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Análisis histórico, socio-cultural y literario de Figuraciones en el mes de marzo de Emilio Díaz Valcárcel, Essays (university) of Literature

Ensayo que trata los temas del contexto histórico y socio-cultural de la etapa formativa del escritor puertorriqueño Emilio Díaz ​Valcárcel y su producción literaria en general. Luego procede a analizar su novela Figuraciones en el mes de marzo.

Typology: Essays (university)

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Teresa López Martínez
Análisis histórico, sociocultural y literario
de Figuraciones en el mes de marzo
de Emilio Díaz Valcárcel
Curso Historia y literatura
Centro de Estudios Avanzados y del Caribe
Diciembre 2011
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Teresa López Martínez Análisis histórico, sociocultural y literario de Figuraciones en el mes de marzo de Emilio Díaz Valcárcel Curso Historia y literatura Centro de Estudios Avanzados y del Caribe Diciembre 2011

I. Contexto histórico y socio-cultural de la etapa formativa de Emilio Díaz Valcárcel: década del cincuenta La etapa formativa de Emilio Díaz Valcárcel (n. 1929) como escritor transcurrió en la década de los cincuenta del siglo XX. En esta década acontecieron un conjunto de importantes cambios en el ámbito económico y político en Puerto Rico. Entre los más notables se encuentran la revisión de las relaciones entre Puerto Rico y los Estados Unidos y la acelerada transformación de una economía agraria a una industrial. La aprobación del Estado Libre Asociado (o ELA) en 1952 marcó una nueva etapa en la relación colonial, determinada por la “unión permanente” y el reconocimiento de la autoridad suprema de la Constitución y de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de Estados Unidos sobre Puerto Rico. 1 Además de encabezar los procesos relacionados a la nueva relación colonial, el gobierno de Luis Muñoz Marín (1948-1964) reajustó el modelo industrial de sustitución de importaciones que había impulsado en los cuarenta, solidificando la importancia del capital estadounidense en el proceso de desarrollo e industrialización. 2 Ambos sucesos, en lugar de lograr una mayor autonomía, profundizaron la subordinación política y económica de la Isla con respecto a Estados (^1) Específicamente en lo relativo a guerra, defensa y servicio militar, relaciones diplomáticas, inmigración y aduana, control de la televisión, moneda y correos; comercio internacional, régimen de pasaporte, seguro social y ley de quiebras. (^2) Lo que en los cuarenta fue un movimiento nuevo tratista de corte populista-nacionalista, asociado a un programa de desarrollo de sustitución de importaciones, durante la gobernación de Muñoz Marín se convirtió en una movida dirigida a la atracción de capital industrial manufacturero externo, tras la creación de la Compañía de Fomento Económico y el programa Manos a la Obra (Quintero, 1980).

exportación de mano de obra barata que eventualmente resultó en el desplazamiento de miles a la metrópoli estadounidense.^4 Lo violento de tales procesos vulneró la sociedad y la cultura tradicional. En el plano socio-cultural, la cultura campesina, tal y como se conocía hasta el momento fue desarticulada y se disolvieron lazos comunitarios centenarios al producirse los movimientos migratorios del campo al arrabal y de éste a la metrópoli. Por otro lado, las antiguas clases sociales, así como sus formas socio-culturales, quedaron afectadas al expandirse la clase media. 5 Esta nueva clase a su vez contribuyó a que se integraran nuevas formas económica y socio-culturales relacionadas a la modernización y el nuevo estilo de vida estadounidense como la cultura de masas, el consumismo y otros. 6 En respuesta a todo ello se solidificó en la Isla una resistencia cultural cuyas esfuerzos se manifestaron en el mundo intelectual, mayormente en el cine, la literatura y las artes plásticas, entre las décadas del cincuenta y el setenta. Esta resistencia se (^4) Este proceso migratorio fue uno de los acontecimientos más destacados de la historia de la década del cincuenta y creó la primera migración de masas por vía aérea en la historia mundial. La mayor emigración en el periodo ocurrió entre el 1947 y el 1957, particularmente a comienzos de la década del 1950. De 1945 a 1955 se trasladaron a los Estados Unidos 429,747 puertorriqueños, un promedio anual de 40,000. Grosfoguel indica que aproximadamente 700.000 puertorriqueños – trabajadores no-diestros de áreas rurales– viajaron a la metrópolis entre el 40 y el 60, donde terminaron en ghettos urbanos con uno de los índices de pobreza más altos en Estados Unidos. (^5) Por un lado, el incremento en los niveles de educación y, por otro, del sector de privado de servicios, además del surgimiento de empresas con estructuras organizacionales complejas y la expansión del sector administrativo en las industrias, crearon las condiciones =necesarias para la expansión del sector social medio. Este crecimiento también se vinculó al aumento de trabajos en el sector público y las concesiones económicas que las uniones lograron obtener para sus trabajadores. (^6) En los cincuenta, el cine, las revistas y la televisión comenzaron a difundir las nuevas formas culturales de los Estados Unidos, como modelo dominante del capitalismo industrial. Este nuevo estilo de vida se concentró en el consumerismo, esto es, en la adquisición de todo tipo de artículos, como uno de los principales caminos para la realización individual. La nueva escala de valores promovida por este modelo, basada en el éxito económico, la abundancia de bienes y la búsqueda del máximo bienestar, entró en colisión con los valores espirituales y culturales tradicionales.

fundamentó en la afirmación de la identidad nacional puertorriqueña, influenciada por la retórica radical de Pedro Albizu Campos y del independentismo de corte antiimperialista, los cuales en sus manos terminaron mezclados con algunas corrientes literarias, artísticas y filosóficas mundiales como el neo realismo social y el existencialismo. Tales cineastas, literatos y artistas plásticos – al igual que sucedió con Díaz Valcárcel – colaboraron en el programa educativo del gobierno de Muñoz Marín, en la División de Educación de la Comunidad (DIVEDCO) del Departamento de Educación, escribiendo, diseñando y produciendo libros, películas y carteles en los cinuebta y sesenta. La Universidad de Puerto Rico estableció otro marco de referencia en el desarrollo cultural de aquel momento. Allí la presencia de escritores y artistas plásticos de otras partes del mundo, específicamente españoles, desempeñaron un rol destacado en la introducción de corrientes mundiales más recientes. Finalmente, otros espacios culturales relevantes fueron el Ateneo puertorriqueño, donde se celebraron numerosos certámenes literarios y plásticos, y la revista Asomante , dirigida por Nilita Vientos Gastón. En los sesenta la Universidad de Puerto Rico continuó jugando un rol destacado en el mundo cultural. Algunos de sus estudiantes, por ejemplo, fundaron la revista literaria Guajana , en torno a la cuál se organizó una corriente de poetas que asumió una “actitud crítica ante la historia, la cultura y la sociedad puertorriqueña”. 7 Este colectivo se rebeló contra las tendencias literarias de la generación anterior (del cincuenta) y recibió influencias de la revolución contracultural latinoamericana e hispana, la cual fue importante en la formación de nuevas generaciones literarias. (^7) Véase Guajana:grupo de poesía , en: http://www.enciclopediapr.org/esp/article.cfm?ref=10091906

caso de Díaz Valcárcel, trabajaron los estragos que la guerra de Corea causó entre sus conciudadanos más desventajados. Dos son las corrientes mundiales que influyeron a estos narradores: el neo realismo social 9 y, en menor grado, el existencialismo. 10 Ello implica que la mayoría de los casos su obra tendió a lo político y entre ellos resaltó la propuesta del literato y artista como intelectual comprometido a tono con la intelectualidad de izquierdista de antes de la guerra –enfocada en la relación del individuo con el mundo social y la descripción de la realidad social moderna. Algunos también buscaron producir sentido de las vivencias personales de personajes cuyo destino estaba fuera de su control. 11 Esto último significa además que, en términos formales, estos algunos comenzaron a incorporar elementos literarios más expresivos, además de prestar mayor atención al lenguaje, aún cuando la fórmula estética que utilizaban siguió siendo neo realista, esto es, clara y precisa, convencional. II. La producción literaria de Emilio Díaz Valcárcel (^9) Antes de la guerra, los realistas sociales mundiales combinaron técnicas modernas con un fuerte sentido nacionalista. En la inmediata posguerra, el neo realismo social renovó su fuerza al convertirse en la ideología y la estética que mejor representaban a los grupos de resistencia cultural de aquel entonces. Estos neo realistas sociales ofrecieron un cuadro de seres humanos enfrentados a las difíciles situaciones sociales tales como campesinos desplazados por la industrialización y el proletariado sometido a condiciones de explotación, al igual que criticaron la enajenación de la vida de la clase media y de las elites burguesas. (^10) A juicio de algunos estudiosos, el influjo de escritores de distintos países también se percibe entre las páginas de sus escritos. Por ejemplo, sus cuentos y dramas (y algunas novelas) quedaron marcadas por las narrativas de William Faulkner, Ernest Hemingway, John Dos Passos y John Steinbeck, este último representante de la corriente realista social estadounidense. Otros mencionan a literatos hispanoamericanos como Miguel Ángel Asturias. (^11) Sus personajes generalmente experimentaban vidas angustiosas y solitarias, sobre todo en la ciudad y en las grandes urbes metropolitanas, como Nueva York.

“Tengo la certeza de que la escritura es una carrera con obstáculos, un oficio terminal del que nadie logra jubilarse" Emilio Díaz Valcárcel 12 A pesar de que los críticos puertorriqueños ubican a Emilio Díaz Valcárcel (n. 1929) en la Generación del cincuenta, sólo una primera fase de su producción literaria corresponde a esta clasificación. Ciertamente sus primeras narrativas –principalmente cuentos– de los cincuenta y los primeros años de los sesenta le dieron rienda suelta a un neo realismo social teñido de influencias existencialistas –en el que prevalece el tono pesimista– y la persecusión de un esquema más bien socio-sicologista. Sin embargo, lo mejor de su trabajo fue escrito cuando, ya un literato en plena madurez, se sumergió entre 1965 y 1975 en el vanguardismo y la corriente contracultural. Este nuevo enfoque conformó una segunda etapa, cuyo enfoque temático y carácter formal es muy distinto al anterior. La primera etapa literaria de Díaz Valcárcel dió inicio cuando en 1958 publicó su primer libro de cuentos El asedio y otros cuentos (Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña ) y, en 1963, salió a luz pública un conjunto de narraciones basadas en sus experiencias en la guerra de Corea bajo el título de Proceso en diciembre. En ambas publicaciones el escritor combina aspectos personales y sociales ligados a dicho conflicto. Profundamente afectado por sus propias experiencias en dicha guerra, da (^12) Tomado de: http://www.emiliodiazvalcarcel.com

destacan asimismo sus esfuerzos como dramaturgo. En 1957 apareció su primera obra teatral, Una sola puerta hacia la muerte , la cual fue televisada en WIPR- TV ese mismo año. Con el transcurso del tiempo también realizó distintas adaptaciones para las tablas de algunos de sus cuentos. En su segunda etapa creativa Díaz Valcárcel cultivó de lleno la ficción novelística. Las novelas de esta fase se diferenciaron de su producción anterior por un acercamiento intensamente innovador, vibrante y crítico. Aquí se muestra preocupado por el sujeto y su subjetividad, la experiencia individual en el mundo contemporáneo, la experiencia más “interna” del exilio y la emigración. Su estilo se torna profundamente “experimentalista” y en él se reflejan corrientes de movimientos literarios internacionales mucho más recientes. Además del creciente influjo del existencialismo, se destacan en esta segundo periodo las influencias de diversas corrientes de la contracultura mundial, 15 como la estética Beat estadounidense, así como su creciente afinidad con otros escritores de diversas zonas del mundo. Se potencia ahora un estilo fuertemente distintivo y una estética híbrida, una mezcla de corrientes de otros medios tales como los movimientos estéticos y plásticos modernos –la pintura, por ejemplo– así como el jazz. Resalta más su conexión con las sensibilidades de un Jack Kerouac o un Julio Cortazar, que con las de un (^15) La corriente contracultural problematizó los postulados de la vieja ideología de compromiso social de la inmediata posguerra. Dicha contracultura fue la manifestación de una generación de tendencia antipositivista que no creía en los mitos del progreso y los adelantos científicos, que alentaba la resistencia al consumo y la cultura de masa impulsados por el capitalismo, pero que tampoco creía en el optimismo, la fé en el progreso y en el futuro que propulsaban la izquierda de la inmediata posguerra. Van a resistirse a las imperativos de la vieja resistencia y sus esquemas literarios realistas. En fin, fue una corriente de inconformidad con los proyectos políticos y socioculturales hegemónicos que se manifestó a través de su arte.

Díaz Alfaro o un Steinbeck, como tal vez pudo haber ocurrido anteriormente. Otras influencias relevantes en este periodo mencionadas por distintos estudiosos son Horacio Quiroga, Albert Camus, Maiakosky, Malcolm Lowry y Witold Gombrowicz. En este sentido, el escritor se incorpora a las filas de un escaso número de intelectuales, artistas y literatos puertorriqueños que ya a mediados de los sesenta habrán superado la polémica entre el nacionalismo y el internacionalismo propia de su época y habrán abandonado la retórica neo realista. 16 Dichos escritores continuarán poniendo en entredicho, de acuerdo a Carmen Dolores Hernández, el proyecto muñocista y sus consecuencias sociales y culturales (81), pero echando a un lado la retórica nacionalista que caracterizó a los de Generación del cincuenta o a los que siguieron bajo su influencia en los sesenta y setenta. Trasciende en la obra de este puñado de escritores un sentido mucho más dramático y complejo del lenguaje y de su función significativa. Díaz Valcárcel escribió primeramente la novela Inventario , la cual no fue publicada hasta más tarde, en 1975, cuatro años después de Figuraciones en el mes de marzo. Inventario , explica Joset, supera en complejidad estructural y en juego temporal a El hombre que trabajó el lune s, pero aún en ella los elementos innovadores que caracterizarán a Figuraciones en el mes de marzo (38) están en evolución_. Inventario_ trata sobre el vacío que experimenta Germán Ramos ante la sospecha de que ha vivido su vida en vano. El autor presenta el independentismo, en el marco del choque entre el nacionalismo albizuista y el muñocismo, como la forma de redimir al personaje. Como en (^16) Entre algunos de estos se encuentran Pedro Juan Soto, José Luis Viva Maldonado y Francisco Arriví, quienes son seguidos por Luis Rafael Sánchez.

Lo que más sobresale en esta novela es su abandono del neo realismo, el cuál sustituye por un código literario totalmente anticonvencional, en el cual resaltan estrategias literarias innovadoras tales como la intertextualidad y intratextualidad, la fragmentación de los tiempos, la multiplicidad de puntos de vista, la abolición de las normas gramaticales y/o literarias, las adiciones de elementos ajenos a la literatura y otros (248). Su marca distintiva, lo que Joset llama “ el sentido figurado del lenguaje” así como los juegos lingüisticos, aquí se desarrollan plenamente y se convierten en la estructura misma de su novela. Con Figuraciones en el mes de marzo el escritor rebasa el ámbito insular para insertarse en el Boom latinoamericano y la nueva novela del Caribe. Los autores del Boom –Julio Cortazar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Severo Sarduy y otros, casi todos escritores de la izquierda que en los sesenta representaron la ofensiva contracultural latinoamericana– formaron parte de una generación de escritores más reciente que desarrollaron un lenguaje poético combinado con la experimentación moderna para reflejar muchas de las experiencias contradictorias de la modernidad latinoamericana. La influencia de estos escritores del Boom fue crucial en la formación de autores caribeños hispanos como Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy quienes, en combinación con los puertorriqueños Pedro Juan Soto, Luis Rafael Sánchez y el mismo Emilio Díaz Valcárcel, fueron pioneros en el desarrollo de la “nueva novela del Caribe”. Estos autores establecieron una nueva manera de articular la identidad caribeña, rompiendo con la propia tradición literaria en los sesenta y setenta. Dichos autores se valieron de un

lenguaje contemporáneo y de estructuras novedosas en el tratamiento de los temas de su región y sus propios países. En Harlem todos los días (1978), Díaz Valcárcel da continuidad a la tónica (vanguardista), las normas de composición, así como los procesos discursivos de la lengua y los juegos de palabras concretados en Figuraciones para dar cuenta del problema del exilio y de la identidad cultural de los emigrados, el estado síquico de los migrantes puertorriqueños en la gran metrópoli y de los puertorriqueños nacidos en Nueva York. A la vez hace una exposición de las múltiples hibridaciones lingüísticas que ocurren entre los distintos grupos de emigrados a la metrópoli estadounidense (específicamnte entre el español y el inglés, además de otras lenguas). La docilidad conformista y el puerilismo resaltan en Mi mamá me ama (1981), su próxima producción y novela más exitosa. A ésta le siguieron Dicen que de noche tú no duermes , Taller de invenciones y Laguna y Asociados (1995), todos ellos textos en los que el autor continua valiéndose de los juegos de palabras, la parodia, el humor, los cambios de códigos literarios y otros recursos que le llegarán a caracterizar. Entre otros títulos publicados por este autor se encuentran El mejor de los dos mundos y Taller de invenciones. En 2002 la Editorial Alfaguara le publicó una antología de Cuentos Completos y en 2007 salió su libro El dulce fruto. Actualmente Díaz Valcárcel, todavía productivo a los ochenta y tantos años, da los últimos toques a una novela que lleva trabajando desde hace años. IV. Análisis de la novela Figuraciones en el mes de marzo

imaginación. Finalmente, huyendo del exceso de realidad que para él representa la contemporaneidad, el personaje se refugia en un armario, enterrado bajo ropa sucia. Con este acto simbólico, Eddy renuncia a su propia función de escritor. Vale la pena aclarar que de esta manera Díaz Valcárcel inscribe además su abandono del discurso neorealista y patriarcal de la tradición puertorriqueña. A través de la novela Eddy se pasará enviando el mismo manuscrito con cambios de nombres a distintas editoriales, el cual será rechazado repetidamente por sus editores. De acuerdo a Joset: Los cambios de titulación de su libro de cuentos, primero Las noches insospechadas (p. 24) luego Las noches inconclusas (p. 51) y Las noches insostenibles (p. 116) de nuevo Las noches insospechadas (p. 158) son indicios no sólo de la inestabilidad mental del autor sino de la enfermedad verbal que padece (77). Leiseca representa al escritor puertorriqueño de corte nacionalista cuya razón de ser primordial consistía en el enfrentamiento de la sociedad estadolibrista y su particular proyecto de modernidad durante el periodo muñocista. Además representa al letrado canónico quien ha colapsado moral y síquicamente tras la pérdida de su dirección del proyecto nacional, el cual encabezó desde la década del treinta, en opinión de Luis Felipe Díaz (130). Representa, pues, al intelectual comprometido y crítico que queda marginado e impulsado al exilio voluntario tras la cancelación del proyecto muñocista al ascender la ideología asimilista tecnocrática en Puerto Rico y triunfar el anexionismo a partir de

  1. Igualmente Eddy es emblema del escritor que, aunque persiste en su proyecto crítico, termina aplastado por la incontenible torrente masmediática de la realidad del

capitalismo industrial. En fin, es el escritor de la Generación del cincuenta en pleno estado de desarraigo, en el medio de una grave crisis filosófica y existencial. Establece Joset que recurren en esta novela ciertos recursos literarios –imágenes o metáforas más bien– a saber: el exceso de realidad, la asfixia y el aislamiento, que funcionan como piezas claves en la organización textual de la novela. Estos también son los estados de ánimo que mejor describen las situaciones que tanto el autor como su personaje experimentan en la Isla antes de su llegada a Madrid. No obstante, Eddy también les trasplanta a España, donde no consigue escapar de ellos. Eduardo (Eddy) Leiseca es un sujeto colmado por un exceso de realidad, una relacionada a la experiencia de la modernidad urbana, mediada por la publicidad, las interacciones comerciales y la cultura de masas. Este exceso es multiplicado por la superabundancia de textos de todo tipo que acechan al individuo contemporáneo. Dicho exceso de realidad le desborda pero igualmente le sofoca. Inicialmente el personaje de Eddy se refugia en Madrid porque todo en la Isla le asfixia: los tapones, el aire sucio de la ciudad, la situación social y política, pero sobre todo, el estado colonial. Sin embargo, la asfixia le persigue también en Madrid, donde no logra escapar de la ciudad y sus signos, ni de la marginación que sufría en la Isla, agravada por la marginación que padece un escritor de la periferia, al no poder trascender su propia condición de colonizado y subordinado mundial. La asfixia que Leiseca padece deriva también del sometimiento del escritor y su escritura a a las determinaciones del mercado y a las grandes editoriales, a causa del capitalismo industrial, nos explica Joset. Tal sensación se expresa en múltiples ocasiones durante el transcurso de la novela, y se

síquico de Leiseca se inscribe el personaje de un viejo que conoce años antes en el autobús en San Juan, quien de acuerdo a Joset, no es sino una visión de sí mismo que Eddy ha proyectado hacia el pasado (74). El exilio como metáfora de la experiencia sin fronteras, desnacionalizada, provoca que Eddy viva a medias entre la realidad y la locura, entre el adentro y el afuera (entre el ser y la realidad). Asimismo, el exilio determina una experiencia marcada por choques y cambios de códigos lingüísticos, en este caso entre el español metropolitano y el isleño. El tratamiento del lenguaje además aquí expresa el cambio que presenta un discurso interferido por la misma realidad del lenguaje. Nos explica Joset que la experiencia del exilio voluntario en Madrid, más su encuentro con escritores exiliados, impulsó a Díaz Valcárcel a romper con las “severas reglas narrativas que había seguido hasta el momento” y que caracterizaban a los escritores de su propia generación. Buscaba, explica el mismo Díaz Valcárcel, crear una “obra abierta” mediante distintas estrategias como la simultaneidad de planos y otros recursos literarios innovadores mencionados anteriormente. Con el fin de enviar “al infierno la gravedad” de los escritores isleños también trabajó con recursos tales como la ironía, la parodia y la autoparodia, el humor, así como la hipérbole y otros elementos poéticos (Joset 63). Si entendemos el término “figuración” como invención o creación imaginativa, el título de esta novela precisamente indica que su elemento más fundamental es la escritura misma, ya que el acto de escribir y la comunicación escrita son el elemento estructural más primordial. En ella el autor realiza un verdadero inventario de las formas de la

escritura. Intercala distintas voces textuales: personales, oficiales, publicitaria, por ejemplo, con distintas claves desde la popular y culta hasta masmediática. Resalta su cambio de códigos, por ejemplo, en su utilización de diálogos publicitarios burlescos o el lenguaje falso y enajenado de las revistas de farandula y aristocracia que lee su esposa Yolanda. En algún momenta llega, incluso, a reproducir las incoherencias que todo este influjo produce en su propia mente. La acción misma se desenvuelve a través de la presentación de diversos materiales impresos y textuales como las cartas y facturas que reciben los personajes principales, los recibos de compras que acumulan, los anuncios y artículos que leen, los pronósticos adivinatorios que consultan y otros. Todo ello se combina – a modo de collage –con los diálogos que llevan a cabo los dos protagonistas principales, así como las fugas y retornos a la realidad que originan de la mente de Leiseca. Tal recurso, si bien no es algo completamente original, lo que tiene de peculiar es la manera en que Díaz Valcárcel le utiliza. Al respecto dicta Joset que: La verdadera originalidad de Figuraciones en la narrativa hispanoamericana del decenio 1965-1975 no estriba, por lo tanto, en la creación de nuevos procesos del relato, sino en su agotamiento. El exceso engendra la entropía.” (71).