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Comentario literario medieval.
Typology: Summaries
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HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA – SEGUNDO SEMESTRE 2021. 1ª CONVOCATORIA. COMENTARIO FILOLÓGICO. SIGLO XV. LA CELESTINA. Siguiendo las pautas y el modelo establecidos por Adela García Valle en su libro “Comentario de textos hispánicos”, comente brevemente el siguiente fragmento de La Celestina. (Edición de Julio Cejador y Frauca. 1913: pgs.90-93). Preste especial atención a las características fonético-fonológicas, gráficas y morfosintácticas. Propuesta de solución. Leire Gómez Aristondo y otras y otros. I. RECONOCIMIENTO DE LA ETAPA LINGÜÍSTICA La Celestina se publicó en 1499, aunque entre 1502 y 1520 se publicaron nuevas ediciones con puntuales cambios. En ellas se aprecian más italianismos. Nos encontramos en una época a caballo entre el castellano medieval y el castellano clásico, debido mayoritariamente al aumento de la producción literaria, además de a la unificación del castellano con el aragonés influida por el matrimonio de los Reyes Católicos. Se considera el castellano una lengua más limpia y precisa que el aragonés. En este siglo comienzan los esfuerzos reales de estandarizar la lengua. Además, existe en la sociedad una recobrada admiración hacia el latín, que impregna los escritos literarios. En el siglo XV se cultiva el género de la literatura didáctica, y no es otro el propósito de la obra de La Celestina : advertir a sus lectores sobre los peligros del amor cortés. Por otra parte, se consagra una corriente humanística que considera a las lenguas romances de inferior categoría. Por ello, algunos autores aspiran a moldear un castellano a imagen y semejanza del latín, realizando la labor contraria de Alfonso X. Paralelamente a esta tendencia culta, la lengua romance prosigue con su expansión en el habla coloquial y en la literatura. La Celestina recoge y funde los elementos cultos y populares de las dos tendencias. (Alfonso Rivera Rossello)
y yerra , la africada /ʧ/ como ch en rechaçaua, mucho(s), fechos , escucha y sospecha y la nasal /ɲ/ como ñ en las palabras señor, señora, engaño, año, dañar y mañana. 1.7. Respecto a las sibilantes, es preciso recordad que a finales del siglo XIII, comenzó el ensoredecimiento de las sibilantes en la lengua oral y se fue extendiendo progresivamente a lo largo del XIV. Por lo tanto, los primeros casos de clara confusión en lengua escrita entre /z/ sonora y /s/ sorda empezaron a aparecer a mediados del siglo XIV provocando la vacilación entre las grafías -s- y -ss-. Así mismo, a finales del siglo XIV, sconfundieron las grafías de /ŝ/ y /ẑ/ y a principios del siglo XV se confundieron las grafías de /š/ y /ž/. 1.7.1. En el caso de las apicoalveolares fricativas, observamos normalmente la diferenciación entre la sorda /s/, representada por s- inicial ( señor, sofrir, , sello, solícita, será, sobrada, siempre …), -s final ( verdaderas, querellas, ojos, lloras, más, razones, escritas …) o -ss- intervocálica ( dissimular , suauíssimo, passados, sintiesse, descubriesse, viniesse, quebrasse, fuessemos… ) y la sonora /z/, representada por -s- intervocálica ( imposible, presente, osadía, cosa… ). No obstante, también hay algunas muestras de confusión entre ambas grafías que reflejan el ensordecimiento que se estaba llevando a cabo en la época en la lengua oral como en « desseoso, desseo, careciesen, partiesen, conociese, cesen, abrase…». Comenta Manuel Ariza (2020: 19) que hasta mediados del siglo XIV había dos fonemas alveolares, el sordo /s/ y el sonoro /z/, solo pertinentes en situación intervocálica. La grafía del sordo aparece en los ejemplos comentados, así como los expuestos para la grafía del fonema sonoro; sin embargo, las formas del imperfecto de subjuntivo abrase y conociese , que deberían tener el fonema sordo al proceder de una geminada latina, están representados con una s simple, la grafía del sonoro. Esta confusión indica la confusión de fonemas y, por tanto, la pérdida de la diferenciación fonológica por haberse ensordecido /z/. 1.7.2. En contraposición al par de apicoalveolares, en el par de predorsodentoalveolares africadas no apreciamos aparentemente ensordecimiento. De este modo, se mantiene la distinción entre la predorsodentoalveolar africada sorda /ŝ/, reflejada en las grafías c + e, i en posición inicial o tras consonante y ç + vocal ( cesen, merced, encendieron, dulce, cerrojos, destorcieron, gracias, cierto/a, cibdad, esperança, fuerças ), y la sonora /ẑ/, representada mediante la grafía z ( dozeno, tristeza, juzgándome, plazer, haz, voz, fazer, razones, hazer, gozar, juzgaua, grandeza, gentileza, luz, limpieza, haze, gozo, senzilla ). Además, también observamos algunas particularidades como la aparición de la grafía sorda en posición intervocálica por la inconsistencia de los grupos –TY–, –CY–, que en ocasiones derivan en sibilantes sordas ( coraçon < coratione ), por la geminada latina ( rechaçaua < re+captare [pt] > [tt], empeçaron < en+pettia ), por la conservación de la terminación culta - cia y -cion que nunca presenta vacilaciones gráficas ( noticia, tercia, perfeción ) o por la simplificación de algunos grupos - sc - ( solícita < sollus+citus, conociese < v.cognoscere, careciesen < v.carescere ) que todavía presentan algunas vacilaciones ( merecer / merescer, amanescería , merescimiento, desadormescieron, nascimiento ). 1.7.3. Por último, el par de palatales fricativas /š/-/ž/ también se encuentra aparentemente diferenciadas y sin vacilaciones. Por ello, diferenciamos la sorda /š/, con grafía x , en congoxa, quexoso, dixo y la sonora /ž/, con las grafías g + e , g + i o j + vocal, como en gentileza, gesto, mujer, ojos y cerrojos, encogimiento, enojosas, juzgándome, juzgaua, mensajera.
Como acabamos de comprobar, en lo que respecta a nuestro fragmento, se observa la presencia de términos que atestiguan el sistema de tres pares típico del castellano medieval, aunque también se aprecian algunas incipientes vacilaciones, lo que indica una posible fecha de redacción posterior a mediados del siglo XIV. 1.8. En relación con los fonemas labiales /b/ y /β/ debemos recordar que, en la lengua oral, a partir de mediados del siglo XIV, por un proceso de desfonologización, los dos fonemas labiales confluyeron en un solo fonema labial, es decir /b/ y /ƀ/ > /b/, con dos alófonos: uno aclusivo [b] y otro fricativo [ƀ]. Esto ocurrió porque los hablantes se olvidaron de las etimologías de las palabras y empezaron a fijarse únicamente en la posición que ocupaba el fonema en la palabra, por lo que empezaron a dejar de pronunciar la bilabial oclusiva en posición intervocálica para pronunciarla fricativa. En consecuencia, a partir de mediados del siglo XIV, empezaron a utilizarse las grafías b, v y u de forma indistinta, haciendo dicha alternacia gráfica cada vez más relevante ya para finales del siglo ―la confusión gráfica se mantuvo hasta el siglo XVIII―. 1.8.1. En relación con los fonemas labiales /b/ ―con grafía b ― ( basta, bien, bueno, bastante, buscamos, sobrada, incomparable, hombre, obrado, imposible, soblaron, sublimado, saludables, palabras, nombre, descubriesse, abrase, quiebren, breue, quebrases, terrible, sabes, prublicado ) y /ƀ/ ―con grafía u y v ― ( verdaderas, viéndote, ver, voz, voluntad, virtudes, venido, veo, viniesse, venida, venir, vamos, breue, juzgaua, aliuio, suauíssimo, marauillas, rechaçaua, couardía, suaue ), en general se mantiene la distinción previa a la desfonologización de mediados del siglo XIV. El proceso de desfonologizacion de labiales se aprecia claramente en palabras como obrado (18) o quiebren (45) , donde la grafia b representa el sonido bilabial fricativo (obrado<operari; quebrar<crepare). 1.8.2.Por su interés, traemos aquí un estudio sobre las distintas ediciones de la Celestina elaborado por Remedios Prieto de la Iglesia. Analiza precisamente la / u / y la / v / a partir de la consideración de que nos encontramos ante “dos figuras de una misma letra con el doble valor de consonante y vocal, utilizándose una u otra figura dependiendo del lugar que ocupara en las palabras: U en el interior y V al principio, aunque existen algunas particularidades según se verá” (244). En el texto que analizamos para este trabajo, también corroboramos dicho uso: vn tan flaco e indigno hombre pueda gozar de tu suauíssimo amor? Del qual, avnque muy desseoso, siempre me... No obstante, dicha investigadora advierte de que el uso de la / v / en la Celestina con valor vocálico en el interior de la palabra es excepcional, pues solo se da en avnque y avn , en las ediciones de Toledo, Burgos y Valencia, pero no así en la de Zaragoza, donde sendas palabras aparecen escritas como aunque y aun. Definitivamente, nuestro texto no corresponde a la edición de Zaragoza. (Guillermo Malaina). Se observa en el texto los casos de s u a u íssimo, j u zga u a, s u a u e , entre otros, en los que se emplea la grafía u tanto para el valor vocálico como para el consonántico. Este uso podría deberse a la tendencia latinizante de la época, pues los latinos usaban únicamente u para los dos sonidos. De esta forma, se recuperaban fenómenos que ya parecían en desuso con el deseo de imitar los textos clásicos. (Virginia Viglione).
estremadas, loadas, manifiestas, entera, flacas, descontenta, molestas, enojosas, tercia, senzilla. 2.2. En lo que respecta a los adjetivos, el texto presenta gran cantidad, hecho bastante significativo ―los adjetivos eran escasos en los textos de los siglo XII y XIII―, y también se aprecia una colocación todavía medieval en la mayoría de los casos, esto es, pospuestos los especificativos ( rayos ylustrantes, pena senzilla ) y antepuestos los explicativos ( verdaderas querellas, solícita mensajera, sobrada e imcomparable merced, flaco e indigno hombre, suauíssimo amor, alto merescimiento, estremadas gracias, loadas e manifiestas virtudes, singulares marauillas, claro gesto, sublimado estado, suaue voz, saludables olores, alto nascimiento, entera noticia, fuertes cerrojos, flacas fuerças, tercia parte, mal año, mal punto, terrible sospecha ) ―excepto en tiempo breue, molestas e enojosas puertas, dulce nombre, crueles puertas ―, lo que es coherente con la época de transición lingüística en la que se encuadra el texto ―finales del siglo XV―. Asimismo, es de mencionar la utilización de adjetivos formados a partir del participio pasado como passados, sublimad, quemadas, venidos, venida, sentidos , además del uso del sufijo superlativo latino -ísimo que se introdujo por vía culta en el siglo XV como en suauíssimo. 2.3. En cuanto a los artículos, se aprecia ya el uso del artículo femenino la ante palabras que empiezan por vocal distinta de a ( la esperança ). Además, no encontramos ejemplos del uso de la estructura enfática de artículo + posesivo + nombre , muy frecuente hasta mediados del siglo XV ―exactamente hasta 1430―, hecho que demuestra la posterioridad del texto. De igual manera, tampoco encontramos ejemplos de la estructura “demostrativo + posesivo + nombre”. 2.4. En lo referente a los posesivos, se refleja el sistema definitivo que se configuró en el siglo XIV, quedando únicamente las formas mi(s), tu(s), su(s), sin distinción de género, para las posiciones proclíticas: « mi coraçón, mis ojos, mi señor, mi bien, tus verdaderas, tu haz, tu voz, tus ojos, tu voluntadtu grandez, tu perfección, su mucho poder, sus fuertes cerrojos…» 2.5. En cuanto a los pronombres siguen apareciendo pospuestos al verbo cuando estos se sitúan tras una pausa ( juzgándome cruel, viéndote tan fiel, en tornándome aquella mujer, perderme a mí, conténtate con venir ). Además, encontramos la forma comigo , forma que fue alternando con conmigo hasta finales del siglo XVI. Asimismo, se observan ejemplos de leísmo de persona en el masculino singular ( le rechaçaua, le haze ), mientras que el pronombre lo no se utiliza con persona ( lo sofrir, lo dissimular, todo lo que te dixo, todo lo he por bueno, por lo dissimular, tu voluntad lo pudiera ). También se observa el uso consolidado del pronombre tónico personal tú ( tú lloras, tú estarías, tú ordenares, tú sientes ), en contraposición a la utilización del pronombre personal vos que se mantuvo hasta fnales del siglo XV. Igualmente, es de mencionar que en el texto encontramos el uso del pronombre os como pronombre átono en tal huego os abrase , pero no encontramos ejemplos del pronombre vos. Por último, no podemos dejar de nombrar el uso del pronombre quien con antecedente personal ( a quien tanto bien... ), pusto que su uso se generalizó en el siglo XV.
2.5.1. Según Rafael Cano, en la evolución de la lengua, se extiende el uso de le < ILLĪ como complemento directo, en un intento de distinguirlo del pronombre neutro lo < ILLUM, hasta el punto de “hacerlo dominante en la Celestina ”. Sin embargo, en el texto objeto de análisis, solo hemos encontrado un le con la función de complemento directo que corrobore esta idea: ¡O quántos días antes de agora passados me fue venido este pensamiento a mi coraçón e por impossible le rechaçaua de mi memoria,… Hay otro le , pero en ese caso funciona como complemento indirecto: me estoy remirando si soy yo Calisto, a quien tanto bien se le haze. Por el contrario, encontramos varios casos con lo en la función de complemento directo, aunque en ellos hubiera resultado imposible, o muy forzado, el encaje de le. Un ejemplo de ello es el comienzo del texto: Cesen, señor mío, tus verdaderas querellas: que ni mi coraçón basta para lo sofrir ni mis ojos para lo dissimular … Esta referencia nos permite confirmar también que no se había regulado del todo el orden de los pronombres, ya que, si en los dos primeros ejemplos de le , este es antepuesto al verbo rompiendo así la tendencia medieval, lo aparece en la misma posición en lugar de estar pospuesto al verbo del siguiente modo: para sofrirlo… para disimularlo… Curiosamente, y aunque en este texto no encontramos ejemplos de ello, en la Celestina se mantenía “la posposición del pronombre al verbo al ir este tras pausa [ Con todo, quiérole dexar… ]”, según Adela García. Sea como fuere, otro ejemplo sobre la falta de un criterio asentado en la época en torno a los pronombres es el siguiente: ¿Qué lengua será bastante para te dar yguales gracias… (Guillermo Malaina). 2.6. En lo relativo al verbo, encontramos un ejemplo del verbo auer ( de ti houe entera noticia ) ―verbo frecuente hasta finales del siglo XV―, que alterna con el verbo haber con el significado de posesión incoativa ( todo lo he por bueno ). Por ello, es de mencionar que los verbos haber y tener con significado de posesión se alternaron durante los siglos XII-XV, pero a partir de finales del siglo XV, el verbo haber pasó a utilizarse solo como auxiliar de los tiempos compuestos, mientras que el verbo tener se impuso como verbo para expresar la posesión. Del mismo modo, no encontramos ejemplos de los verbos yazer y seyer , utilizados hasta finales del siglo XIV, mientras que sí encontramos los verbos ser y estar. El hecho de que no haya alternancia entre dichos verbos, nos ayuda en la datación del texto, ya que a partir del siglo XV el verbo ser y estar se impusieron a los verbos yazer y seyer ― yazer empieza a utilizarse con el significado de “estar tendido” a partir del siglo XVI―.2.7. En relación con el condicional, en vez de la terminación -íe encontramos la terminación en -ía ( podría, estarías, amanescería ), terminación que ya se prefirió en el siglo XIV y se impuso en el XV. Por otra parte, también apreciamos solo formas regulares del futuro ( será, querrás ), hecho importante, ya que los tiempos del futuro y del condicional se regularizaron a mediados del siglo XVI. 2.7. Asimismo, se observa la utilización del verbo seríades , que no ha perdido la -d- , pérdida que comenzó a mediados del siglo XIV, además del sustantivo fechos , proveniente del verbo feciste que conserva la e etimológica que perduró hasta el siglo XVI. También me parece oportuno mencionar, que se utiliza la forma maldecir ( las quales yo maldigo ), en vez de la forma compuesta antigua maldizie documenta en latín con el prefijo mal- + el infinitivo decir < dicĕre.
2.12. En cuanto al orden de la oración, se observa un orden oracional antiguo, con el verbo al final de la oración ( para lo dissimular; no se puede al presente más fazer; Todo loque te dixo confirmo; que agora me veo ). Además, también advertimos la presencia de construcciones latinas de participio absoluto ( siempre me juzgaua indigno, mirando tu grandeza, considerando tu estado, remirando tu perfeción, contemplando tu gentileza, acatando mi poco merescer; me veo, oyendo de grado tu suaue voz ). Otros rasgos en el texto evidencian el enorme influjo de la lengua latina sobre la lengua española del siglo XV, entre ellos: la colocación del verbo al final de la frase (“ nimi coraçón basta para lo sofrir ni mis ojos para lo dissimular” , “ pues no se puede al presente más fazer ”, “ Nunca yo pensé que demás de tu voluntad lo pudiera cosa estoruar ”); el uso de participios de presente (“ los rayos ylustrantes ”) y de sustantivos abstractos en plural (“ las razones ”, “ estremadas gracias ”, “ manifiestas virtudes ”, “ estos amores ”); la anteposición del adjetivo al sustantivo (“ sobrada e incomparable merced ”, “ flaco e indigno hombre ”, “ suauíssimo amor ”, “ singulares maravillas ”); la comparación mediante frases adverbiales (“ Ruego a Dios que tal huego os abrase, como a mí da guerra ”); etc.
3. Nivel léxico-semántico 3.1. En este apartado destaca la presencia de cultismos latinos como noticia, tercia, perfeción y el mantenimiento del grupo interior - sc - en algunos casos como en « merescer, amanescería , merescimiento, desadormescieron, nascimiento». Además, también podemos reparar en algunas palabras que aun preservan la forma antigua como coraçon, rechaçaua, empeçaron… Hay que recordar que desde 1470, el gusto latinizante estaba en auge e Isabel la Católica impulsó el estudio del latín. Fernando de Rojas se inspiró en la obra "De los remedios de cualquier fortuna" ( De remediis utriusque fortunae ), de Petrarca para la composición de La Celestina. 3.2. También encontramos en el texto abundantes extranjerismos de diverso origen, como procedentes de la raíz del indoeuropeo ( alegre < alacer, a través el latín vulgar), del germánico ( guerra < *werra ) del francés ( couardía < couard ) del provenzal ( mensaje < messatge ), del catalán ( congoxa < congoixa cat. < congustia lat. ), del griego ( palabra < parabola , hora < hora , pena < poinē , a partir del latín)… hasta alguno derivado del latín vulgar ( aliuio < alleviare, desseoso < desidium, enojos < v. inodiare , riendas < retina ). 3.3. Por otro lado, la inclusión de expresiones enfáticas de origen religioso ( ¡o alto Dios!, por Dios, ruego a Dios ) y de carácter amoroso, con reminiscencias del amor cortés: ¡O señora mía, esperança de mi gloria, descanso e aliuio de mi pena, alegría de mi coraçón! 3.4. Además, los términos abstractos ( esperança , gloria , pena , alegría , congoxa , amor, tristeza, grandeza, gentileza…), la abundancia de los epítetos y los adjetivos explicativos ( fuertes cerrojos, enojosas puertas, dulce nombre… ), y los recursos retóricos que encontramos (por ejemplo la antítesis: poco merescer e tu alto merescimiento), están en consonancia con el carácter poético del lenguaje que se utiliza en este texto.
3.5. Desde este punto de vista, el léxico-semántico, el fragmento se establece en torno a dos isotopías léxicas contrapuestas: el placer y el honor, dando homogeneidad de significado al texto. Así, se encuentra un léxico enfrentado en estas dos vertientes: por un lado, se habla de gracias , gozo , dulce , desseo , plazer , alegre , etc.; y, por otro lado, de impedir , quexoso , dañar , guerra , quiebren , crueles , terribles , yerro , etc. De estos diálogos entre Calisto y Melibea se derivan palabras que atañen a los sentimientos, como gozo, sofrir, fiel, llorar, aliuio de mi pena, tus loadas e manifiestas virtudes, claro gesto, etc. También es importante señalar las distintas formas cariñosas de llamar a la Celestina, como solícita mensajera y aquella muger tu dulce nombre. El tema del amor, o del deseo amoroso, trae como consecuencia un campo semántico en torno a las virtudes positivas tanto físicas como personales de los protagonistas, como amor , gracias , perfeción , grandeza , marauillas , virtudes , alto nascimiento , etc.; además el empleo de epítetos para resaltar tanto más aún sus rasgos: suauissimo amor, yguales gracias, tu dulce nombre, manifiestas virtudes, etc. 3.6. Finalmente, se aprecia en el texto la evolución propia del castellano enriquecido por la derivación y composición de palabras, como en remirando, maldigo o encogimiento ; así como la incorporación de vocablos de otras lenguas, como mensajera , del occitano messatge ; couardía, del francés couard ; guerra y abrasa , del germánico werra y bras. Estás apreciaciones no son relevantes para la datación del texto, sin embargo, los cultismos sí adquieren mucha más importancia. De ahí que, voces como noticia, dulce, dolor, solícita, gloria, amor, querella, indigno, incomparable, perfeción, memoria , etc., con una clara intención ornamental y estética, a imitación de los poetas clásicos; o el uso de palabras compuestas por la adaptación del participio de presente latino, como ylustrantes ; dan prueba de la datación del texto. IV. CONCLUSIONES Después de este profundo análisis, llega el momento de reflexionar sobre la datación del texto que nos incumbe. De él sabemos que pertenece al duodécimo auto de la obra La Celestina y que su edición prínceps titulada Comedia de Calisto y Melibea fue impresa en 1499, en Burgos, con 16 actos. No obstante, se hizo posteriormente otra edición en Toledo en 1500 y otra en Sevilla en 1501. Por otro lado, la segunda versión de la obra titulada Tragicomedia de Calisto y Melibea fue impresa en Roma en 1506, con 21 actos, y por lo que sabemos de ella se han realizado muchísimas versiones como las de 1502 de Toledo y Sevilla, la de 1507 de Zaragoza, la de 1514 de Valencia… Antes de comentar las características lingüísticas, hay que tener en cuenta que la literatura teatral aparece a finales del siglo XV (En la Edad Media, salvo el Auto de los Reyes Magos , no hay ningún texto de este tipo, aunque sí referencias a representaciones de diverso carácter). Ésta circunstancias hacen que situemos el texto en torno a esas fechas. Esto supone un variación fundamental ya que además de la utilización de abundantes cultismos vemos que el lenguaje tiene una función ornamental y estética: uso de epítetos y otras figuras retóricas…
TORRENS ÁLVAREZ, M.J. (2018): Evolución e historia de la lengua española , Arco/Libros- La Muralla, S.L., Madrid. Esta es una solución de grupo que ha sido revisada por el profesor, aunque podría contener algunos errores, redundancias e incongruencias por ser una composición “de aluvión”. En cualquier caso, cualquier error puede achacarse al revisor y compilador, es decir, al señor profesor.