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la piedra de la felicidad, Cheat Sheet of Reasoning

una piedra que hce feliz a las personas que la toca

Typology: Cheat Sheet

2022/2023

Uploaded on 08/13/2024

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jaime-andres-lozada-1 🇺🇸

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LA PIEDRA DE LA FELICIDAD
Introducción
(La campesina aparece frente al telón de
boca)
Campesina: Bienvenidos, niños y niñas a
este juego.
Se trata de una obra de teatro que
cuenta una historia que sucedió hace mucho
tiempo. Ya ni siquiera sabemos el nombre de
los personajes ni del país donde ocurrió.
Pero eso no importa. Lo que nos interesa
saber es qué cosas como estas han pasado en
el mundo.
¿Quieren que les cuente mi historia?
¿Sí? Bueno: entonces no se muevan de sus
puestos y miren hacia este lado…
Muy pronto el telón subirá.
Y la historia se iniciará…
(La campesina desaparece mientras sube el
telón)
I
El camino
(Un mendigo relata la historia)
Mendigo: Sí, fui yo, precisamente yo, el que
me encontré esta piedra. Parece una piedra
común. ¿Verdad…? Voy a contarles mi
secreto (Mira a un lado y al otro de la
escena). La encontré ayer, en medio del
camino, cerca de un manantial.
Ayer… yo estaba muy triste. Iba por
ahí, caminando, sin tener nada hermoso que
hacer.
Vi a los hombres en el campo, muy
alegres, y me dije: están felices porque
trabajan. Llegué a una cueva donde vivo, en
lo más profundo del bosque, y me dije:
“Estoy triste porque no hago nada”. Volví al
camino y al llegar al manantial ¡encontré
esta piedra negra! Al verla me dio risa y ya
no estuve triste. Entonces le puse nombre a
la piedra negra y la llamé: ¡LA PIEDRA DE
LA FELICIDAD!
(Por el fondo de la escena aparece el hijo del
rey)
Hijo del rey: ¡Lo que has contado es una
mentira! Mendigo: ¿Quién eres? Hijo del
rey: Soy el príncipe Mandamás, hijo del rey,
señor de estas comarcas. Mira mis ropas.
¿No te das cuenta de que estás frente a un
personaje importante? ¿Cómo te atreves a
decir todas esas mentiras?
Mendigo: Es la verdad.
Hijo del rey: ¡Son mentiras!
Mendigo: ¿Y por qué habrían de ser
mentiras?
Hijo del rey: ¡Tendrás que enseñarme la
piedra negra! Mendigo: Puedo enseñártela.
(La levanta apenas para que el príncipe la
vea). La piedra negra puede hacer felices a
los hombres. (Señala a los niños) ¡Mira la
felicidad de estos niños!
Hijo del rey: ¡No veo nada!
Mendigo: ¿Ustedes están felices, niños?
Vamos a ver… Contéstenme: ¿no es verdad
que están felices? Hijo del rey: ¡Dame esa
piedra! ¡Es mía!
Mendigo: Perdóneme, Majestad, le pido su
venerable perdón, pero la encontré ayer,
cerca de la fuente, al final del camino.
Hijo del rey: ¡Es mía!
Mendigo: (Saliendo de escena). Perdóneme,
Majestad, perdóneme, pero esta es para
la piedra Majestad, perdóneme, pero esta es
para la piedra de la felicidad. Si me la
quita, sería la piedra de la tristeza.
Hijo del rey: No quieres dármela, ¿verdad?
¿Cómo puedes contar historias sin permiso
del rey? ¡Te oí! ¡Te oí! ¡Tú sabes que mi
padre solo permite que se cuenten historias
oficiales!
(El mendigo desaparece)
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LA PIEDRA DE LA FELICIDAD Introducción (La campesina aparece frente al telón de boca) Campesina: Bienvenidos, niños y niñas a este juego. Se trata de una obra de teatro que cuenta una historia que sucedió hace mucho tiempo. Ya ni siquiera sabemos el nombre de los personajes ni del país donde ocurrió. Pero eso no importa. Lo que nos interesa saber es qué cosas como estas han pasado en el mundo. ¿Quieren que les cuente mi historia? ¿Sí? Bueno: entonces no se muevan de sus puestos y miren hacia este lado… Muy pronto el telón subirá. Y la historia se iniciará… (La campesina desaparece mientras sube el telón) I El camino (Un mendigo relata la historia) Mendigo: Sí, fui yo, precisamente yo, el que me encontré esta piedra. Parece una piedra común. ¿Verdad…? Voy a contarles mi secreto (Mira a un lado y al otro de la escena). La encontré ayer, en medio del camino, cerca de un manantial. Ayer… yo estaba muy triste. Iba por ahí, caminando, sin tener nada hermoso que hacer. Vi a los hombres en el campo, muy alegres, y me dije: están felices porque trabajan. Llegué a una cueva donde vivo, en lo más profundo del bosque, y me dije: “Estoy triste porque no hago nada”. Volví al camino y al llegar al manantial ¡encontré esta piedra negra! Al verla me dio risa y ya no estuve triste. Entonces le puse nombre a la piedra negra y la llamé: ¡LA PIEDRA DE LA FELICIDAD! (Por el fondo de la escena aparece el hijo del rey) Hijo del rey: ¡Lo que has contado es una mentira! Mendigo: ¿Quién eres? Hijo del rey: Soy el príncipe Mandamás, hijo del rey, señor de estas comarcas. Mira mis ropas. ¿No te das cuenta de que estás frente a un personaje importante? ¿Cómo te atreves a decir todas esas mentiras? Mendigo: Es la verdad. Hijo del rey: ¡Son mentiras! Mendigo: ¿Y por qué habrían de ser mentiras? Hijo del rey: ¡Tendrás que enseñarme la piedra negra! Mendigo : Puedo enseñártela. (La levanta apenas para que el príncipe la vea). La piedra negra puede hacer felices a los hombres. (Señala a los niños) ¡Mira la felicidad de estos niños! Hijo del rey: ¡No veo nada! Mendigo: ¿Ustedes están felices, niños? Vamos a ver… Contéstenme: ¿no es verdad que están felices? Hijo del rey: ¡Dame esa piedra! ¡Es mía! Mendigo: Perdóneme, Majestad, le pido su venerable perdón, pero la encontré ayer, cerca de la fuente, al final del camino. Hijo del rey : ¡Es mía! Mendigo : (Saliendo de escena). Perdóneme, Majestad, perdóneme, pero esta es para mí la piedra Majestad, perdóneme, pero esta es para mí la piedra de la felicidad. Si me la quita, sería la piedra de la tristeza. Hijo del rey: No quieres dármela, ¿verdad? ¿Cómo puedes contar historias sin permiso del rey? ¡Te oí! ¡Te oí! ¡Tú sabes que mi padre solo permite que se cuenten historias oficiales! (El mendigo desaparece)

LA PIEDRA DE LA FELICIDAD Introducción (La campesina aparece frente al telón de boca) Campesina: Bienvenidos, niños y niñas a este juego. Se trata de una obra de teatro que cuenta una historia que sucedió hace mucho tiempo. Ya ni siquiera sabemos el nombre de los personajes ni del país donde ocurrió. Pero eso no importa. Lo que nos interesa saber es qué cosas como estas han pasado en el mundo. ¿Quieren que les cuente mi historia? ¿Sí? Bueno: entonces no se muevan de sus puestos y miren hacia este lado… Muy pronto el telón subirá. Y la historia se iniciará… (La campesina desaparece mientras sube el telón) I El camino (Un mendigo relata la historia) Mendigo: Sí, fui yo, precisamente yo, el que me encontré esta piedra. Parece una piedra común. ¿Verdad…? Voy a contarles mi secreto (Mira a un lado y al otro de la escena). La encontré ayer, en medio del camino, cerca de un manantial. Ayer… yo estaba muy triste. Iba por ahí, caminando, sin tener nada hermoso que hacer. Vi a los hombres en el campo, muy alegres, y me dije: están felices porque trabajan. Llegué a una cueva donde vivo, en lo más profundo del bosque, y me dije: “Estoy triste porque no hago nada”. Volví al camino y al llegar al manantial ¡encontré esta piedra negra! Al verla me dio risa y ya no estuve triste. Entonces le puse nombre a la piedra negra y la llamé: ¡LA PIEDRA DE LA FELICIDAD! (Por el fondo de la escena aparece el hijo del rey) Hijo del rey: ¡Lo que has contado es una mentira! Mendigo: ¿Quién eres? Hijo del rey: Soy el príncipe Mandamás, hijo del rey, señor de estas comarcas. Mira mis ropas. ¿No te das cuenta de que estás frente a un personaje importante? ¿Cómo te atreves a decir todas esas mentiras? Mendigo: Es la verdad. Hijo del rey: ¡Son mentiras! Mendigo: ¿Y por qué habrían de ser mentiras? Hijo del rey: ¡Tendrás que enseñarme la piedra negra! Mendigo : Puedo enseñártela. (La levanta apenas para que el príncipe la vea). La piedra negra puede hacer felices a los hombres. (Señala a los niños) ¡Mira la felicidad de estos niños! Hijo del rey: ¡No veo nada! Mendigo: ¿Ustedes están felices, niños? Vamos a ver… Contéstenme: ¿no es verdad que están felices? Hijo del rey: ¡Dame esa piedra! ¡Es mía! Mendigo: Perdóneme, Majestad, le pido su venerable perdón, pero la encontré ayer, cerca de la fuente, al final del camino. Hijo del rey : ¡Es mía! Mendigo : (Saliendo de escena). Perdóneme, Majestad, perdóneme, pero esta es para mí la piedra Majestad, perdóneme, pero esta es para mí la piedra de la felicidad. Si me la quita, sería la piedra de la tristeza. Hijo del rey: No quieres dármela, ¿verdad? ¿Cómo puedes contar historias sin permiso del rey? ¡Te oí! ¡Te oí! ¡Tú sabes que mi padre solo permite que se cuenten historias oficiales! (El mendigo desaparece)