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Análisis Lingüístico de la Obra "La Celestina": Un Estudio de la Evolución del Castellano , Summaries of Literature

Comentario filológico de la Celestina.

Typology: Summaries

2021/2022

Uploaded on 05/04/2022

mar_1973
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Reconocimiento de la etapa lingüística
El texto ante el que nos encontramos es un fragmento de la obra clásica de Fernando de Rojas
La Celestina. Esta obra, publicada en 1499, es fruto de una época convulsa caracterizada por
el fin de la Edad Media y el surgimiento de nuevas formas de pensar impulsadas por el
Renacimiento en España. Un tiempo en el que el Imperio español, que se extendía hasta
América, había expulsado a los musulmanes y judíos de la península. La Celestina es una
obra que ha suscitado desde el primer momento, y hasta nuestros días, un gran interés por
parte de críticos y lectores.
Un punto fundamental en el que coinciden la mayoría de los historiadores de la lengua y que
viene con las proposiciones filosóficas de la época, es que en el período literario anterior a La
Celestina, algunos poetas habían llevado la afectación latina hasta un extremo en donde el
español ya no se ajustaba a sus formas sintácticas. Asimismo, que La Celestina es una de las
tantas respuestas en contra de esta afectación y que vino a ser un bálsamo en contra del
adorno innecesario de la lengua. Sin embargo, este es un fenómeno natural en toda lengua,
pues digamos que el castellano estaba conociendo nuevas rutas de expresión. Como dijo
Louise Fothergill-Payne: “las muchas sentencias que aparecen en La Celestina no hay que
verlas como un ingrediente desafortunado, o al menos prescindible, que se incluyó
simplemente para caracterizar la forma de hablar de los personajes. Muy al contrario, estas
sentencias tienen una clara función, la de ilustrar los usos y abusos del lenguaje”.
Menéndez Pidal, por su parte, ve que los personajes de La Celestina recurren muchas veces a
un metaforizar libresco que no les pertenece, producto de la comedia humanística y de la
tradición petrarquista; quizás un producto de la contienda universitaria que se vivía y de la
que los autores de la obra estaban imbuidos. Sin embargo me parece fundamental la
observación de Fothergill-Payne, pues los usos de las fuentes así como la latinización de la
sintaxis en la obra hay que observarlos en el tiempo textual, pues en una obra dialogada, que
se va moviendo constantemente el significado de las sentencias adquiere un significado u otro
dependiendo de la posición en que encuentren dentro del discurso individual y por lo tanto
general.
Ahora bien, una de las grandes novedades de La Celestina es que los autores tejieron con
estas sentencias un sinfín de refranes dándoles un valor literario que también tenía su propia
tradición, pues desde muy pronto se juntaron en España la corriente culta y popular. En la
obra, además de que confluyen dos tradiciones discursivas y literarias, tiene un cambio
lingüístico en el modo de expresar ciertas partículas de la lengua, como el castellano en
general estaba viviendo, sea el caso de la convivencia de la -f inicial latina con la de la -h; de
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Reconocimiento de la etapa lingüística El texto ante el que nos encontramos es un fragmento de la obra clásica de Fernando de Rojas La Celestina. Esta obra, publicada en 1499, es fruto de una época convulsa caracterizada por el fin de la Edad Media y el surgimiento de nuevas formas de pensar impulsadas por el Renacimiento en España. Un tiempo en el que el Imperio español, que se extendía hasta América, había expulsado a los musulmanes y judíos de la península. La Celestina es una obra que ha suscitado desde el primer momento, y hasta nuestros días, un gran interés por parte de críticos y lectores. Un punto fundamental en el que coinciden la mayoría de los historiadores de la lengua y que viene con las proposiciones filosóficas de la época, es que en el período literario anterior a La Celestina , algunos poetas habían llevado la afectación latina hasta un extremo en donde el español ya no se ajustaba a sus formas sintácticas. Asimismo, que La Celestina es una de las tantas respuestas en contra de esta afectación y que vino a ser un bálsamo en contra del adorno innecesario de la lengua. Sin embargo, este es un fenómeno natural en toda lengua, pues digamos que el castellano estaba conociendo nuevas rutas de expresión. Como dijo Louise Fothergill-Payne: “las muchas sentencias que aparecen en La Celestina no hay que verlas como un ingrediente desafortunado, o al menos prescindible, que se incluyó simplemente para caracterizar la forma de hablar de los personajes. Muy al contrario, estas sentencias tienen una clara función, la de ilustrar los usos y abusos del lenguaje”. Menéndez Pidal, por su parte, ve que los personajes de La Celestina recurren muchas veces a un metaforizar libresco que no les pertenece, producto de la comedia humanística y de la tradición petrarquista; quizás un producto de la contienda universitaria que se vivía y de la que los autores de la obra estaban imbuidos. Sin embargo me parece fundamental la observación de Fothergill-Payne, pues los usos de las fuentes así como la latinización de la sintaxis en la obra hay que observarlos en el tiempo textual, pues en una obra dialogada, que se va moviendo constantemente el significado de las sentencias adquiere un significado u otro dependiendo de la posición en que encuentren dentro del discurso individual y por lo tanto general. Ahora bien, una de las grandes novedades de La Celestina es que los autores tejieron con estas sentencias un sinfín de refranes dándoles un valor literario que también tenía su propia tradición, pues desde muy pronto se juntaron en España la corriente culta y popular. En la obra, además de que confluyen dos tradiciones discursivas y literarias, tiene un cambio lingüístico en el modo de expresar ciertas partículas de la lengua, como el castellano en general estaba viviendo, sea el caso de la convivencia de la - f inicial latina con la de la -h; de

la preferencia por ciertos grupos consonánticos o el uso de ciertos vocablos latinos como c liéntula, y las formas de tratamiento que incluían el pronombre tácitamente, tal es el caso de Merced , que es el único sustantivo que no se construye solo con el plural posesivo de la segunda persona, vuestra , sino también con el singular . Y aunque los rasgos arcaicos de la lengua pueden notarse más en el primer acti, estos se encuentran por toda la obra, asimismo el significado variable o nuevo que habían adquirido algunas palabras tópicas de la tradición amorosa, tales como negocio y fama y un nuevo sentido tergiversado de la partícula honra. Vemos que, como rasgos de la sintaxis latina, el verbo se pone al final de algunas de las oraciones: “ En dar poder a natura que de tan perfeta hermosura te dotasse ”, y en esta misma línea, las consonancias, tales como natura/hermosua , dotasse/alcançasse. Rafael Lapesa dice que en La Celestina confluyen la tendencia sabia de los humanistas y la popular del Corbacho. Esta coincidencia de tradiciones nos ofrece una serie de cuestiones acerca de qué significa la tradición humanística en nuestra obra. Identificación del escrito El fragmento de carácter literario que vamos a comentar pertenece al primer acto de la obra. Es conocido el problema de la autoría en lo que respecta a la obra de Rojas. El propio autor relata en el prólogo del libro que encontró el primer acto y se decidió a continuar con la historia. Por consiguiente, la duda sobre si esa afirmación de Rojas es una licencia del autor , una obra de juventud, o si realmente este primer acto es anónimo sigue siendo un debate abierto. El tema fundamental del fragmento es el amor, a pesar de que este amor es visto desde dos concepciones distintas, existe una comparación coincidente: el amor es un mal, una enfermedad para los dos personajes. Sin embargo, Calisto concibe el amor de manera idealizada tal como hacían los poetas cultos de los cancioneros, Calisto se acerca al amor cortés. Un problema que se les ha planteado a los críticos hispanistas ha sido dilucidar a qué género literario pertenece la obra. Actualmente la hipótesis más admitida es la de Mª Rosa Lida de Malkiel, según la cual La Celestina es una comedia humanística, es decir, una obra dramática destinada a la lectura y no a la representación.

vacilación entre las grafías -s- y -ss-. Así mismo, a finales del siglo XIV, confundieron las grafías de /ŝ/ y /ẑ/ y a principios del siglo XV se confundieron las grafías de /š/ y /ž/. En el caso de las apicoalveolares fricativas, observamos normalmente la diferenciación entre la sorda /s/, representada por s- inicial ( señor, seruiçio, seydo… ), -s final ( bienaventuras, acabeys, cauallos, afligidos… ) o -ss- intervocálica ( assí, viniéssedes, desseada… ) y la sonora /z/, representada por -s- intervocálica ( consigas, perseueras… ). Por último, resaltar la sonora /ẑ/, representada mediante la grafía ç delante -e.-i de forma inicial ( çielo ), intervocálica, sea cual sea la vocal en este sentido ( seruiçio, endereça, coraçon …). En relación con los fonemas labiales /b/ y /β/ debemos recordar que, en la lengua oral, a partir de mediados del siglo XIV, por un proceso de desfonologización, los dos fonemas labiales confluyeron en un solo fonema labial, es decir /b/ y /ƀ/ > /b/, con dos alófonos: uno aclusivo [b] y otro fricativo [ƀ]. Nos encontramos con los fonemas labiales /b/ -con grafía b - ( onbre, ynconparable, bienaventuradas, subido… ) y /ƀ/ -con grafía u y v - ( vertud, esquiuo, diuina, vysión… ), en general se mantiene la distinción previa a la desfonologización de mediados del siglo XIV. En la última distinción, remarcar la utilización de u como consonante v ; al contrario con la vocalización realizada de v. En cuanto al sistema de velares, el fonema velar oclusivo sorde /k/ se representa por mediación de las grafías c + a, o, u ( Caljsto, alcançar, cabsar, loco… ) y qu + e, i ( quién, esquiuo, qué… ). Asimismo, el fonema velar oclusivo sonoro /g/ se representa por mediación de las grafías y g

  • a, o, u ( galardón, ningund, lugar, tengo… ) y el fonema velar fricativo sordo /j/ se representa por mediación de las grafías g + i, e; j + a, o, u ( ingenuo, muger, afligidos… ) También se produce la neutralización de /t/ y /d/ de final de palabra en la grafía - d como en merced < merces, vertud < virtutem y salud < salus. Es de mencionar que las formas con -d empezaron a aparecer sobre todo desde mediados del siglo XV y acabaron de generalizarse a finales de siglo. Finalmente, no podemos dejar sin mencionar el uso de las tildes en las palabras mío/a, coraçón, tú, quiçá sentiríades, más, embié, mí, qué, quién… , ya que su uso es muy significativo, porque el primer caso conocido de tilde en castellano es de 1477. Además, también podemos observar la utilización de las mayúsculas según los criterios modernos: tras

punto ( Mis pensamientos, Por çierto… ), en nombres propios ( Calisto, Sempronio ) o en términos especiales ( Dios ). Nivel morfosintáctico Los sustantivos se presentan con formas plenamente romances, pero plenamente evolucionadas, esto es, ya con disimilación y epéntesis o los ejemplos señor, médicos, diablo, pensamientos, cuerpo, vida… En el caso de onbre, nos encontramos que aún no ha utilizado la forma evolucionada hombre. En cuanto a los cambios en el sistema nominal, prosigue la formación de femeninos mediante la adición de la -a , especialmente en adjetivos, como ocurre en perfecta, rabiosa, adversa… aunque relaciona perfectamente el género hacia el masculino como en maldito, maluado, colgado… En lo que respecta a los adjetivos, el texto presenta gran cantidad, hecho bastante significativo y también se aprecia una colocación todavía medieval en la mayoría de los casos, esto es, pospuestos los especificativos ( dubda ynconparable ) y antepuestos los explicativos ( esquiuo tormento, cuerpo glorificado, intollerable tormento ). Asimismo, es de mencionar la utilización de adjetivos formados a partir del participio pasado como bienaventurada, arrebatada… También es importante el uso de cualidad que se da a nombres propios ( desdichada Tisbe ) En cuanto a los artículos, se aprecia ya el uso del artículo femenino la ante multitud de palabras ( la cama, la desdichada Tisbe, la adversa fortuna… ). Además, no encontramos ejemplos del uso de la estructura enfática de artículo + posesivo + nombre , muy frecuente hasta mediados del siglo XV, hecho que demuestra la posterioridad del texto. En lo referente a los posesivos, se refleja el sistema definitivo que se configuró en el siglo XIV, quedando únicamente las formas mi(s), tu(s), su(s), sin distinción de género, para las posiciones proclíticas ( su estudio, mi paçiencia, tu loco ) y con distinción en la posición encíclica ( orejas mías ). En cuanto a los pronombres siguen apareciendo pospuestos al verbo ( téngolo, sintiríades, alcançase… ). Asimismo, se observan los pronombres personales independientemente al uso del género ( a mí inmérito ), pero sí al número ( yo, tú… ). También es importante señalar el uso del pronombre átono usándose de forma apelativa ( ¡Vete!, te daré… ) Además, encontramos la forma comigo , forma que fue alternando con conmigo hasta finales del siglo XVI. En lo relativo al verbo, debemos mencionar el uso de los verbos haber y tener con significado de posesión se alternaron durante los siglos XII-XV, pero a partir de finales del siglo XV, el verbo haber pasó a utilizarse solo como auxiliar de los tiempos compuestos ( aya

En cuanto al orden de la oración, se observa un orden oracional antiguo, con el verbo al final de la oración ( aueys oydo, manifestar te pudiesse… ) y, por último, comprobamos la anteposición del adjetivo al sustantivo ( los gloriosos santos, del esquiuo recelo… ). Nivel léxico-semántico En este apartado destaca la presencia de cultismos latinos como natura, inmérito, estudio y el mantenimiento de las preposiciones y el artículo unido ( dela, enel… ) Además, también podemos reparar en algunas palabras que aun preservan la forma antigua como coraçon, endereça, fechos, fables… Por otro lado, la inclusión de expresiones enfáticas de origen religioso ( ¡O bienaventurasas…! ), añadiendo intenciones insultantes ( ¡Assí los diablos te ganen! ) de carácter amoroso, con reminiscencias del amor cortés: los gloriosos santos, que se deleytan enla vysión diuina, no gozan tanto commo yo agora en el acatamjento tuyo. Además, los términos abstractos ( hermosura, sacrifiçio, deuoçion…), la abundancia de los epítetos y los adjetivos explicativos ( esquiuo tormento, bienaventurada muerte… ), y los recursos retóricos que encontramos (por ejemplo la personificación o la metoimia: cierra la ventana e dexa la tiniebra acompañar al triste y al desdichado la ceguedad), están en consonancia con el carácter poético del lenguaje que se utiliza en este texto. Desde este punto de vista, el léxico-semántico, el fragmento se establece en torno a dos isotopías léxicas contrapuestas: el amor y el odio, dando homogeneidad de significado al texto. Así, se encuentra un léxico enfrentado en estas dos vertientes: por un lado, se habla de hermosura, galardín, vysión divina, deleytan , Dios etc.; y, por otro lado, de maldito, diablo , tiniebra, mal , etc. De estos diálogos, entre Calisto y Melibea se derivan palabras que atañen a los sentimientos, como seriviçio, deuoçion, sacrifiçio, viendo el amor como un efecto de entrega al otro. Entre Calisto y Sempronio, se utilizan palabras más desmoralizadoras intollerable, penosa, desastrada muerte, maluado…, resaltando así la relación de enfado. También sería interesante resaltar la mención que hace a los amantes mitológicos Píramo y Tisbe, como ejemplo de ese amor llevado a los límites de la muerte entre ambos, cosa que comparaba Calisto en su historia de amor con Melibea. También habla de dos médicos influyentes -Hipócrates y Galeno- para dar con un remedio a ese dolor que sentía. Por último, es interesante defender la utilización de plebérico corazón que aparece en el fragmento. Se trata de, quizás, una lectura errónea de Rojas u otro copista del original del Antiguo Autor, en el que se leía plethórico coraçón. Además de razones paleográficas, nos basamos en que, junto con su cura

de Antíoco, Erasístrato era famoso por aparecer ridiculizado en los textos galénicos por su atribución de casi todas las enfermedades a la plétora o abundancia de fluidos, para la que recomienda curas que excluían las sangrías. Con pletórico coraçón Calisto se refiere a su propio corazón enfermo de amor. Para encarecer su inigualable dolor, Calisto reta a Erasístrato a intentar sanarlo con sus métodos curativos, como hiciera con Antíoco. Calisto opone a los métodos no cruentos de Erasístrato una sangría suicida en su corazón similar a la puñalada que Píramo se asentó en el pecho. Conclusión Nos encontramos un fragmento en el que se aprecia claramente la ubicación del texto, ya que se encuentra en un momento de transición entre el castellano medieval y el español clásico, de finales del siglo XV más concretamente, ya que se conserva una serie de rasgos medievales, pero con modernizaciones relevantes. Por ello, podemos observar fenómenos lingüísticos más medievales como la presencia de la f - inicial latina ( fazer, fechos ), la colocación de los adjetivos, la utilización del adverbio medieval agora , el uso del pronombre personal comigo , En contraposición, también nos encontramos con fenómenos más modernos como la presencia de la tilde, gran presencia de los adjetivos, la utilización del sufijo - mente , uso del pronombre quien con antecedente personal, el uso de las formas regulares del futuro, la utilización de la forma moderna del orden de los componentes del verbo en los tiempos compuesto (auxiliar + participio), la utilización de los adverbios ni y no y la conjunción e, o una mayor complejidad sintáctica. La lengua de La Celestina tiene aún muchos lugares por descubrir. Fue una respuesta en contra de la afectación latina pero con un sentido más amplio que esta acepción. La lengua en La Celestina refleja muchísimos niveles, y me parece que aunque la forma sea una, el fondo de ésta debe de abrir nuevas cuestiones relacionadas con el engaño al que llevaban los falsos sofismas. Y desde este lugar, observar La Celestina en la historia de la lengua como una posibilidad, como una fuente reverberante que nos sigue hablando desde un pasado que parecería tan lejano, pero que expresaba los modos en que se estaba usando la palabra y con los fines hipócritas con los que se construían las relaciones en pos de una cadena de oro.