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Evolución Histórica de la Psicología: Del Alma a la Conducta y la Salud, Assignments of Philology

LA PSICOLOGIA MEDICA Y EL FUTURO

Typology: Assignments

2020/2021

Uploaded on 02/04/2021

lethalvilladiego
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INTRODUCCIÓN
La psicología es la ciencia que estudia el comportamiento de las personas y, en términos
generales, de los organismos vivos, así como los procesos mentales (cognición) que los regulan.
La psicología cuenta con un largo pasado, constituido por todo el conocimiento psicológico
generado durante siglos por la filosofía y los saberes populares y cuyo origen tentativo podemos
situar en los siglos V y IV a. C. en la Grecia clásica. Estos conocimientos están basados en el
método filosófico y son eminentemente esencialistas, de carácter cualitativo y con un objetivo
delimitado: definir, analizar y describir la psyché o alma de las personas. Sin embargo, la
psicología también se define en base a una corta historia, la que está relacionada con el método
científico aplicado a los fenómenos psíquicos y cuyo comienzo podemos situar en el año 1879
con la fundación por parte de Wilhelm W undt del primer laboratorio experimental de psicología
en la Universidad de Leipzig. En definitiva un segundo período de poco más de un siglo
Si algo nos demuestra esta larga historia global —en palabras de Ebbinghaus— es el enorme
interés que las personas han tenido y tienen en el análisis de la mente y de la conducta de sus
semejantes.
La psicología actual, por ahora de corta historia, adopta por tanto el método científico y busca la
acumulación de conocimiento en base a una metodología rigurosa y la generación de teorías y
leyes. Es lo que conocemos como psicología basada en las evidencias científicas
Psicología basada en el método filosófico
Lo que caracteriza al conocimiento psicológico generado durante este amplio período es la
existencia de un método común consistente en la reflexión y el uso de la inducción a partir de la
experiencia subjetiva e íntima de una esencia psíquica. Se subdivide en 2 tipos de pensamiento
Psicología del alma
El alma ha sido el objeto central de estudio de la psicología desde el siglo IV a. C., como
podemos comprobar en los textos clásicos de Platón y Aristóteles, hasta prácticamente el siglo
XVI. Durante este período se concibe el alma o psyché como la sustancia o estructura que da vida
a las personas
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INTRODUCCIÓN

La psicología es la ciencia que estudia el comportamiento de las personas y, en términos generales, de los organismos vivos, así como los procesos mentales (cognición) que los regulan. La psicología cuenta con un largo pasado, constituido por todo el conocimiento psicológico generado durante siglos por la filosofía y los saberes populares y cuyo origen tentativo podemos situar en los siglos V y IV a. C. en la Grecia clásica. Estos conocimientos están basados en el método filosófico y son eminentemente esencialistas, de carácter cualitativo y con un objetivo delimitado: definir, analizar y describir la psyché o alma de las personas. Sin embargo, la psicología también se define en base a una corta historia, la que está relacionada con el método científico aplicado a los fenómenos psíquicos y cuyo comienzo podemos situar en el año 1879 con la fundación por parte de Wilhelm W undt del primer laboratorio experimental de psicología en la Universidad de Leipzig. En definitiva un segundo período de poco más de un siglo Si algo nos demuestra esta larga historia global —en palabras de Ebbinghaus— es el enorme interés que las personas han tenido y tienen en el análisis de la mente y de la conducta de sus semejantes. La psicología actual, por ahora de corta historia, adopta por tanto el método científico y busca la acumulación de conocimiento en base a una metodología rigurosa y la generación de teorías y leyes. Es lo que conocemos como psicología basada en las evidencias científicas Psicología basada en el método filosófico Lo que caracteriza al conocimiento psicológico generado durante este amplio período es la existencia de un método común consistente en la reflexión y el uso de la inducción a partir de la experiencia subjetiva e íntima de una esencia psíquica. Se subdivide en 2 tipos de pensamiento Psicología del alma El alma ha sido el objeto central de estudio de la psicología desde el siglo IV a. C., como podemos comprobar en los textos clásicos de Platón y Aristóteles, hasta prácticamente el siglo XVI. Durante este período se concibe el alma o psyché como la sustancia o estructura que da vida a las personas

Psicología filosófica de la mente Ya en el siglo XV, con la emergencia de la Edad Moderna, comienza una importante transformación intelectual marcada por la aparición de la ciencia moderna. Fruto de este cambio conceptual se empieza a considerar que los fenómenos psíquicos son la manifestación de una sustancia especial, la sustancia pensante, tal y como la denominó Descartes. Esta sustancia sería diferente de los cuerpos físicos que se conciben como sustancias extensas. Con las ideas de Descartes se manifiesta el dualismo físico-psíquico, un dualismo mente-cuerpo que todavía impregna la visión actual La psicología científica y la noción del paradigma En las ciencias en general, y en la psicología científica de manera particular, se pueden distinguir una serie de etapas marcadas por una evolución rupturista en la generación del conocimiento. Desde la historia de la ciencia se ha empleado habitualmente el concepto de cambio de «paradigmas» para hacer referencia a estos profundos cambios conceptuales. Thomas Kuhn, en su obra titulada La estructura de las revoluciones científicas (1962), planteó que las ciencias no avanzan de manera uniforme, sino que lo hacen en dos etapas diferenciadas. En un primer momento se van perfeccionando las teorías existentes de manera que vayan dando mejores respuestas a los problemas planteados y se genere un modelo sólido que permita explicar la realidad. En todo este proceso termina por alcanzarse un amplio acuerdo en la comunidad científica generándose un «paradigma». El paradigma hace referencia a un conjunto de compromisos compartidos por todos los científicos. Durante esta fase el modelo permite la resolución de las diferentes cuestiones nuevas que se van planteando y que, a su vez, se añaden al conocimiento ya generado. En ocasiones, sin embargo, se plantea un problema o una serie de problemas que el paradigma no permite resolver. Entonces el paradigma actual puede llegar a ser cuestionado al no permitir explicar los resultados científicos encontrados, produciéndose una etapa de crisis que puede finalizar con el establecimiento de uno nuevo mediante una revolución científica. En este caso el nuevo paradigma debe permitir explicar todos los resultados científicos que explicaba el paradigma anterior y, a su vez, ser capaz de resolver los nuevos problemas encontrados. Uno de

organismo. En definitiva, los investigadores intentaron aplicar la metodología y los conceptos provenientes fundamentalmente de la fisiología al estudio de los fenómenos de vida subjetiva y consciente que define la experiencia humana. Como ejemplo, una de las ideas fundamentales dentro del estudio de la percepción visual fue la «constancia de estímulo», que relacionaba una sensación con un estímulo particular. Por tanto, cada cambio en el estímulo daba lugar a un cambio sensorial-experiencial. Es la interacción inconsciente entre elementos y asociaciones de sensaciones lo que provoca que la percepción nos parezca constante a pesar de la existencia de variaciones sensoriales. Al aplicar la metodología experimental para intentar estudiar la mente, los científicos de la época tuvieron que basarse en los datos subjetivos provenientes de la introspección Psicología científica de la conducta Los investigadores interesados en el estudio del comportamiento humano buscaron una nueva perspectiva para intentar hacer más objetiva la psicología como ciencia positiva así como su metodología. Dado que la mente y los fenómenos mentales no podían, a principios del siglo XX , ser estudiados más allá de las experiencias individuales subjetivas comentadas por los propios sujetos que eran objeto de análisis, y que, por tanto, difícilmente podían ser sometidos a contraste por otros estudios, los investigadores buscaron otro objeto que pudiera ser objetivable, medible y cuantificable, y sobre todo que pudiera observarse directamente. Y se fijaron en la conducta de las personas. Tras este giro conceptual, al comienzo del siglo XX, John B. Watson propuso que la psicología debía considerarse la «ciencia de la conducta» fundando la escuela conductista, de la que hablaremos en el siguiente epígrafe. Watson propuso que todas las conductas de las personas podían descomponerse en un entramado, más o menos complejo, de estímulos y respuestas. Por esta razón este paradigma también es conocido como «paradigma de estímulo-respuesta o E-R». La idea de Watson era aplicar a las personas los principios del condicionamiento clásico desarrollado por Ivan Pavlov en perros, y por el que obtuvo el premio nobel en fisiología o medicina en 1904. Estos principios, que fueron revolucionarios en su época, los estudiaremos dentro de las leyes del aprendizaje en el capítulo 5. Para demostrar que las ideas de Pavlov se podían aplicar al estudio del comportamiento humano, Watson y su asistente Rosalye Rayner diseñaron una investigación conocida como «el experimento del pequeño Albert», que fue publicada en el año 1920 en el Journal o f Experimental Psychology. El objetivo era saber si un

niño de corta edad podía condicionarse a la presentación simultánea de un ratón (al cual no tenía miedo) y un ruido fuerte al golpearse una barra (que sí que le producía miedo), y si dicho miedo podría generalizarse a otros animales. Tras la presentación simultánea durante varios ensayos de ambos estímulos, la mera presencia del ratón producía que el niño llorara en presencia del animal (aunque no se golpeara la barra ni estuviera presente). Los investigadores también consiguieron que el miedo se generalizara a otros animales como perros e incluso objetos (lana, abrigos, etc.). Este experimento produjo un gran debate sobre los límites de la experimentación conductual con personas y actualmente se considera contrario a los principios éticos que deben guiar la experimentación científica. Este período conductista se caracterizó por ser marcadamente objetivista, y a día de hoy todavía tiene una gran influencia en la psicología científica, aunque ha integrado sus conocimientos con los producidos desde otras perspectivas. A pesar del conocimiento generado, y dada la existencia de resultados científicos que no podían explicarse empleando únicamente este paradigma, poco a poco emerge otra perspectiva con la que se solapa parcialmente en el tiempo, la psicología holística o gestáltica. La Psicología holística El psicólogo alemán Max Wertheimer siempre había estado interesado en el estudio de la percepción óptica del movimiento. Durante un viaje en tren, en el año 1910, se sorprendió al contemplar un anuncio luminoso compuesto por bombillas que se encendían y apagaban en una rápida secuencia transmitiendo la sensación de las que luces se movían a lo largo del borde del cartel publicitario. Le llamó poderosamente la atención el hecho de que aunque las bombillas estaban fijadas en el soporte, él percibía fundamentalmente un «movimiento aparente». Parecía una contradicción: bombillas fijas y luz en movimiento. Para intentar resolver sus inquietudes, junto con dos asistentes, Wolfgang Kóler y Kurt Koffka, comenzó a experimentar utilizando un estroboscopio, un instrumento que permite emitir destellos de luz con una frecuencia regulable para iluminar imágenes. Sus investigaciones estaban relacionadas con los descubrimientos de la época, a finales del siglo XIX la sociedad estaba fascinada con el invento del cinematógrafo: la proyección de una serie de fotografías fijas de un determinado movimiento, con un adecuado lapso de tiempo entre ellas, permitía observar el movimiento. Lo que Wertheimer y sus colaboradores descubrieron es que las personas no vemos una fiel reproducción de la realidad, en el ejemplo anteriormente comentado bombillas que se encienden y se apagan, sino un

Psicología cognitiva Como se hablo anteriormente, la psicología científica de la conducta se caracterizaba por emplear un paradigma de estímulo-respuesta (E-R). Aquí este tipo de pensamiento cambió, pasó prestarse más atención a la cognición o pensamiento para entender las conductas de las personas. Dicho de otro modo, la conducta no puede ser explicada considerando únicamente los estímulos y las respuestas (E-R), sino que también debemos considerar los procesos mentales que producen dichas respuestas. No es algo nuevo, pero en este momento histórico existe una importante ventaja, la tecnología ha mejorado, y ahora existen herramientas (computadores) que nos permiten simular el funcionamiento de la mente humana. Debido a eso, se pasó a un paradigma de estímulo-organismo-respuesta (E-O-R). Cabe recalcar que la psicología cognitiva surge hacia 1960 y se construye en torno a la metáfora del ordenador: el cerebro puede compararse con un ordenador. El ordenador recibe entradas de información (inputs) y mediante diversas operaciones empleando programas (o software) que se ejecutan mediante unos componentes determinados (o hardware) produce un resultado que puede considerarse como una respuesta (output). En este tipo de pensamiento nos dice que nuestro cerebro vendría siendo como un ordenador ya que también emplea símbolos y reglas para realizar operaciones (Desde la psicología cognitiva se han estudiado multitud de fenómenos. Uno de los experimentos clásicos más conocidos es el que realizó George A. Miller (que posteriormente sería nombrado presidente » («El número mágico siete, más menos dos: Algunas limitaciones a nuestra capacidad para procesar información») fue publicada en la revista Psychological Review y es una de las más citadas en la historia de la psicología. En dicho trabajo se propone que somos capaces de retener unos siete ítems de información, con un margen de dos más o menos. La clave es cómo

estructuramos o codificamos esos bloques de información. Por ejemplo, podemos retener aproximadamente siete dígitos sueltos pero si los agrupamos en bloques de tres entonces podríamos recordar unos 21; EN POCAS PALABRAS LO QUE BUSCO ESTA PSICOLOGIA ES ESTUDIAR COMO LA MENTE INTERPRETA, PROCESA Y ALMACENA LA INFORMACION EN LA MEMORIA si quiere hacer la prueba dirija su atención a la figura 1.2. Dado que nuestro cerebro no es capaz de procesar toda la información del entorno, como señalaba Miller, los investigadores se interesaron por cómo se selecciona la información. Es el estudio de la atención, que desarrollaremos en el capítulo 4. En esta área, Donald Broadbent (1958) realizó una serie de experimentos donde los participantes oían series de números diferentes a través del oído izquierdo y del derecho, una metodología denominada «escucha dicótica», que luego debían intentar repetir al experimentador. En base a estos estudios desarrolló una teoría sobre la atención basada en la idea de que los canales de procesamiento tenían una capacidad limitada que obligaba a que tras almacenar la información en un «almacén» a corto plazo, se seleccionaran aquellos contenidos (o canales de información) con los que se iba a trabajar mediante un filtro. El estudio de esos «almacenes» o de cómo se estructura la memoria es otro de los temas que recupera la psicología cognitiva, empleando la metáfora del ordenador. Los computadores tienen una «memoria» donde se almacena la información necesaria para realizar las operaciones solicitadas. Las personas tienen también una memoria que permite conservar y recuperar informaciones que previamente han sido almacenadas. Richard Atkinson y Richard Shiffrin propusieron en 1968 uno de los primeros modelos sobre la memoria humana. Esta estaría compuesta por una serie de «almacenes» diferentes: memorias sensoriales (vinculadas a las modalidades sensoriales y de duración menor a un segundo o dos), memoria a corto plazo (MCP) (que conserva sus materiales durante segundos) y memoria a largo plazo (MLP). A día de hoy disponemos de modelos actualizados mucho más precisos, como veremos en el capítulo 8. Finalmente, otro de los aspectos que llamó especialmente la atención de los psicólogos cognitivos fue el estudio del lenguaje. De hecho esta nueva perspectiva teórica surge, entre otros factores, por la necesidad de generar una teoría del lenguaje que permitiera explicar los resultados científicos encontrados, y que los psicólogos conductistas no podían construir al no considerar la mente. Muchos

bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». A pesar de esta declaración, lo cierto es que la concepción de facto que emplea una gran mayoría de profesionales la vincula únicamente a la ausencia de patologías. Es el lenguaje de la «ideología de la enfermedad» que durante muchos años ha estado presente en la práctica clínica: si no estamos enfermos es que tenemos salud. Como reacción a esta perspectiva diferentes autores como Aaron Antonovsky o Corey Keyes han propuesto modelos que consideran la salud como un continuo comprendido entre un estado óptimo de bienestar y un estado de completa enfermedad. En el caso del modelo de Corey Keyes, conocido como Modelo del Estado Completo de Salud (Keyes, 2005), incluso se proponen una serie de indicadores para cuantificar el bienestar, así como instrumentos para su medición como las Escalas de Bienestar Psicológico, las Escalas de Bienestar Social o la Escala de Satisfacción con la Vida. Por tanto, la salud es mucho más que la ausencia de enfermedad; el bienestar de los pacientes así como su calidad de vida también forman parte de ella (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Evidentemente uno de los objetivos más importantes de la medicina y de las ciencias de la salud en general consiste en intentar tratar las enfermedades, pero debemos hacerlo desde un enfoque bolista, considerando la salud del paciente desde diferentes niveles de análisis. Cuando repasábamos en epígrafes anteriores las diferentes etapas que ha atravesado la psicología prestábamos una especial atención a las ideas de René Descartes y cómo condujeron a un dualismo mente-cuerpo que todavía se encuentra presente de manera implícita entre muchos profesionales sanitarios. Este dualismo explica la existencia de una perspectiva excesivamente biologicista en las ciencias de la salud: hay que buscar en el interior del sujeto los procesos anatomofisiológicos vinculados con las causas de la patología. El problema de esta aproximación es que conduce a un modelo de paciente encasillado dentro de los estrechos límites de un organismo individual donde se prescinde de todo lo que acontece a su alrededor a la hora de analizar las diversas manifestaciones de su salud; es decir, se considera al sujeto suspendido en un vacío sociohistórico. Se trata, por tanto, de una perspectiva ciertamente reduccionista. De hecho, en las últimas décadas se han realizado importantes estudios que han demostrado la importancia de los factores sociales en la salud. Citaremos dos ejemplos. En primer lugar un riguroso artículo titulado «Social Relationships and Health» publicado por el equipo del doctor James House (1988) en la revista Science y que comentaremos en el capítulo

  1. En los resultados de este estudio se demostraba por primera vez en una revista de alto impacto científico que el aislamiento social era uno de los principales factores de riesgo para la

mortalidad, es decir, que podía provocar efectos biológicos directos. El segundo ejemplo tiene que ver con uno de los resultados más sólidos encontrados por los investigadores en salud pública: las personas de clases sociales humildes tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades (morbilidad) y de morir (mortalidad). Vilhem Borj yTage S. Kristensen (2000) investigaron cuáles podrían ser las causas y encontraron que el diferente estilo de vida (p. ej., la existencia de una dieta menos equilibrada compuesta por productos de menor calidad) y las condiciones más duras de trabajo eran dos de las principales. El acceso a los recursos de salud es otro de los factores fundamentales, algo que debe tenerse muy en cuenta a la hora de diseñar las políticas públicas de salud. Por tanto, los factores psicosociales desempeñan un papel extraordinariamente importante en la salud de las personas, y por eso deben ser considerados para dar una respuesta satisfactoria a los ciudadanos. Es algo que vamos a desarrollar en el siguiente epígrafe, el paso del modelo biomédico clásico al modelo biopsicosocial Diferentes aproximaciones a la medicina y otras ciencias de la salud: el modelo biomédico clásico y el modelo biopsicosocial La aproximación clásica que ha existido desde un punto de vista histórico en la medicina y también en otras ciencias de salud se denomina modelo biomédico. Como ya hemos señalado, esta perspectiva asume que todas las enfermedades pueden ser explicadas en términos de procesos anatomofisiológicos. Por esta razón se considera implícitamente que el tratamiento actúa sobre la enfermedad, no sobre la persona. Otra consecuencia es que no se consideran los factores psicológicos y sociales, dado que desde esta perspectiva se presta atención únicamente al interior del individuo. Aunque este modelo ha permitido conseguir avances importantes, durante las últimas décadas ha recibido numerosas críticas, especialmente por no considerar la influencia de los factores psicológicos y sociohistóricos en la salud, tal y como veíamos en el apartado anterior. Un ejemplo de la importancia de los factores psicológicos, y en concreto de las creencias o pensamientos que tenemos sobre nuestra propia salud, es el efecto placebo. Habitualmente se ha estudiado el efecto placebo en fármacos, comparando los efectos que se producen en un grupo que recibe el principio activo frente a otro que recibe una sustancia no activa. Pero la importancia de las creencias sobre la propia salud va mucho más allá. En un interesante estudio Moseley et al. (2002) compararon tres grupos de pacientes con osteoartritis de rodilla. A las personas de los dos primeros grupos se les realizaron cirugías reales (lavado o desbridamiento artroscópico), mientras

también es más probable que lo haga). La legislación influye igualmente, el cambio normativo en España producido por la Ley 42/2010 ha reducido en este país el número de fumadores. Para un adolescente que vive en una cultura y una sociedad que fomenta el consumo de tabaco y cuyo grupo de amigos fuma, rechazar un cigarrillo es una conducta compleja. Evidentemente existen factores internos vinculados a las diferencias individuales (como el self-monitoring o tendencia a controlar la imagen que transmitimos a los demás) que influyen en la capacidad de las personas de resistirse a la presión grupal (algo que veremos en el cap. 13), al igual que lo hace el nivel de habilidades sociales y más específicamente la asertividad. Asumamos que al final la persona acepta el cigarrillo y acaba convirtiéndose en adicto. Los patógenos que contienen los cigarrillos provocan un aumento en el riesgo de sufrir cáncer de pulmón, enfermedad obstructiva pulmonar crónica, enfermedades del corazón, cáncer de laringe, impotencia, infertilidad y diabetes tipo II, entre otras enfermedades. Sin embargo, el hecho de que al final la persona desarrolle o no algunas de estas patologías depende de otros muchos factores dentro del modelo biopsicosocial, como su vulnerabilidad individual, la existencia de otros patógenos o su estilo de vida. Como hemos visto en este ejemplo, para realizar un análisis adecuado de la salud de una persona debemos considerar una gran cantidad de variables desde una perspectiva multidisciplinar. Por tanto, la salud y la enfermedad están causadas por diferentes factores y no solo por los patógenos, como proponía el modelo biomédico clásico, por lo que los tratamientos deben considerar factores biológicos, psicológicos y sociales, y no solo factores orgánicos individuales aislados, tal y como muestra la tabla 1.2. Una consecuencia importante de este modelo teórico es que la responsabilidad sobre la salud y la enfermedad reside en los individuos y la sociedad en su conjunto, y no solamente en los profesionales sanitarios. Todos somos responsables del cuidado de nuestra propia salud y de la salud pública. LA PSICOLOGÍA MÉDICA No queremos concluir este primer capítulo sin hacer una referencia directa a la psicología médica, y para comenzar vamos a recoger las ideas recopiladas por Ernst Kretschmer, discípulo de Robert Eugen Gaupp, en un libro clásico titulado Tratado de Psicología Médica y publicado en

  1. En este texto Kretschmer proponía que el estudio de la psicología no solo era de interés evidente para los psiquiatras, sino también para la práctica médica general. Para ello, según el autor, «se debe renunciar a los contenidos especulativos [...] y destacar aquellos que tienen

utilidad práctica clara para el ejercicio de la medicina, en las vertientes del diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento». Dos ideas muy importantes: la primera, la apuesta decidida por la generación de conocimiento basado en la evidencia científica, tal y como hemos comentado; la segunda, la necesidad de profundizar en los contenidos relevantes para la práctica de la medicina. Además se incide en la psicología médica como disciplina básica de interés general para todos los profesionales. López Ibor et al. (Lecciones de Psicología Médica, 1999; p. 17) recogen también esta última idea: «la psicología médica no es una especialidad de la medicina, sino uno de sus tres pilares básicos, junto con la medicina interna y la cirugía». Debido a este amplio espectro de contenidos, definir la psicología médica es una tarea bastante compleja. Desde una perspectiva descriptiva se puede considerar que la psicología médica es una «psicología para médicos», una ciencia que abarca todos los aspectos psicológicos relevantes para el ejercicio profesional. En este sentido es importante señalar que su objeto de estudio es el comportamiento de las personas en contextos de salud y enfermedad, y, por tanto, abarca tanto al paciente como al profesional sanitario. De hecho, tal y como señala Luis de Rivera, el análisis de las relaciones médico- paciente ha ido convirtiéndose en un tema central para la psicología médica (1999). Desde un punto de vista histórico tanto Ortega y Gasset como Gregorio Marañón fueron pioneros en la propuesta de introducir los factores sociales en las ciencias médicas y en la formación de futuros profesionales. No podemos olvidarnos de citar también a Pedro Lain Entralgo, cuya obra contribuyó a la consolidación definitiva de los aspectos psicosociales en la formación de los médicos y de otros trabajadores sanitarios. Actualmente se considera a la psicología médica como una disciplina con contenido propio (Morales-Meseguer, 1989; Ruiz-Ruiz y Serrano, 1989; Ridruejo et al., 1996) que ha contribuido significativamente a que los profesionales de las ciencias de la salud miren más allá del paciente, directamente a los ojos de la persona.