismo era a veces deidad y, otras, espacio místico donde los espíritus moraban. (^4) Vale la pena mencionar que en algunas pocas ocasiones, los cultos africanos, en lugar de integrarse con el cristianismo, se mantuvieron en secreto. Dichos esclavos provenían de culturas secretistas que rechazaban la infiltración de otras etnias y, una vez trasladados al Caribe, continuaron operando del mismo modo.

las culturas dominantes y dominadas a través de los siglos. 6 Si bien es imposible precisar cada uno de los elementos que unifican a todos los cultos afroamericanos de raíz yoruba con los congos, sí es posible identificar ciertos elementos comunes. Por ejemplo, ambos reconocieron la existencia del Dios cristiano, aunque por lo general entendido al modo africano. Dios era seguido por deidades y seres superiores al ser humano. Estos, de origen africano, obraban sobre los fieles del otro lado del Atlántico. Las deidades de África, los espíritus y los ancestros guiaban a los africanos y sus descendientes cautivos en América. Los humanos podían entrar en contacto directamente con ellos mediante los trances místicos y las posesiones, los cuales podían conectarle con el mundo ancestral. Los trances además permitían a los esclavos huir del mundo de la explotación para alcanzar una libertad a nivel metafísico. Para ellos tales estados, al igual que la misma muerte, eran liberaciones trascendentales del mundo del cautiverio. Aunque estas religiones fueron parte vital de la cultura del esclavo y en su lucha por la supervivencia y resistencia a la esclavitud, algunas de ellas prosperaron después de la abolición. Se mantuvieron vivas, de acuerdo a Sampedro Nieto, debido a las importantes funciones que siguieron cumpliendo entre los grupos de descendientes de esclavos, sector que siguió marginado por la sociedad de descendencia europea en el futuro. Entre algunas de las funciones que cumplieron en esta nueva etapa este autor (^6) Por ejemplo, ya en pleno siglo XIX algunas de las religiones americanas de raíz africana integraron las ideas del espiritismo de origen francés (según establecido por Alan Kardec). De esta forma, a la creencia en un Dios supremo y la existencia de los espíritus se le sumó la reencarnación y otros.

menciona que proveían un lugar para lo sagrado en la cotidianeidad que no existía en la religión católica, que ayudaban a soportar las dificultades de la vida y que siguieron proveyendo un fuerte sentido de unidad y pertenencia a un colectivo (41). III. Las prácticas religiosas populares de base afroamericana Al aludir a las religiones afroamericanas actuales como la Santería (Regla de Ocha) y el Palomonte (las Reglas Congas) –incluso otras como el Umbanda, Quimbanda, Candomblé, Macumba, Vudú, Abakuá, Quimbois, entre tantas– es fundamental establecer en primer lugar que son evoluciones de los cultos esclavos decimonónicos. Como manifestaciones socio-culturales continuaron vinculadas no sólo a la cultura producidas por los descendientes de esclavos sino a otros estratos marginados de la sociedad. Por tal motivo, han quedado asociadas no a una forma culta y erudita de sentir y vivir la religión sino popular dando tono a; “...lenguaje y el arte popular, la vida familiar y comunitaria...” (Religión popular). Al igual que los cultos esclavos del pasado, la Regla de Ocha y las Reglas Congas no son religiones institucionalizadas ni dogmáticas sino que funcionan al margen de la oficialidad cristiana proveyendo modelos religiosos alternativos y otras opciones que ayudan al creyente a transitar por la vida. Otro punto relevante es que, al igual que las otras, son vistas como variantes a la religión y cultura occidental dominante, según estima Luis Carlos Castro Ramírez (37). De acuerdo a Lázara Menéndez las culturas

elementos de la naturaleza, además de que los humanos pueden conectarse con los espíritus de los difuntos y antepasados. De igual manera se da una comunión entre los practicantes y las deidades africanas a través de intermediarios, con el fin de garantizar el bienestar del creyente en este mundo. La casa se emplea como espacio simbólico (o templo) y se practica la medicina popular de naturaleza sagrada. En ambos casos se celebran rituales sumamente complejos como los bembés o tambores, en los que se da alta importancia a la música y la danza, siendo el tambor uno de los elementos más esenciales de los rituales. En estas ocasiones se celebran sacrificios que sirven para “alimentar y honrar” a las deidades y los espíritus, además de conectar la fuerza de los seres sobrenaturales con la de los humanos (Castellanos, Regla Conga 161). Por otra parte, en estimación de Juan Guanche, religiones populares como éstas ponen especial énfasis en las relaciones con madrinas y padrinos y en el “...reconocimiento de la autoridad de los mayores, en tanto portadores de experiencia y prestigio...” (17). IV. De los aspectos más destacados del Palomonte Nsukururú Sambia ampungo, Nsukururú Sambia ntoto. (Dios en el cielo y Dios en la tierra) El Palomonte ha sido identificado en específico con los esclavos bikongos o bakongos del diecinueve de Cuba que hablaban el kikongo, dialecto bantu el cual define algunos de los vocablos empleados en el culto en la actualidad. 7 De acuerdo a los (^7) La denominación congo se usó tanto para agrupar los esclavos de raíz kikonga o bikonga como aquellos que poblaron una zona cultural más amplia que se caracterizó por el empleo del Bantu, una lengua que presentaba numerosas variaciones regionales, de acuerdo a los Castellanos (Castellanos 35.

Castellanos, los esclavos congos fueron uno de los pueblos más numerosas en Cuba y su legado cultural y religioso sólo fue superado por los yorubas (Cultura afrocubana 35).^8 López Valdés afirma que éste –radicado originalmente en las tierras de países actuales tales como los Congos. Angola y Mozambique – constituyó el grupo más estable que llegó a esa isla durante los siglos que duró la esclavitud (Africanos 243). Estima este experto que la influencia conga en la música, el lenguaje y la danza en Cuba fue considerable. También, como he referido antes, dejaron una huella marcada en la religiosidad popular (244). En Puerto Rico, resultados de análisis de DNA demuestran que los esclavos congo no fueron un componente poblacional esencial como en Cuba. 9 Por otra parte, Marcelino Canino afirma que, por diversas razones, hay escasa evidencia de prácticas religiosas propias entre los esclavos en Puerto Rico. 10 Para este estudioso las religiones populares como la Santería y el Palomonte se infiltraron en la Isla más bien a través de Cuba. (^8) Los Bantús fueron originalmente tribus nómadas procedentes de las mesetas de Banchi, Nigeria y/o las planicies al norte de Camerún. Alrededor de 2,500 años atrás estas tribus comenzaron a migrar hacia el sur hacia las sabanas al oeste de Tanzania y, desde allí se dividieron en dos direcciones: unas siguieron hacia Unbangui y, atravesando Zaire y Angola, llegaron hasta el Atlántico; las otras atravesaron los grandes lagos hasta llegar al Zambase y al oceano Índico. Fueron guerreros que dominaban el hierro y esclavizaban a quienes se cruzaban al frente. La sociedad Bantú estaba estructurada por un estricto control patriarcal con leyes que prohibían la alianza con otras tribus de etnias diferentes. Entre los grupos Bantú se encontraban los Kikongos o Bikongos quienes se asentaron en la región de la actual república del Congo y, ya en el siglo XIV, había consolidado un reino el cual se extendió sobre la zona de la actual Angola y el sur de Zaire. (^9) Componen el 26.5% de los descendientes de grupos africanos sub-saharianos de la región occidental de centro África. Los de la región occidental subsahariana componen el 60%, la mayor parte de Senegambia (o sea de la región del noroeste subsahárico), de acuerdo a lo establecido por Jorge Viera Vera (66). (^10) Por ejemplo Canino explica que: ”... en el estudio Esoteria y fervor populares de Puerto Rico (1956), su autor, Pablo Garrido, niega la existencia significativa de substratos africanos en la mayor parte de las manifestaciones esotéricas y religiosas de Puerto Rico. A tal efecto dice: “…es importante advertir que la población negra de Puerto Rico, proveniente de grupos étnicos yorubas, ibos, iyesás, takuás y egguedos (los que sólo se repiten en Cuba y Brasil), no manifiesta supervivencias teogónicas de las culturas africanas originarias" (27).

también existieron diferencias significativas entre ambas. 14 Esto se debe a que desde muy temprano los esclavos congos cubanos sincretizaron sus propias creencias con las yoruba. 15 A consecuencia de este sincretismo, las distintas variantes de cultos congos afroamericanos adoptaron a algunos orichas yorubas, los cuales en combinación con los santos católicos formaron el Kimpugulu o santoral congo. Se le llama Palomonte, Reglas Congas o Reglas de Bruja a distintas vertientes de religiones de raíz conga que representan distintos grados de sincretismo entre creencias yoruba, católicas y espiritistas u otras. 16 La que tiene el culto más extendido es la Regla o Palo Mayombe, término que alude directamente a una región selvática en Africa, en la provincia angoleña de Cabinda. Es la más antigua de todas las religiones paleras. En ella la mujer puede ejercer el sacerdocio como el hombre.^17 Muchos de los rituales del Mayombe se celebran a la intemperie porque la naturaleza es considerada un lugar sagrado. Se asocia con hacer el mal a través de la magia. Del Palo Mayombe proceden otras vertientes, entre las principales la Briyumba (Vrillumba, Biyumba) y la Kimbisa. La Briyumba es el resultado de un mayor sincretismo entre la tradición conga y la yoruba y se subdivide a su vez en el Briyumba (^14) Cosa que se nota particularmente en los términos que cada uno emplea para denominar y en los enfoques que se le aplican a las cosas y rituales, el tipo de objeto al que se le atribuye cualidades mágicas, además de la incorporación de las deidades. (^15) Las religiones yorubas y congas fueron “perfectamente complementarias”, ya que las congas carecían de un panteón complejo de divinidades y las yoruba sí, igualmente estos últimos no practicaban la magia como los primeros, opinan los Castellanos (Reglas congas 129). (^16) Para los practicantes del Palomonte, las plantas son bien importantes por sus cualidades mágicas y se usan para hacer baños purificadores, cocimientos y amuletos, entre otros. (^17) Establece Betancourt: “...al igual que en la Regla de Ocha de los yorubas, se reconoce la importancia de la mujer en la religión y en la sociedad...” (56).

Kongo, Rompe Monte, Guindavela, Rompemonte-Guindavela, Vence Guerra Viramundo, Vence Guerra Acaba Mundo, Mayaca, Siete Briyumba, Changani, Vititi Kongo, Quijenco, Monte Garavato, Sarabanda Malafama, Paticongo Clava Clava. Se distingue del Mayombe, entre otras, por las diferentes formas de habilitar prendas mágicas. En esta rama se hacen trabajos para el bien y el mal. La Kimbisa o Imbisa 18 resultó de la unión entre el Palomonte y lo mejor de la Santería, masonería y el Abakuá, aunque lo más predominante son los valores cristianos. Esta es el ejemplo más dramático de la unión de distintos factores de variados orígenes que caracteriza la cultura popular cubanas. La magia practicada es para hacer el bien y se incorporan símbolos como la agua bendita y el Crucifijo. Finalmente, otra variante palera es la Musunde o Musundí. También la base de las distintas Reglas Congas afrocubanas está conformada por las creencias en la magia, en la construcción de objetos o “prendas” mágicas y la celebración de rituales de magia, pero lo central es el culto a los muertos. En los ritos se suelen realizar sacrificios, usualmente de pollos y cabros. Son fundamentales los trances y las posesiones. La adivinación y el presagio son otras de las manifestaciones claves de dicha expresión. 19 La jerarquía sagrada está compuesta por distintas deidades con poderes mágicos, (^18) La Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje fue desarrollada en el siglo XIX por Andrés Facundo de los Dolores Petit, un mulato quien era cristiano, palero, masón e iniciado en el Abakuá. (^19) Tanto las posesiones como las adivinaciones y los presagios son parte integral y funcional de gran parte de las religiones de procedencia afrocubana ya que proveen una manera esencial para ayudar a mejorar la existencia del creyente, resolviendo problemas y conflictos.

domina al nfumbi y este último debe de obedecer no importa lo difícil o extraña que sea la petición de su amo. De especial mención son los mpungos, deidades con poderes mágicos que emanan de Nsambi y que se asocian a los orishas y los santos. Los paleros se identifican con alguno de ellos para que le represente ante el resto de la comunidad de creyentes y le auxilie cuando le necesite. Cada uno de los mpungos es representado por una firma que, a la vez, es signo de su invocación. Estas representaciones gráficas –cuyos esquemas anteceden al siglo XIX– están compuestas de líneas, cruces, círculos, flechas, etc. El palero que se identifica con un mpungo usa dicha firma además para identificarse a sí mismo ante los demás. Los mpungos del Palomonte, si bien tienen características similares a los orishas yorubas, son más bien figuras secundarias y carecen de la importancia que tienen en la Regla Ocha, debido principalmente a que no formaron parte del sistema bikongo original. Una de las figuras más potente e influyente del santoral mpungo (particularmente en el Mayombe) es Mama Kengue o Tiembla Tierra (señor de la Tierra y el universo) quien se identifica a Obatalá. 21 Como en el santoral yoruba, esta entidad es andrógena, le emblematiza el color blanco y se le representa anciano. Nsaso o Nasassi (o Munalongo) es Siete Rayos, el guerrero que trabaja con el fuego quien, como Changó, es el dios del trueno y del relámpago. A su vez tienen sus equivalentes católicos, por ejemplo, Tiembla Tierra es La Virgen de las Mercedes y Siete Rayos es Santa Bárbara. Otro ejemplo es (^21) Entre otros se pueden nombrar: el Nkuyo o Watariamba o lucero del mundo (quien se encuentra en la entrada de los cementerios y abre y cierra caminos); Baluandé o Madre de las Aguas o Makalonga (la madre universal) y Tata Funde o Fumbe o Tata Kañeñe (sanador milagroso encargado de las enfermedades).

Mama Chola o Siete Ríos, la diosa del amor del panteón congo. Sarabanda, el dueño del hierro que está identificado con Ogún, por otro lado es el mpungo más venerado en la Kimbisa. También en ciertas ocasiones algunos espíritus de antepasados pueden elevarse a la categoría de npumgos. Los paleros dependen de todos estos seres sobrenaturales para resolver los conflictos entre el bien el mal, pero en aquellos casos en que ocurren contradicciones o fallas en el sistema o se desatan cataclismos recurren a la intersección de Nsambi. Para ellos todos los eventos naturales mayores, etc. proceden de este Dios, quien es también el dueño de la vida y de la muerte, así como juez supremo después de la muerte.^22 De los rituales y las ceremonias paleras se ocupan los mayumberos o ngangulero/ as o, en la alternativa, Padre Nganga (también Tata Nganga o Taita Nganga), quienes son además adivinadores y conocedores de las reglas del culto. En sus casas dichos personajes preparan una habitación especial destinada a templo o residencia del receptáculo tipo caldero (o cazuela) mágico llamado nganga 23 (o nikisi), aunque los practicantes del Mayombe prefieren ubicarla fuera de la casa, en algún lugar protegido de su patio.^24 (^22) La creencia en este atributo de Nsambi procede de las congas ancestrales. Por ejemplo, se cree que la muerte violenta es signo de desobediencia de los tabúes proscritos por Nsambi. Por el contrario, una buena muerte –una muerte de nsami – es signo de su aceptación. (^23) Nganga quiere decir “cosa del más allá”. En África se le llamaba así al sacerdote congo; también puede llamarse así en Cuba, pero lo más usual es que este nombre se utilice para denominar el artefacto, no el sacerdote. (^24) En la habitación-templo, el caldero mágico reposa en el piso en un lugar adornado rudimentariamente con una serie de objetos tales como un tambor, taburete, algunas velas, un espejo y tal vez un güiro para acompañar la bebida sagrada o chamba, entre otros objetos significantes.